Domingo
𑁍Atardecer𑁍
\¿Cómo me accedí a esto?/ Se preguntaba una y otra vez sin parar, tal vez su hermano lo agarró despistado, tal vez se había desvelado un tanto la noche anterior, tal vez no estaba de humor y quería distraerse, la verdad no quería saber, pero lo que sí le interesaba que le recordaran era: ¿cómo ha terminado siendo la "carnada" para regresar a un perro agresivo a su jaula?
A ver, explico, eran aproximadamente las 8:00 a.m y los hermanos Bros se preparaban para ir a trabajar, una vez preparados, salieron de su casa, saludaron a unos cuantos toads y se metieron a la tubería que daba con las alcantarillas, una vez devuelta al mundo donde pertenecían, empezaron con su trabajo, obviamente no sin antes hacerle una visita a sus padres.
Una vez que se quedaron a platicar un rato con ellos, salieron ahora sí a trabajar, 10:30 a.m, ufff... ¿Quién diría que sus padres les preguntarían demasiado sobre el Reino Champiñón y la princesa? O bien, esas preguntas no se tardaron tanto en responderlas, lo aue les demoró fue explicar cómo funcionaba ese "mundo paralelo" y explicarles el tema de sus gobernantes, si bien se sorprendieron al saber que la chica rubia era una princesa (puesto que por cómo lucía y su actitud, no se les cruzó mucho por la cabeza que fuera una princesa, mejor dicho, sí lo llegaron a pensar por la corona que llevaba puesta pero lo dejaron de lado, ¿por qué? Meh, hasta ellos quisieran saber), regresando con el tema, una vez que ellos salieron fueron directo a las casas donde necesitaban ayuda, así fueron recorriendo las calles para llegar a cada lugar en el cual los habían llamado.
—¡Hermanos Bros! Necesito su ayuda— dijo un señor de unos aproximadamente 40 años, él era dueño de una guardería para mascotas
—¡Claro! ¿Qué sucede?— preguntó Mario acercándose a él
—Pues, como verán, soy dueño de la guardería de mascotas y me preguntaba s-
—¿Si le ayudábamos con un perro salvaje posiblemente rabioso que dejaron a su cargo?— la confusión llegó al hombre, ni siquiera les había dicho y Luigi ya sabía el problema
—¿Cómo lo sabes?— el de gorra verde señaló atrás de este haciendo que volteará, ahí se veía que un perro agresivo estaba asustando a todas las personas que pasaban cerca y le ladraba a los autos o motos para luego irse corriendo a toda velocidad —¡Ay no! ¡Zasy regresa! Ash, ¿cómo rayos logró salir de la tienda?
—Hum... ¿Señor?— él miró al mayor de los hermanos, seguido de este acto, volteó a donde el joven apuntaba y procedió a correr a esa dirección para lamentarse, sollozar y gritar "¡Mi guardería~!", por su parte, ambos estaban muy incómodos, tanto, que tuvieron que intercambiar miradas en busca de saber qué decir o cómo actuar, no sirvió de mucho porque terminaban en donde iniciaron: no saber qué hacer, o bueno, eso se daban a entender alzando los hombros y negando levemente con la cabeza
—Ejem...— pronunció el menor —no quisiéramos ser... Amm...— miró a su hermano y este subió los hombros para luego bajarlos, genial, ahora tenía que encontrar por sí mismo la palabra —¿Insensibles?
—Sí, eso— empezó a ayudarlo —pero mi hermano Luigi y yo solamente somos plomeros... No ¿enjauladores caninos? ¿Así se dice? Bueno, se me olvidó pero el punto es que si en lo único que quiere que le ayudemos es en llevar a ese perro a la jaula entonces creo que le hemos fallado...
—Por cierto, lamentamos lo de su guardería animal— agregó
—¡Ayúdenme, por favor!— rogó aún de rodillas, eso hizo que los jóvenes se incomodaran aún más —Lo único que les pido es que me ayuden a devolverlo a su jaula, yo lo controlaré, lo prometo, pero por lo que más quieran, ayúdenme— a este punto definitivamente ya no sabían qué hacer o decir, parecía que les había comido la lengua el gato, ¿y cómo no? Si para mayor incomodidad, la gente que pasaba los veía de forma extraña sino es que murmuraban cosas que ellos ni llegaban a escuchar porque estaban ocupados en desear que la tierra, el cemento o algo los tragara, y, en el mejor de los casos, que apareciera una tubería para regresarlos al reino champiñón
—Jeje... Mario, ¿qué dijiste que haríamos en estos casos?— le susurró entre dientes mientras sonreía de lado expresando de cierto modo su incomodidad
—No sé— respondió del mismo modo para después mirarle —¿Improvisamos?
—Improvisamos— concordó de inmediato y dio un asentimiento —O-ok...— \ay, no quiero meter la pata/ pensó —D-de acuerdo se-señor, de acuerdo, nosotros le ayudamos a meter al perro agresivo a la jaula, pero usted tiene que pararse y arreglar su guardería mientras nosotros hacemos eso, ¿sí?— \Perfecto, ya metí la pata, ¿qué acabo de aceptar?/ se lamentaba mentalmente mientras que su hermano hizo un palmface
El señor se animó de inmediato mientras se levantaba —¡Sí, sí, gracias, gracias, son mis salvadores!— agradeció y se metió a ordenar su guardería aún haciendo gestos y sonidos de felicidad
—Creo que... Deberíamos dejar de improvisar— comentó Mario dando pequeños asentimientos en lo que Luigi solamente hizo un sonido que dio a entender que estaba de acuerdo —bueno, ahora, vamos Luigi, tenemos que ver cómo regresar ese perro a su jaula— empezaron a caminar a donde se fue el canino... Aunque después de dos cuadras el de gorro verdoso se regresó corriendo a la tienda seguido de su hermano...
<3 Minutos Más Tarde>
—¡Gracias por darnos la jaula señor! / Exacto, ahora sí nos vamos a buscar a ese perro jeje— se retiraban diciendo eso los ambos Bros mostrando una sonrisa amigable que ocultaba vergüenza, vergüenza la cual dejaron ver al ya no estar en el campo de visión de aquel hombre, Luigi suspiró —no puedo creer que casi se nos olvidara pedirle la jaula
—¡Lo sé!— exclamó —Y se supone que es lo escencial para atraparlo— habló con obviedad —sí que el tiempo que tardamos explicándoles a nuestros padres el tema de los reinos allá nos dejó norteados
—Ni que lo digas bro— en ese momento se dio cuenta de algo —hey, ¿soy yo o en los reinos está más tranquilo?
—Meh, está más tranquilo en los reinos, hasta me atrevo a decir que es un poco más lindo que aquí— siguieron platicando y comparando los dos mundos
Durante la plática, Mario le iba diciendo a Luigi cómo fue el recorrido que tuvo que hacer para llegar al reino donde se encontraba Donkey Kong, el cómo luchó contra él y lo venció, la verdad no le pudo continuar a su historia porque la risa del contrario lo interrumpió...
