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~4~

—Jeremy...

Jeremy abrió los ojos de golpe mientras se inclinaba sobre el borde del sofá intentando recuperar el aliento. Sentía que le costaba respirar, y tenía mucho frío, además un dolor terrible comenzó a expandirse por todo su cuerpo como si se hubiera dado el peor golpe de su vida. Lo cierto era que había tenido una pesadilla muy real. Parecía que se encontraba en una especie de hospital, pero nadie podía verlo. Luego vio a su hermano pequeño con su ropa de paciente y lo siguió hasta una azotea, y después Dean... y después Dean...

De repente, escuchó los gritos de su hermana, sacándole del trance de la pesadilla. Salió corriendo del sofá del salón hasta la habitación. Allí entre las mantas oscuras se encontraba Raquel igual o más llena de sudor de lo que estaba él, y con los ojos llorosos. Se movía inquieta intentando despertar, por lo que la agarró fuerte y la abrazó contra él para calmarla. La susurró que que estaba con él y que no la soltaría, lo que provocó que abriera los ojos de golpe y se echara a llorar entre sus brazos como cuando eran niños. La pobre respiraba muy rápido y le estaba costando respirar. Además podía sentir cómo su cuerpo temblaba como una gelatina y al mismo tiempo Jeremy la notaba frágil, como una muñeca apunto de romperse.

—¿Estás bien? —le preguntó ayudándole a recostarse sobre las almohadas.

Ella negó y comenzó a llorar desconsolada; los brazos de su hermano la rodearon la cintura y ella apoyó su cabeza en su pecho. Se sentía como aquellas pesadillas que sufría Dean antes de que fuera ingresado.

—Él... Dean... ha caído... está muerto...

—¿Qué dices?

—Le he visto caer. —decía desconsolada.

Entre lágrimas, Raquel pudo ver la expresión de su hermano. Sabía de lo que hablaba, pues él también lo había visto caer.

—He tenido una pesadilla. —dijo mientras sus brazos se tensaban. —Puede que la misma que tú.

En ese momento, el timbre sonó. Raquel quiso levantarse para abrir, pero viendo su actual estado, Jeremy quiso adelantarse para ver quien era. Para su sorpresa, quien se encontraba al otro lado de la puerta era su hermano, Dean.

—¿Pero qué? —abrió la puerta y encontró a su hermano menor con una expresión callada y algo tétrica. Tenía unas ojeras terribles e iba vestido con su pijama del psiquiátrico. —¿Qué haces aquí Dean? ¿Tendrías que estar en el hospital?—le dijo preocupado. —Pasa. —Dean entró en silencio y se sentó en el sofá. —Espérame aquí, que voy a hablar con Raquel. Me tienes que explicar cómo te has escapado y de qué iba ese mensaje.

Fue a la habitación de su hermana y la encontró en el baño limpiándose la cara.

—¿Quién es?

—Dean.

La chica se giró de golpe y caminó rápido al salón. En esos segundos el teléfono de la repisa comenzó a sonar, así que Jeremy lo cogió. Era Konan.

—¿Kony?

—Jer. —tenía la voz triste, como si estuviera llorando.

Al escucharla se alarmó. —¿Qué ocurre? ¿Ha pasado algo?

—Logan me acaba de llamar... —dijo desolada. —Es Dean...

—¿Qué pasa con él?

—Dean se ha suicidado en el hospital. —respondió echándose a llorar. —Se ha tirado por la azotea.

Por un momento, el corazón del policía se detuvo unos segundos. La vista se le comenzó a nublar, y le costaba respirar, pero entonces una duda llenó su mente. ¿Si mi hermano está muerto? ¿Quién es el que...

El grito de su hermana en el salón fue lo que le sacó de las dudas.

—Jeremy. —le llamó su hermana. —¿Estás ahí?

—Luego te llamo.

El hombre fue corriendo al salón llevando uno de los mayores sustos de su vida. Encontró a su hermana menor, en una esquina herida, llorando, y con un golpe y sangre en la cabeza.

—¡Raquel! —corrigió a donde ella y la ayudó a incorporarse. —¿Qué ha pasado?

—No era él. —dijo temblando pero segura.

—¿Qué?

—Fuera quién fuera el que estaba aquí, te digo que no era mi hermano.

Jeremy se mordió el labio y dejó que sus lágrimas fluyeran por sus mejillas. Ahora que sabía que lo que había visto no era Dean, ya estaba claro que lo que le había contado Konan era cierto.

—Raquel ha pasado algo.

~⛤~

Ambos hermanos salieron del coche, divisando a varios periodistas tras la cinta que rodeaba el psiquiátrico y a los agentes acordonando la zona. Jeremy corrió a buscar a su compañero para que le explicara lo ocurrido mientras que Raquel esperaba en la entrada. Cuando se giró a mirar a todos esos periodistas carroñeros divisó a dos caras conocidas, sus hermanos.

Konan era una mujer de aspecto similar a Raquel con la diferencia de que ella era más mayor, e iba vestida con una camisa blanca y una falda negra. Hank era un hombre de cabello marrón, vestido con una camisa azul, chaqueta negra y pantalones vaqueros.

—Konan, Hank. —les llamó Jeremy al verlos. Los policías les permitieron el paso y los cuatro hermanos se abrazaron unos a otros, a pesar incluso de las rencillas entre Hank y Raquel.

Entraron en el edificio hasta la zona del patio, donde los inspectores y forenses rodeaban el cadáver de la víctima.

—Vienen conmigo, soy el inspector Van Tassel.

Cuando todos se apartaron les permitieron divisar una sábana blanca que ocultaba el cuerpo del fallecido. Una parte de Jeremy le suplicaba que no lo mirara, pues no lo soportaría, pero la racional le recordaba que tenía que identificarlo para estar seguros de que se trataba de él.

