CAPÍTULO 60
—Por el nombre de Dios, no puedes decirle la verdad. —Oigo que sale de los labios de mi mamá.
—¿Cómo no se lo digo? Marcela, sabes bien que Katherine tiene derecho de saber la verdad... ¡Lo merece! Ella... —Cuando emito la pequeña tos, el diálogo de mis padres termina.
Continúo bajando las escaleras con una pequeña sonrisa sobre mis labios, como si no hubiera escuchado nada de todas esas palabras que ellos me están ocultando.
No entiendo lo que está sucediendo, no sé por qué todos me ocultan cosas. No merezco eso.
—Katherine...
—Papá, ¿sucedió algo? —Pregunto comenzando a limpiar.
—No, no sucedió nada —responde mi madre—. Nada importante.
Alzo ambas cejas mirándola fijamente a los ojos y no le doy importancia, sigo limpiando los pequeños papelitos rojos y verdes que se encuentran en el suelo.
Me acerco a la gran ventana y noto a la distancia entre los árboles altos, en la oscuridad de la noche a James junto con Alex.
Una gran sonrisa se dibuja sobre mis labios y los observo esperando que se den un beso, pero cuando están a punto de besarse, aparece Laby junto con Paul.
La gran escena de amor se termina.
James gira mirándolos fijamente, los labios de Laby se mueven con rapidez absoluta y Paul mira a Alex con intención de darle una bofetada. Parece que se odian, aunque ni siquiera se conocen como para que eso sea así.
Niego con la cabeza y siento la mano de mi mamá sobre mi hombro, giro viéndola fijamente a los ojos sin comprender nada de lo que está sucediendo. Siento que me estoy volviendo completamente loca con todas las cosas que me están sucediendo.
—Kath, ve a ayudar a tu amigo —dice mi madre.
Inmediatamente, asiento con la cabeza y corro con rapidez a la puerta. Cuando la abro me dirijo a pasos agigantados directamente al jardín, voy ahí donde veo a Alex en suelo. Paul se encuentra sobre él, no para de golpearlo en el rostro.
Las bellas facciones del rostro de Alex se están desfigurando. Paul no para de golpearlo; Laby mira todo con una gran sonrisa sobre sus labios y sostiene con fuerza a James de los brazos para que no pueda hacer nada al respecto, tan solo ver aquella horrenda escena.
Los nudillos de Paul están rojos: llenos de sangre de Alex y, por supuesto, también de él.
—¡Basta! —Exclamo acercándome a Paul tomándolo del brazo.
—¡Aléjate! —Emite Paul dándome un golpe.
Caigo al suelo sin poder hacer nada, me trato de poner de pie sosteniendo mi abdomen.
—Katherine...
No puedo creer lo que me acaba de hacer, nunca me hubiera imaginado que él me pegaría. Eso jamás lo imaginé, él no es así, pero ya no me sorprende nada.
Después de todo, todo esto fue una maldita mentira.
Estas cosas nunca las podré borrar de mi mente, he sido estafada por la persona que pensaba que amaba y que aquel amor creía que era correspondido.
No sé la razón de su mentira, de haberme usado cuando, en realidad, amaba a otra mujer.
Yo solo fui una estúpida diversión para él: un juego, una porquería que muy pronto desecharía al tacho de basura.
Alex trata de abrir sus ojos cuando Paul se aleja para comenzar a pegarle a su amigo. Una de las manos de él sostiene el cuello de James, y Laby tira del cabello rubio del joven con ambas manos.
Una bofetada seca es lo que recibe el rubio de parte de Paul. Alex con cuidado se va poniendo de pie acercándose a mí, sus brazos me rodearon en un fuerte abrazo y no dudo en corresponderle.
Me siento mal por no poder ayudar a James, pero no quiero ser golpeada nuevamente por alguno de ellos y estando en esta situación seguramente es lo que recibiré de ellos.
—Ve adentro... ve por mis padres y sube con cuidado a mi habitación despierta a Javier para que nos ayude, por favor —le pido separándome con cuidado del abrazo.
Alex asiente con la cabeza y no tarda demasiado en dirigirse a la casa. Mi papá sale corriendo al jardín, como nunca lo había visto, y se dirige directamente a Paul, lo toma por los brazos y lo quita con suma brusquedad en su accionar.
Laby no dice nada y simplemente sale corriendo lo más rápido posible dejando la escena a un lado.
La mirada de mi padre se encuentra sobre los ojos de Paul y simplemente niega con la cabeza ante la situación. Mi padre se ve muy decepcionado por las actitudes de Paul, pero a mí no me sorprende del todo.
—¿Paul? —Pregunta mi padre.
Paul, simplemente asiente con la cabeza, alejándose del hombre. Cuando ve venir a mi mamá, sale corriendo lo más rápido posible, subiéndose al vehículo con el que había venido junto a Laby: ella está manejando.
Mi mamá fija su mirada al vehículo sin comprender y luego mira a mi papá a los ojos. De sus labios, emite un fuerte bufido de frustración y deja de visualizar a mi papá para ver a James sangrando, se acerca al rubio y con cuidado lo guía a la casa.
Me quedo parada junto a mi papá, lo miro con el ceño fruncido sin comprender lo que había sucedido hace tan solo unos pocos minutos atrás.
Aquella escena me ha dejado completamente estupefacta: golpes, sangre y miradas de confusión son las pocas características que logré notar.
—¿Te sientes bien? —Pregunta mi papá al notar que aún sostengo mi abdomen.
Niego con la cabeza.
—Recibí un golpe de parte de Paul...
—Ven, vamos a la casa. —Papá se acerca y me sujeta en brazos como cuando era una pequeña. Debo confesar que extraño esas épocas—. Curaremos eso, pequeña.
Me aferro a él, apoyando mi cabeza sobre su pecho, y cierro mis ojos oyendo sus latidos cardíacos que me tranquilizan siempre que me sucede algo malo.
Oigo la voz de mi mamá, cuando papá me recuesta en el sofá de la sala. No abro los ojos, espero que ellos crean que estoy dormida y poder oír la conversación que mantenían anteriormente.
—Tengo que decirle la verdad, es mi pequeña... —Dice padre con seguridad.
—No, no es tu pequeña —le responde mi mamá del mismo modo o quizás con mucha más seguridad que la de mi padre.
—Marcela, no me hagas esto.
—¿Yo?, ¿yo qué te hice? —Pregunta mi madre subiendo el tono de voz.
—Déjame decirle la verdad.
—¡No! —Responde con un grito.
—Baja la voz, está dormida...
Con cuidado voy abriendo mis ojos, los miro con una pequeña sonrisa sobre mis labios y trato de sentarme en el sofá.
Un pequeño gemido doloroso se escapa de mis labios por hacer tanto esfuerzo.
—Creí escuchar gritos... —Murmuro mirándolos.
—No, solo es tu mamá alterada por tu golpe, pequeña, ya sabes como es —responde mi papá con una pequeña sonrisa sobre sus labios.
—Estoy bien, pero los chicos... —Pregunto mirando el final de la escalera. Javier y Alex bajan con cuidado.
—¡Alex! —Exclama con desesperación James.
Alex baja con rapidez las escaleras y se dirige a James para estrecharlo entre sus brazos. Es un fuerte abrazo: lleno de amor y felicidad. Es algo único que estoy completamente segura que jamás lograré tener en mi vida.
—Katy... —Susurra Javier acercándose a mí.
Se arrodilla frente a mí observando mis ojos y sonríe.
Todos están allí, mis mejillas se tornan escarlata con el simple hecho de escucharlo decir mi nombre frente a todos los presentes.
—Javier.
—¿Qué te sucedió? —Pregunta con un tono de preocupación.
—Paul, él me pegó —respondo con sinceridad, aunque ahora me siento mal por hacerlo.
—Ese hijo de perra —dice Javier colocándose su chaqueta de cuero negra.
—¿Qué haces? —Pregunto tomando su brazo.
—Por ahora nada, pero ten por seguro que haré algo por ti —me responde haciendo que soltara su brazo.
—Javier... —Murmura James negando con la cabeza.
Javier besa mi frente y se dirige hacia la puerta de salida.
Antes de irse, mira a James a los ojos y susurra:
—No me detengan.
Me pongo inmediatamente de pie, sin importar, el dolor que siento, pero ya es tarde Javier sale por la puerta.
—¡Javier! —Exclamo.
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