Paul me mira a los ojos con el ceño fruncido y luego niega con la cabeza. Se lleva ambas manos a su gorra de lana gris y se la quita, dejando al descubierto su cabello ondulado y despeinado. Me hace a un lado y se adentra a la habitación, se sienta en la cama que era suya y me mira esperando que pueda escucharlo.

Cierro la puerta y me siento en mi cama esperando que comience a decirme lo que le está sucediendo. Niega con la cabeza tan solo una vez y muerde su labio inferior. Se ve que está muy nervioso, pero no puedo comprender lo que le pasa.

—¿Qué es lo que te ocurre? No me asustes así...

Él baja la mirada.

—El profesor Reid va a ir eliminando candidatos, no quiero que te eliminen a ti.

Alzo ambas cejas ante su preocupación.

—¿Por qué piensas que él me eliminaría a mí? Tiene a varios, creo que yo no seré una de las eliminadas —respondo con seguridad.

Paul me mira a los ojos y suelta una carcajada sonora.

—Pues, yo creo que te va a eliminar primero y más después de lo que sucedió con él.

Me pongo a pensar lo que sale de los labios de Paul y no lo comprendo, ¿acaso él sabe que el profesor...

—¿A qué te refieres?

—Vamos, Katherine, Laby vio que ese hombre quiso aprovecharse de tu santidad.

Suelto una carcajada sonora ante las palabras que Paul decidió usar para hacerme entrar en la conversación. No puedo creer en nada y me da un poco de miedo que él sepa eso. ¿Acaso ahora todos lo saben?

—¿Ella se lo dijo a alguien más? —Me atrevo a preguntar.

Paul asiente con la cabeza y luego señala la puerta.

—Se lo dirá a tu madre, será mejor que corras si no quieres que ella se enteré de todo, y cuando digo todo...

No lo dejo seguir con sus palabras y me acerco para darle una bofetada en la mejilla.

—¿Por eso viniste a distraerme? Para que Laby le cuente todo a mi madre...

Niego con la cabeza y comienzo a correr con rapidez hacia la salida de la universidad, pero me detengo en seco cuando veo a Laby hablando con mi madre.

Me siento una jugadora de lacrosse y corro rápido para embestir a Laby antes de que le diga algo a mi madre, la tomo fuerte del brazo y la alejo con rapidez de ahí. Entro a la biblioteca, ya que mi madre no puede y suelto a Laby sobre la mesa. Me da igual que los que están ahí se asusten.

—¿Qué te pasa? —Cuestiona Laby.

La miro a los ojos y niego con la cabeza más de una vez.

—Le ibas a decir todo a mi madre. Yo se lo diré cuando tenga que hacerlo.

—Katherine, tu madre tiene que saber a la niña que crio, ¿no crees?

La fulmino con la mirada.

—Ella ya sabe a la chica que crio.

Laby me mira con una mueca de asco al ver su ropa en mi cuerpo. Puedo notar que está imaginando cosas que no son, pero antes de que pueda decirle algo, ella me empuja y caigo al suelo. Trato de ponerme de pie, pero me comienza a patear, así que agarro su pierna y hago que caiga al suelo junto a mí. La bibliotecaria llega para separarnos y los estudiantes imitan su acción, aunque hay otros que filman todo.

—Nadie sabe quién eres en verdad —dice Laby.

Me empuja una vez más y sale de la biblioteca bufando enojada por la situación. Mi madre me observa sin comprender lo que está sucediendo, pero me acerco a ella y solo la abrazo con un poco de temor por cómo ella pueda reaccionar a todo lo que tengo que contarle. Quizás lo mejor es callar y después de que todo pase... Recién ahí le voy a contar todo.

—¿Estás bien? —Pregunta, y yo solo asiento sobre su hombro.

Me separo lentamente cuando escucho la voz de Paul y Laby, ella le chilla sobre cómo pudo haberme dicho lo que le estaba por decir a mi madre. Mientras que dentro de mí, solo pienso en darle las gracias a Paul. Me alegra que él haya venido a decirme lo que Laby planeaba, pero muy en el fondo, sé que él había venido a distraerme. Eso me duele, pero no puedo hacer nada para que están personas cambien sus actitudes, eso nunca va a suceder.

—Sí. ¿Me quieres ayudar para los preparativos de mañana? —le pregunto con una sonrisa.

—Claro, cariño.

Ambas caminamos de regreso a mi cuarto y cierro la puerta con brusquedad. Giro y observo a mi madre acomodando algunas cosas en un bolso, me acerco con el ceño fruncido, pero dejo que me ayude con esas cosas. Ella sabe cómo me gusta que quede todo acomodado, sé que no hará un desastre con mis pertenencias.

—¿Estás segura de que estás del todo segura? No quiero verte mal después.

Sonrío amplia y asiento.

—No. Nunca estaré segura, pero hay que vivir la vida. Tú me lo dices siempre, así que... Voy a vivirla —digo completamente dispuesta.

La observo a los ojos y vuelvo a asentir.

—Bien, pero... Cuídate, Katherine.

—Lo haré. Madre, no iré a la guerra, solo son pasantías y eso. Después volveré a la residencia y en el verano estaré estudiando para los finales.

Ella niega con la cabeza más de una vez. Me mira preocupada al escuchar lo que sale de mis labios. No le agrada en lo absoluto, pero no puedo hacer nada para cambiar lo que pienso hacer.

—No. No tienes que vivir en esta residencia, ven a casa.

Lo pienso más de una vez y luego asiento.

—Bueno, creo que no es una mala idea. Puedo quedarme con ustedes, ya estoy harta de vivir aquí. —Hago una mueca con mis labios—. Quiero volver a casa y ayudarlos, sí. Definitivamente voy a regresar cuando salga de las pasantías y vuelva a clase.

Después de un par de horas hablando de la vida y haciendo la maleta, mi madre desea regresar a casa. Así que la despido con un beso y ella me entrega una bandeja de comida, así no tengo que ir a la cafetería. Le doy las gracias y cuando se marcha veo que sus ojos están cristalizados, me destroza, pero no puedo hacer nada.

Me siento en la cama y comienzo a cenar. Observo la hora en mi reloj esperando que ya sean las 12 para irme a dormir.

Necesito despegar la cabeza y esa es la única forma que tengo para lograrlo. Ya pasó una hora desde que estoy esperando poder dormir, pero no funciona.

Es como si los nervios me explotaran y no me dejaran hacer lo que quiero, en este caso, dormir.