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4: Creer

Los suaves rayos del sol se colaban entre las rendijas de la persiana, iluminando la habitación poco a poco.

Con leves movimientos la joven inconsciente fue moviéndose entre las sábanas, despertando de aquel profundo sueño en el que había estado.

Ciertamente hace mucho que no dormía de aquella manera, tan tranquila, tan pacífica, sin ser atormentada por aquellas pesadillas infernales.

Abrió los ojos y vio el techo de aquella habitación en la cual estaba, percatandose entonces de que no estaba en su habitación, ¿Qué lugar era ese? Un pequeño pánico (el cual no se permitió exteriorizar) empezó a abordarla, hasta que en una silla a su lado divisó la figura de un hombre alto y fornido, de cabellos rubios totalmente dormido junto a ella.

Fue entonces cuando cayó en cuenta de los sucesos ocurridos la noche anterior, el como había trabajado al lado de los Vengadores, como detuvieron a los esbirros de Trigon y la posterior ayuda que le prestó al Capitán América, para finalmente acabar desmayada.

Ahora todo tenia sentido.

Suspiró levemente y dirigió su mano derecha al rostro de aquel rubio, tocándolo con sutileza, apenas en un pequeño rose. Se veía tan tranquilo, a pesar de que tenia el ceño fruncido podía notar como aquel hombre transmitía una gran sensación de seguridad, una como la que no recordaba haber sentido antes en su vida.

Sí, se sentía tranquila, a pesar que aquel soldado estaba dormido lograba hacer que sus sentidos se relajaran.

Rápidamente alejó su mano del rostro de él al ver como este empezaba a despertar, por lo que optó por desviar su mirada hacia la ventana.

El rubio levantó su cabeza de las sábanas de la camilla donde la joven estaba acostada, girando su rostro hacia la morena, viendo como esta ya estaba despierta.

— Buenos días señorita, veo que ya despertó.

Ella asintió con calma.

— Buen día, Capitán Rogers.

— Por favor, solo llámeme Steve

— De acuerdo -dijo Phantom asintiendo nuevamente.

— ¿Cómo se siente? Ayer después de la pelea nos preocupó su estado de salud por lo que la trajimos a la enfermería de la torre.

— Bien, en realidad solo necesitaba descansar hasta que mis heridas sanaran y recuperara energías -hizo una breve pausa- ¿Y usted cómo se encuentra? No muchos pueden decir que han sobrevivido a un ataque de fuego del inframundo.

El sonrió levemente.

— Estoy bien gracias a usted, debo darle las gracias por haberme sanado... Aunque después de eso acabó inconsciente -dijo Steve con cierto tono de culpabilidad en su voz.

Ella negó con la cabeza con suavidad.

— Usted no tiene la culpa de que acabara así, solo fue cuestión de agotamiento, aunque no lo hubiera sanado igual me habría desmayado, ya había gastado mucha energía, además era lo correcto y creo que sus amigos no me hubiesen perdonado nunca si no le hubiera ayudado.

Él sonrió nuevamente, aquello era verdad, conocía a sus amigos lo suficiente como para saberlo.

— Por cierto, hay algo de lo que me gustaría hablar con usted, es sobre lo que ocurrió el día de ayer.

— Por supuesto, no tengo ningún problema con ello.

— Bien, en ese caso creo que podremos hablar sobre eso después del desayuno -dijo para a continuación levantarse de la silla y tenderle la mano a la mujer.

Esta asintió nuevamente y se levantó de la camilla aceptando la mano del rubio, siempre con aquella expresión inexpresiva en su rostro.

✴✴✴✴✴

— Buenos días Stark, veo que madrugaste hoy...

— Corrección legolas, no he dormido el día de hoy.

Y era cierto, se había pasado toda la noche investigando sobre la más reciente huésped de la enfermería de la torre.

— ¿En serio? ¿Investigando sobre los ataques?

— Cerca pero no, en realidad sobre aquella mujer -dijo dándole paso para que viera el monitor de la computadora donde estaba- te presento a Sarah Vega, 23 años, y sin ningún tipo de registro social además de su partida de nacimiento, ninguna red social, archivos o amigos.

Barton vio a Tony con una ceja alzada.

— Vaya, de verdad no confías para nada en esa chica ¿Eh?

— Claro que no, ¿Acaso tú si lo haces?

— No del todo -admitió encogiéndose de hombros- pero de igual forma no tenemos nada que perder con darle una oportunidad ¿Sabes? De todas maneras creo que ayer ya quedó demostrado su punto.

— Si, si, lo sé, pero de todas maneras me parece que hay algo más detrás de esa chica...

Clint se encogió de hombros.