Hank, Konan y Raquel se quedaron parados tras los policías, mientras que Jeremy se agachó despacio para verlo más de cerca.

—Por favor... por favor tú no... —suplicaba a sus adentros.

Sabía que su compañero Logan, no quería verlo sufrir, pero él necesitaba verlo

—Jeremy.

—No.

Cogió con las dos manos los extremos de la sábana y le destapó el rostro. Entonces fue cuando sintió que parte de su mundo se desmoronaba en unos segundo y sus lágrimas se desbordaron de sus ojos.

—Dean... —En ese instante su vista se nubló, las manos le temblaban y se apretó la mandíbula.

Estaba tal cual lo vio en el apartamento de Raquel, solo que estaba mucho más pálido y azul por el tiempo que llevaría muerto. Con las yemas de los dedos acarició la mejilla fría de su hermanito, a la vez que recuerdos de su niñez inundaban su mente. Ya no volvería a ver a ese chico que le encantaba pintar en las paredes blancas o cuando salían a pasear por los parques por las tardes. Todos esos momentos no volverían a repetirse.

Raquel dio un paso adelante, agachándose al lado de su hermano. Ahora comprendía porque se había despertado de esa forma, porque se sentía de esa forma, como si estuviera muerta.

Konan sintió que las rodillas le fallaban, pero Hank la agarró para abrazarla.

—Joder... —suspiraba Hank intentando no derrumbarse como ellos. —Pues sí, es él inspector. —decía a punto de desmayarse. —Pues sí inspector, confirmamos que es Dean y que está muerto... —repetía con dificultad. —Joder.

—¿Cómo murió? —preguntó Raquel en voz baja. —¿Le empujaron?

—No. —respondió Logan con pesar por los hermanos. —Por las cámaras, parece que se suicidó. No sabemos cómo abrió la puerta de su dormitorio, pero le podemos ver subiendo las escaleras hasta aquí, esperando unos minutos y dejarse caer. Es un suicidio.

Jeremy se giró para ver a su compañero sin poder creer sus palabras.

—No... —murmuró desconcertado. —No, Dean jamás se suicidaría.

—Hay un video Jer. —le recordó su compañero. —Se ve claramente que se tiraba solo.

Jeremy tapó de nuevo el rostro de su difunto hermano con la sábana, mientras que al mismo tiempo negaba con la cabeza. Dean no era de las personas que buscaba una salida con el suicidio, él luchaba hasta el final. A pesar de conocer a Logan, un hombre mayor de pelo rubio, y su gran mentor, no estaba de acuerdo con su conclusión. Debía haber algo más, alguna razón por la que su hermanito decidió acabar con su vida.

—Dean jamás se suicidaría de esta forma, tiene pánico a las alturas.

—Puede que no tuviera más remedio. Las medicinas las guardan bajo llave y los médicos nunca dejan objetos puntiagudos o afilados a su alcance para evitar estas cosas. Al abrir la puerta la única opción que tenía era esta. —explicaba detalladamente el inspector a los presentes. —Lo siento mucho Jeremy, pero tu hermano estaba enfermo.

No quiso escuchar nada más. No estaba dispuesto a creer que su hermano se suicidó porque sí, cuando justamente se estaba recuperando. Ignorando a todos, salió fuera del edificio y se apartó a una esquina para fumar. Sin embargo cuando quiso encenderlo con el mechero, era incapaz de encender la llama por el temblor de sus manos. La rabia y la tristeza que sentía le estaban matando por dentro. Raquel le siguió y vio la cara de frustración que emitía su hermano.

—Jeremy.

—No se suicidó. —dijo intentando encender el mechero y con el cigarro en la boca.

—Jeremy, para...

—¡Te digo que no se suicidó! —sin duda estaba destrozado. Volteó a ver a su hermana, y esta corrió a abrazarlo. —¿Cómo no he podido verlo? Soy su hermano mayor, joder, debí haber visto alog. —dijo entre sollozos. —Creí que estaba mejorando, me lo dijo él mismo hace unas semanas...

Raquel se acercó y le cogió las dos manos mostrándole cómo sonreía, a pesar de que fuera forzada. Pero lo más importante es que le creía. Conocía a su hermano como se conocía a ella misma, y sabía que jamás les haría eso. Debía haber otra explicación, puede que fuera manipulado o incluso que fuera amenazado, pero tenían que probarlo.

—Yo tampoco creo que se haya suicidado.

—¿Vosotros dos no tenéis respeto ni a los muertos? —dijo la voz orgullosa de Hank tras ellos. —Lo mejor para nosotros es aceptar lo evidente.

—¿Qué quieres decir?

—Que Dean enloqueció hasta tal punto que prefirió morir a luchar por nosotros.

—Dean jamás se suicidaría. —repitió Jeremy.

—Claro, porque un loco no hace locuras.

Jeremy perdió la poca paciencia que le quedaba y golpeó en la nariz a su hermano. Las dos chicas los separaron antes de que continuara la pelea.

—Pelear no nos devolverá a Dean. —habló Konan. —Tú si quieres investiga lo que quieras, pero a mí lo único que me interesa es que nuestro hermano pequeño está muerto, y que hay que enterrarlo. —dijo señalando a Jeremy. Luego se giró para ver a Hank. —¡Y tú vete a la mierda! No digas que ellos no tienen respeto por Dean, porque de los aquí presentes eres el más pasó de él.

Así estaban las cosas para los hermanos Van Tassel. Esa noche a las 3:33 Dean Van Tassel, el más pequeño de los varones, subió a la azotea del London Psychiatric Clinic y se tiró.

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