Capítulo Uno
El sudor brillaba sobre la piel de Jungkook, y una gota rodó por su espalda. A Taehyung se le hizo agua la boca, este era el momento favorito del día de Taehyung. Se suponía que era su hora de estudio. En cierto modo, lo era, excepto que, en lugar de estudiar para su próximo examen, Taehyung se dedicaba a memorizar cada centímetro del cuerpo de Jungkook. Se le escapó un resoplido. Afortunadamente, el sonido de los puños, los rodillazos y las patadas de Jungkook golpeando el saco de boxeo ahogó el ruido. Taehyung ya conocía cada detalle del cuerpo de Jungkook. Probablemente podría dibujar al hombre basado solo en su memoria. En la oscuridad. Con los ojos vendados. Jungkook era el compañero de cuarto de Taehyung. Bueno, "compañero de cuarto" podría ser una exageración, considerando que Jungkook era un millonario mientras que Taehyung se hallaba en la ruina. Aun así, vivían juntos. Taehyung optaba por no presionar demasiado en la semántica del arreglo.
Cada día, después de su última clase, Taehyung llegaba allí para recibir un aventón a casa en compañía de Jungkook. Él tenía un auto propio, pero si elegía usarlo, extrañaría esto. Todos los días, Taehyung se sentaba en el mismo lugar, con un libro en mano y añorando lo que nunca podría tener. Jeon Jungkook era un campeón de la MMA de peso semipesado. Le llevaba catorce años a Taehyung, tenía más dinero del que Taehyung jamás podría soñar tener, y ningún interés evidente en nada más allá que pelear. Taehyung no era nadie. Era un estudiante universitario cuyo hermano le había encontrado un lugar para quedarse en un estado donde no conocía a nadie. Vivir con Jungkook era el cielo y el infierno. Taehyung lo deseaba. Y nunca sucedería. Los duros músculos de Jungkook se tensaron y rodaron con cada movimiento que hacía, Taehyung se sorprendió viendo mantener el ritmo de golpes a Jungkook. Puño. Uno. Dos. Patada. Tres. Cuatro. Rodillazo. Cinco. Seis. Contraatacar.
Jungkook se giró y lo sorprendió mirándolo. Los ojos azul claro brillaron con buen humor, los músculos del estómago de Taehyung se apretaron con deseo ante esa visión. Los sensuales labios de Jungkook se elevaron en las esquinas. —¿No se supone que deberías estar estudiando?
Jimin reclamó la silla vacía al lado de Taehyung. —¿Irás a Las Vegas éste fin de semana con Jungkook para ver su pelea?
—No estoy seguro —dijo Taehyung, metiendo el libro en su bolso—. No hemos hablado de eso —Eso sonaba mejor que admitir que Jungkook no lo había invitado. —Deberías venir conmigo.
Taehyung se congeló a mitad de cerrar la cremallera de su mochila. Jimin no era un tipo feo. Su cabello oscuro perfectamente peinado, sus ojos color miel y su cuerpo esbelto eran francamente asombrosos. De hecho, la mayoría de la gente probablemente mataría por una invitación como esa, pero Taehyung no estaba seguro de cómo tomárselo. Taehyung nunca había ocultado el hecho de que era gay, pero no alardeaba con exactitud dentro de un club de lucha lleno de tipos heterosexuales.
Taehyung mantuvo la mirada fija en sus manos mientras terminaba de cerrar la cremallera de su bolso. —Um. ¿A qué te refieres?
El tono de Jimin cambió cuando respondió, volviéndose más sensual. —Pensaba que podría pasar por ti —dijo Jimin, sin dejar lugar a dudas acerca de sus intenciones—. Podríamos ir a ver la ciudad después, y tu podrías quedarte conmigo.
Wow.
Taehyung no sabía qué decir. No solo lo tomaba por sorpresa, sino que Jimin no era Jungkook. Era gracioso cómo el corazón de Taehyung se negaba a renunciar a la fantasía de Jungkook, incluso cuando se presentaba una oferta igualmente sorprendente.
—O podríamos olvidar lo de ir a ver la ciudad —dijo Jimin, modificando su oferta—. Y podrías simplemente quedarte conmigo.
