Capítulo 12
Regulus no se considera un mortifago importante, de hecho cree que está más bien en el montón a pesar de ser un Black. Probablemente si no fuera un Black estaría al mismo nivel que Gibbon, que ha vuelto de las vacaciones de Navidad solo para quedarse haciendo guardia en las puertas de la mansión donde se reúnen.
Él tiene un sitio detrás de Bellatrix, no es lo mejor ya que no tiene un sitio en la mesa, pero al menos está dentro de la sala, en la pared derecha cercana a la silla vacía al lado del Señor Tenebroso. Barty también ha conseguido sitio, uno un poco cercano a la puerta, pero Regulus no duda en que, dentro de poco, Barty tendrá un sitio en la mesa, probablemente junto a los Durant, que se muestran demasiado nerviosos como para tener un sitio tan cercano a la mesa. Barty cree en todo lo que le han contado todos ellos, cree tanto que Regulus no entiende cuando dejó de creer él en la causa.
O sí que lo sabe, pero pensarlo supondría admitir algo que no está preparado para admitir.
—El Ministerio de Magia será nuestro el veinticuatro de diciembre —anuncia el Señor Tenebroso y la sala se llena de gritos y aplausos hasta que levanta la varita y todos callan—. Uno de vosotros tendrá el honor de acabar con el Ministro de Magia.
El silencio se hace en la sala y Barty hincha el pecho. Regulus no entiende por qué lo hace, exponerse de esa forma en el Ministerio es una locura, pero está claro que es fiel, no como él. Pero él lo es, ¿verdad? Sí, lo es, claro que lo es, ¿a qué iba ser fiel si no?
—Estírate —Walburga le pellizca la espalda y Regulus vuelve a estirarse, ¿cuándo se ha encogido? No lo sabe, pero le gustaría estar detrás de sus padres, más pegado a la pared, no tan cerca. Su padre también tiene la marca, es la cabeza de la familia, debería estar por delante de Regulus.
—Uno de vosotros me acompañará personalmente y se convertirá en mi mano derecha desde ese momento, será todo un honor.
El Señor Tenebroso sigue hablando, alabando a esa persona que va a ser elegida y Regulus solo puede pedirle a Merlín no ser él. Sabe que no va a serlo, pero no quiere ni siquiera tener esa posibilidad, no quiere exponerse, no quiere ser la mano derecha de nadie, él solo quiere... quiere...
¿Qué es lo que quiere?
Barty vuelve a hincharse y Regulus se pregunta si es que no piensa en su prima pequeña, esa de la que tanto se queja, pero tanto adora. ¿Cómo va a cuidar de ella si acaba en Azkaban? ¿Por qué no piensa en su prima y sale de esta ahora que puede? Tiene una familia que le apoyaría si hablara, que le acogería y le protegería, puede salir de allí cuando quiera y, aún así, Barty decide quedarse.
¿Por qué Regulus no puede hacer lo mismo?
—Bellatrix, querida, tu fidelidad no tiene límites, por eso, quiero premiarte.
Por eso están todos, incluidos sus tíos, que no tienen la marca, porque era Bellatrix desde el principio. La familia Black aplaude, orgullosa de lo que ha conseguido Bellatrix y se coloca en su nuevo lugar, a la derecha del Señor Tenebroso. Es un gran paso para los Black, tiene mucha importancia y Regulus se alegra por su familia.
También se alegra por Barty, aunque este baje la mirada al suelo porque no le ha elegido a él como pensaba en un inicio. No tiene que cogerle a él, no es necesario.
—Eso es todo.
El Señor Tenebroso ya ha terminado con ellos y todos saben que tienen que salir de allí cuanto antes. Nadie quiere sufrir su ira, no cuando todo está saliendo a pedir de boca.
Los Black vuelven a casa, orgullosos de Bellatrix y se prepara una fiesta en cuestión de minutos en la casa de campo de tío Cygnus y tía Druella. El jardín se llena de decoraciones y a los elfos les faltan manos para poder hacer todo lo necesario. Aun así, de alguna forma, la fiesta sale a pedir de boca.
Bellatrix se vuelve insoportable hasta que llega la ansiada fecha. Regulus no tiene que ir, no le han considerado para el equipo que entrará en el Ministerio y no puede estar más tranquilo. Se ha escondido en su cuarto secreto y allí disfruta del silencio y de cómo nadie puede alcanzarle.
No tiene que darle explicaciones a nadie desde allí, no tiene que estar estirado para causar la mejor impresión y no tiene que pedirle a Merlín pasar desapercibido, ya lo hace por si mismo. Es lo mejor que le puede pasar, a pesar de las nuevas pesadillas que tiene desde esa reunión.
Es perfectamente consciente de que, en cualquier momento, se darán cuenta de que está dudando y que lo pagará. No sabe cuánto más va a poder aguantar la farsa, pero quiere intentarlo de todas las maneras posibles o no saldrá vivo de esa. Y quiere seguir vivo para, cuando acabe la guerra, poder tenerlo todo.
Aunque ni siquiera sabe lo que quiere.
Lo piensa, se pasa todo el día pensando qué es lo que quiere mientras espera las noticias sobre la caída del Ministerio. No debería tardar mucho, la operación estaba programada para la noche y ya es casi medianoche. Bellatrix debería estar a punto de llegar para una cena tardía de celebración y él debería de ir bajando para estar allí presente y ser el primero en felicitar a su prima.
Pero quiere pensar en qué es lo que quiere, ahí puede hacerlo, está solo, nadie le va a escuchar, puede pensar.
A Sirius siempre le había gustado mirarse al espejo, por lo que que subiera uno hasta allí le venía bien a Regulus. Hablaría con el reflejo, sí, su reflejo sabría que es lo que quiere y se quedaría allí, bien protegido de los mortífagos. Porque Regulus ha aprendido por las malas que todo lo que toca un mortifago solo se puede corromper.
—¿Qué es lo que deseas? —eleva el espejo—. ¿Qué es lo quieres?
Ser como Sirius. Su reflejo se lo dice claramente y Regulus casi suelta el espejo. Su reflejo tiene las cosas mucho más claras que él y le asusta.
Su reflejo quiere ser valiente como Sirius, quiere escaparse de Grimmauld Place para estar con su hermano y tener una familia como la que ha encontrado él. Quiere no tener miedo a hablar, quiere poder ser él mismo y quiere...
Quiere que Delilah esté a su lado.
Quiere que esté a su lado de verdad, como Sirius tiene a Lupin, como Cissy tenía a su novia sangre sucia. Por las barbas de Merlín, incluso como Potter y Evans.
Regulus Black ha caído por Delilah Selwyn y quiere estar a su lado.
Quiere poder quererla libremente, sin sentir que no se lo merece. Quiere poder cogerla la mano, llamarla Del, pasear con ella, quiere besarla. Oh, por Merlín, lo que daría por besarla. Quiere que le perdone por todo lo que ha hecho y por lo que no ha hecho, por haber sido un cobarde y no haberse puesto de su lado.
Su reflejo grita que fue imbécil, que tenía que haberse puesto del lado de Delilah cuando Bellatrix torturaba a sus padres. Entre los dos podrían haber entretenido lo suficiente a su prima como para que Evans y los demás llegaran y, entonces, hubiera podido huir con ellos.
También le grita que tendría que haber seguido protegiéndola de Barty, Travers y Gibbon y no haber dejado que la acosaran, que la hechizaran. No tendría que haberse dado la vuelta en el pasillo cada vez que se encontraban de frente y sus amigos sacaban las varitas. Tendría que haber sacado él la suya y haberse enfrentado a ellos.
Pero eso es lo que quiere el reflejo de Regulus, él todavía no sabe lo que quiere.
Oye la puerta de la casa y deja rápidamente el espejo para salir corriendo hacia abajo. Llega tarde, no va a ser el primero y tendría que ser el primero en felicitar a Bellatrix para ganarse ese puesto a su lado, uno que le garantizaba que no se fijarían en él.
Quiere eso, que no se fijen en él.
Se alegra de no ser el primero cuando ve la expresión de su prima.
Han fallado, el Ministerio de Magia no ha caído hoy y se nota en las heridas, en la decepción en la mirada de Bellatrix al saber que han fallado en una misión tan simple como lo era un asesinato.
—Cancela todo. ¡YA!
La cena tardía desaparece de la mesa de la cocina, la decoración cambia en cuestión de segundos y Bellatrix va directa a la sala de estar.
—Kreacher, el botiquín.
Al elfo le falta tiempo para aparecer en la sala de estar. Regulus sabe que le cae bien a Kreacher, pero también sabe que si por el elfo fuera, serviría antes a Bellatrix que al resto de la familia.
—¿Qué es lo que ha pasado, sobrina? —Walburga se sienta a su lado y coge una de las bolas de algodón y la botella de alcohol.
Incuso los magos de sangre pura utilizan métodos muggles para algunos tipos de heridas.
—Esos condenados Longbottom, siempre entrometiéndose —gruñe cuando el algodón le toca el labio y luego cuando otro toca la ceja.
Una vez desinfectados Walburga se dispone a cerrar las heridas con magia. En cuestión de minutos la cara de Bellatrix vuelve a estar tan perfecta como siempre, pero sigue faltando una herida, la que tiene en el costado. Regulus se pregunta por qué no ha dicho nada hasta el momento cuando ha ido dejando un goteo de sangre por el pasillo.
Es un cuchillo lo que sobresale del abdomen de Bellatrix y Regulus admira a su prima por no haberse sacado el cuchillo. Sabe que es lo correcto porque si no la sangre hubiera empezado a salir sin parar y la hemorragia la hubiera matado, pero andar por ahí con un cuchillo clavado en el estómago no debe de ser muy agradable.
Bellatrix chilla como una niña pequeña cuando Walburga la esta curando y Regulus intenta huir, pero su prima le ve y le pide que vaya hasta allí. Le coge de la mano y, cada vez que Walburga le acerca el algodón impregnado de alcohol, Regulus cree que le va a romper los huesos de la mano.
Pero la cura acaba y Regulus recupera su mano, intacta y dolorida, además de la historia completa de lo que ha pasado en el Ministerio, que ahora está más atento que nunca. La pareja de aurores resulta más que peligrosa para los planes del Señor Tenebroso, pero al menos no suponen un problema para el ascenso como mano derecha de Bellatrix.
—Me encargaré de ellos, no me supondrán ningún problema si soy yo quien les da caza —dice, orgullosa y Walburga la felicita.
Regulus pensaba que no tendría que tener más trato con nada relacionado con los mortífagos hasta que no saliera de Hogwarts y le dijeran en que departamento del Ministerio iba a trabajar como tapadera para la verdadera profesión, espía. Es lo mejor a lo que puede aspirar Regulus, ser un espía, así que confía en que se lo den. Confía en que le llaman en esos momentos para decírselo y recordarle que tiene que mantener sus notas para poder entrar.
No se espera llegar a la mansión y que le guíen hasta el comedor, donde se queda a solas con el Señor Tenebroso y Naguini, su serpiente.
—Mi señor —ha visto a Bellatirx hacerlo mil veces, así que la imita. Baja la cabeza y apoya una rodilla en el suelo. No piensa levantar la cabeza hasta que el Señor Tenebroso no le diga que puede hacerlo.
—Necesito un favor, Regulus, y creo que tú puedes hacerme ese favor.
—Será todo un honor, mi señor.
¿Cómo va a negarse? Hará lo que haga falta, lo que le pida. No tiene opción, por mucho que quiera no puede elegir otra cosa que no sea obedecer al Señor Tenebroso. ¿Querrá que espíe a alguien? ¿Que lo torture? ¿Que lo mate? Regulus no puede negarse, hará lo que le pida, aunque no quiera hacerlo.
—Quiero un elfo doméstico.
Ah. Eso es fácil, eso puede hacerlo y no le supone ningún problema.
—Kreacher —dice Regulus al aire y el elfo no tarda en aparecer ante los ojos del Señor Tenebroso.
—¿Sí, Amo Regulus? —pregunta el elfo, todavía sin darse cuenta de que está también delante del Señor Tenebroso.
—Harás caso a lo que te pida nuestro Señor hasta que acabes tu tarea, ¿entendido? Luego tendrás que volver a tus deberes habituales en Grimmauld Place—le dice.y el elfo asiente—. Quiero que empieces limpiando mi habitación cuando vuelvas.
—Por supuesto, amo Regulus, ¿querrá también una tarta de manzana de esas que tanto le gustan? —Regulus asiente y el elfo parece estar satisfecho con la respuesta.
Cuando se da la vuelta Regulus tiene que aguantar la risa que le entra al ver como el elfo da un bote.
—¡Mi señor! ¡Oh, mi señor, esto es una gran recompensa para Kreacher!
Se arrodilla en el suelo, pero el Señor Tenebroso no le hace ningún caso a la criatura y eso le da pena a Regulus.
—Gracias, Regulus, eso es todo.
—Mi señor —vuelve a inclinar la cabeza y sale del comedor, dejando allí a Kreacher.
Vuelve a ver al elfo la última noche antes de volver a Hogwarts, cuando se le aparece en su habitación listo para cumplir la orden de limpiarla, pero se le nota que no está en condiciones de hacer nada cuando se derrumba en mitad de la habitación.
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Vaya, pobre Kreacher, que mala suerte tiene el elfo. Supongo que sabéis para qué le quiere Voldemort y si no pues ya lo sabréis, no os preocupéis porque Regulus no lo sabe.
Y hablando de Regulus, parece que está un poco... confundido. Supongo que la locura le ha hecho separarse entre él y su reflejo, que se le va a hacer, teniendo en cuenta su familia me parece que es poco. Sus padres eran primos, ¿no? Demasiado poco le pasa.
Bueno, ya he calculado y octubre es el último mes de Regulus, no puedo creerme que esto esté acabando ya, ay, os veo la semana que viene <3
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