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Capítulo 6

Regulus solo había sentido miedo en Grimmauld Place cuando veía la varita y a Sirius de por medio. Temía por lo que le podían hacer a su hermano, por si una de esas veces le hacían algo lo suficientemente serio como para que Sirius no volviera a levantarse.

Pero Sirius siempre se levantaba, como si no hubiera pasado nada, fingiendo que estaba perfectamente y no le había afectado nada, pero Regulus no sabe como lo hacía porque él no puede hacerlo. Él quiere quedarse en la cama, no quiere volver a salir de la habitación que decoró con tanto esmero cuando entró en el equipo de quidditch. Quiere volver a Hogwarts, donde no tiene que pensar en nada de lo que pasa fuera, en nada de lo que su familia hace o deja de hacer.

Walburga sabe que salió, eso no se le escapó porque estaba pendiente de todo lo que pasaba, pero no sabía a donde había ido. Eso es lo único que salva a Regulus de una maldición imperdonable cuando menciona que estuvo con Crouch Junior. Lo bueno de que él sea de una de las familias de sangre pura en contra del Señor Tenebroso es que nunca hablarán con él y es la tapadera perfecta para Regulus.

Aún así, Regulus tiene miedo y pasa todas las vacaciones con él en el cuerpo. Por si le pillan habiendo hablado con Sirius, por si lo que dijo su hermano es verdad. Pero no puede serlo, los árboles siempre se revisan, todo se tiene en cuenta porque cualquier mancha puede destrozar la reputación de una familia entera. Por eso ellos borran a las ovejas negras, por eso nunca hablan de ellas y no pueden volver a relacionarse con ellas.

Cuando vuelve a Hogwarts Regulus ya no tiene chocolate blanco, pero si una ronda de prefectos esa misma noche. Habían quedado antes de las vacaciones, iban a criticar la boda, las caras que ponían todos porque seguro que iban a ser horribles. Comerían chocolate mientras que paseaban por los pasillos, fingiendo que no veían a algunos de los alumnos solo porque Delilah tenía que ser un poco más blanda con ellos.

La cena es en silencio, Delilah está en la otra punta de la mesa, hablando con algunos alumnos de primero. Él se ha sentado con Barty, que habla de sus regalos de Navidad como si fueran lo mejor del mundo y como su prima pequeña no le ha dejado en paz en todas las navidades.

—No sé por qué tengo que estar cuidando de una niña de cuatro años cuando sus padres están delante.

—Te gusta cuidar de tu prima, Barty —murmura Regulus.

—Ese no es el punto, Regulus, el punto es que sus padres están delante y yo la tengo que cuidar igualmente.

Vuelve a quejarse de su tía y su marido —por supuesto también se burla de que sea auror— y luego dice que le regaló a su prima un peluche que no ha soltado en todas las vacaciones. Porque por mucho que se queje de su familia, Barty nunca se queja en serio de su prima, quiere demasiado a esa cría como hacerlo y le encanta ver como quiere ser como él.

—Hemos quedado luego para un snap explosivo, te vienes, ¿no?

—Tengo ronda.

—Deja a Selwyn sola, no eres su guardaespaldas.

—Soy prefecto, es mi deber.

—La partida de snap explosivo es más divertido que la ronda con esa —no quiere creerlo, no quiere creer lo que dijo Sirius.

—Por algo no te nombraron prefecto —le contesta, finalizando la conversación por su parte al coger una pieza de fruta de postre.

Barty parece que se rinde, aunque no sabe porqué se lo propone si Regulus nunca ha ido a una de esas partidas. Las conoce, es donde más dinero se apuesta en todo Hogwarts y da igual la casa a la que pertenezcas porque lo importante es el dinero que tengas en el bolsillo. Por eso Nicholas siempre juega y tiende a llevarse a Sirius con él.

La ronda empieza por las mazmorras, en silencio. Quiere sacar el tema, pero no sabe cómo y Delilah no habla. Fingen que no ven como Sirius pasa detrás de Nicholas cuando se para a hablar con ellos cerca de la sala común de Hufflepuff y siguen subiendo por el castillo hasta que llegan a la torre de Astronomía. Regulus está dispuesto a darse la vuelta y volver a bajar hasta las mazmorras para acabar la ronda y poder cambiar de día, olvidar todo lo que dijo Sirius y no creer ni una sola palabra, pero Delilah entra en la clase.

No llevan ningún tipo de túnica para el frío, así que Regulus la sigue para hacerla entrar cuanto antes. Lo que menos necesita es ponerse mala ahora que las clases empiezan mañana. Deberían, de hecho, ir a descansar, quizá comentar un poco los deberes durante el desayuno del día siguiente, intentar comparar los ejercicios y ver la forma más creativa de conseguir que el profesor Binns reaccione a algo durante la clase

—Ya lo sabes, ¿no? Por eso no has dicho nada, estás pensando en cómo humillarme como los demás. ¿Qué se te ha ocurrido a ti, Reg? ¿Vas a ser original o vas a repetirte como tus amigos? Te advierto que ya han intentado todo, así que vas a tener que esforzarte.

Delilah mira hacia El Bosque Prohibido, con los brazos apoyados en el borde de la torre. Se agacha hasta que su barbilla también se apoya y luego Regulus ve como tiembla por la ráfaga de viento que llega a la torre.

—¿De qué estás hablando, Del?

Porque no es verdad, no, no es una mestiza como dijo Sirius. Es una sangre pura, los Selwyn son sangre pura, pertenecen a los sagrados veintiocho, si no sus padres nunca hubieran aceptado que entraran en Grimmauld Place, sería una completa deshonra para los Black dejar que una mestiza hubiera entrado allí.

