—Creo que tendrías que recapacitar un poco, Kath...

Ruedo los ojos y me alejo para sentarme nuevamente y sigo observando el vídeo. Esto puede ser muy curioso para la vista de muchos, para mí, es una locura.

—No, claro que no. Quiero saber lo que mi padre estaba haciendo ahí. ¿Acaso él sabrá todo lo que me pasó? —Alzo ambas cejas y luego niego un poco nerviosa por la situación.

Alex me toma de las manos y niega.

—No lo creo, Kath.

Asiento más de una vez.

—Eso espero, sino ya estoy muerta.

A lo lejos, es bastante difícil distinguir a mi papá hablando con Paul, parece estar discutiendo con él. Mi padre niega y se sube a su auto; Paul patea la parte delantera del vehículo y corre hacia la cámara que, al parecer, en ese momento, la está sosteniendo otra persona.

La cámara vuela por los aires cayendo a la piscina.

Escucho el celular de mi mejor amigo sonando, y sé que es James. Conozco el sonidito que Alex le puso. Ambos tienen el mismo. Son tan tiernos.

Alex nos enfoca y James suelta un suspiro de sus labios.

—Parece que las cosas no están nada bien, ¿qué ocurrió? Tienen cara de dolor en sus bellos rostros —murmura James.

Alex hace una mueca con sus labios y luego asiente.

—Kath aprobó, pero ahora se está dando cuenta del costo.

Lo que sale de los labios de mi amigo es justamente lo que me está pasando. Sé que me hubiera gustado desaprobar antes de ser una actriz de juegos de niños.

—¿Por qué? ¿De qué hablas? —Cuestiona James.

Debo confesar que estoy más que sorprendida de lo que sale de los labios de James, puesto que él debe saber todo lo que está pasando. Seguro que él también era parte del plan de Javier, seguro que él sabía todo y nunca me dijo nada.

—Vamos, James, ¿me estás diciendo que tú no sabías nada al respecto?

—No le hables así. Quizás no tenía idea de lo que estaba haciendo su amigo, Kath.

James se queda en silencio y eso me responde todo.

Una lágrima se desprende de mis ojos y luego niego con la cabeza mirando la pantalla del celular de Alex.

—No puedo creerlo... Yo confíe en ti, James, y tú... —Me hago la fuerte, pero no lo soy.

James niega casi frenéticamente ante mis palabras.

—No, no lo entiendes. Tienes que escuchar a Javier.

Alex mira todo sin poder entender lo que está ocurriendo y no lo culpo.

—Porque no sé lo que Javier intenta, no quiero oírlo de su parte...

—Tienes que darle una oportunidad y escuchar.

La cara de Alex me demuestra que sabe de lo que está hablando, pero yo no deseo hablar con Javier ahora.

—Deberías escucharlo, todas las personas te darán una versión de la historia, pero nadie sabrá la verdad... y lo sabes. —Hace una pequeña pausa James—, solo él puede darte la verdad.

Niego con la cabeza.

—No quiero... —Vuelvo a negar y apago el televisor.

—¿Y la maratón de Supernatural? —Pregunta acomodando su cabello blanco.

—Hoy no habrá maratón de Supernatural, hoy haré lo que hacen las personas de mi edad. No me quedaré viendo el televisor. —Sonrío ampliamente mirándolo fijamente a los ojos y alzo una ceja—. Amigo mío, hoy saldremos y volveremos en pedo.

James se sorprende ante la situación. No le agrada mucho la idea de que su hombre tenga que salir a beber sin él, pero yo lo voy a estar cuidando.

—¿En pedo? —Se acerca apoyando su mano sobre mi frente—. Que extraño, no tienes fiebre.

—¡En pedo! —Exclamo tomándolo de las manos para girar.

Alex se separa con lentitud mirando mis ojos con el ceño completamente fruncido ante la tontería que estoy haciendo.

—Chiquis, yo me iré a dormir un poco —comenta James cortando la llamada.