—¡Oye! No te rías— soltó una ligera risa al mismo tiempo que le daba un pequeño golpe en el hombro de su hermano
—Jajajajajaja, perdón, perdón, ¿y cómo se sintió ser un gato?— interrogó tratando de no reír pero le fue imposible –Pfff... Jajajajajajaja
—¿Qué? No sabía que ese bloque me iba a convertir en gato, ¿sabes? Donkey también se rió de eso, nada más que a diferencia tuya, él sí me vio vestido de gato
—Jajajajajaja, a ver, a ver, a ver, déjame ver si entendí— dijo limpiándose una lágrima que le estaba saliendo de tanto reír —primero encuentras a la princesa y ya estás corriendo hacia ella para que sea tu salvación de los guardias pero en lugar de eso te agarra de la mano y en un movimiento rápido te tira al piso, momentos después eres medio humillado por la misma debido a que esta pudo pasar la pista de obstáculos al primer intento, luego, en la Isla Kong, primero te agarran como un saco de boxeo, después, te comes un hongo que te hace pequeño, luego quieres tocar una flor que te pasaría su poder de fuego pero Donkey Kong le sopla y se apaga la flama de esta y por último, cuando ya estás todo noqueado, reaccionas por el grito de Peach, golpeas un bloque y te conviertes en gato jajajajajajaja si pudiera caerme ahora mismo de risa, ten por seguro que lo haría jajajajaja
Se empezó a reír también para poder decir con tono divertido —Bueno, acabas de resumir lo que me pasó de un momento a otro y viéndolo de esa forma, sí fue un tanto gracioso lo que me pasó, o bueno, las partes que acabas de decir— se rieron un poco más y el del gorro rojo siguió contando su lado de la historia, una vez que acabó, su hermano hizo lo mismo, inclusive le contó el cómo una estrella entre azulado y verdoso que también estaba encerrada en el calabozo de Bowser, le hizo sentir que de verdad iba a ser rostizado en la lava que había debajo de ellos, tan sumergidos estaban en la plática que lo único que los despertó fue un ladrido, al voltear en esa dirección, el canino agresivo pasó a toda velocidad a lado de ellos, como pasó muy pegado a donde ellos estaban, Luigi y Mario se quitaron del camino para no ser arroyados, nada más que al tirarse a donde estaba una tienda, no fue la mejor de las ideas —¡Vuelve aquí!— le gritó el mayor de los hermanos, pero al momento de levantarse y correr para perseguirlo, se detuvo y miró a su hermano, el cual su Windows aún estaba procesando lo sucedido —¡Luigi, rápido, trae la jaula que se nos escapa!
—S-sí, ¡ya voy Mario!— respondió levantándose y retomando conciencia de que todavía el canino andaba suelto, los dos empezaron a perseguirlo por casi toda la ciudad al tiempo que gritaban "¡a un lado!" / "¡con permiso!" / "¡disculpen!" / "¡nosotros lo atraparemos!" / "¡lo sentimos, ya lo agarramos!"
Corrían y corrían sin parar, ni las construcciones o pasos obstruídos los detenían, corrían y se impresionaban por cada lugar que descubrían, creían que conocían la ciudad al derecho y al revés pero al parecer las tuberías que llevaban al reino champiñón no era lo único de lo que no tenían conocimiento.
—Ufff, ok... Ok...— pronunciaba con dificultad Luigi al igual que trataba de agarrar aire —Necesitamos... Un... Plan..., Dios... ¿Cómo... Ese perro de nombre Zasy... Puede correr... Como Sonic y no cansarse?
—No sé, pero concuerdo contigo, necesitamos un plan para atraparlo, ¿tienes alguno?
—Sí...— lo miró —¿cuánto más crees poder correr en lo que... Yo... Descanso un rato?
Ah sí, con que de ese modo terminó siendo la carnada para meter a Zasy en su jaula, pero bueno, aceptó para que su hermano descansara, siguiendo con la historia, pasó el tiempo y Mario se ocupaba en llamar la atención del perro, no fue hasta que pasó por un callejón oscuro lleno de botes con basura, ahí sí que empezó a correr con toda la energía que le quedaba, mientras que con Luigi...
—¿Aló? No, o bueno, sí, es que... Creo que ahora no podemos, ¿le parece si otro día? Es que mire, nos estamos ocupando de un perro agresivo cuyo nombre es Zasy, ajá— se recarga en la jaula —no sí, mire, es que el perro se le escapó al señor de la guardería de animales, mmh... ¿Qué?— deja de recargarse en la jaula y empieza a tomar una postura de nerviosismo —¿C-cómo? ¿Qu-que es su-su pe-perro? Jeje... No, no... Nosotros o bueno, yo hablo de otra guardería de animales jeje... Ah... ¿Que es la única que está en la ciudad? Jeje... Entonces... Es otro perro llamado Zasy hmm... ¿Que no se cree ese cuento?— se apartó el teléfono —Rayos— susurró para luego volver a hablarle al que estaba al otro lado de la línea —¿Qué? ¿Que ahora mismo irá a la guardería? Sí jeje... No se pre-preocupe, ahí estará su perrito... Jeje... Je...— cuelga y hace otra llamada —Ma-mario tenemos un pro-problema
—¿De verdad? Pues yo creo que dos porque Zasy me está alcanzando y la energía se me acaba— contestó al otro lado del teléfono mientras trataba de no caerse del cansancio que sus piernas estaban cargando
—Pues... Resulta que el dueño de Zasy llamó para ayudarle con su lava manos y... Va directo para la guardería de animales
—¡¿Le dijiste?!
—¡¿Yo qué iba a saber que era el dueño del perro?! ¡Me lo dijo cuando ya se lo había contado!
—Bueno... Prepárate que ya voy hacia ti
—De acuerdo— colgó y levantó rápido la vista pero la volvió a bajar hacia su teléfono para revisarlo, cosa que no pudo hacer puesto que volvió a levantarla acto seguido de guardar rápidamente el teléfono —¡Mamma mia!— él se apresuró a meter en la jaula al canino, lo cual funcionó, si bien Mario salió un poco lastimado porque Zasy logró morderle levemente la mano, Luigi aún con temor y nerviosismo, cerró de la mejor manera posible la jaula para que este no se escapase, una vez cumplido su objetivo ambos dieron un suspiro y cambiaron a una expresión de tranquilidad... Eso sino hubieran recordado de inmediato el motivo por el cual se apresuraron
—¡El dueño va encamino a la guardería!— gritaron los dos en seguida de un movimiento fugaz de agarrar la jaula e irse corriendo hasta el establecimiento
—¿Por qué? En serio, ¿por qué?— se interrogó Toad en voz alta
—¿Por qué qué?
—¡¿Por qué no estuve ahí para ayudarles a atrapar a ese canino?!— se expresó con una pizca de dramatismo, los hermanos Bros habían regresado ya al Reino Champiñón, el fortanero le dio aviso que iría al castillo de Peach, ya en el camino, se encontró a Toad, quien sin dudarlo decidió acompañarlo, así de pasada platicaban sobre lo que hicieron en el día, al fin y al cabo eran las 5:57 p.m, aún estaba el Sol pero ya no tardaba en esconderse para que así se diera la noche, el bigotudo le contó a su amigo lo que había pasado, inmediatamente el de menor estatura empezó a lamentarse por haberse quedado en el reino siendo de que pudo haber filmado lo sucedido para presumir las aventuras que se viven en el mundo donde proviene Mario —Sabía que su mundo era interesante... Aunque si hablamos de cosas nuevas, en la mañana le hacía una visita a la princesa y de no ser que estaba ahí parado en la puerta, mini Bowser se escapaba
—¿Cómo? A ver, ¿de qué más me perdí?— dijo confundido
—Lo mismo pregunto— lo miró —pues no creo que solamente hayan atrapado al canino
—Tienes razón...— guardó silencio unos instantes para seguir hablando —También se le escaparon dos conejos y tres pájaros— agregó y el grito del champiñón se escuchó por casi toda la ciudad, tanto que todos se les quedaron viendo y empezaron a pedir disculpas por forme iban avanzando
Al cabo de unos minutos, llegaron al castillo, los guardias los dejaron pasar sin apuro alguno, ellos fueron caminando por los pasillos del lugar hasta llegar a donde se encontraba la rubia, ella estaba explicándole una cosa a uno de los habitantes del reino, al parecer era importante porque lo estaba explicando con sumo detalle y asesorándose de que se diera a entender su idea, cosa que interrumpió al ver a Mario y Toad, los saludó y les pidió que la esperaran un momento; cuando había acabado de hacer lo que hacía, se fue a platicar con sus dos amigos, se la pasaron riendo por las anécdotas que se contaban, bien dicen que el tiempo pasa volando, pues al de menor estatura se le estaba haciendo tarde por lo que se despidió para luego irse.
—¿Mario?
—¿Sí princesa?— respondió de vuelta y en seguida de esto giró su mirada hacia ella
—¿Qué te sucede? Se nota que tuviste un mal día— comentó sosteniendo una mirada de preocupación
—Sí, sí, no es nada, hoy mi hermano y yo nos mantuvimos ocupados capturando animales en lugar de seguir con nuestro trabajo de plomeros— notó que ella tenía una cara que era una mezcla de confusión y sorpresa, entonces continuó —lo que pasa es que a un señor proveniente de una guardería de animales se le escapó primero un perro agresivo de nombre Zasy, su lugar de trabajo estaba desordenado debido a Zasy, así que nos pidió que le ayudáramos a atraparlo, nosotros accedimos y lo perseguimos por creo que toda la ciudad, a Luigi se le ocurrió un plan donde yo salía de carnada y él descansaba, acepté porque sí lo vi muy cansado, pero resulta que mientras nosotros logramos que Zasy entrara a su jaula, su dueño iba a la guardería, tuvimos que correr como Sonic para llegar al establecimiento antes que el dueño de Zasy, lo logramos, celebramos nuestra victoria pero no nos duró mucho el festejo porque resulta que al señor de la guardería se le escaparon dos conejos, fuimos, los buscamos por todos lados y los encontramos después de una hora y media, regresamos a la guardería pero aunque ya pareciera que no habría nada más que nos detendría que el dueño nos sale con que se le habían escapado dos guacamayas y un loro— Peach soltó una leve risa y siguió prestando atención con una sonrisa a lo que el fortanero le decía —tardamos como tres horas en encontrar y encerrar a esos pájaros, para que al final de todo un carro pasara sobre un charco de agua y nos mojara, definitivamente no fue ni el día de mi hermano y menos el mío
—Hmm... Creo que sé justo lo que necesitas— acto seguido le agarró de la mano y lo guió hasta el balcón del castillo, desde ahí se podía apreciar cómo el Sol se iba escondiendo poco a poco —cuando no tuve un buen día o ya sea que fue un tanto atareado o estresante, me gusta ver el atardecer, eso me relaja, me despeja, me ayuda a despedirme aunque sea por un momento de mis preocupaciones o de los malos momentos que tuve en el día...
—Wow, es muy bonito, si bien ya lo había visto un día antes de irnos a la Isla Kong, volver a apreciarlo desde aquí es maravilloso
—Lo sé— se limitó a decir la princesa para después recargarse en el barandal de este
Los dos admiraban la belleza del Sol desvaneciéndose lentamente por el horizonte, ninguno decía algo porque con ver el paisaje y tener la compañía del otro era suficiente, Mario por su lado, ya no tenía presente en su memoria los sucesos de ese día, ¿qué le provocaba más calma? ¿Estar con Peach o estar mirando el atardecer? Tal vez eran ambos o tal vez era más la compañía de la joven que el paisaje, pero cualquiera que fuera la respuesta no le importaba, estaba calmado, la brisa que pegaba en los rostros de los jóvenes era algo demasiado relajante y tranquilizante, al parecer ella tenía más que la razón, la noche no era el único que se llevaba penas o cosas malas que pasaron en el día, sino que el atardecer igual se llevaba aunque fuera por unos momentos los tragos amargos que tuvieron durante el día, al final, para el de gorra roja y la princesa, es un suspiro silencioso de desahogo profundo que se guardaría como un recuerdo de un momento solo de ellos...
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