Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

9. Un sacrificio necesario


Emily

No soy muy partidaria del dicho "ojo por ojo y diente por diente", pero en esta ocasión haría una excepción. Si Jonathan quería ignorarme, yo también se hacerlo. Siendo domingo, apenas iniciando las vacaciones, no quería tener más dolores de cabeza, y la actitud de Jonathan para conmigo me hacía saltar de mis casillas. Quería olvidarlo todo, especialmente el pequeñito detalle que descubrí ayer con Sara. Era bastante abrumador lo que sentía, me mataba lentamente. Si no fuese por la salida ya planeada a la cabaña, pasaría las vacaciones en casa de mamá, pero no. Y al parecer el destino me odia, el universo quiere ver mi cabeza estallar, las estrellas quieren tragarme viva. Y no exagero, mis problemas estaban empezando.

Después de ignorar a Jonathan en el desayuno, me encerré en el refugio que se había convertido mi habitación, mi paz mental estaba volviendo mientras me encerraba en mi mundo de papel, mis libros favoritos. El zumbido insistente de mi teléfono me saco de mi lectura, detestaba que me interrumpieran, pero de igual forma vi que era. Las chicas estaban enfrascadas en una conversación bastante agitada al parecer, el chat estaba rebosante de mensajes y aún estaban escribiendo. Alcance a ver varios, eran demasiados así que no los leería todos, pero los que vi me alarmaron.

(S) ¡Ey! ¿Esta m****a que es? ¿Me pueden explicar? Estoy que me mato

(I) 2,8 maldita sea

(M) HP la misma vaina me puso a mí.

(El) Revisen el correo, la profesora mando las notas por ahí también.

A pesar de no leerlos todos, sabía que se trataba de las notas, alguien ya las había subido y no eran muy buenas. Esperaba no fuese mi caso, aunque me dolía por ellas. Vi que Sara adjuntaba un pantallazo desde su teléfono del correo antes mencionado, en el estaban las notas de todos mis compañeros, vi la mía y las de mi grupo y todos teníamos la misma nota, 2.8 y una observación "no entregaron proyecto" en Zoología II. Anexado a eso la profesora había escrito un mensaje:

"Buenas tardes alumnos, adjunto las notas finales del semestre. El grupo que aparece con la observación de no entrego proyecto deben acercarse a la oficina del programa para pedir habilitación si la quieren hacer. Buen día."

"¿Qué demonios? Esto debe ser un error, yo mande ese proyecto, dos días antes de la entrega. Juro que lo mandé" pensé desesperada, si era verdad perdimos la materia por mi culpa. Encendí mi pc y empecé a buscar frenéticamente en mi correo institucional, la carpeta de enviado el mensaje en el cual había enviado nuestro proyecto. Y ahí estaba, con dos archivos que no sabía de donde habían salido. Eran dos imágenes, memes en realidad. Mi cabeza estaba a punto de explotar, cerré sin apagar el computador y me senté en el frio piso de baldosa. Era malo perder una materia, tendría que repetirla el semestre entrante, pero hacer perder a tus mejores amigos la misma materia por un estúpido error que ni siquiera creías haber cometido, eso era diez veces peor. Estarían odiándome, lo harían el resto de la carrera y de sus vidas, quizá ni quieran seguir hablándome.

Si eso llegaba a pasar moriría. Primero Jonathan y que ahora mis únicos amigos me ignoren, rompería mi corazón en billones de trozos tan pequeños, que ni siquiera con microscopio se podrían observar. Me temblaban las manos, respiraba superficialmente, no me atrevía a mirar el celular sabiendo lo que había hecho y las consecuencias de ello. Soy una cobarde que solo sabe echarse a llorar en momentos así. Allí, sentada en el suelo, con las rodillas arriba alcanzando mi pecho, apoyé mi rostro en mis brazos que formaban un círculo alrededor de mis rodillas. Lloraba con amargura, tratando de recordar que fue lo que pasó, como pudo suceder aquello, estaba totalmente segura que había mandado el archivo correcto, pero solo aparecían dos imágenes. Todo nuestro esfuerzo, todos los gastos, todo el tiempo invertido, los trasnochos, todo desperdiciado directo a la basura por mi culpa.