—Esto es una verdadera locura —dice Alex—. Me agrada más de lo que no te puedes imaginar.

Lo comprendo, jamás me comporto como los demás.

¿Lo que voy a hacer es lo correcto?

No tengo idea de nada, solo sé que hoy me voy a divertir y la voy a pasar genial con Alex. Me da un poco de lastima que James no pueda venir, pero espero pasarla genial igualmente. No podemos hacer muchas cosas relacionadas con esta locura, quiero olvidar todo.

—Será divertido, hagámoslo —comento con seguridad en mi tono de voz.

Alex hace una mueca con sus labios y luego sonríe amplio.

—Será estupendo. Creo que esta será nuestra primera vez, Kath.

Suelto una carcajada sonora de mis labios ante la situación y niego con la cabeza tan solo una vez. No puedo creer lo que nuestra mente está pensando.

—Eso, sin duda, sonó mal.

Asiento con la cabeza tan solo una vez. No puedo creer lo que está pasando, me da un poco de vergüenza la situación, pero me quedo pensando en las cosas.

Nos quedamos quietos mirándonos a los ojos sin saber qué hacer o qué decir, después de eso ya nada sería lo mismo que antes. Tenemos que admitir que no es correcta la situación, pero hoy no me voy a poner a pensar en cosas malas, quiero ser feliz.

—Será nuestra gran noche —anuncio con seguridad en mi tono de voz.

Lo miro a los ojos con una pequeña sonrisa sobre mis labios.

—¿Estás en pedo? —Me pregunta.

Niego con la cabeza.

—Aún no, pero quiero festejar. Ya no seré esa aburrida que estudia hasta la última hora y tiene toda su vida calculada... —Lo miro fijamente a los ojos con el ceño fruncido ante mis palabras—, ahora haré lo que quiero hacer sin importar una mierda.

Alex se sorprende y tapa sus labios.

—Katulincha, ¿Acabas de decir mierda?

Asiento con la cabeza.

—Sí. Yo dije mierda, ¡mierda! ¡Mierda!, ¡mierda!, ¡mierda! —Exclamo corriendo por toda la habitación.

Oigo un fuerte golpe de la parte baja de la casa, sé que uno de mis padres golpea para que me calle. Nunca dije aquellas palabras y supongo que no se lo esperaban.

—Cállate... —Murmura con preocupación.

Suelto una carcajada sonora de mis labios y me acerco a él tomándolo de los hombros.

—¿No me conoces? —Pregunto.

Él niega.

—Tampoco yo, pero es divertido... es auténtico.

—¿Él te hizo esto?

Su pregunta me hace dudar.

—¿Él?

Me quedo completamente estupefacta.

—Javier... —Murmura con una pequeña sonrisa ladina sobre sus labios.

Hago una mueca con mis labios al oír ese nombre. De cierto modo, es verdad. Javier me ha cambiado más de lo que me podría imaginar. Javier se había vuelto muy importante en mi vida, pero ahora lo único que espero, es que desaparezca junto con mi dolor.

—No digas ese nombre en mi casa, no lo nombres... es el innombrable.

—¿Voldemort? —Pregunta moviendo sus manos.

Suelto una pequeña risita divertida de mis labios al oír la comparación con aquel personaje de J. K Rowling. Debo confesar que la comparación es increíble en un momento como en el que nos encontramos en este preciso instante.

—Sí, pero más sexy...

Alex mueve sus cejas cuando oye mis palabras, le pego en el hombro.

—¿Te gusta? —Pregunta mirándome fijamente a los ojos.

Un suspiro se desprende de mis labios y abro mi boca para hablar, pero lo único que sale de mis labios es un simple—: Mmmm...

Alex abre sus ojos como nunca antes.

—¿Qué es eso? —Pregunta esperando una respuesta concreta salir de mis labios—. ¿Qué es lo que significa eso? no me mientas, dime la verdad.

¿Debería decirle la verdad?, ¿cuál es la verdad?

Yo sé que Javier en un momento me gustó, pero ahora después de enterarme de todo eso...