—¿Sabes qué es lo bueno de que tu madre sea estadounidense?

Es tan fácil que todo se caiga a pedazos que Regulus no lo entiende y a la vez entiende todo. Por eso los Selwyn no estaban en la boda, por eso no hubo desayuno. Las palabras de la sangre sucia en la reunión de prefectos a principio de curso, diciendo que Delilah no podía ir sola, todo tiene sentido en el mismo momento en el que Delilah le cuenta la verdad.

—Que es fácil ocultar que es muggle.

Delilah Selwyn había sido una de las personas más populares hasta que comenzó su quinto curso en Hogwarts. Seguía siéndolo cuando empezó el curso, la cosa solo empezó a torcerse cuando llegaron los primeros rumores. Regulus no los había oído, estaba demasiado ocupado en sus pensamientos como para oír que en la sala común de Slytherin se hablaba sobre la pureza de sangre de Delilah.

Y todo había sido por una carta que una de las amigas de Delilah leyó. Nadie podía culpar a los Selwyn de intentar proteger a Delilah involucrándola en una de las familias más influyentes de Gran Bretaña.

—Me has... mentido.

Todos lo hacen, es algo que Regulus aprende por las malas esa noche. Confía en Delilah y ella solo le miente, tal y como había hecho Sirius. No puede confiar en nadie, ya lo sabe, lo ha aprendido, por eso lo decide, no lo va a volver a hacer, aunque se sienta solo, aunque sea lo último que haga, no piensa volver a acercarse a nadie.

—Nunca preguntaste, Reg.

—¡No me llames así, mestiza!

Lo escupe con odio y la mirada de Delilah es de miedo, porque él también se ha convertido en uno de ellos y cuando la chica estira la mano para tocarle el brazo él la empuja.

—Reg, yo...

—Ni se te ocurra volver a acercarte a mi, Selwyn.

Es frío, como siempre tenía que haber sido con ella, porque nunca debería haber dejado que entrase en ese pequeño círculo que Regulus solo había tenido reservado para Sirius. Empieza a llover justo cuando ve la primera lágrima caer por la mejillas que Delilah y si Regulus no estuviera tan enfadado con ella por mentirle, la limpiaría él mismo.

Quiere irse de allí, quiere dejarla sola en la torre de Astronomía y que ella misma se busque la vida en el castillo, pero no se mueve, sigue allí quieto, mirándola mientras que la lluvia empieza a apretar. Nota el agua cayendo por la espalda, empapando el suelo y creando grandes charcos que consiguen que el agua le moje los calcetines a pesar de que los zapatos son completamente nuevos.

—Si hubieras sabido que soy mestiza... ¿hubieras seguido siendo mi amigo?

¿Quién se cree que es dirigiéndole la palabra? ¿Con qué derecho le llama amigo? Él no tiene amigos, y mucho menos una sucia mestiza.

—Nunca.

Pero miente, lo sabe, y le da miedo saber que está mintiendo. Odia tener que mentir en ese instante, pero tiene que protegerse, tiene que alejarse de ella antes de acabar como Andrómeda o Sirius. Él no es como las ovejas negras de su familia, no puede alejarse y no va a alejarse de la familia Black, no cuando le abre todas las puertas al futuro que quiera.

—¡Solo es sangre, Reg, no significa nada! —Delilah lo grita para que se oiga por encima de la tormenta y se ríe—. No te ha importado nada estos meses.

—Si no importa, ¿por qué lo has ocultado? ¿Por qué has mentido? —se acerca a ella con cada palabra. No lo entiende, no entiende la mentira, no entiende el problema—. Si para ti la sangre no importa, ¿por qué querías unirte a la noble y ancestral casa de los Black?

—¡Porque vienen a por nosotros, Regulus, a por mi padre, a por mi madre! —a la chica se le rompe la voz y, por un momento, quiere abrazarla—. Van a por los muggles, a por los que aprecian a los muggles, a por los hijos de muggles. Vuestro señor, Reg, ese que todos admiráis, viene a por nosotros, ¡por eso no te lo he dicho!

Lo grita con tanta fuerza que se hace daño en la voz y se le va completamente en la última parte de la frase, pero Regulus entiende todo perfectamente. Solo eran protección para ellos, por eso era su amigo, por intentar estar más protegida, por salvarse ella y su familia.

—Que te den, Delilah, a ti y a toda tu familia.

Regulus Black no grita porque está por encima de todo eso. Ya tiene todo lo que necesitaba saber, no necesita nada más, por eso se va, por fin, de ese sitio mugriento que llaman clase y lejos de esa mestiza. No puede confiar en nadie, ya lo tiene demostrado, cuando lo hace le traicionan. Y todos los demás lo sabían, todo el colegio sabía que los Selwyn eran impostores y nadie se había molestado en decírselo.

No vuelve a la sala común. Le da igual tener toda la ropa mojada por la lluvia, lo que le interesa es quitar de su cabeza todo lo que ha pasado y que mejor para ello que una partida de snap explosivo en el que pueda perder todo su dinero.

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Que estos dos se hayan peleado me da pena, la verdad, sobre todo por Regulus que por fin tenía a alguien que le hacía bien. ¿Quién sabe si volverán a hablarse o no? Diría que yo, pero no he llegado a tanto , la verdad, tendré que ponerme a ver que pasa con ellos.

También, aquí un momento teniendo poca vergüenza, para más info en la prima de Barty, pasaos por el resto de mis historias, pero no voy a decir cual de ellas ;)

Mil gracias por leer el inicio del universo de Naipes <3

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