Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo: 1 ✓

9:30 am.
Me levanto temprano, algo que no suelo hacer, emocionado por la restauración de mi nena: una moto de carreras BMW HP4 Race. Mi madre me la regaló cuando cumplí 21, y desde entonces se ha convertido en algo muy especial para mí. Me encanta esta moto porque es increíblemente rápida y tiene un estilo único. No es solo un vehículo; es una expresión de libertad y pasión en su forma más pura.

Arrastrándome fuera de la cama con una pereza que parece imposible de vencer, me dirijo hacia el baño. El simple pensamiento de la ducha caliente es lo único que me impulsa. Al abrir el grifo, siento como el vapor comienza a llenar la habitación y el agua caliente empieza a fluir. Cuando el chorro caliente golpea mi cuerpo, cada músculo tenso se relaja instantáneamente.

Tomo lo primero que veo regado por el sofá: unos vaqueros negros y una camisa gris. Ahora mismo no me importa mi aspecto, solo anhelo ver cómo ha quedado mi preciosa moto luego de la restauración. Me pongo una de mis chaquetas de cuero favoritas y me encamino hacia la puerta principal de la casa, ansioso por ver el resultado. Justo cuando estoy a punto de salir, la voz de mi abuela me detiene en seco.

—Jonathan, no te puedes ir así sin nada para la lluvia, está nublado allá afuera, mi Pichón —me dice con todo el cariño que siempre tiene para mí.

Su cabello tiene el mismo tono cálido y dorado que el de la miel recién vertida, resaltando su piel suave y delicada. Nuestros ojos idénticos, reflejando una conexión especial entre nosotros. Es hermosa, se mantiene muy bien a pesar de su edad, y la quiero mucho.

Al escuchar su apodo, no puedo evitar rodar los ojos con diversión. El hecho de que me llame "Pichón" desde que tengo memoria puede resultar un poco vergonzoso, pero de alguna manera, cuando lo dice, suena adorable. Le permito que lo haga, porque es parte de nuestra conexión especial.

—Está bien —le sonrío y tomo el paraguas que me tiende.

—¿Qué vas a hacer tan temprano? —pregunta.

—Voy a buscar a mi nena, abuela —respondo y se pone las manos en la cabeza, en un gesto dramático.

—¿Cómo puedes llamarle nena a ese cacharro con ruedas, hijo? —me pregunta, con una mezcla de sorpresa y preocupación en su voz—. Ojalá de verdad encontraras a una nena, hijo, una nena hermosa que te haga sentar cabeza. Te quiero mucho, pero eres un caso perdido, mi Pichón —añade con ternura y resignación en sus palabras.

Siempre soñando, abuela.

—No quiero conocer ninguna nena, abuela. Me va bien y solo soy tuyo —le guiño el ojo y le lanzo una de mis sonrisas más coquetas.

—Malcriado —dice, antes de poder salir de casa.

Decido abrir el paraguas, a pesar de que no esté lloviendo todavía. Son las 9:40 y el clima parece estar un poco revuelto. Cruzo el centro rápidamente hasta llegar a la parada de autobuses y continúo caminando en línea recta por la acera.

Miro el reloj ansioso, consciente de que el mecánico me ha advertido que debo recoger la moto antes de las 11:00. Las manecillas marcan las 10:10, lo que me tranquiliza al saber que todavía tengo tiempo suficiente.

Cualquiera que me ve piensa que soy la persona más puntual del mundo, cuando ni remotamente es así.

Al fijar mi vista al frente, recibo un encontronazo al chocar con una chica. Instintivamente, mis manos la sujetan de la cintura para evitar que se caiga. Sus zapatos de tacón son tan afilados que parecen cuchillos, y puedo imaginar lo incómodos que deben ser.

A través de la fina tela de su vestido, puedo percibir que tiene la piel suave y unos ojos azules como el mar que enamoran, mejillas sonrosadas, labios carnosos. Me pregunto si es por lo revuelto que está el clima esta mañana o si alguien le ha dado unos buenos besos antes de salir.

—¿Y ahora se supone que yo debo preguntarte si estás bien? —finjo seriedad, mientras parecíamos permanecer abrazados—. ¿Siempre vas corriendo y mirando tus zapatos?

—Y tú, ¿siempre estás tan gruñón desde temprano? —masculla distraída, mirando hacia atrás cuando por fin he logrado soltarla.

Tiene el ceño levemente fruncido, lo que me da a entender que está comenzando a molestarse.

Que lo haga. Me gustan las chicas que se enojan fácilmente.

Me permito mirarla de arriba a abajo por unos segundos, mientras pienso en qué será lo próximo que le diré: —Seguro eres la típica chica que intenta llamar la atención tropezándose con todos "por error" —sonrío ligeramente.

—Pero serás gilipollas —uy, no pensé que fuera a reaccionar así, pero me gusta—. A ver si te ubicas, no necesito tropezarme con todos para llamar su atención —espeta, mientras sus ojos, por alguna extraña razón, se vuelven a desviar hacia atrás de mí.

—¡Mierda! ¿Lo ves? Ya se me ha ido el autobús, es tu culpa.

¿Qué? ¿Mi culpa?