—Pero, qué diablos dices —gruñó Jungkook, apareciendo por encima del hombro de Jimin. Su expresión era furiosa. Taehyung nunca antes lo había visto enojado. Ahora lo estaba. Había una línea entre los ojos de Jungkook, y brillaban con rabia apenas reprimida—. Taehyung no arruinará su vida al mezclarse con cualquiera de los hijos de puta inútiles de este edificio.
El habitual buen humor de Jimin nunca se esfumó, ni siquiera debajo de la evidente furia de Jungkook. —Maldición, Jungkook. Dime cómo te sientes realmente. Deberías dejar que el chico salga a divertirse por lo menos un fin de semana.
Taehyung no podía dejar de mirar del uno al otro. Nunca había escuchado a Jungkook decir nada más que elogios respecto a su familia de peleadores.
Pero él no mordió el anzuelo. —Vámonos, Taehyung.
Taehyung se levantó, decidido a seguirlo hasta la puerta.
Jimin agarró su mano antes de que pudiera escapar. —Piensa en mí oferta. Aquí está mi número —Un trozo de papel apareció en la mano libre del hombre. Taehyung lo alcanzó y el pulgar de Jimin le rozó la muñeca. Una chispa inesperada subió por el brazo de Taehyung tras ese movimiento—. Hazme saber que decides.
—Vámonos, Taehyung —Lo llamó Jungkook sin mirar atrás.
La mirada de Taehyung se movió entre Jungkook y Jimin. Tal vez sí iría. Era obvio que Jungkook pensaba que Taehyung no era capaz de manejar su vida con otro hombre. Taehyung no era tan tonto, pero era agradable sentirse deseado. Jungkook nunca lo desearía y eventualmente, Taehyung tendría que aceptarlo.
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Con la mirada fija en la carretera, Jungkook estaba enfurecido. Maldito Jimin. No podía creer las agallas de ese idiota. Taehyung se había estado apareciendo en Powerhouse Training después de las clases. Y todos allí sabían que Taehyung le pertenecía. Bueno, tal vez "pertenecer" era ir demasiado lejos, pero los muchachos sabían que Taehyung estaba fuera de los límites. No podían meterse con él, no podían mirarlo, y muy seguro que no podían intentar salir con él. El problema era que Taehyung era demasiado bonito para su propio bien. Su cabello oscuro siempre estaba perfectamente peinado. El tipo parecía que le dedicaba bastante tiempo a su apariencia. No ayudaba que tuviera los ojos grises inusualmente enmarcados por pestañas largas y oscuras y una piel perfecta. Parecía un maldito ángel. Excepto por los labios de Taehyung. Esos estaban hechos para el pecado. Jungkook mentalmente deslizó una mano sobre sus pensamientos, borrándolos. Taehyung era demasiado joven para las ideas que les provocaba a los hombres. Mierda. Era demasiado joven para la forma en que Jungkook lo deseaba.
—¿Estás bien?
Jungkook apartó la mirada de la carretera el tiempo suficiente para mirar en dirección a Taehyung. —Sí. ¿Por qué?
Taehyung se encogió de hombros. —No lo sé. Tu mandíbula se flexiona como si estuvieras enojado.
La preocupación en el tono de Taehyung hizo que Jungkook contara hasta diez en su cabeza. No era culpa de él que Jungkook fuera un pervertido. Si Seokjin todavía estuviera vivo, patearía legítimamente el trasero de Jungkook por los pensamientos impuros que tenía acerca de Taehyung cada segundo del día. —Estoy bien. Simplemente me preparo mentalmente para la pelea de este fin de semana, eso creo —Le dedicó una sonrisa a Taehyung, esperando que no pareciera ni la mitad de lo salvaje que en realidad me sentía—. Lo siento, ¿Qué quieres para cenar?
Taehyung no respondió de inmediato. Cuando finalmente habló, su voz sonaba forzada, como si le preocupara decir algo incorrecto y hacer que Jungkook volviera a enojarse. —¿Me lo dirías? Si algo anda mal... me refiero.