— Bueno, para eso podemos mantenerla vigilada -dijo con calma- ven, vamos a desayunar, Natasha me pidió que les avisara a ti y a Banner que bajaran, sabes como es cuando le toca preparar el desayuno.

Ambos avanzaron saliendo del laboratorio, encontrándose con Natasha y a Bruce ya en el comedor en compañía de Steve y la joven que ahora sabían se llamaba Sarah.

— Oh vaya, miren quien despertó, si es la bella durmiente.

— Stark -le reprendió Steve.

Empezaron a comer en silencio, un silencio algo incómodo, se podía sentir cierta tensión en el ambiente y eso, en definitiva, no ayudaba para nada a la situación.

— Y dime Rogers, ¿Ya la señorita Vega te dijo su verdadero nombre? -soltó de repente Tony.

El resto del equipo dirigió su mirada hacia el ingeniero.

— Veo que me ha investigado, señor Stark.

— Oh, por supuesto que lo he hecho ¿O acaso esperabas que confiara en una completa desconocida de buenas a primeras?

La mujer le dio un sorbo silencioso a su taza de té.

— No, la verdad es que no, de hecho veía venir algo así, es lógico, yo también lo hubiera hecho... -hizo una pequeña pausa- mi nombre real es Sarah Vega, o al menos ese es el nombre con el cual me registraron, aunque no suelo utilizarlo.

— Stark...

— ¡Por favor Capipaleta! No me dirás que no tienes curiosidad... -se giró hacia la mujer- habla, ¿De dónde saliste? ¿Por qué no hay registros tuyos en ninguna parte? ¿Cuál es tu familia?

Sarah vio la taza en sus manos como si fuera la cosa más interesante del mundo durante lo que parecieron largos minutos, dio un nuevo sorbo a su contenido y con calma habló.

— Nací en Hell, Michigan, el treinta y uno de Octubre de mil novecientos noventa y cinco; mi madre se llamaba Teresa Vega, ella murió poco después de que nací, de mi padre no se nada, fui criada por la sociedad Luminista, cuando era niña estuve en un orfanato hasta los once años, que decidí escapar del lugar debido a los inconvenientes causados por mis poderes, digamos que a las monjas no les hizo mucha gracia, por lo que empezaron a aislarme del resto de los niños y a tratar de exorcizarme... Fue entonces cuando estuve rondando en las calles hasta que la sociedad me acogió.

Hizo una breve pausa, dirigiendo su mirada hacia cada uno de los miembros que estaban en la mesa.

— ¿Y cómo es que no existen registros tuyos en ningún lado? -preguntó esta vez Bruce.

— La sociedad se encargó de mantenerme oculta y borrar todos los registros posibles, ellos me educaron, me brindaron un lugar en donde dormir, comida caliente y me enseñaron a manipular mis poderes.

— Y esa tal sociedad Illuminati...

— Luminista -corrigió la mujer con cierto enojo en su pausada voz.

— Bien, Luminista ¿Qué pasó con ella? -indagó esta vez Natasha.

— Todos murieron -hizo una pausa y tomó otro sorbo a su taza- hace un mes un grupo de aquellos esbirros llegaron a la casa en donde los miembros de la sociedad vivíamos, destruyendo el lugar, aterrando al resto de los pobladores y asesinando a todos los miembros, estaban buscando a alguien...

— Y esa persona eras tú ¿No es así? -completó Stark.

Ella asintió.

— En ese momento fue cuando supe de la existencia de Trigon y del gran peligro que este suponía para la humanidad, es por eso que me he dedicado desde entonces a investigar una forma de detenerlo a como dé lugar.

— Y supongo que fue entonces que decidiste venir a Nueva York... -agregó Barton.

— Si, digamos que los sobrevivientes del pueblo no estaban muy contentos, me culparon de lo ocurrido e intentaron llevarme a una hoguera bajo la dirección del cura loco del pueblo, entonces recordé un reporte a cerca de ustedes y decidí abrir un portal para escapar y buscarlos.

El Capitán negó con la cabeza, claramente indignado, ¿Cómo es que en pleno siglo veintiuno todavía se vieran ese tipo de atrocidades?

— Hay algo que si me gustaría preguntarle -habló Steve- cuando me estabas curando de las quemaduras hubo un momento en el que vi una serie de imágenes... ¿Qué fue exactamente eso?

La mujer hizo una leve mueca, aquel tema ciertamente le incomodaba.

— Si, temo que por alguna razón, la cual desconozco, se ha creado una conexión entre nosotros... Lo que viste es lo que Trigon tiene preparado para la humanidad, he estado soñando con aquellas escenas desde hace ya algún tiempo, es por eso que si no quieren que aquellas escenas se cumplan les pido su ayuda, esta vez no solo es la tierra la que corre peligro, sino también el resto del universo.

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