Sentía una suave caricia en mi cabello, fue recorriendo mis brazos hasta llegar a mi rostro, lo fue levantando lentamente hasta fijar mis ojos llorosos en él. Jonathan estaba arrodillado en frente de mí, acariciaba mis mejillas para limpiar las lágrimas que aun resbalaban, me miraba preocupado.

— ¿Por qué lloras? —Susurro— ¿Sucedió algo malo?

—Yo...—dije sollozando—no estoy llorando.

— ¿A no? —Dijo sonriendo, quitó una lágrima fugitiva con el pulgar muy suavemente— estoy seguro de lo contrario.

Me miró fijamente a los ojos y me abrazó. ¿Nunca les ha pasado que, están tristes y tratan de no llorar, pero llega alguien que se da cuenta que te pasa algo y te abraza para consolarte, y terminas llorando como una Magdalena? Bueno, exactamente eso fue lo que pasó en ese momento. Volví a llorar, sólo que está vez ya no estaba sola, había alguien tratando de darme ánimos.

— ¿Mejor? —susurró, su rostro a centímetros del mío.

Estaba tan cerca, su frente tocando la mía, respiraba trabajosamente, tenía los ojos cerrados, sus labios estaban levemente separados y no dejaba de acariciar mis mejillas, pero yo quería más. El deseo de sentir sus labios contra los míos me quemaba, era casi desesperante. Pero algo que no podía hacer, aunque lo quisiera con el alma, ni siquiera sabía si él también lo quería. Sin abrir los ojos me dio un beso suave y largo en la mejilla, por un momento creí que sería en la boca y lo esperé, pero no sucedió. Él no haría eso, somos hermanos.

—Ahora si —dijo al separase de mi— ¿qué sucedió?

—Recuerdas el sábado de la semana antes de los parciales —dije aun sollozando— ¿que las chicas estuvieron aquí?

—Si —dijo sonriendo— recuerdo que nos expropiaron el estudio a Pipe y a mí. Habíamos planeado estudiar allí.

—Sí, bueno, se demoraron mucho —dije sonriendo— ese día estábamos terminando un proyecto, había que enviarlo hasta el martes de esa semana y era nota del tercer corte. Hoy, la profesora subió y mandó por correo las notas, pero según lo que dice nosotros no enviamos eso. Y yo recuerdo y puedo jurar —empecé a llorar de nuevo— que lo envié correctamente desde el correo institucional.

Volvió a estrecharme en sus brazos acariciando mi espalda y cabello, agradecía este gesto, de verdad que lo necesitaba, sobre todo después de su inexplicable indiferencia.

—Por mi culpa perdieron la materia —dije entre llantos descontrolados— ni siquiera me atrevo a ver los mensajes del grupo, porque sé que estarán odiándome. Ya tenía suficiente con que tú me ignoraras, ahora ellos seguro también lo harán. Son mis únicos amigos, no los quiero perder.

De solo pensarlo me rompía el corazón. Al decir aquello, Jonathan dio un respingo repentino, tomo mi rostro entre sus manos y acerco su rostro al mío sorprendiéndome. Me miraba con gesto culpable, dolido, y en sus ojos se formaron lágrimas de arrepentimiento genuino.

—Lo siento tanto —dijo con voz queda— quisiera explicarte mis razones, pero por ahora es mejor que no lo sepas. No fue una elección fácil de hacer, y créeme que me dolió, pero te prometo que no volverá a pasar.

Asentí pausadamente sin pronunciar un sonido, le creí todo, cada palabra. Se veía sincero, como nunca lo había visto y es una de las cosas que amo de él.

—Y con respecto a las chicas —continuo— no creo que sean capaces de odiarte, son tus mejores amigos. Ellos te conocen bien, incluso mejor que yo, y sabrán que no lo hiciste a propósito, un error lo comete cualquiera. Además, es solo una nota.

—Una nota por la que tendrán que repetir una materia completa, un semestre desperdiciado literalmente.

—Pero una amistad como la que tiene ustedes es más importante que eso —dijo dulcemente— recuerda eso siempre —Sonrió y sonreí con él, era inevitable— Ahora, déjame ver qué fue lo que paso, ¿revisaste bien el correo?

—Si —sollocé— y eso es lo que no entiendo, aparecen dos imágenes en el cuerpo del mensaje, ni siquiera sé de donde salieron. Jamás las había visto.

— ¿Puedo verlo?

