Lunes
꧁Paseo꧂
La princesa del Reino Champiñón estaba en su castillo mirando por su ventana, ¿que si estaba aburrida? Sí, lo estaba, definitivamente todavía le debía una disculpa a Bowser por haber sido dura al rechazarlo pero en su defensa... ¿Quién no lo rechazaría de golpe siendo que amenaza tu reino? Bueno, tal vez más tarde le pediría que la disculpara por rechazarlo de una forma tan dura, suspiró dejando eso de lado, si bien ser la princesa no era fácil, ese día transcurría muy tranquilo y sin mucho por hacer, ahora esperaba a que el fortanero regresara de su mundo para que le contara un poco de cómo le fue en su día, probablemente tenía más distracción que ella... Mmm... Un momento... ¿Su mundo? Ella se animó en seguida y en su rostro se dibujó una sonrisa.
—¡Que gran idea!— velozmente fue a su armario para luego buscar en cada rincón de su armario, solo se detuvo hasta que en el fondo de este encontró algo más que un vestido, resulta ser que Mario le quiso regalar algo como primera semana de amistad y de conocerse, como no sabía qué pues le pidió consejos a sus conocidos, su madre le dijo que podía regalarle ropa en conjunto con unos zapatos o tenis, su padre le dijo que podía regalarle maquillaje, un esmalte o unos lentes de sol y finalmente Luigi le dijo que podía regalarle joyería, él tomó en cuenta todo lo que le aconsejaron y se lo dio, como no conocía la talla de Peach, le pidió ayuda a Toad y él con gusto le consiguió esa información, por su parte, la doncella se sorprendió al recibir tal regalo, estaba muy bonito la verdad pero no supo el momento indicado para usarlo... Hasta ahora.
Una vez que se puso la ropa (imagen de galería) se miró al espejo, le había quedado de maravilla y era perfecto para la ocasión, esperaba que los lentes le sirvieran a no atraer la atención, rogaba porque así fuera, la verdad no quería ser sobresaliente, lo único que quería era ir a echarle un vistazo al mundo de donde provenía el bigotudo y de paso saludarlo, sonrió, de verdad le encantaba, él captó bien su escencia al darle ese tan detallado regalo, para completar su peinado se hizo una coleta alta, antes de salir de la habitación se echó un último vistazo, ya que no le faltaba nada, salió dispuesta a ir hacia aquella tuberia.
—¿Princesa? ¿Qué hace vestida así?— le preguntó uno de sus guardias haciendo que se detuviera en el acto de seguir su camino para salir del castillo
—Ehm... Pues... Voy a salir— volteó a verlo
—¿Salir con esa ropa?
—Es que... No voy a salir a dar un paseo por el reino— confesó con un poco de dificultad y haciendo muecas nerviosas, no sabía cómo iban a reaccionar si les decía por completo
—Y ¿a dónde va entonces?— suspiró rendida
—A la tubería que da al mundo de Mario— cerró los ojos fuertemente esperando algún tipo de reacción negativa
—Ihhh, ¡ese fortanero nos está quitando a nuestra princesa!— dijo otro guardia con indignación fingida para acto seguido echarse a reír junto con el guardia que estaba ahí, esto causó confusión en la joven, quien abrió los ojos y levantó levemente una ceja
—¿No me van a decir algo de no ir o que no es tan buena idea irme del reino?— intrigada y sorprendida estaba, por supuesto que la iban a dejar explorar el mundo de Mario, además, solo sería por un día, bueno, por una tarde porque al anochecer regresaría junto con los hermanos
—Pero claro que no, usted puede ir al mundo de Mario cuando quiera— dijo comprensible —a parte, solo se irá por una tarde y regresará cuando los hermanos Bros vengan ¿no?— la rubia sonrió y emocionada asintió con la cabeza —Entonces puede ir princesa, no se preocupe que nosotros cuidamos de Bowser y vigilaremos que no se escape
—Aunque se la pasa cantando no sé qué cosa sobre usted ¿verdad?— susurró de forma que solo ellos pudieran escuchar y ambos rieron dejándola confundida de nuevo
—Lo que queremos decir es que vaya y explore, aquí todo estará bien, tranquila, no se preocupe
—De acuerdo, gracias— y ahora sí, nada la detenía, salió del castillo y caminaba por el reino hasta encontrar la tubería
—¡Hola princesa!— saludó alguien a sus espaldas, por eso se detuvo... Otra vez y con eso de que estaba cerca
—Oh— se giró a verlo —hola Toad— le regresó el saludo amablemente para luego hacerle una seña con la mano indicando que la podía acompañar, él hizo caso omiso, esto causó que ella retomara su caminata rumbo a la tubería
—¿A dónde iba?
—A la tubería que lleva al mundo de Mario
—¡Woah! A lo que vi cuando derrotamos a Bowser, su mundo es llamativo
—La verdad
—Y veo que por fin usa la ropa que Mario le regaló eh
—Me pareció adecuada para la ocasión— fueron platicando hasta llegar a la tubería, ahí Toad le pidió que se cuidara, a parte de que le hizo prometer que le contaría todo lo sucedido, Peach suspiró y por fin se adentró a esta, le pareció fasinante cómo se veía en el recorrido, pero al salir no fue justo lo que pensaba, ¿de verdad los dos hermanos tenían que ir a las alcantarillas para poder volver al Reino Champiñón y viseversa? Interesante.
Caminó con sumo cuidado y atenta a su alrededor, aunque fue bajando la guardia al darse cuenta que nada saldría para atacarla puesto que solo habitaban ratas y arañas... O bueno, eso era lo único que ella veía, además de tuberías que no se parecían para nada a las que hay en su reino, una vez salió de allí trató de pasar desapercibida... Cosa que no funcionó del todo.
Estaba maravillada, se mezclaba y llegaba a encajar bien con la gente que pasaba por ahí, ¿acaso de verdad provenía de ese mundo? Si era así, que fantástico, aunque jamás sería capaz de dejar de ser la gobernante del Reino Champiñón, si la coronaron fue por algo, no los defraudaría, para nada; pasaba por tiendas de ropa, de zapatos... Fue a una cafetería, todo hacía que se entusiasmara, conocer algo más que los reinos era entretenido, durante su paseo se dio cuenta que muchas personas se le quedaban viendo, inclusive unas se le acercaban a pedir autógrafos... ¿Por qué sería? Esa pregunta se le respondió al ir a un restaurante, ahí tenían colgada una foto de periódico donde salían ella, Luigi, Mario y Toad, era justamente la foto que sacaron los periódicos y noticieros cuando sucedió lo de Bowser, una sonrisa se le empezó a formar, sí que guardaban bien las fotos de algunos días, lo examinó, tocó el marco... Este era un marco de madera personalizado y con un diseño especial, como si se hubiese elaborado específicamente para esa foto.
—¿Gusta algo señorita?— preguntó un señor que estaba ahí, Peach salió de sus pensamientos y lo miró de reojo para luego volver su vista a la fotografía
—No, nada, pero... Gracias— acto seguido quita su mano de ahí y retrocede unos pasos hasta estar parada justamente su lado mientras no aparta la vista del recuadro
—¿Ya supo lo que pasó ese día? Aquí los vemos como héroes, o bueno, en parte— comentó
—Sí... Donde vivo también se les conoce así— respondió con una pizca de nostalgia
—¿De verdad?— volteó a verla, se sorprendió —¡Pero claro! ¡Usted es esa joven que está en la foto junto con Luigi y Mario!
Sonrió más ampliamente —Exacto— posó su mirada en él —¿Los conoce?
—¡Sí los conozco! Soy su amigo, mucho gusto, aquí muchos me conocen como Jumpman así que me puede decir así
—¡Ok! Mi nombre es Peach, mucho gusto— se estrecharon la mano
—A nosotros nos causó intriga saber quién era usted y el ¿niño champiñón?
—Oh sí, él se llama Toad— se quedó platicando un poco con aquel sujeto, era agradable, muy agradable, ya que platicaban sabía por qué era amigo de los hermanos, entre la plática se fueron a una mesa para sentarse y platicar mejor, desde luego aceptó ordenar por lo menos un jugo de naranja con agua natural, una vez que acabaron, se despidieron —vaya, sí que son amigables, pero ahora veo por qué se me han acercado a pedir un autógrafo— susurró mirando al suelo, levantó la mirada y la dirigió hacia el Sol, estaba resplandeciente por lo que no se le quedó viendo más de unos segundos
Las personas la saludaban con alegría y amabilidad, se le seguían acercando para pedir autógrafos, algunos niños (especialmente niñas) se le acercaban a preguntarle cosas; por otro lado, Mario y Luigi estaban trabajando, lo normal, o al menos eso creían hasta que escucharon a una niña emocionada...
—¡¿Ya ves papá?! ¡Te dije que las princesas de cuentos eran reales y que era una profesión!
—No puedo creer que estuve equivocado
—Tranquilo, cuando sea princesa te daré lugar en mi castillo— animó con orgullo
—¿Una princesa?— preguntó Luigi — Wow, eso no lo esperaba
—Es... Raro ¿no?
—Sip, no escuchas hablar de una princesa en tu ciudad todos los días, oye, ¿será que sí es una princesa?
—Tal vez, lo único que sé es que si esa niña la conoció, es probable que los demás en la ciudad también la hayan conocido— se encogió de hombros
Ambos siguieron caminando y llendo a las casas a arreglar tuberías, escuchaban mucho los rumores sobre aquella princesa, les causaba curiosidad pero trataban de seguir con su trabajo, Mario recordaba solo a la única princesa que conocía: Peach, aunque... ¿Será que ella se haya atrevido a explorar el mundo donde probablemente ella también provenía? Si bien era aventurera y se veía venir, no esperaba que fuera tan pronto, bueno, él lo único que podía hacer por ahora era esperar a toparse con la joven.
Caminaba con alegría, era bien recibida por parte de todos los que la veían pasar, a los niños que le preguntaban cosas, respondía "sí, soy una princesa" "en mi reino utilizo vestido" "no dependo de nadie" "puedo defenderme sola" "no soy precisamente la damicela en apuros" entre otras cosas, lo cierto es que las preguntas eran impredecibles por así decirlo, cuando no creía que se podía poner mejor su paseo por la ciudad, encontró a quienes buscaba.
—¡Mario, Luigi!— gritó con alegría haciendo que voltearan a verla, corrió a donde estaban
—Vaya, vaya, así que sí eres tú de quien anda hablando casi toda la ciudad— le comentó Luigi sonriendo
—Me doy cuenta de que al fin te pusiste lo que te había regalado como primera semana de amistad
—Sí, encontré el momento perfecto para ponérmelo, bueno, ¿qué opinan?
—Te queda bien— miró a su hermano —supiste escoger, te felicito— levantó el pulgar en señal de aprobación
—Jeje— rió nervioso —y por cierto, ¿qué hace fuera del Reino Champiñón, princesa? Pregunto por curiosidad, no es porque diga que no puedas estar fuera de este jeje
—Bueno, pues estaba aburrida, así que pensé en venir a visitarte, me arreglé y cuando los guardias me vieron pues me dijeron que si yo quería venir que era mi decisión... A parte de que bromearon con que tú ya les estabas quitando a su princesa— los dos rieron mientras que Luigi suspiró
—Ay el amor~— susurra al mismo tiempo que ve el cómo Mario y Peach se la agarran platicando —¿por qué me siento como el mal tercio?— bromeó lo suficientemente alto como para que lo escucharan, se sonrojaron levemente pero eso no evitó que se rieran
—Pues... Peach, bienvenida a "mi mundo"— hizo con sus dedos unas comillas cuando dijo mi mundo —¿quieres acompañarnos a las casas que faltan o nos esperas en un lugar en específico para que cuando acabemos te demos un tour?
—Los acompaño y luego me dan un pequeño tour
—¡A la princesa lo que diga! Vamos Luigi, que nos faltan solamente tres casas— empezaron a correr
—¡Ya voy Mario!— agarró la caja de herramientas y se fue corriendo para estar a la par de ellos, hablaron durante el trayecto y para que el menor de los hermanos no se sintiera excluído, lo incluían en la plática... O bueno, fue más para que no hiciera bromas sobre ser el mal tercio
Ya habían acabado con su trabajo, la rubia también había ayudado a que acabaran con ello más rápido, le dieron el recorrido tan detallado como pudieron, comieron helado, visitaron a algunas personas, fueron a un refugio de animales... ¿Quién diría que los animales adoraran a la joven y viseversa? Sí, al principio a los hermanos Bros les tomó por sorpresa para luego deducir que era muy obvio que eso iba a pasar, Luigi tuvo que atender una llamada e ir para la casa urgentemente, por lo que les dijo que siguieran con el tour y que luego los alcanzaría. Luego de caminar por unos 30 minutos después de que se haya ido Luigi para la casa, terminaron en un parque —Y... Princesa, ¿disfruta del tour?
—Sí— soltó una pequeña risa
—¿Y? ¿Qué te parece mi mundo?
—Muy interesante, de hecho no te creía del todo que aquí no todas las tortugas son malas
—Jajaja, es que aquí cambian las cosas, por así decirlo y si me dejas opinar... Donde tú vives, prácticamente donde son los reinos, pues es un mundo de fantasía, aquí se conocería como un mundo real o algo por el estilo, por eso algunas cosas las conocemos un poco diferentes, pregunta, ¿sí le has entendido al tour que te he dado desde que Luigi se fue? Es que no soy tan bueno para explicar, ya sea porque se me olvida algo o porque no lo conozco del todo jeje
—Tranquilo bigotón, sí te he entendido, no pierdas la confianza para hacer algo, lo que me sigue sorprendiendo es que a pesar de que no seas muy bueno en una actividad, lo sigues intentando, sí que tú no sabes cuándo o dónde rendirte ¿cierto?
—¿Qué puedo decir? Mi padre lo tomaba como defecto y yo lo ignoraba
—Entonces que el que quiera lo tome como defecto, porque yo lo tomo como virtud y defecto, porque hay ocasiones en las que sí ayuda, inclusive podrías salvar la vida de alguien gracias a eso, por otro lado, hay otras ocasiones en las que ya no vale para nada seguir intentando y solo te arriesgas a perder la vida
—En eso tienes razón
—A lo que quiero llegar es que tu padre puede pensar que es un defecto, pero yo pienso que es un lindo defecto que tienes como virtud— le quitó la gorra, acto seguido se la puso —ahora esta gorra es mía— rió
—Oye— reclamó levemente con diversión, inmediatamente se le queda viendo prestando más atención —si te queda bien la gorra eh— la joven soltó una risa un poco avergonzada —¿cómo es que siento que te queda mejor a ti que amí?— se cruzó de brazos
Empezaron a reír mientras que Peach trataba de hacerle sentir mejor o siquiera lograr que pensara que a ambos les quedaba igual, ¿de dónde sacaban tantos temas para platicar? Ay ¿qué más da? Ellos no estaban para responderse esa pregunta, estaban para disfrutar, hablaban sin parar pero terminaron en el mismo tema de la gorra; luego de más o menos una hora, Luigi corrió hacia los jóvenes...
—¡Mario, princesa Peach!— exclamó llamando la atención de ambos, quienes seguían discutiendo levemente de que a ella se le veía mejor mientras que esta se negaba al tiempo que aseguraba la gorra en su cabeza con sus dos manos —Eh... ¿Interrumpo algo?
—No— respondieron a la par haciendo que el menor de los hermanos parpadeara dos veces seguidas en señal de confusión
—¿De qué me perdí? ¿Acaso mientras no estaba conectaron más entre ustedes o qué?— su hermano y la princesa se miraron para luego contestar igual que la vez anterior: un "no" al mismo tiempo —Es que andan hablando juntos así que por eso preguntaba— murmura —Como sea, ¿de qué hablaban? O mejor dicho, ¿sobre qué discutían?
—¿Verdad que a Peach se le ve mejor mi gorra que a mí?
—¿Verdad que eso no es cierto?
—¿Y-y si mejor cambiamos de tema?— sonreía nervioso, lo cierto es que no quería tomar esa decisión, porque por un lado era su hermano y por otro lado era la princesa, ¿a quién le daría la razón? Jamás le gustó tener que darle la razón a alguien para que así sea el voto decisivo, tardó para poder cambiar el rumbo de la plática, se sentía aliviado, el escaparse de ser una parte importante y decisiva de una discusión no es una suerte que se tiene todos los días
Rieron, jugaron, bromearon y admiraron todo lo que había en la ciudad, hasta la puesta de Sol y la oscuridad que era iluminada por la Luna y las estrellas, cenaron en Punchout al igual que también se quedaron haciéndole plática a Jumpman.
Los tres al final se divirtieron un montón, regresaron al Reino Champiñón, le agradeció a los hermanos por el tour, Luigi se metió a la casa y Peach para despedirse de Mario le levantó levemente la gorra para darle un beso en la frente, este se sorprendió y bajó la mirada.
Rió por lo bajo —Hasta luego Mario, por cierto, sí me quedaré con tu gorra— se la puso para salir corriendo rumbo a su castillo, cuando llegó encontró a Toad esperándola en la entrada, lo invitó a pasar y una vez adentro, este ya no se esperó a nada para hablar
—¿Y?— preguntó impaciente esperando una respuesta por parte de la doncella
—¡Su mundo es increíble!— chilló emocionada, hace tiempo que no sentía una emoción tan grande
—¡¿Qué estás esperando? Cuéntame, cuéntame!
Por otra parte, Mario se metió a la casa un poco soñador, su hermano lo miraba atentamente como esperando que algo pasara o dijera, aunque como no sucedió, ha decidido hablar...
—Como que el beso que te dio en la frente te dejó en las nubes ¿no?— habla divertido
—No te burles— sonríe y lo mira
—Ay, ya quisiera tener un amor así— siguió ignorando lo que el mayor le había dicho, recibiendo como respuesta un almohadazo —hey, tú ya tienes a tu princesa, déjame pensar en cómo será la mía y cuando la conoceré
—Mejor ya vamos a dormir y mañana vamos a la casa de nuestros padres por otra gorra para mí— tomó rumbo para la cama pero el menor no dejaba de hacerle preguntas, como por ejemplo, si se había enamorado de Peach, no podía responder por algún motivo, tal vez porque no le encontraba una respuesta exacta, ¿se había enamorado de verdad? No le extrañaría, es fantástica y muy linda, una obra de arte como persona, se acostó a dormir, luego tendría que meditar bien si siente algo más que amistad por ella, por mientras procuraría dormir lo necesario para levantarse temprano, de lo que no se dio cuenta, es que al dormirse se le dibujó una sonrisa, debido a que inconcientemente recordaba los momentos que pasó junto a la princesa ese día, si bien no fueron muchos, cada momento en el que veía su sonrisa valía mucho
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