—Por supuesto —La mentira salió con tanta maldita facilidad de la lengua de Jungkook que lo sorprendió incluso a él.
—Bien.
Una larga y sonora letanía de maldiciones resonó en la cabeza de Jungkook. Taehyung sonaba triste. —Podemos pedir pizza —Ofreció, con la esperanza de aligerar el ambiente.
—No puedes comer pizza por otros tres días —La risa en la voz de Taehyung alivió la presión en el pecho de Jungkook—. Sin embargo, haré un trato contigo. Si ganas, te compraré la pizza más grande que vende Second Home Pizzas de Nueva York.
Ante la mención de la pizzería favorita de Jungkook, su estado de ánimo se aligeró aún más. Taehyung lo conocía mejor que nadie. Esa era una de las razones por las que Jungkook no podía entender cómo Taehyung no se había dado cuenta de que él cambiaría todo lo que poseía para verlo actuar de la forma en que lo miraba. Todos los días, Taehyung lo veía entrenar. Y cada día, se hacía un poco más difícil ignorar la forma en que la mirada del hombre acariciaba su piel. Era adictivo. Nadie lo hacía sentir tan poderoso. Necesitaba hacer que Taehyung sintiera al menos una cuarta parte de la felicidad que él sentía.
—¿Te gustaría acompañarme a Las Vegas? No había preguntado porque pensé que tal vez tendrías mejores cosas que hacer que estar atrapado conmigo mientras hago toda la mierda previa que se requiere antes de la pelea.
Taehyung no respondió de inmediato. Cuando lo hizo, habló despacio como si estuviera midiendo cada una de sus palabras. —Me encantaría ir si de verdad me quieres allí y que no me estés preguntando solo porque no quieres que vaya con Jimin. Obviamente, realmente no conozco al tipo, y tú sí, así que estoy seguro de que tienes tus razones —Taehyung lanzó un gimoteo bajo. El sonido agitó la polla de Jungkook—. No sé qué es lo que estoy tratando de decir. Es como lo que dijiste antes, tu estarás ocupado con las entrevistas y pesajes. Si no me quieres allí, no quiero que te sientas obligado a llevarme contigo. Ya haces demasiado por mí.
Jungkook sabía que Taehyung se sentía incómodo con lo dependiente que era de él. La cuestión era que todo era intencional. Se había apoderado deliberadamente de la vida de Taehyung. Taehyung era la única persona sin la que Jungkook no podía vivir. Como no podía decirle eso, finalmente optó por una verdad alternativa. —Eres mi mejor amigo, Taehyung. No hay un momento en el que no te quiera cerca de mí. Sé que te gusta ir a mis peleas, pero no me gusta hacerte sentir obligado a estar conmigo todo el tiempo. Es mi trabajo.
Una risa suave y sexy vino del lado del auto de Taehyung, golpeando a Jungkook en el pecho. —Ahora que hemos establecido que no estamos obligados el uno con el otro, me encantaría ir contigo.
Sin pensarlo, Jungkook acercó la mano y entrelazó sus dedos con los de Taehyung. No era la primera vez que se tomaban de la mano. Por naturaleza, Jungkook era una persona impulsada por los sentidos. Se sorprendía tocando a Taehyung la mayoría de las veces. Taehyung lo aceptaba sin darle mayor importancia. Y cuanto más Taehyung lo dejaba salirse con la suya, Jungkook tomaba más y más. Imaginaba qué, en un día cercano, Taehyung se encontraría atado a Jungkook de por vida sin tener la menor idea de cómo había sucedido. Jungkook lo sabría. Porque él lo habría planeado de esa forma.
Aunque Jungkook tenía una casa grande, no era lo suficientemente grande para compartirla con Taehyung. No había lugar al que fuera donde la presencia del hombre no se hiciera presente. Por supuesto, Jungkook nunca trataba de alejarse de él. Si Taehyung hacía la cena, Jungkook ayudaba. Si estudiaba, Jungkook lo interrogaba. Había altas posibilidades de que, si se hubieran conocido en diferentes circunstancias, Jungkook se lo habría follado y nunca mirado hacia atrás. En cambio, fantaseaba pero nunca tocaba. Su lujuria se había deformado y transformado hasta que Jungkook se había despertado un día completamente poseído por Taehyung.
—¿Quieres que caliente una de las comidas preparadas mientras te duchas?
Jungkook levantó el brazo y fingió olfatearse. —¿Me estás diciendo que apesto? El rostro de Taehyung permaneció en blanco, manteniendo sus pensamientos ocultos. —Sí. Estoy diciendo que apestas.
Jungkook sabía que Taehyung estaba bromeando. Él nunca diría tal cosa y con cara seria. Era demasiado amable, lo que significaba que estaba de humor para bromear. Jungkook era podía con eso. —Huelo a algodón de azúcar, bebés y chocolate. Tú eres el que huele sazonado entre los dos.
Una sonrisa estiró los labios de Taehyung, robándole el aliento a Jungkook. Sus hoyuelos eran más sexys que el infierno. —¿A bebés?
Jungkook abrió el grifo del fregadero. —Ya me escuchaste. A bebés, como talco para bebés y juventud. Tu hueles como el dormitorio de un adolescente. —dijo Jungkook, sacando la boquilla rociadora del fregadero y rociando el pecho de Taehyung.
—Ah, hombre —gritó Taehyung—. ¿Así es como va a ser? —Taehyung agarró un vaso medio lleno de agua de la mañana y arrojó el contenido en dirección a Jungkook, antes de que este pudiera quitarse del camino. Sus pantalones fueron los que se llevaron la peor parte.
Jungkook arrojó la boquilla hacia el fregadero y levantó las manos.
—Okey. Tregua —Sabía por experiencia que podían destruir una habitación en poco tiempo y luego tendrían que limpiar el desorden. La risa de Taehyung hizo que todo el daño causado por el agua valiera la pena.
—Tregua —coincidió Taehyung mientras se levantaba la camisa por encima de la cabeza.
Jungkook no pudo evitar comérselo vivo con la miraba, mientras que Taehyung usaba su camiseta para secarse la cara. Él no era exactamente lo contrario de lo que a Jungkook normalmente le atraía, pero tampoco era su tipo. En el pasado, Jungkook solo había salido con hombres con intereses similares. Chicos que vivían para el gimnasio. Taehyung tenía el cuerpo de un corredor: delgado y fuerte, pero no musculoso. Jamás había visto a nadie más sexy.
Mientras estaba distraído por todas las fantasías de lo que podría hacerle a ese cuerpo, Taehyung lo tomó con la guardia baja y lo golpeó con su camiseta. Recibió un segundo golpe antes de sujetar la tela. Comenzaron con un tira y afloja, cada uno negándose a soltar el agarre hasta que se encontraron pecho contra pecho. Jungkook se puso duro. No hubo un movimiento lento de deseo.
En el instante en que sus pieles se tocaron, Jungkook ya estaba en llamas. Imágenes de Taehyung inclinado sobre el mostrador y él follándolo con fuerza, empezaron a llenar la cabeza de Jungkook. La sonrisa de Taehyung se esfumó. Su mirada se posó en la boca de Jungkook y un rubor invadía sus mejillas. Jungkook se acercó aún más. Taehyung se inclinó. Por un momento, se quedaron con las bocas a pocos centímetros de tocarse. Las respiraciones de Taehyung abanicaban la cara de Jungkook. Sus ojos se cerraron. Jungkook retrocedió rápidamente y la realidad se le vino encima. Este era el hermano de Seokjin, quién había confiado en que Jungkook lo cuidaría. No usarlo como una puta que vivía con él.
—Necesito darme una ducha —Sin mirar atrás, Jungkook se dirigió a su habitación. Necesitaba alejarse antes de dejarse caer sobre Taehyung con su polla lista para la acción.
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Taehyung vio cómo Jungkook se alejaba. Sus músculos estaban tensos mientras luchaba contra el impulso de seguirlo. A veces, Taehyung creía ver algo en los ojos de Jungkook. Esos momentos mantenían a Taehyung con paciencia cuando debería haber buscado a alguien más hacia muchísimo tiempo. Le dolía el cuerpo. Se sentía vacío sin Jungkook dentro de él. Sus labios hormiguearon con la necesidad de ser besado. El deseo insaciable lo volvía casi loco. Antes de Jungkook, Taehyung no sabía que una persona podía morir un poco todos los días por amar y anhelar a alguien que no le correspondía. Cuando llegaron a casa se había estado muriendo de hambre, ahora, Taehyung se sentía enfermo.
Se dirigió a la ducha. Ninguna cantidad de comida llenaría el dolor en su estómago. Mientras esperaba que el agua se calentara, Taehyung se desnudó. Su reflejo lo mantuvo cautivo. No le faltaba confianza. Si Jungkook hubiera sido otra persona, Taehyung podría haber pensado que tenía alguna oportunidad. Desafortunadamente, Taehyung no se parecía a ninguno de los hombres que hacían ejercicio en el gimnasio de Jungkook. No podía competir contra ellos. La imagen de cómo Jungkook lo había mirado en la cocina cobró vida en la mente de Taehyung. Se tocó los labios. Sus ojos se cerraron. Y sin pensarlo, su mano se deslizó hacia abajo. En su mente, era la mano de Jungkook recorriendo su piel.
El aliento de Taehyung tembló en sus pulmones en cuanto los dedos rodearon su polla. Dejó que la lujuria se apoderara de él y las fantasías llenaron su cabeza. Si Jungkook alguna vez le daba una oportunidad, Taehyung ni siquiera sabría por dónde empezar. Mil veces había estado de rodillas para Jungkook en su cabeza. Innumerables noches, la dura polla de Jungkook había llenado el culo de Taehyung en sus sueños. Había mayores probabilidades de que nunca estuvieran juntos, pero ese conocimiento no impedía que Taehyung acariciara su pene con el nombre de Jungkook en sus labios.
Sus labios se separaron en un jadeo. Su piel se tensó. Taehyung se agarró del mostrador del baño con su mano libre apenas sus rodillas comenzaron a ceder. En su mente estaba sosteniendo la cabecera de la cama de Jungkook, mientras estaba sentado a horcajas en la cara del hombre. Jungkook le lamía sus pelotas y su culo. Dejaba que Taehyung montara sus labios. La lengua hábil del hombre y la garganta dispuesta lo succionaban cada vez más cerca del abismo. Fuertes jadeos resonaron en las paredes del baño, perdiéndose junto al sonido del agua que golpeaba el piso de la ducha. Las caderas de Taehyung se movieron contra su apretado puño. Estaba follándose la mano. El endurecimiento de sus testículos se convertía en una presión sobre su polla que terminaba en su coronilla. Los pulmones de Taehyung se detuvieron y el mundo contuvo la respiración. El sonido desapareció. Su mirada se encontró con la de Jungkook detrás de sus párpados cerrados y el éxtasis se estrelló contra Taehyung, obligándolo a tragarse un grito. Chorro tras chorro de semen cubrieron el lavabo. Taehyung no dejó de bombear hasta que cesaron todos los espasmos de placer, dejándolo exhausto.
Sus ojos se abrieron. Taehyung se quedó mirando su reflejo. Parecía tan destrozado como se sentía. Un miedo familiar aterrizó sus hombros, agobiándolo. Era solo cuestión de tiempo antes de que Taehyung se rompiera y admitiera sus sentimientos por Jungkook, ¿y qué pasaría cuando llegara ese día? Taehyung podría vivir con cualquier respuesta, exceptuando el odio de Jungkook y su lástima.
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Taehyung estaba en su silla y Jungkook reprimió una sonrisa. Poco después de que Taehyung se mudara con él, se había adueñado del sillón reclinable de Jungkook. La primera vez que Jungkook lo arrastró fuera del sillón, lo puso de pie, recuperó su asiento y lo sentó sobre su regazo. Le hizo saber a Taehyung en ese momento que la única forma en que podría sentarse en ese sillón, sería compartiéndolo con Jungkook. Esa noche comenzó
una nueva tendencia: Taehyung relajándose en su regazo. Taehyung leía y Jungkook veía la
televisión y hacia todo lo posible por ocultar su perpetua erección. Era una cosa
de equilibrio.