Le di el pc y revisó detalladamente el correo. Al parecer sabía algunas cosas de sistemas, una nueva faceta que no conocía de él. Y con esto de di cuenta de algo: aún no nos conocemos del todo, solo lo básico por decirlo de alguna manera, y aun así me había enamorado como una pendeja.

— ¿Cuándo dijiste que enviaste eso? —preguntó extrañado.

—El mismo sábado —dije esperanzada— ¿viste algo?

—Pues... aparece editado el domingo por la tarde.

— ¿Qué?

—Pero el IP de la edición es diferente al IP de tu computador...

—Eso quiere decir que —dije enfadada— ¿me hackearon?

—Probablemente...

— ¡Carajo! —Pensaba frenéticamente, confundida y furiosa— no entiendo, ¿quién lo haría y por qué?

—No lo sé —se encogió de hombros— alguien que los odie a alguno de ustedes de verdad y profundamente. Pero el verdadero problema va ser decirle a su profesor, si quieres pudo ir con ustedes y explicarle lo que encontré.

— ¿Harías eso? —Lo miré sorprendida y con todo el amor que mis ojos podían reflejar— ¿En serio?

Su expresión cambio, no dejaba de mirarme fijamente de una forma que no lograba identificar, pero que me gustaba. Como si fuese la primera vez que me viera después de mucho tiempo, sus manos empezaban a temblar levemente y llevo una de ellas a su pecho como lo había hecho dos veces ya.

—Claro —dijo entrecortadamente— primero debo llamar a alguien, ahora vuelvo.

Salió rápidamente sin siquiera cerrar la puerta, eso fue bastante anormal. Pero por el momento me preocupaba más lo que estaba ocurriendo, las chicas merecían saber que había pasado en realidad. Abrí el chat, más de 600 mensajes sin leer, y aun escribían. Ignoré todos y empecé a escribir yo.

(Yo) Chicos, en serio lo siento, no sé en realidad que sucedió, aún no lo entiendo bien, pero quisiera que pudieran escucharme primero antes de que me odien y dejen de hablarme por esto.

(S) ¿@Emily de que estás hablando? Jamás te odiaríamos y menos por algo como esto.

(M) @Sara tiene razón, eres nuestra amiga y siempre será así.

(I) ¿@Emily de donde sacas eso? Una materia se puede repetir, además todos la perdimos, podemos darla juntos de nuevo, no te preocupes por eso.

(El) cierto cariño, un error lo comete cualquiera.

(S) @Emily perdóname tu a mí por no haberte llamado, debí suponer que te sentirías culpable por esto, pero tranquila, podemos hablar con la profesora, sabes que es de confianza.

Jonathan tenía razón, estaba ahogándome yo sola en un vaso de agua. Amo a mis amigos.

(Yo) ¡Las amo chicas, en serio!

(M) si yo también te quiero, pero soy hombre, ¿si recuerdas eso?

(S) Nah eres una amiga más jajaja

(I) pero una muy fea, gas jajaja

(El) Jajajajaja ahora te llamaremos Manuela... jajaja

(Yo) Lo siento @Manuel, la costumbre, pero igual la mayoría gana así que te jodiste...

(M) Me retracto, ya no las quiero a ninguna...

(Yo) pero si les tengo una buena explicación para lo que pasó

Les conté por nota de voz todo lo que me había dicho Jonathan era mucho como para ponerme a escribirlo.

(M) pero que m***á...

(S) ay hp esto hay que decírselo a la profesora

(El) Voy a llorar... ¿quién puede ser tan desgraciado, infeliz, malnacido como para hacer tal cosa?

(I) No sean tan idiotas... ¿quién más nos puede odiar lo suficiente como para hacer algo así y que tenga conocimientos de la entrega del proyecto?

La respuesta llego a mi cabeza como un rayo, recordando la discusión que tuve con él hace dos días. Daniel era la única persona que concordaba a la perfección con el perfil.

(S) ¿@Emily Jonathan puede identificar quien lo hizo?

(Yo) No lo sé, pero trataré de convencerlo.

(S) listo, mañana nos vemos en la u temprano, antes de la hora que dice en el correo. Por favor todos enviemos un correo a la profesora explicándole esto, si es necesario de sus cuentas personales en caso de que puedan hackear sus cuentas también.

