Martes
✍︎Carta✍︎
Días que ya no se veían o sabían noticias del otro, estaban ocupados, muy ocupados diría yo, esos días eran demasiado atareados, Mario y Luigi recibían llamada tras llamada, cuando parecía que ya no había más tuberías por arreglar...
—¿Sí? Hablan los hermanos Bros— contestó Luigi dando un ligero suspiro y sin quitar su tono alegre, ¿por qué últimamente a todos se les echaban a perder las tuberías? Ni ellos pensaban en una respuesta, si bien su negocio ya era todo un éxito, el mayor de los dos tenía cierta preocupación porque no se comunicaba con la princesa últimamente —vamos Mario, deja de estar tanto en las nubes que el deber nos llama— le dijo jalándolo del overol
—Ay ya voy, ya voy, no presiones— se levantó bien y se dispuso a acomodarse la gorra para después seguir a su hermano
Nos vamos ahora al Reino Champiñón, donde la gobernante de este lugar habla con Toad mientras ordena unos papeles de suma importancia, el humanoide le hacía plática para que no se abrumara o agobiara con tantas pilas de papel, lo cual funciona de maravilla porque así no se sentía sola y además se distraía por momentos...
—¡Vaya! No tenía idea de que teníamos tantas peticiones, leyes y pequeños problemas junto con detalles que se han dejado en visto— comentó cansada undiéndose en su asiento —creo que Mario también está ocupado, de lo contrario ya me habría visitado
—Sí, el negocio de plomería que ambos tienen va muy bien en mi opinión, eso hace que lleguen como al rededor de las 10:49 y las 11:00 de la noche, dependiendo de qué tan lejos estén de la tubería
—Mmm...— sonó pensativa aún hundida a su asiento, tal vez era momento de dejar de posponerlo e ir a esa habitación ahora, prosede a levantarse y empezar a caminar
—¿A dónde va princesa?— la sigue
—A donde está encerrado Bowser
—¿Y para qué?— se detuvo a la par de ella
—Digamos que le debo una disculpa— respondió con dificultad, estaba decidida y lista para hacerlo, no retrocedería de nuevo, ¿cuántas veces lo había pospuesto? Muchas, todavía no sabía cómo reaccionarían los demás pero ya no quería pensar en eso, aprovecharía que Mario no puede visitarla debido a lo ocupado que está, eso era su principal impedimiento, ¿desde cuándo? No sabe, pero el hecho de que aquel fortanero la visitara, siempre la hacía cambiar de opinión sobre sus planes
—¿Qué? Usted no le debe ninguna disculpa
—En realidad sí se la debo, al rechazarlo fui cruel
—¿Y qué tiene de malo que lo haya rechazado cruelmente?
—Que...— suspira —Yo... Siento que no soy así, yo soy feliz, amable, cariñosa y respetuosa, pero no soy cruel
—¡Pero usted es así con quien se lo merezca y gane!— trataba de hacer que cambiara de opinión /Bowser está obsesionado con ella, no puedo dejar que entre a donde está, ¿qué diría Mario si se enterara? Además, él me había pedido que la cuidara mientras no estaba, así como si fuera un guardia espaldas en cubierto, ¿cómo hago que cambie de idea?/
—De todas formas le pediré disculpas— sigue caminando, entonces a su amigo no le quedó de otra más que sacar su sartén
—Pues la acompaño, no la dejaré sola ahí dentro con esa tortuga— la joven lo mira y sonríe, le agradaba que no estuviera sola cuando se trataba de Bowser
—Déjenos entrar— ordenó con firmeza, los guardias obedecieron en seguida
—¡Peaches! Quiero decir, Peach— saluda nervioso mini Bowser —¿qué te trae por aquí y por qué él te acompaña?
/No te rías, no te rías, no te rías/ se repetía en su mente una y otra vez Toad aguantando la risa sin hacerlo tan notorio puesto que no podía tomarlo en serio con esa voz de ardilla y lo pequeño que era.
—Él viene conmigo porque así lo quise— Peach carraspeo para agarrar una leve bocanada de aire —y vine porque te quería pedir...— cierra sus ojos, respira hondo y junta sus manos —Una disculpa— llegó al punto antes de que este se hiciera ilusiones que ni al caso, la tortuga se sorprendió —la razón es porque siento que te rechacé cruelmente, siento que te pude haber rechazado mejor pero no pude porque me sentía abrumada
—Sí, sí, yo te perdono Peach, no te preocupes por eso, pregunta, ¿eso significa que me das otra oportunidad?
—¿Eh? ¡No!— \Tranquila Peach, tranquila, ya le pediste disculpas una vez y no quieres hacerlo de nuevo, tranquila y respóndele bien/ se tranquiliza para suspirar —Lo que... Quiero dar a entender es que no... No...
—No se siente lista para darte una segunda oportunidad— habló con simpleza su amigo ayudándole
—Exacto— concordó sonriendo nerviosa
—¿Y llegarías a darme una segunda oportunidad?
\Mmm... No, no te la daría, aunque sí se la daría a Mario, ¿pero en qué estoy pensando? Mario es solo un amigo... ¿No? Agh, no es momento para pensar en lo que hay entre él y yo, por ahora tengo que ver cómo hacerle para salir de aquí dejándole en claro que no quiero nada que ver con este sujeto/ —No, no creo darte una segunda oportunidad, pero en todo caso yo creo que te ¿avisaría?
—¡De acuerdo! Esperaré con ansias ese día— \O sea nunca porque Mario ya la conquistó/ pensó el niño hongo sin poder evitar soltar una sonrisa orgullosa no muy notoria
—Sí, bueno... Adiós, me voy porque tengo cosas que hacer— tomaron rumbo a la puerta
—Me agradó tu visita, hasta luego Peach— se despidió alegre
—¿Y cómo van con su empleo Super Hermanos Bros?— preguntó con tono de burla un plomero que los molestaba seguido a parte de su ex-jefe
—Ya déjanos en paz, y para que sepas, nos va súper bien— contestó a la defensiva Luigi
—¿Ahora resulta que defiendes a tu hermano mayor?
—Mejor vámonos Luigi, no debemos perder el tiempo con quienes nos juzgan solo porque tenemos más éxito que ellos— estaban a punto de irse de no haber sido que el de mayor estatura volvió a hablar
—Ya quisieran ser tan famosos como yo— trata de darle una palmada brusca en la espalda al de gorra verde pero Mario lo detiene molesto
—No estoy de humor— le empuja la mano —así que déjanos en paz y déjanos trabajar, vamos Luigi— ambos se retiraron, un silencio se estableció... Silencio el cual el menor terminó rompiendo
—¿No estás de humor porque no has tenido tiempo de visitar a Peach o te molestaste porque me iba a dar una palmada bruscamente?— miró a quien tenía a lado suyo, él levantó su dedo índice al igual que abrió su boca para decir su respuesta pero se encogió de hombros al igual que cerró la boca y bajó el dedo
—No sé— dijo al fin —tal vez los dos— asintieron sabiendo que era verdad
Ellos volvieron a su trabajo mientras que donde la princesa, estaba estresada y algo inquieta, ciertamente no sabía por qué Bowser se enamoró de ella, pero como sea, tenía sentimientos revueltos, no por la tortuga, sino por lo que sentía por el fortanero de gorra roja, le tenía sumo cariño pero... ¿Ese cariño se ha vuelto amor? Bueno, está de malas, Toad le ayuda a estar cuerda y no querer desquitarse en su habitación golpeando su almohada.
—¿Hay algo que le molesta princesa Peach?
—Uff... Son... Los papeles, sí, es el papelerío que tengo aquí— vuelve a medio hundirse en su asiento
—¿De verdad?— pregunta muy dudoso —¿O acaso es que Bowser te hizo recordar de una forma a Mario?— no dijo nada —Ok, esta pregunta que te haré me consume el alma
—Házla— inmediatamente se sentó bien y esperó atenta
—¿Estás enamorada de Mario?— Peach casi se cae
—Eh... No sé... Tal vez...
—No, no, no, no, ¿sí o no?
—Hum...— suena pensativa con su dedo índice en su mentón mientras mira al techo
Suspira —Piénsalo cuando sepas de él, por mientras, ¿te ayudo con algo?
—Sí, por favor— se pusieron a revisar cada uno de los papeles, como se puede apreciar, por parte de los dos lados, se mantenían muy ocupados durante el día, ya en la noche, la princesa aún no acababa, por su parte, Toad fue a la casa de Mario y Luigi
—¡Hola chicos!
—Hola Toad— saludaron al mismo tiempo los hermanos
—¿Cómo estuvo su día?
—Atareado
—Fue lo mismo por aquí, le ayudé a la princesa con unos papeles pero sigue revisándolos, mejor dicho, ordenándolos
—¿Peach sigue despierta?— interrogó con sorpresa
—Sí, pero dudo que los guardias te dejen entrar— escuchó que su amigo murmuró un "rayos" —pero... Creo que sé cómo te puedes comunicar con ella
Los minutos pasaban y ella ya no sabía cuántas horas había estado allí desde que el habitante del reino se había ido con los hermanos fortaneros, tenía una lámpara consigo para poder revisar mejor cada papel, sin que se diera cuenta un avión de papel aterrizó en una de las pilas de hojas que le quedaba, cuando volteó lo vio y en seguida lo agarró, sonríe y del lado de atrás empieza a contestar, era una carta de Mario que decía:
"Hola doncella Peach, no nos hemos visto, por lo que te escribo esta carta para que sepas que estoy bien, el negocio que inicié con mi hermano está llendo muy bien, Toad me dijo que andas en pilas de papeles, te iba a visitar pero él me dijo que probablemente ya no me dejarían pasar tus guardias, así que me dio la opción de escribirte esta carta, entonces dime, ¿cómo estás? ¿También has estado indispuesta para que nos viésemos?
PD: Desde luego que me dijo que te disculpaste con Bowser, aunque siento que no debías de hacerlo, para la otra discúlpate cuando yo esté de visita por tu castillo, no me gustaría que te pasara algo mientras yo no esté presente aunque sea del otro lado de la puerta
Hasta mañana princesa"
Se le devolvió de la misma forma en que fue enviado, con la diferencia de que estaba respondido, él lo lee al igual que sonríe, ahora sí, tanto como el castaño y la rubia confirmaban que estaban enamorados uno del otro... Ahora la pregunta es... ¿Cómo se podría sobre llevar sin perjudicar? Meh, de que Bowser se entere podrían preocuparse después, por ahora, es mejor disfrutar de las hermosuras que el amor trae...
—Ay... Mi hermano mayor se ha enamorado— se limpia la lágrima de felicidad que le sale mientras que Toad le da pequeñas palmaditas en el hombro
—Lo sé Luigi, lo sé, estoy tan feliz por él... Si quieres te presento a Daisy, así cabe la posibilidad de que tú y Mario queden igual en cuanto al tema del amor
—¿Y quién es Daisy?— le pregunta y gira su mirada a donde está el humanoide
—La princesa de Sarasaland, de hecho mañana viene de visita, ¿entonces? ¿Te la presento?
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