Oportunidad, advertencia
1 historia, 2 Corazones.
Capítulo siete: Oportunidad.
Después de dos meses trabajando juntos en Estados Unidos, Senku acompañó a Tsukasa al aeropuerto para que pudiera regresar a Japón.
—¿Seguro que estarás bien? —Tsukasa lo miró con preocupación mientras salían del auto—. No estamos seguros de sí ese fue el último secuaz de Aspen, y todos parecían determinados en matarte solo a ti.
—La especialidad de Aspen siempre fue la tortura psicológica. —Frotó sus sienes—. Me volví bueno detectando sus jugarretas. Si queda alguno, empezará a jugar conmigo antes de atacar. Sí eso pasa, te llamaré.
—Tal vez debería quedarme más tiempo, solo por precaución.
—Tengo al equipo de Xeno aquí. Además, Minami nos matará a ambos si sigues retrasándote. —Rió burlonamente.
—Ah, sí. Supuestamente rompió conmigo… —Encogió los hombros, despreocupado.
—¿Rompieron? —Senku rascó su oído con incredulidad—. Nunca creí que Minami fuera a soltarte ni en diez billones de años. —Rió.
—No lo hizo, Mirai dice que solo quiere ponerme a prueba, y también me dijo que debería pedirle matrimonio. —Suspiró con cansancio—. Ya le dije que la llevaré a un restaurante cuando regresé y aceptó. Supongo que debería pedírselo entonces.
—¿Vas a casarte, en serio? —Lo miró con repulsión mientras comenzaban a caminar en dirección al avión.
—No veo por qué no. —Encogió los hombros—. Hmm, no soy muy aficionado a los eventos sociales, pero me gusta la idea de formar una familia. También estoy seguro de que Minami es la mujer que quiero.
Senku hizo una mueca, antes de reír entre dientes.
—Bien, bien, intentaré ir a tu boda, entonces. —Hurgó en su oído despreocupadamente.
—¿Y qué hay de ti? —preguntó de pronto.
—¿Disculpa?
—Minami no deja de preguntar respecto a tu relación con Maiko desde que salió en esa revista hace meses, y hasta Mirai tiene curiosidad.
—Sí, Suika también me preguntó por esa tontería. —Hurgó en su oído con fastidio—. Es solo una estúpida fotografía, ya deberían saber que no tengo tiempo para relaciones amorosas.
—¿Ni siquiera para Kohaku?
Senku se congeló por completo durante un minuto entero, para luego voltear a ver a Tsukasa con absoluta incredulidad.
—¿Minami ya te contagió el afán de reportera chismosa o qué mierda, eh, Tsukasa?
—Es Suika la que constantemente le pregunta a Mirai por ello, pero sí, Minami también suele preguntar. —Encogió los hombros—. Pero también es mi propia curiosidad. Ya que nos deshicimos de los secuaces de Aspen.
Senku apartó la mirada.
—¿Y qué con eso?
—Estoy seguro de que lo sabes. —Sonrió divertido.
En efecto, Senku era dolorosamente consciente de lo que quería decir.
—No estamos seguros de haber acabado con todos los seguidores de Aspen…
Tsukasa encogió los hombros, viendo su avión ya preparándose para despegar.
—Al final es tu decisión lo que haces con tu vida, pero no olvides que ella tiene una vida también. —Esas palabras hicieron a Senku voltear a ver con cautela a Tsukasa.
¿Por qué tenía la impresión de que estaba tratando de decirle algo, algo desagradable?
Antes de que pudiera preguntarle, Tsukasa se despidió y se marchó de camino a su avión, dejándolo allí con mil preguntas dando vueltas en su mente.
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Cantar y bailar en un escenario era refrescante y divertido. A Kohaku no le interesaba mucho hacerlo frente a grandes multitudes, pero debía admitir que era emocionante ver a la gente tan animada, dándote su apoyo y disfrutando contigo.
La misión de rescate desgraciadamente no dio frutos, pero Kohaku decidió seguir con Myuji y su banda, queriendo probar cosas nuevas.
Solo había estado en un par de conciertos, haciendo duetos con Myuji en un par de canciones, pero le pagaron muy bien y fue muy divertido. Además, mayormente era para recaudar fondos para los países que necesitaban ayuda para resurgir o para organizar excursiones en búsqueda de más estatuas o para hacer hospitales o escuelas. Y según Myuji, que ella fuera una heroína famosa les daba más publicidad y los acercaba más al objetivo.
Myuji era un gran amigo y un tipo divertido, siempre estaba de buen humor y hacía a los demás ponerse de buen humor también. Lo único que a Kohaku no le gustaba de él era su coquetería y su insistencia en salir con ella, lo rechazaba todas las veces que la invitaba a salir, pero… una vez, cuando estaban todos borrachos celebrando el éxito de su último concierto, Myuji se acercó a ella con su guitarra y le cantó una bella canción de amor frente a todos, y Kohaku se sintió tan halagada que aceptó salir con él.
La cita fue… agradable, un bar al aire libre y música, pero al final acabó siendo un desastre. Cuando él intentó besarla, entró en pánico, lo abofeteó y en el proceso le quitó un diente al no medir su fuerza.
—Lo siento… —le dijo con culpabilidad al verlo salir de la clínica donde lo petrificaron y despetrificaron para que pudiera recuperar su diente.
—Ah, no te preocupes. —Sonrió suavemente—. Lamento haber sido tan… desesperado. No me puedo controlar ante tanta belleza. —Rodeó sus hombros con su brazo—. Pero no estuvo tan mal, ¿verdad? Podríamos darnos otra oportunidad. ¡Iremos más lento! Lo prometo, me comportaré.
—Myuji, no creo que sea buena idea. —Sonrió con culpabilidad—. Podemos ser solo amigos.
Él comenzó a hacer pucheros.
—¿Es por Senku-kun, no es cierto? —Cruzó los brazos, inflando una mejilla—. ¿Aún te gusta él, o me equivoco?
Kohaku lo miró ceñuda. ¿Por qué tenía que hablarle de Senku?
—Bueno, es cierto que aún me gusta él. —Decidió ser sincera—. Pero simplemente no creo que ser más que amigos sea buena idea… Myuji, eres genial, eres muy divertido y me… me agradas, pero no creo que esto pueda funcionar.
—¿Lo dices porque no crees que yo pueda ser serio, verdad? —Cruzó los brazos—. ¿Crees todos los rumores de que solo tengo escándalos con mujeres? ¿Que no soy capaz de comprometerme de verdad?
—Es que no son rumores, lo he visto. Llevo dos meses conviviendo contigo, ¿lo olvidas? —Sonrió burlona y él se fue de espaldas. Kohaku rió—. De verdad eres un gran hombre, pero esto no funcionará.
—Vamos… Dame una oportunidad. —Lloriqueó—. Acepta salir conmigo y te prometo que te demostraré que puedo ser serio. No quiero jugar contigo, de verdad me gustas. —La miró a los ojos, tomando su mano—. Por favor, por favor, por favor. ¿Sí?
Kohaku miró sus manos unidas en silencio.
Debía admitir… que era muy halagador sentirse tan querida.
Y quizás de esta forma pudiera sacar un poco de su cabeza a Senku.
—Muy bien… Supongo que podemos intentar otra cita.
—¡WUU! ¡No te arrepentirás, te lo aseguró! —Apretó sus manos y por un momento pareció inclinarse para besarla, pero se detuvo y retrocedió nerviosamente al ver su mirada asesina.
Sacar a Senku de su mente sería difícil, pero al menos lo intentaría.
Era lo mejor.
No muy lejos de donde ellos estaban, una figura los observaba atentamente, en silencio, antes de alejarse con los puños apretados.
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1 historia, 2 Corazones.
Capítulo siete: Advertencia.
Una vez Kohaku acabó de comerse todo en la mesa, sonrió satisfecha y suspiró antes de tomar una copa y beberse lo último que quedaba de vino.
Senku la observó con una sonrisa relajada, girando su copa vacía en sus dedos.
Sabía que muchos los estaban mirando y que mañana las fotografías que les estaban tomando no-tan-disimuladamente estarían por todas partes, pero le daba igual.
Finalmente. Finalmente era libre de hacer lo que quisiera. Por fin podía pasearse por todo el maldito mundo con Kohaku si quería, y si ella se lo permitía.
Ya no tenía por qué preocuparse, podría gritar que ella era la persona más importante para él. Podían hablar, fotografiarlos y esparcir el rumor por todo el mundo, ¡y le daba absolutamente igual! ¡Es más, mientras más lo sepan mejor, que lo supiera todo el mundo! Quizás eso podría contribuir a que Kohaku le diera otra oportunidad.
Pero sería paciente, ya había esperado muchos años.
—¿Nos vamos? —preguntó al ver a Kohaku comenzar a mirar a su alrededor con aburrimiento.
—¿No tienes que hablar con científicos y eso? —Pareció sorprendida—. El lugar está lleno de gente mirándote… Hasta Maiko-sensei está aquí. —Hizo una mueca, mirando de reojo hacia una mesa al otro lado del lugar.
Senku volteó sin interés, sin sorprenderse al ver a la mujer mirándolos con obvia repulsión.
—No vine aquí por el evento, vine aquí porque quería salir contigo. —Encogió los hombros, ladeando la cabeza cuando ella enrojeció por completo. ¿Por qué la avergonzaba, si era algo obvio? No pudo evitar reír divertido—. ¿Nos vamos? —repitió.
Kohaku se acabó el vino y asintió rápidamente, a lo que ambos se levantaron de la mesa y salieron casi sin despedirse de nadie, solo de la Dra. Mironi, su esposo y otro par de personas que siempre fueron amables y respetuosos con ellos.
Antes de entrar al auto, Senku volteó con curiosidad hacia la playa, provocando que Kohaku siguiera su mirada.
—¿Quieres ir? —preguntó él al ver sus ojos azules persistir en seguir mirando hacia el mar.
—No… realmente no… No tengo ningún motivo para querer ir, solo lo miraba porque el sol hace que brille de forma bella. —Encogió los hombros, abriendo la puerta para entrar al auto.
Senku posó su mano sobre la de ella, volviendo a cerrar la puerta y de paso aprovechando para envolver su mano en la suya.
—Recuerdo que una vez me dijiste que a veces no tienes que tener ningún motivo para querer hacer las cosas. —Rió, acercándose a ella hasta acabar con sus narices rozándose—. ¿No fuiste tú la que me dijo que me dejará de tonterías y simplemente hiciera lo que quería hacer? —Miró a sus labios intencionalmente.
Quería besarla, más al notar su respiración acelerada y su mirada constantemente bajando de sus ojos a su boca, pero estaba diez billones por ciento seguro de que sí lo hacía ella iba a responderle con una bofetada. Además, aún quedaban reporteros cerca, y aunque le daban igual ella lo odiaría si los exponía de esta forma, más cuando solo habían pasado un par de días desde que dejó a su ex plantado en el altar.
Suspiró y retrocedió un paso, sin soltar su mano.
—Entonces, ¿quieres dar un paseo por ninguna razón en absoluto? —Sonrió mientras tiraba de su mano para llevarla lejos de allí, intentando no reírse por su obvia vergüenza solo porque no tenía planeado morir tan joven.
Kohaku no dijo nada, pero dejó que la llevará hasta la playa.
Senku envió disimuladamente un mensaje a uno de sus amigos en el evento, pidiéndole deshacerse de los paparazzi por él. Si Kohaku volvía a mirarlo como antes, dudaba poder resistirse a besarla y no quería cámaras que hicieran que ella pudiera lamentarlo después.
Caminaron en silencio por la orilla del mar, aún con sus manos juntas.
Kohaku estaba mirando hacia el horizonte, y Senku la miró con curiosidad, preguntándose qué hacer ahora. ¿Ella consideraría romántico un halago de lo bien que se veía con su cabello agitándose al viento, o se enfadaría y se rompería el ambiente tranquilo? ¿Sería mejor permanecer en silencio o eso la haría pensar que no le importaba hablar con ella? ¡AGH, era terrible en estas cosas! ¡¿A qué horas se le ocurrió enamorarse?!
Bufó, decidiendo entrelazar sus dedos con los de ella y ya. Eso le gustaba y parecía la opción más segura.
Kohaku lo miró ceñuda por un momento y él comenzó a sudar frío. ¿Tal vez debería haber escrito su testamento antes de enfrascarse en la tarea de conquistar a una leona?
Afortunadamente para sus deseos de supervivencia, Kohaku se relajó y volvió a mirar al mar.
Bien, sobrevivió a esa jugada. Diez billones de puntos para él.
Unas aves volando por encima de sus cabezas llamó la atención de ambos y los dos las siguieron con la mirada, deteniendo su andar y quedándose mirando a los pájaros perderse en el horizonte.
Senku se relajó y sonrió suavemente, disfrutando de la brisa y la sensación de la mano de Kohaku en la suya.