—¿Ahora es mi culpa que torpeza sea la palabra y tú seas el significado? —me defiendo, mientras veo como ella voltea los ojos.

Por alguna extraña razón, eso enciende algo extraño en mí. Le doy una última repasada mental a su cuerpo y continúo caminando. A los pocos segundos, vuelvo a sentir pasos de tacón detrás de mí.

—¿Acaso eres una acosadora? ¿Por qué me sigues? —empecé a provocarla jugando, pero esto ya está colmando mi paciencia.

—No me quiero mojar, necesito llegar a mi trabajo —se le oye suplicante, pero no se la pondré tan fácil, no después de sus contestas.

¿Ahora ya no soy gilipollas, Rubia Peligrosa?

«¿De dónde ha salido ese apodo?».

—Ese no es mi problema, y menos después de como me has tratado —trato de acelerar mis pasos, pero aún así, ella los sigue.

—Por favor, mi trabajo está muy cerca de aquí. De hecho, antes de tropezar contigo iba a tomar el bus pero al perder el tiempo contigo también —recalca—, ya se ha ido —la miro unos segundos, notando como su rostro su enrojece con cada palabra que dice y me gustaría saber cuál es su límite.

—Pídeme disculpas —le digo, tratando de continuar con mi tono de voz de antes.

—¿Qué? —exclama.

Esto va a ser divertido.

—Se acaba el tiempo y estas llegando tarde... —le recuerdo, y cierra los ojos con fuerza.

—Discúlpame —dice lentamente, pero con rabia retenida.

No tan fácil, Rubia, por lo menos que sea creíble.

—¿Qué? Es que no te escuché —inevitablemente sonrío al ver como vuelve a cerrar los ojos y me imagino que debe de estar contando por dentro.

—Discúlpame, por favor —repite, esta vez con más calma.

—Ok, Rubia Peligrosa. Te voy a acompañar, creo que así acabaremos este lío más rápido y tú dejarás que me vaya de una vez.

¿Por qué le he dicho el apodo en voz alta?

No dice nada más, seguimos caminando y de vez en cuando compartimos miradas algo extrañas. Me indica el camino hacia su trabajo, que casualmente, me hace camino para el taller.

Rompo el silencio: —La próxima vez que te retrases para llegar a tu trabajo, o a donde sea que vayas, mira hacia adelante y así te aseguro que no tropezarás con nadie. Ah, y lleva un paraguas si está nublado, mírate —una visión de ella tumbada en mi cama, con mi cara hundida entre sus piernas, me viene a la mente y me atrevo a sonreír—, ahora estás toda mojada.

Se pone colorada con mi última frase.

Esa no te la esperabas.

—Pervertido —es su máximo insulto. Le sonrío en respuesta.

Dios mío, ¿en qué estoy pensando? Apenas conozco a esta chica, y sí, vale, me gusta cuando me habla mal y me insulta, pero no es mi tipo. Se nota que no es de esas que se regalan.

—Adiós —digo y me doy la vuelta para irme.

No me detiene para pedirme mi número ni nada, con más razón, me convenzo de que no es mi tipo. En lugar de eso, vuelvo a mirar hacia el reloj y descubro que me quedan unos diez minutos para llegar a recoger mi moto y verla totalmente restaurada.

Le pago al mecánico con tarjeta, recibo las llaves y salgo. Justo cuando estoy por marcharme, recibo un mensaje de Melani, "mi amiga".

Melani:
Amor. 20 minutos. Estoy sola en casa😈.

En un abrir y cerrar de ojos, gracias a mi ágil moto, ya estoy allí. Aparco y ella me abre casi al instante.

Melani es pelirroja, con pecas sutiles alrededor de su nariz, ojos verdes claros, labios carnosos y una piel pálida, 19 años, toda perfecta.

Nos besamos y yo le mordisqueo el cuello y parte de su pecho. Ella se tira en la cama con las piernas abiertas. Dato innecesario: no lleva bragas.

—Ah, no, no hay tiempo para eso —señalo a mi entrepierna y me bajo el zíper con todo y bóxers.

Ella capta la indirecta y la toma entre sus manos rápidamente para después metérsela en la boca y hacer maravillas con esos labios carnosos que me recuerdan tanto a los de la chica de esta mañana, la Rubia Peligrosa. Unos minutos después, con esa idea rondando en mi cabeza, recordando sus contestas, me corro alrededor de su boca.

¡Por Dios, Jonathan! Contrólate, ya deja estar esos pensamientos.

—Me voy. De seguro ya están por venir tus padres. Mañana cuando nos volvamos a ver te devuelvo el favor —prometo. Abrocho mis vaqueros, le doy un último beso y me voy.

_______________________________
Nota de la autora📖:
Holaaa, ¿todo bien?, espero que sí❤️.

Espero que el capítulo haya sido de su agrado, si fue así, me ayudarías mucho dejando tu ⭐️(voto) y si gustas comentar tus partes favoritas, sería de gran ayuda e inspiración para mí, las dos cosas lo son🥺.

Si encuentran algún error o falta de ortografía a lo largo de el capítulo, favor de hacérmelo saber, lo mismo al privado o en este hilo de comentarios📖.

🦋KOCT📖

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro