CAPÍTULO 15: La vampiresa
Llegamos al Salón de Belleza de Azael y me encontré al vampiro discutiendo con una clienta. Aless y yo intercambiamos una mirada de desconcierto. Me metí en la discusión para poder hablar con Azael, ya que no había ni rastro de Bianca.
— Hola, ya hemos llegado. ¿puedo ayudarles en algo? — Azael parecía bastante enfadado y la pobre muchacha estaba al borde de las lágrimas.
— Dimitri, llegas justo a tiempo. Acabo de pillar a esta chica intentando robar una cesta de productos que tengo en el mostrador. Ella lo niega todo y pone excusas a cuál más absurda.
La joven trataba de defenderse por todos los medios, pero Azael le impedía hablar. Hice acopio de toda la paciencia que podía reunir en aquellas circunstancias, mas mi mente tenía puesta toda su atención en Bianca. Afortunadamente, Aless intervino.
— Buenas tardes, señorita. Mi nombre es Alessandro y me gustaría ayudarla a salir de este desagradable conflicto en el que se ha visto usted envuelta. ¿Sería tan amable de explicarme qué ha ocurrido? — . La joven pareció serenarse ante las palabras de Aless y empezó a contar su versión de los hechos.
— Yo vine a solicitar una entrevista con Azael para el puesto de modelo y me atendió una chica, que cogió mis datos en ese post-it — dijo señalando el papelito rosa que se encontraba en el mostrador. Lo recogí y comprobé que era la caligrafía de Bianca.
— Pero eso no explica por qué estabas tocando mi cesta de productos — protestó Azael. Aless le dirigió una mirada de advertencia para que guardara silencio. Le hizo un gesto a la joven para que siguiera hablando.
—Yo... Cuando me iba, vi los productos que había en la cesta y pensé que sería un buen contenido para mi canal de Youtube: mi idea era hacer un vídeo mostrando estos productos y explicar cómo debían utilizarse, pero cuando vi el precio me desilusioné; era demasiado caro para mí —. Todos estábamos atentos a las palabras de la joven, incluido Azael —. Entonces me fui y a mitad de camino volví para hacer una propuesta. Yo soy muy fan de Azael y de sus productos, y siempre estoy pendiente de sus redes sociales por lo que se me ocurrió que podríamos hacer una colaboración juntos y así ambos ganaríamos publicidad y seguidores.
La joven se quedó mirando a Azael con temor y continuó con su explicación.
—Te aseguro que yo no quería robar nada, es solo que me quedé sola y quise ver de cerca los productos y...y ahí fue cuando me viste—. la chica hacía grandes esfuerzos para evitar echarse a llorar.
—Asunto zanjado: ella dice la verdad—. Me giré hacia Azael para preguntarle—. ¿Dónde está Bianca? —el vampiro trató de evitar mi mirada.
—No lo sé—musitó—. Tuve una urgencia y cuando regresé ella no estaba...
—¿La has dejado sola? —mi grito resonó en todo el salón. Sentí que Aless apoyaba una mano en mi hombro para tranquilizarme.
—Dimitri, la situación es grave y entiendo que estés alterado, pero estoy seguro de que Azael tendrá una explicación plausible para haber dejado sola a Bianca—dijo Aless en tono conciliador.
—Tuve dificultades para controlarme y decidí alejarme y saciarme, antes de hacerle daño a ella o a cualquiera.
—¿Y no se te ocurrió beb...? —Aless nos interrumpió mientras nos indicaba con un gesto a la joven, que seguía mirándonos, parecía que quería algo.
—¿Sí? —pregunté con una ceja alzada y perdiendo la paciencia. La chica pareció encogerse ante mi mirada.
—Supongo que Bianca es la joven que me atendió, una pelirroja que...—titubeó—que está en silla de ruedas—asentí. —Yo oí lo que pasó... una mujer la llamó llorando y gritando porque le estaban haciendo daño. Pude oír los gritos desde aquí. Decía que tenía que ir sola a buscarla o...—la joven se echó a temblar. —Se llamaba Malena, creo. Bianca echó a correr con la silla cuando estaba empezando a llover.
Antes de que los demás pudieran reaccionar, corrí y salí a la calle, empapándome con la lluvia. Me concentré en el vínculo que nos unía y giré a la derecha.
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Siguiendo las coordenadas que me había enviado el desconocido, llegué a un local vacío y oscuro, que parecía abandonado. Sentí un escalofrío, ya que la temperatura había descendido mucho y yo estaba calada hasta los huesos por el agua de la lluvia; tenía la ropa pegada al cuerpo y del pelo me chorreaba agua.
Dubitativa, hice maniobras con la silla de ruedas para subir el pequeño escalón y entré en el local, parecía un pequeño comercio que había cerrado hacía bastante tiempo. Tenía un mal presentimiento. Llamé a mi amiga, pero no se oía nada, salvo mi voz reverberada por el eco.
Con la linterna del móvil activa, recorrí un largo pasillo que había tras lo que solía ser la trastienda. Vi varias habitaciones con hileras de camas y salitas con material quirúrgico y en otra pequeña sala, desentonando con el resto, una cocina antigua con materiales de repostería y una artesa de harina. No tenía ni idea de qué era aquello. Guiada por una luz al final del pasillo llegué hasta un patio interior con grandes tragaluces en las paredes y enormes cortinas de terciopelo descorridas. A un lado, se situaba un enorme portón de hierro forjado que estaba entreabierto y por donde se vislumbraba una escalera de piedra que conducía al piso superior. Miré hacia arriba y vi unas altas barandillas de hierro con decorados florales que daban al patio.
—¡Malena! ¿Estás ahí? —nadie contestó, pero sentí una presencia oscura y peligrosa que me resultaba extrañamente familiar. Pronto, unos tacones resonando contra un suelo de madera me indicaron que había una mujer asomada en uno de los balcones. No podía verla.
—Tu amiga está a salvo. Solo la hipnoticé para atraerte hasta aquí y le borré la mente. Has caído en la trampa, Bianca. Te creía más inteligente—una risa fría y estridente acompañó a la voz de la mujer.
—¿Quién eres y qué quieres de mí? —conseguí que la voz me saliera firme y mantuve a raya el miedo.
—Tú ya me conoces, no voy a repetir mi nombre. No tengo nada contra ti, me caes muy bien, pero eres una pieza necesaria que debo eliminar para llegar hasta mi objetivo—la mujer permaneció en silencio unos segundos—. Es lo que ella había planeado...—susurró.
—Dimitri Ivanov—afirmé—. ¿Acaso te gustaba y él rechazó tu amor? —. sabía que ese no era el motivo, pero tenía que hacerla hablar para sonsacarle información.
—¿Estás de broma? Ese hombre mujeriego, soberbio, déspota y frío no merece que lo amen—. Su voz destilaba odio. Esa información no me cogió desprevenida; él mismo me lo había contado—. Ese hombre le arruinó la vida a mucha gente. Y también le arrebató la felicidad y la arrastró a la locura...
—Tuvo que ser alguien muy importante para ti...—insinué.
—Sé lo que intentas y no vas a conseguir que te hable de ella. Y ahora cállate y escucha, tengo que decirte algo de mujer a mujer.
Tenía la impresión de que no me iba a gustar lo que tenía que decirme. La vampiresa hizo una pausa dramática y oí sus taconeos, estaba dando un rodeo por la zona de arriba. Pensé que bajaría, pero se quedó quieta en otro lado del corredor, más cerca de mí. Enseguida supe por qué lo había hecho; estaba amaneciendo y la luz la molestaba. Me giré para quedar frente a ella y pude ver algo de su cuerpo. Tenía una figura esbelta, un vestido negro de manga larga y las uñas pintadas de rojo. Su rostro estaba oculto por la penumbra.
—Llevo muchísimos años siguiendo a Ivanov y el muy ingenuo nunca se ha enterado de que lo espiábamos. Puedo confirmarte una cosa: nunca ha cambiado, sigue siendo la misma escoria de persona que siempre ha sido. Pensamos que nunca sucedería, pero por fin llegó el día en que Ivanov mostró debilidad por alguien que no fuera él mismo—una risa sarcástica salió de la mujer y reverberó por todo el patio. Un escalofrío me recorrió de los pies a la cabeza—. ¿Quién diría que el gran magnate Dimitri Ivanov, con un impenetrable corazón frío, se encapricharía con una niñita pelirroja y de ojos verdes?
Fui incapaz de responder. No tenía ni idea de a dónde iba esa conversación.
—Por tu silencio deduzco que no sabes nada del tema... ¡Qué patético! En ese caso, Bianca Morello, déjame abrirte los ojos...—guardó silencio durante unos segundos y continuó—. ¿Nunca te has preguntado por qué murieron tus padres y tú no, que también estabas gravemente herida? ¿Nunca supiste quién fue la persona que te llevó al hospital y quién te dejó una cuenta corriente llena? ¿Nunca te has preguntado por qué te convirtió en su cáliz, si el accidente no fue tan grave como te hizo creer?
Las lágrimas amenazaban con salir de mis ojos y sentía que sus preguntas me perforaban el corazón. Él no haría algo así por capricho, me repetía en mi mente una y otra vez. La vampiresa se reía con mi sufrimiento.
—Yo te lo diré, Bianca: ¡DIMITRI IVANOV SE ENCAPRICHÓ CONTIGO Y PROVOCÓ EL ACCIDENTE DONDE MURIERON TUS PADRES PARA TENERTE A SU MERCED PORQUE LE RECORDABAS A ELLA!
—Y por eso, eres una pieza que debe ser eliminada. Eres el punto débil de Dimitri Ivanov. Y cuando te mate, también lo habré destruido a él. Pero no temas, aún te queda algo de tiempo para disfrutar de lo que te queda de vida...
Los rayos del sol, que eran cada vez más fuertes, alcanzaban mi piel y estaban empezando a salirme sarpullidos. Me sentía cada vez más débil y la cabeza me daba vueltas. Oí unos pasos apresurados y a un hombre que hablaba en susurros. Luego, la vampiresa habló en voz alta y clara para que pudiera entenderla incluso en el estado de seminconsciencia en el que me encontraba.
—Atácala, pero no la mates...Bianca Morello va a morir en un mes, justo el día en que ella renació y por fin fue liberada.
Una mancha borrosa se cernió sobre mí y me empujó con fuerza, volcándome de la silla de ruedas y haciéndome caer al suelo empedrado con violencia. Lo último que oí fueron sus risas estridentes y crueles que se burlaban de mi deplorable estado. Luego, todo se volvió negro.
—¡Bianca!
Una voz lejana gritó mi nombre repetidas veces. Quería responder, pero no tenía fuerzas. Sentía escalofríos y a la vez me ardía el cuerpo. Pasos apresurados y un grito ahogado me indicaron que se alguien se acercaba.
—Cariño, ya estoy aquí. Estás a salvo—susurró. Me cubrió con algo y sentí que mi cuerpo se elevaba.
Abrí los ojos y vi que estaba en mi cama con el cuerpo dolorido y pegajoso. Fui a incorporarme, pero sentí cómo mil agujas se clavaban en mi piel. Reprimí un grito al ver que tenía los brazos vendados. Oí una respiración lenta y pausada y supe que no estaba sola.
Dormido en un sillón, yacía Dimitri. Tenía el torso y los brazos cubiertos de vendajes y la cara roja como si hubiera estado muchas horas expuesta al sol. Supuse que mi cara debía estar parecida a la suya porque me escocía. Despertó y trató de sonreír, pero hizo un gesto de dolor.
—Eres el tomatito más hermoso que he visto nunca—bromeó. Puse los ojos en blanco—. No te preocupes, en tres o cuatro días ya estarás totalmente curada.
—Y a ti se te pasó el tiempo asándote en la parrilla—un sonido gutural parecido a una risa salió de su garganta.
Con gran dificultad, dejó su asiento y se sentó en mi cama. Sus ojos me miraban con nerviosismo. Quería hablar, pero no encontraba las palabras.
—Bianca, siento lo ocurrido. Lo de la prensa fue para distraerme y, como un tonto, caí en la trampa... y...alguien te hirió por mi culpa. No estuve ahí para protegerte...—su voz se quebró.
—El plan les salió perfecto. Hipnotizaron a Malena para atraerme hasta ese espantoso lugar. Así que no fuiste el único que cayó en la trampa, yo también tengo parte de la culpa—. El vampiro me miró con preocupación.
—¿Qué ocurrió? ¿Viste quién fue...?—empezó a decir.
—No lo sé, es muy confuso. Pasó todo tan rápido...—mentí. Sabía que necesitaba respuestas, pero no tenía fuerzas para proporcionárselas.
Recordaba con detalle todo lo ocurrido, pero necesitaba tiempo para procesarlo y resolver algunas dudas. No podía dejar de pensar en las palabras de la vampiresa; se reproducían en bucle en mi mente, hundiéndome cada vez más.
—Claro, lo entiendo. Lo importante es que te recuperes pronto. Ya tendremos tiempo para hablar de ello.
—Dimitri, tienes mala cara, deberías descansar—dije con preocupación. Sus quemaduras eran más graves que las mías y sabía que estaba dolorido, aunque tratara de hacerse el héroe frente a mí. Protestó, pero conseguí convencerlo de que se fuera su cama; necesitaba algo de espacio para poner en orden mis emociones.
Llamé a Malena y suspiré aliviada. Estaba bien y no parecía tener ningún síntoma después de la hipnosis. Confirmé mi asistencia a su fiesta de cumpleaños y se alegró muchísimo. Luego me preguntó por algo que había olvidado por completo: «¿Has hablado con el abogado que gestionó la cuenta a tu nombre?».
A medida que iban sanando mis heridas, más me deprimía. Las palabras de la vampiresa habían sembrado dudas en mi corazón y, cada vez más, sentía que desconfiaba del hombre al que quería.
Pasaba tiempo con Azael, que se sentía culpable por lo ocurrido, y con Kiram, que supervisaba mi proceso de curación. Ambos notaron que yo no estaba bien, pero decidieron no inmiscuirse, algo que agradecía.
Dimitri tuvo que guardar reposo durante una semana y yo lo visitaba con cierta frecuencia y dejaba que se alimentara de mí, pero cada día me incomodaba más su presencia. Él estaba demasiado debilitado como para notar que se había levantado un muro entre los dos y que nuestra relación ya no sería la misma.
Esperé a que mis quemaduras sanaran del todo y al cabo de unos días, me sentí con la suficiente energía como para volver a repasar los hechos. Sacando los documentos del cajón, encontré el colgante de la abuela y me lo puse; a partir de ese instante no me lo quitaría hasta que fuera el momento de devolvérselo a Circe, su dueña.
Leí toda la información que me había dejado la abuela bajo otra perspectiva y fue aterrador. Solo me quedaba una cosa por confirmar.
—¿Diga? —dijo una voz masculina y con marcado acento ruso.
—Buenas tardes, ¿es usted Vladimir Petrov?
—El mismo. ¿En qué puedo ayudarla, señorita? —preguntó el hombre con amabilidad.
—Verá, mi abuela ha fallecido hace poco y me ha dejado en herencia una vivienda que perteneció a mis padres y una cantidad de dinero que recibí de una persona anónima al quedarme huérfana y he sabido que era usted quien hacía las gest...—el hombre me interrumpió.
—¿Cuál su nombre, señorita?
—Bianca Morello...Mire, yo hasta ahora no sabía de la existencia de esa cuenta y tengo muchas dudas... Necesito saber quién es su cliente y por qué me dio ese dinero.
—Entiendo que tenga dudas, pero lo mejor es que se olvide del asunto y que disfrute del dinero—dijo con firmeza.
—Usted no lo entiende... Necesito saber si su cliente es la persona que mató a mis padres o si fue quien me salvó la vida...—. «O tal vez hizo ambas cosas», pensé.
Durante largos minutos se hizo un incómodo silencio hasta que el hombre habló.
—Lo siento mucho, Srta. Morello, pero tengo órdenes directas de mi cliente de no revelar ningún tipo de información, especialmente a usted. Sin embargo, puedo confirmarle que mi cliente es una buena persona y que no habría sido capaz de matar a alguien—respondió con enfado y colgó.
Todo encajaba a la perfección. Un agudo dolor se instaló en mi pecho, como si me hubieran clavado un puñal en el corazón. Las lágrimas salían sin control y, pronto, el llanto se apoderó de mí. Me sentía sucia y engañada, habían jugado con mis sentimientos y ya no sabía cuánto de realidad tenían aquellos momentos que había compartido con él. Quería escapar de ahí, pero estaba atada a ese vampiro por unas cadenas invisibles.
Lloré durante horas en la intimidad de mi dormitorio, hasta que ya no quedó nada de mí. Agotada por el llanto y sin ser consciente de qué hacía, salí de la habitación y toqué su puerta.
La sonrisa que apareció en su rostro al verme, se borró y me miró con fingida preocupación. Trató de abrazarme, pero se lo impedí. Entré en su habitación y me alejé unos metros de él. Los ojos grises que tanto me cautivaban, ahora me resultaban repulsivos y las lágrimas volvieron a humedecer mis mejillas.
—Dime la verdad, ¿has estado involucrado de alguna manera en el accidente en el que murieron mis padres?
Sus pupilas dilatadas, su mirada huidiza y su cuerpo en tensión fue todo lo que obtuve por respuesta.
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¡Hola!
¿Qué les ha parecido el capítulo?
Cuéntenme sus teorías... ¿Dimitri tendrá algo que ver con la muerte de los padres de Bianca?
¿Qué pasará ahora?
Denle mucho amor a esta historia, que ya nos queda menos...
¡Nos leemos en el próximo capítulo!
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