Esto era absurdamente agradable. No le importaría dedicar su vida a rogarle a Kohaku si podía tener más momentos como este…
Su celular sonando los hizo romper el momento, y él suspiró con cansancio. Desgraciadamente, seguía siendo una de las personas más ocupadas del mundo, no importa cuánto trabajo había delegado para poder pasar más tiempo con Kohaku.
—Debemos volver al hotel, necesito terminar de hacer unos cálculos y enviarlos a Estados Unidos. —Kohaku soltó su mano y él hizo una mueca, descontento, pero no pudo quejarse.
Su hotel no estaba muy lejos, el sonido del mar los acompañó todo el camino de regreso y hasta el pasillo, solo siendo interrumpido por el golpeteo de sus pasos, ya que los dos estaban sumidos en un silencio sepulcral.
Odiaba esto, desearía que las cosas no tuvieran que ser tan incómodas, quisiera explicarle todo y hasta rogar por perdón de ser necesario, pero no sabía sí eso la haría sentir presionada, no quería hacerla sentir obligada a perdonar todos los disgustos que la hizo pasar.
Ambos se detuvieron en las puertas de sus habitaciones, que estaban frente a frente, y voltearon para mirarse en silencio.
Esto era ridículo. Era obvio que ella aún sentía cosas por él, o no estaría allí, ¿qué los detenía? ¿su orgullo? ¿su trabajo? ¿el pasado? Esas cosas le importaban una mierda a Senku a estas alturas.
Al ver a Kohaku mirarlo de la misma forma que antes, ya no pudo controlarse y cruzó los pocos pasos que lo separaban de ella, sorprendiéndola y sorprendiéndose a sí mismo. Se detuvo en seco cuando estaba ya a pocos milímetros de ella, de nuevo con sus narices rozándose, con sus pechos presionados y sus respiraciones mezcladas.
¿Qué pasó con eso de no presionarla? ¿Estaba siendo asfixiante? ¿Ella se enfadaría? ¿Iba a arruinar todo por no poder controlar sus malditas hormonas haciendo estragos en todo su hipotálamo y la parte inferior de su ínsula izquierda?
Permaneció inmovil, observándola mientras ella le devolvía la mirada con los ojos muy abiertos, estremeciéndose cuando él hacía los más mínimos movimientos. Mierda que eso no lo ayudaba para nada en su autocontrol…
De verdad quería besarla, pero…
Agh, ¡esto era diez billones por ciento demasiado absurdo! Ambos querían esto, y ambos lo sabían muy bien.
Miró a Kohaku a modo de advertencia, bajando más la cabeza. Con la mirada, le dijo que esa era su última oportunidad de apartarlo.
En toda respuesta, ella cerró los ojos. Y eso fue todo lo que necesitó.
Finalmente, luego de meses, pudo juntar sus labios con los de ella, pudo volver a besarla.
La besó con delicadeza, casi con miedo de volver a hacer algo que la hiriera, casi con miedo de romperla, ¡a ella! la mujer más fuerte que conocía, como si tuviera miedo de quebrarla, porque no solo era una amiga con una fuerza bruta absurda, no solo era una protectora, jamás fue solo eso. Era la mujer más fuerte y su aliada más confiable, sí, pero también era la mujer más preciada para él.
Era la mujer que amaba.
En un principio ella temblaba como hoja al viento, pero luego de unos segundos pareció hartarse de su trato delicado, así que llevó sus manos a su nuca y lo besó de forma desenfrenada.
Ah, aparte de ser todo lo anterior, también era una leona. Una leona que lo volvía loco.
—A la mierda el trabajo —gruñó contra su boca, perdiéndose en el beso, dispuesto a ignorar al resto del mundo por ella.
Kohaku sonrió sin romper el beso, y por primera vez en mucho tiempo Senku sintió que había hecho algo bien.
Continuará...
Holaaaaaaaaaaaa :D
Lamento el retraso, tenía mucho que hacer QnQ
IMPORTANTE:
Como varios ya han adivinado, efectivamente este fanfic ES PRECUELA DE Re-Mind!
Diez billones de puntos a quienes lo adivinaron uwu
Creo que con esto ya salgo del Hiatus, la neta extraño subir fics TToTT
Bueno, como siempre ya tienen el siguiente capítulo en mi Patre0n nwn
Me despido!
CELESTE kaomy fueraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!
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