Cuando Jungkook cruzo la puerta, Taehyung se puso de pie. Su mirada nunca vaciló del libro en su mano mientras que Jungkook tomaba asiento. Sin perder el ritmo, se subió al regazo de Jungkook y continuó con su lectura. A diferencia de lo habitual, Jungkook ni siquiera se molestó en encender la televisión. En cambio, envolvió sus brazos alrededor de Taehyung y se aferró a él. Nunca dejaba de sorprenderlo cómo Taehyung podía desconectarse del mundo mientras leía, dejándole el camino libre para poder observarlo. Esta noche, necesitaba sostenerlo. No era como si Jungkook no supiera que Taehyung conocería eventualmente a una persona de su edad y lo dejaría atrás. La invitación de Jimin a Las Vegas había materializado los peores temores de Jungkook. No había nada malo con Jimin. Estaba más cerca de Taehyung en edad. El tipo tenía un buen trabajo, se desempeñaba como bombero. De hecho, si las cosas fueran distintas y Jungkook tuviera que elegir, Jimin sería el hombre que elegiría para Taehyung. Pero las cosas no eran diferentes porque Jungkook no podía escapar de la verdad. Estaba enamorado de Taehyung.
Jungkook pateó el taburete y se recostó en el sillón reclinable. Taehyung se acomodó contra su pecho y continuó con su lectura. Sin pensarlo, Jungkook pasó las yemas de los dedos por la parte posterior del brazo de Taehyung. Cuando se dio cuenta de lo que estaba haciendo, obligó a sus manos a quedarse quietas. Taehyung no tenía camisa, no vestía nada más que sus delgados pantalones de pijama y la piel de gallina comenzó a formarse en los brazos de Taehyung.
Jungkook agarró una manta cercana y los cubrió a ambos. No tenía idea de cuánto tiempo pasó antes de que el libro se deslizara de entre los dedos de Taehyung. Jungkook lo agarró y lo dejó a un lado. Su agarre se intensificó, mientras Taehyung se movió entre sueños, acurrucándose contra el pecho de Jungkook. Su barbilla se inclinó hacia arriba, otorgándole la libertar para mirar abiertamente el rostro tan sexy del hombre.
Esos hermosos labios lo llamaban. Su mano se levantó. No pudo luchar contra la tentación y rozó el labio inferior de Taehyung con el pulgar. Era tan suave como parecía. Jungkook le sostuvo la barbilla y con el pulgar todavía presionándole los labios, bajó la cabeza y juntó su boca contra la frente de Taehyung. Con el aroma del hombre llenando su nariz y sus labios presionados contra la piel de Taehyung, Jungkook fingió por un segundo que Taehyung le pertenecía.
Taehyung se movió entre sueños de nuevo. Su rostro se movió más alto, como si en silencio rogara por el beso de Jungkook. El deseo que devoraba las tripas de Jungkook cada hora del día, tomó control de su mente. No hubiese podido evitar besarlo, más de lo que podría haber evitado que el tiempo se moviera. Cuando sus labios se tocaron, incluso el aire pareció contener la respiración. Taehyung se apartó. La mano de Jungkook no dejaba de acariciarle la cara, como si tuviera voluntad propia. Taehyung estaba ahora despierto y sostenía la mirada de Jungkook. Sus ojos se movieron sobre el rostro de Jungkook, buscando algo. Jungkook contuvo la respiración. No podía explicarlo.
Taehyung se lanzó hacia adelante y abrió la boca sobre la de él. Jungkook había anhelado a Taehyung durante demasiado tiempo que no podía alejarlo.
La lengua de Taehyung tocó la esquina de la boca de Jungkook, y se abrió para él. Cuando sus lenguas se rozaron por primera vez, Jungkook se puso duro. Masturbarse en la ducha con el nombre de Taehyung en sus labios no se comparaba a sentir su cuerpo contra el suyo y su lengua llenándole la boca.
Taehyung cambió de posición, profundizando el beso. El movimiento también hizo que la erección de Taehyung le golpeara en el estómago y la piel de gallina bordeó su cuerpo. Sus músculos se tensaron. Las manos de Jungkook masajearon cada parte del cuerpo de Taehyung que podía alcanzar. Taehyung le mordió el labio inferior y la palma de la mano de Jungkook chocó con la polla de Taehyung, piel contra piel, haciendo que se diera cuenta de que en algún momento había metido la mano dentro de los pantalones del hombre. Sus dedos automáticamente se curvaron alrededor de la polla de Taehyung y la forma en que jadeó contra la boca de Jungkook, lo llevó a hacer todo lo posible para extraer más sonidos sexys del hombre entre sus brazos y comenzó a masajear la polla de Taehyung.
Taehyung se movió contra su mano, chupando la lengua de Jungkook y aferrándose a sus hombros en un apretón mortal. No había vuelta atrás. Jungkook ya sabía que se odiaría a sí mismo más tarde. Pero, en estos momentos, no le importaba nada, solo hacer que Taehyung viera estrellas.
Un gemido vibró alrededor de la lengua de Jungkook y lo hizo duplicar sus esfuerzos, acariciándolo más rápido. Su pene se retorció y goteaba dentro de su ropa interior como si el placer fuera suyo. La respiración de Taehyung se volvió irregular y apartó la boca, obviamente incapaz de recuperar el aliento mientras estaba al borde de la liberación entre los besos de Jungkook. Con la cabeza echada hacia atrás, jadeando por aire y follando abiertamente el puño de Jungkook, Taehyung era la vista más jodidamente sexy que Jungkook había visto en toda su vida.
Los ojos de Jungkook ardían con la necesidad de parpadear. No quería perderse ni un segundo de ver a Taehyung en medio del placer. Un grito escapó de los labios de Taehyung cuando semen caliente golpeó el pecho de Jungkook. El aire entraba y salía de los pulmones de Jungkook como si hubiera corrido una maratón, sintiéndose dolorido por la necesidad de meterse en el interior e Taehyung. No dejó de masturbarlo hasta que Taehyung buscó de nuevo sus labios, Jungkook lo abrazó con fuerza, sin importarle el desastre que había entre ellos.
—Taehyung —Jungkook respiró entre besos—. No puedo detenerme —Lo había deseado por demasiado tiempo—. Tienes que hacer que me detenga.
—No quiero —dijo Taehyung, cambiando de ángulo y profundizando el beso.
El último hilo de resistencia de Jungkook se rompió. Se puso de pie, sosteniéndolo y Taehyung envolvió sus piernas alrededor de su cintura, aferrándose a él y tratando de besarlo mientras que Jungkook se dirigía a la habitación. Lo sabía. Había una voz en el fondo de su mente, susurrándole que esto era un error. Habían pasado el punto de retorno. Taehyung le mordió el hombro, y Jungkook casi no llegó a la cama. Nunca en su vida había necesitado tanto a alguien como necesitaba a Taehyung para poder subsistir. Lo lanzó sobre el colchón con más fuerza de la necesaria. Rasgó sus ropas antes de hurgar en la mesita de noche en busca de lubricante y condones. Cuando su peso cayó sobre Taehyung, el cuerpo de Taehyung se arqueó contra él, como si hubiese estado esperando toda su vida para que el cuerpo desnudo de Jungkook tocara el suyo.
Jungkook observó a Taehyung mientras se desvestía y deslizaba el lubricante por su culo. El rubor en las mejillas de Taehyung y la forma en que se mordía los labios hinchados por los besos, fueron la vista más sexy que Jungkook había visto en toda su vida.
Pintaba la imagen perfecta de un hombre excitado, era como si su semen no hubiera manchado ya la camisa de Jungkook enrollada en la esquina. Si se hubiese tratado de otra persona y no Taehyung quien estaba debajo de él, Jungkook ya lo tendría de cara al colchón, pero no era así. Se trataba del hombre que deseaba.
Necesitaba verle la cara mientras lo tomaba. Arrastró el cuerpo de Taehyung más cerca y pasó la cabeza de su polla por la entrada de Taehyung, provocándolos a ambos. Jungkook apoyó la mano en la cabecera y se inclinó.
Taehyung presionó su palma contra el estómago de Jungkook, deteniéndolo. —Hazlo lento.
Con esas dos palabras, Taehyung calmó la tormenta que rugía dentro de Jungkook. La necesidad que arañaba su piel y que amenazaba con desgarrarlo en pedazos, se transformó. Si Taehyung había estado con alguien en los últimos dos años, Jungkook no lo había visto. Demonios, era posible que Taehyung nunca hubiera estado con nadie. En lugar de que eso lo desanimara, ese pensamiento solo avivó la posesividad en Jungkook. Cambió de posición y capturó los labios de Taehyung antes de empujar más allá del apretado anillo de músculos que rodeaba su culo. No empujó profundamente, Jungkook se deslizó hacia dentro por unos centímetros y entonces se congeló. Su lengua jugó con la de Taehyung mientras le daba tiempo para adaptarse. Jungkook siempre había sabido que sus besos serían asombrosos. Esto era mucho mejor que todas sus fantasías juntas. Jungkook se meció otros centímetros más adentro y el sudor brotó en su piel. Esperaba no explotar antes de estar completamente asentado. Taehyung se sentía tan caliente y apretado.
—Jungkook —susurró Taehyung contra sus labios, irrumpiendo en la cabeza de Jungkook.
Empujó profundo y arrancó un gemido de Taehyung. Jungkook intentó ir más despacio, Taehyung era demasiado perfecto en todos los sentidos, había estado soñando con esto durante demasiado tiempo. Después de apartar su boca, Jungkook besó y mordisqueó cada lugar que pudiera alcanzar mientras embestía contra el trasero de Taehyung.
Taehyung alcanzó entre ellos su polla y comenzó a masturbarse. Jungkook necesitaba mirarlo. Sentándose sobre sus talones, sostuvo los muslos de Taehyung y bombeó dentro de él mientras lo observaba masturbarse. Entre el calor apretando su pene y la imagen erótica que Taehyung pintaba, la presión sobre la cabeza de la polla de Jungkook estaba ganando. Necesitaba aliviarse.
Taehyung gimió y se retorció debajo de él sin vergüenza.
—Eres tan jodidamente sexy —Con las primeras palabras gruñidas entre ellos, Jungkook no pudo detenerse—. Necesito ver cómo te corres otra vez. Eres tan perfecto con mi polla, no aguantaré mucho más. Sabía que sería así.
Los movimientos de Taehyung se aceleraron. Jungkook no podía apartar la mirada de la forma en que la corona de Taehyung desaparecía dentro de su puño una y otra vez. La presión contrajo sus pelotas con fuerza, y la sensación se arrastró sobre todo su eje y golpeó la cabeza de su polla. Jungkook no podía frenarse. Alcanzó el éxtasis que había estado prometiéndole el apretado culo de Taehyung.
Los músculos de Taehyung se tensaron. Su trasero apretó la polla de Jungkook con tanta fuerza que casi lo paralizó. El cuerpo de Taehyung se sacudió en cuanto llegó al orgasmo. Su interior comenzó a sufrir espasmos, ordeñando a Jungkook hasta el olvido y luces aparecieron detrás de los ojos de Jungkook en el momento en que se corrió, haciéndole preguntarse si estaba teniendo una especie de derrame cerebral. No podía respirar. Ola tras ola de placer lo consumían. En ese momento, Taehyung lo estaba poseyendo como nadie más lo había hecho antes. Esa era una realidad desde antes de que hubiese estado dentro de Taehyung, pero ahora, Jungkook no podía ver un futuro sin él.
Cubrió la boca de Taehyung con la suya mientras llenaba el condón que cubría su pene. La lengua de Taehyung luchando contra la de él era lo único que estaba deteniendo una confesión por parte de Jungkook. Mañana se enfrentaría a las consecuencias de lo que había hecho. Ahora mismo, necesitaba a Taehyung. Eran perfectos. Literalmente perfectos.
Los dos hombres yacían en el suelo de la sala de juegos, uno apuntando sus pies hacia el norte y el otro hacia el sur, sus cabezas colocadas una al lado de la otra, lo suficientemente cerca como para que sus cabellos castaño oscuro se entremezclaran, dándoles la apariencia de una sola unidad.
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