Cuentas personales... ¡Eso es! Recordé que, para estar totalmente segura, envié el proyecto desde el correo institucional y desde mi cuenta personal, solo por si acaso. Una mujer prevenida vale por dos. La revise rápidamente, solo para estar segura antes de decir algo. Y ahí estaba, el correo tal y como lo había enviado, con la misma fecha y hora del otro correo. Además, como seguro extra había anexado una imagen con el pantallazo del primer correo enviado desde la cuenta institucional, como prueba de que se había enviado, y aparecía el archivo correcto no las dos imágenes que supuestamente envié. Efectivamente alguien nos había saboteado. Tomé un pantallazo y lo envié al grupo.

(Yo) @Sara eres un genio. Recordé que había enviado un correo adicional desde mi cuenta personal, y miren está intacto. Además, nos sirve de prueba porque tiene una imagen que verifica que en el otro correo se envió el archivo correcto. ¡Estamos salvados!

Literalmente me puse a dar saltos de felicidad en la cama, hice tanto ruido que Jonathan regreso a ver qué estaba haciendo.

— ¿Y ahora qué pasó? —Dijo riéndose al verme saltar como una niña— ¿ya terminaste de enloquecer?

—Si claro, muy gracioso —me detuve sentándome en la cama como una persona normal.

Le conté la conversación que tuve con mis amadas amigas, y mostré el hallazgo que nos salvaría la materia.

— ¡Vaya! —Se sorprendió— ¡sí que las odian!

— ¿Si puedes saber a qué pc pertenece el IP que encontraste? —lo miré suplicante.

—Lastimosamente no —dijo decepcionado— pero conozco a alguien que sí, trabaja en la oficina de mamá, si quieres puedo decirle que los ayude,

— ¿En serio? —me abalance emocionada encima de el para abrazarlo— Te lo agradecería eternamente.

—Recibo solo efectivo —dijo entre risas— Ya lo llamé, dime a qué hora debe ir a la Universidad y allá estará.

—Gracias —lo besé en la mejilla.

Ya podía respirar tranquila sabiendo que no tenía la culpa de nada, y que ya había una luz de esperanza para resolver este problema. El resto del día la pasé junto a Jonathan hablando tonterías en mi habitación. Después de la cena, estuvimos viendo películas de terror toda la tarde. Al anochecer, tenía tanto miedo que tuvimos que cambiar a películas de comedia. Nos hicimos bullying mutuamente, comimos palomitas y papas hasta casi media noche. Nos alistamos para dormir cada quien, en su habitación, pero de un momento a otro Jonathan entra a mi cuarto, acostándose en mi cama como si fuese la suya.

—Disculpé señor —dije con sarcasmo— su habitación queda del otro lado.

— ¿Perdón? —Dijo mirándome por encima del hombro— yo vivo aquí.

—Pero yo duermo aquí.

— ¿Y? —se encogió de hombros sonriendo.

— ¡A menos que él bebe tenga miedo todavía! —dije con voz pequeña, como si le hablara a un niño chiquito— pobeshito!

— ¡Shi, tengo miedito! —Se acercó abrazándome el torso y apoyando su cabeza en mi pecho— al bebe lo tienen que dormir.

Le correspondí el abrazo riéndome a carcajadas, su interpretación de bebe llorón era casi genuina. De verdad era un cobarde. Después de varios minutos de risas sin sentido, permanecíamos así, abrazados, y me encantaba tenerlo entre mis brazos. Sentir su piel suave, sus músculos fuertes, su respiración, su olor, su calor. Pero a la vez una fuerza dentro de mí se retorcía tratando de tomar control sobre mí, quería muy en el fondo besarle. Soñaba con ese momento, en el que sus labios se junten con los míos y nuestras bocas bailen al son de la melodía más hermosa que jamás se pueda escuchar: nuestros corazones sincronizados en un solo latir. Pero era un sueño que no podía cumplir.

