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Nadie se preocupó por los sentimientos del joven sin fortuna. Mucho menos pensaron lo que por su mente surcaba en ese momento, ni el porqué de sus acciones, tampoco el de sus temores.

Nadie se preguntó porque el pobre Hoseok a esas almas confundió. No fue su culpa. Pobre siervo, jamás pensó que un pequeño error desataría grandes problemas para su Dios y su mundo.

Era tarde para cuando se dio cuenta de su pequeño grande error. Entendió el peso de su perdición después de aquel grito cargado de furia y del Dios de la fortuna que le daría su final desafortunado.

Hoseok era un siervo cuya alma fue salvada de un Dios en específico, servía a éste y le debía su alma. Cuando YoonGi lo vio en aquella casa donde el maltrato era su vida diaria aunque lo negara a su corazón doblegó y cuando su tormento acabó a su alma él salvó sin siquiera chistar.

El Dios era benevolente.

Desde entonces ha servido a dicho Dios, y en su mejor amigo él se convirtió.

¿Cómo sucedió? Esa es otra historia que en detalles entraremos cuando sea necesario.

Llegando al presente, al ser HoSeok siervo del Dios sus deberes debía cumplir y de los detalles y encargos él debía encargarse. Una orden se le fue dada, solo una en específico ese día, la más importante en la vida del Dios y en el camino del siervo; buscar el alma prodigio en el templo de las almas doradas.

Esas almas son de suma importancia para los Dioses, pues son futuras armas y escudos que les servirán sin importar qué para lo que sea. Claro, las almas doradas son las únicas y más importantes para los siete Dioses de la fortuna.

Cuando YoonGi lo envió él simplemente asintió y emprendió camino hacia el templo con precaución. Estaba nervioso obvio que lo estaba. Pero no precisamente por el hecho de un alma buscar. Más bien por alguien que en dicho templo se encontraba y que hacía que sus visitas fueran lo más rápidas y concisas posibles. A él no le encantaba la idea de ser acosado incluso después de muerto.

-El grandioso y maravilloso siervo ha llegado a su destino -habló con burla aquella voz que tanto a HoSeok le molestaba. Movía su cola de un lado a otro. Como la molesta híbrido que era. El chico solo caminó sin prestarle tanta atención.

Subiendo las enormes escaleras de oro HoSeok siguió su camino escalón por escalón hasta que estuvo en la gigante entrada de barrotes dorados. El lugar era de encanto con bases inmensurables y columnas tan grandes que subían perdiéndose en el cielo. Tenia formas plasmadas en las rejas doradas donde se podía ver todo a través de ellas, las nubes, el cielo y un mundo bajo sus pies. Tenía formas alegóricas en las rejas y en la punta del templo unas alas color oro sobresalían mostrándose imponentes desde cualquier ángulo. El siervo amaba eso pero recordó que no quien cuidaba del templo.

-Y el estúpido mediocre guardián no puede a su boca callar. -atacó el siervo caminando lento hacia la entrada mostrando en su mano el sello que representaba a su Dios.

-¿Vienes acaso a devolver tu existencia?

-Deberías decirle a tus neuronas que soñar no cuesta nada, Lisa. -Hoseok sonrió ladino antes de rodear su cuerpo y luego seguir su camino hasta el pasillo que llevaba al centro del templo, específicamente al que tenía una fuente de oro en el centro.

-Vamos, no seas tan aburrido~

-Lisa, deja tus cosas para después. ¿Está bien? Tengo prisa -el siervo quitó los brazos de la chica que rodeaban su cuello. Ella volvió a rodearlo sin importarle mucho que él la manoteara sin cuidado.

-Uh, pequeño siervo no desesperes -y depositó un sonoro beso en su mejilla derecha dejando su cuerpo después para dirigirse a la fuente y tocar el agua dorada que corría en ella. El agua paró de repente abriéndose en dos y dejando ver un domo de cristal que ascendió desde dentro de la fuente -. Vienes por el alma dorada de YoonGi, supongo. Debo admitir que me costó bastante resguardar esta alma en específico, aquí entre los dos varios Dioses estuvieron a punto de sobornarme para que se las diera pero bueno, sabes que soy fiel a mi trabajo y de enterarse YoonGi estaría más que desparecida. -el siervo rodó los ojos de brazos cruzados esperando a que su parloteo acabase. - ¿Sabes cada cuánto un alma prodigio se encuentra? No, no sabes pero te diré; cada doscientos años. ¡Y yo encontré esta! Merezco un reconocimiento, dile eso a tu Dios. ¿Recuerdas cuál es su nivel?

-Sí, lo recuerdo. Ya puedes irte, deja de molestarme Lisa.

-Ah, pero si no puedo irme. Soy la guardiana, ¿Lo olvidas cariño?

Ella y su estúpida manía de coquetear directamente en sus narices. Por eso la odiaba. Le parecía irritante la manera tan descarada en que lo atacaba.

¡No la soportaba!

Ella le abrió paso y el siervo de cabello grisáceo se acercó a la fuente que mantenía sus aguas estáticas.

-Algún día vendrás rogando por una oportunidad, pequeño siervo. -agregó ella. Lisa, la híbrido de dragón que soltaba suspiros por un siervo y hechicero que algún día terminaría correspondiendo a sus sentimientos. O al menos así quería pensar ella.

Hoseok solo rodó los ojos recitando la frase que desbloqueaba el sello que mantenía oculta la caja de cristal donde se hallaba el alma prodigio. En el domo transparente sobresalía un corto muro de concreto de forma vertical sosteniendo dos pequeñas cajas encadenas con sellos negros y azules en su centro. Uno con diferente sello que el otro. Y el segundo irradiaba un débil rojizo casi imperceptible que pasaba a un azul intenso después.

Habían dos. Eso no lo esperaba.

Él sabía el sello y símbolo de su amo.

-¿Porqué hay dos? ¿No se suponía que YoonGi-sama había pautado que su alma fuera únicamente entregada hoy?

Ella se encogió de hombros y después dijo:

-La otra es del Dios de la guerra. Estaba desesperado cuando pidió que no podía ser otra alma u otro día para ser entregada a él. Al parecer quiere un nuevo siervo. Yo solo cumplo órdenes y el Dios de la fortuna no tiene privilegios aunque sea alguien importante. Ya sabes como es el Dios menor, un prodigio también.

-¿Un siervo el Dios de la guerra? ¿Esas almas no deberían estar en el templo de cristal?

Las almas blancas son las de menor rango, ¿Porqué un alma blanca estaría en el templo dorado?

-¿La ves blanca? -el otro negó -. Entonces si está aquí es porque es dorada y punto final.

Los sellos eran diferentes para cada santuario porque cada Dios era representado por uno. Así que cuando el domo se abrió dejando ver el sello azul de su amo y HoSeok tomó el de la izquierda no supo porqué o qué hizo que la caja se iluminara ferozmente para acabar cegándolo a él y a la guardiana.

-¿Y eso fue? -cuestionó después con la caja del sello azul y lazos rojos que seguía en su mano.

-No me preguntes yo solo las cuido. - se encogió de hombros la peliverde mientras volvía a tocar la fuente que se cerró y corrió sus aguas nuevamente haciendo que el sonido resonara lejano a oídos de HoSeok.

El siervo de cabellos grises sintió un escalofrío correr su cuerpo cuando ella sonrió y él abandonó el templo haciendo desaparecer la caja entre sus manos mientras descendía al santuario del Dios.

A continuación después de llegar al santuario el siervo saludó alegremente a la guardia que custodiaba el santuario de su Dios y las grandes rejas azules se abrieron dando paso al siervo y mano derecha del Dios de la fortuna. El santuario del este era el santuario más prestigioso y venerado de los cuatro santuarios correspondientes a los puntos cardinales. En el frente el dragón de agua custodiaba la entrada entre las aguas zafiro brillantes que rodeaban el principio del lugar dispuesto a atacar a quien no perteneciera allí. Junto a él, a un costado, el gran árbol dorado levitaba con fervor y belleza que en su base era rodeado por un círculo de oro manteniendo apresadas sus raíces azules que derramaban con lentitud las aguas donde el mítico dragón se sumergía. El siervo mostró su sello en su hombro izquierdo y la bestia se sumergió haciendo que el agua en dos se abriera para dar paso a los escalones que dirigían al santuario.

Era un palacio. El Dios de la fortuna era sin duda el más venerado.

Pero lo que HoSeok no se imaginó fue un error le podría costar su existencia. Él era el mejor amigo de su Dios pero también su siervo y eso lo confirmó cuando dejó la caja de cristal en la mesa azul a vista de su amigo y amo.

-¿Podrías explicarme qué es esto?

Hoseok tragó duro.

-T-tu... ¿Alma Dorada?

-Mi alma Dorada no es un chico con labios pomposos y estatura promedia. -De la frente del Dios una vena relució. Estaba enojado, mucho más que eso. El siervo cayó de rodillas a sus pies.

-¿No es? ¿Cómo puede ser eso posible? Yo mismo la he visto, era tu sello Amo.

-¿Ahora sí me llamas amo? -no tenía paciencia estaba a punto de acabar con la pobre existencia del desafortunado siervo. -HoSeok, te lo repetiré una vez más. ¿¡QUÉ ES ESTO?! ¿¡DÓNDE ESTÁ MI MALDITA ARMADURA?!

La voz del Dios de la fortuna en todo el palacio se escuchó hasta oídos de Dioses menores la palabra resonó y con miedo y arrepentimiento el siervo caminó hasta el cuerpo desnudo de un chico rubio que aún dormido destelló. Su cabello, y en específico la parte derecha de su hombro.

-N-no sé n-no sé qué sucedió era tu marca YoonGi- Sama.

-Cierra la maldita boca.

No había escapatoria, era alma muerta. Era de esperarse que su amo al mundo de las almas olvidadas lo tirara. Él no le importaba que fuese su mejor amigo, seguía siendo su siervo. Y era siervo muerto.

-Es demasiado tarde. -asevera el Dios con las manos en su rostro.

-El... sello...

En la parte derecha del hombro desconocido una sello relució, aquella peculiar marca que identificaba al Dios de la fortuna y sus siervos. Aquella marca que era irreversible una vez un Dios la tocase.

Maldijo el día en que recogió el alma de su "mejor amigo"

-Y-yo en verdad, en verdad lo siento YoonGi. Ella, em- ella me estaba sofocando y entonces cuando tome el...

-¿Te di permiso de hablar? -el menor negó -Un trabajo, Hoseok. UN MALDITO TRABAJO tenías que hacer.

-A-amo n-no... -un paso retrocedía y dos el Dios daba, uno, dos, uno, dos hasta que el siervo fue acorralado entre la pared y el Dios quedando centímetros entre sus rostros -¡PERDÓNAME!

El de cabello gris escondió su rostro entre sus manos casi llorando cuando el Dios habló de nuevo.

-No te haré daño, siervo. -escupió YoonGi desviando la cabeza. -Pero una semana - lo vio fijamente tomando su mentón, al menor le temblaron las piernas y se preparó para lo peor -. Una semana te quedarás en el mundo de las almas olvidadas. No objeciones, no más errores. Eres mi mejor amigo, pero si cometes otra estupidez, olvídate de mí.

-¡Si! ¡Por supuesto que sí, YoonGi-Sama!

El Dios de la fortuna jamás podría hacerle daño a los suyos. Menos a su mejor amigo.

-Ah, y otra cosa. -regresó sus pasos -Cuando regreses resolverás este problemita. No sé cómo pero tendrás que pensar una solución mientras visitas a tu amiguito allá entre las olvidadas. -Y una luz rodeó a Hoseok despareciéndolo al instante.

-Menudo problema en que nos metiste, HoSeok -dijo el Dios de la fortuna viendo al pequeño cuerpo ser recogido por sus sirvientas. -Un siervo, un maldito siervo que no necesito.

HoSeok por su parte agradecía ser súbdito de la fortuna pues un error así era irreparable y no había solución para dicho acontecimiento. Suspiró no sabiendo muy bien lo que había sucedido en el templo de las almas Doradas.













Eh, aquí Katsu uwu con un nuevo proyecto ¡Espero les guste!

Quiero aclarar que este NO es el primer capítulo. Solo una introducción pequeña. Les tengo una ficha de personajes pero se las subo cuando tenga wifi y Venezuela no sea tan kk.

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