****

Jonathan

Salí de la casa de Pipe con la certeza de que, seguir ignorando a Emily era la peor idea que se me había ocurrido. "Idiota grande, te mereces el novel a la estupidez, felicidades" pensé. Iba con la idea de buscarla inmediatamente y disculparme con ella, aunque de pronto sea tarde tenía que hacer el intento. Me sorprendió y me sentí culpable al verla sentada en el suelo de su cuarto llorando. Rezaba para que no fuese mi culpa, de serlo merecía el peor castigo. Me acerqué lentamente y me arrodillé frente a ella. Acaricié su cabello para atraer su atención, recorrí sus brazos con una caricia suave hasta llegar a su rostro, alzando a la altura de mi rostro el suyo y poder mirarla fijamente. Necesitaba que viera en mis ojos cuanto me arrepentía de hacer lo que hice y que de verdad quería exponer mis razones, pero que era recomendable que no lo sepa por su salud mental.

— ¿Porque lloras? —Susurré sin saber que más hacer— ¿sucedió algo malo?

—Yo... —dijo sollozando— no estoy llorando.

— ¿A no? —No pude evitar sonreír— estoy seguro de lo contrario.

Al verla así, con los ojos llorosos, la mirada triste y decaída, no pude evitar abrazarla. Sentí la necesidad de limpiar sus penas, de verla sonreír y feliz, no llorando en las penumbras de una habitación solitaria. Deje que llorara todo lo que quisiera, desahogarse siempre es lo mejor para descargar el alma.

— ¿Mejor? —susurré alejándome solo un poco.

Su rostro tan cerca del mío, estando frente a frente aún sin abrir los ojos, aprovechando cada segundo para recordar su olor, su suavidad, su calidez, todas esas cualidades que había sentido en ella y que tan mal me tenían ahora. Tan enamorado hasta los huesos. Tomó toda mi fuerza de voluntad el no besar sus hermosos labios ahí mismo, y separarme de ella.

—Ahora sí, ¿qué sucedió?

—Recuerdas el sábado de la semana antes de los parciales —dijo sollozando— ¿que las chicas estuvieron aquí?

—Si —dije sonriendo— recuerdo que nos expropiaron el estudio a Pipe y a mí. Habíamos planeado estudiar allí.

—Sí, bueno, se demoraron mucho —sonrió— ese día estábamos terminando un proyecto, había que enviarlo hasta el martes de esa semana y era nota del tercer corte. Hoy, la profesora subió y mandó por correo las notas, según lo que dice nosotros no enviamos eso. Y yo recuerdo y puedo jurar —empezó a llorar de nuevo— que lo envié correctamente desde el correo institucional.

La abrace nuevamente, más por autocontrol, que por consuelo. Podía ser un poco egoísta si eso impedía que metiera la pata.

—Por mi culpa perdieron la materia —continuo entre lágrimas apoyada en mi pecho— ni siquiera me atrevo a ver los mensajes del grupo, porque sé que estarán odiándome. Ya tenía suficiente con que tú me ignoraras, ahora ellos seguro también lo harán. Son mis únicos amigos, no los quiero perder.

Sus palabras me sorprendieron como un balde de agua fría en la espalda, parte de su sufrimiento era por mi culpa, de verdad le dolía mi indiferencia y eso me rompía el corazón. Me sentía totalmente culpable y desdichado, lagrimas quemaban mis ojos. Levante su rostro para enfrentarla, y que viera que mi arrepentimiento era verdadero, así tal vez podría conseguir su perdón.

—Lo siento tanto —mi voz se quebró— quisiera explicarte mis razones, pero por ahora es mejor que no lo sepas. No fue una elección fácil de hacer, y créeme que me dolió, pero te prometo que no volverá a pasar.

Ella solo asentía lentamente, pensativa.

—Y con respecto a las chicas —continué— no creo que sean capaces de odiarte, son tus mejores amigos. Ellos te conocen bien, incluso mejor que yo y sabrán que no lo hiciste a propósito, un error lo comete cualquiera. Además, es solo una nota.

—Una nota por la que tendrán que repetir una materia completa, un semestre desperdiciado literalmente.

—Pero una amistad como la que tiene ustedes es más importante que eso —dije con convicción— recuerda eso siempre. Ahora, déjame ver qué fue lo que paso, ¿revisaste bien el correo?

—Si —sollozó— y eso es lo que no entiendo, aparecen dos imágenes en el cuerpo del mensaje, ni siquiera sé de donde salieron. Jamás las había visto.

— ¿Puedo verlo?

Abrí el correo que me indicó, implemente varias cosas que me había enseñado Jorge, un empleado de sistemas en la oficina de mamá. No era un experto, pero por lo menos podía ver si había algo raro en ese mail, y efectivamente fue así. Se había registrado un cambio desde una dirección IP diferente al del computador de Emily, esto solo podía ser una cosa: un hacker, y uno malo.

— ¿Cuándo dijiste que enviaste eso? —pregunté extrañado.

—El mismo sábado —dijo, sus ojos brillaban reflejando esperanzas renacidas— ¿viste algo?

—Pues... aparece editado el domingo por la tarde.

— ¿Qué?

—Pero el IP de la edición es diferente al de tu computador...

—Eso quiere decir que —dijo enfadada— ¿me hackearon?

—Probablemente...

— ¡Carajo! —Estaba roja de la ira— no entiendo, ¿quién lo haría y por qué?

—No lo sé —me encogí de hombros— alguien que los odié a alguno de ustedes de verdad y profundamente. Pero el verdadero problema va ser decirle a su profesor, si quieres pudo ir con ustedes y explicarle lo que encontré.

— ¿Harías eso? —Me miró sorprendida— ¿En serio?

Sus ojos tenían un brillo inusual, uno que no había visto hasta ahora, y que me hacía sentir muy a gusto. Me hacía desear que jamás dejara de mirarme así, que jamás y nunca sus ojos se cerraran, que ese brillo nunca se apagara.

¡Boom!

Recordé la dichosa leyenda, el tercer latido, el más peligroso y el último. Y lo acababa de sentir. Era algo inevitable, iba a pasar en cualquier momento. Pero con este me sentí más abrumado, mi desesperación estaba llegando a su límite, tenía que salir de ahí si no quería hacer algo que no debía.

—Claro —dije entrecortadamente— primero debo llamar a alguien, ahora vuelvo.

Me encerré en mi habitación, no podía respirar, mi corazón se quería salir de mi pecho, temblaba descontroladamente, me dolía todo. Traté de respirar más despacio y profundo, que el oxígeno llegara a mis pulmones y circulara como debe ser. Necesitaba la mente despejada para pensar con claridad. Por lo menos salí a tiempo, pero siento que perdí una parte de mi corazón dejándola sola y confundida. Sin decirle nada de lo que siento, por lo que estoy pasando.

Sonaba egoísta, pero quería hacerlo. Estaba reconsiderando el hecho de alejarme de ella, el tercer latido ya había ocurrido, ya no había marcha atrás. De ahora en adelante las cosas van a ser mucho más difíciles para mí, no sé si tendré la voluntad necesaria para poder entablar una conversación normal con ella sin que me ataque la necesidad de besarla.

Aunque me tocara romper mi propio corazón en mil pedazos con tal de verla feliz, lo haría, pero no dejaría que mis sentimientos egoístas interfirieran en su camino. Estaba dispuesto a sacrificarlo si era necesario. Solo esperaba poder ocultarlos bien.

Mi respiración y pulso se normalizaron después de un rato. Quería ver como seguía, si ya había hablado con sus amigos, esperaba que tomara mi consejo. La escuche reír, lo cual fue una muy buena señal. Me acerque a su habitación y estaba felizmente saltando en la cama como una niña en un trampolín. Se veía tan tierna, dulce y hermosa.

— ¿Y ahora qué pasó? —Dije entre risas contenidas— ¿ya terminaste de enloquecer?

Me contó lo que había hablado con las chicas, además de asegurarle que Jorge iría a la universidad, solo faltaba que de verdad le avisara y aceptara ir. El resto del día fue casi de ensueño, la pasamos hablando y viendo películas de terror. No me gustaba y tampoco me daban miedo, pero eran sus favoritas además que le causaba mucha gracia verme temblar de miedo, solo le di gusto. Nos reímos a montón, comimos a motón y nos acostamos a dormir pasada la media noche.

En vez de acostarme en mi cama, mis piernas se mandaron solas y me llevaron de regreso a su habitación, donde nos acostamos abrazados hasta quedarnos dormidos. Era arriesgado, pero me aseguré a mí mismo que era solo un ejercicio para ejercitar mi fuerza de voluntad, poder resistir estar con ella sin querer huir desesperado. Fue la mejor noche de mi vida, dormir sintiendo el regular latir de su corazón, su respiración, su vida corriendo por su cuerpo. Debería conformarme con solo eso el resto de mi vida.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro