Capítulo 11
Los pasillos de Hogwarts están llenos de susurros y rumores. Nadie se atreve a compartir la situación actual, nadie se atreve a decir en voz alta que hay una guerra. Pero Regulus ya lo sabe, lo sabe desde hace semanas, el Señor Tenebroso anunció que estaban en el mejor momento para empezar a atacar con más fuerza. Detalló los planes, comenzarían con el Ministerio. Lo tomarían por las buenas o por las malas, pero iba a ser suyo antes de final de año, ese era el objetivo. Regulus escuchó pacientemente ese día y sintió terror, pero no demostró nada, ya no quería hacerlo.
El periódico de hoy contaba como la familia Bones había sido encontrada muerta en su casa y Regulus podía ver la marca de Bellatrix en el asesinato de esa familia tan importante en el Ministerio. El Profeta todavía se atrevía a publicar artículos de ese tipo, así que Regulus supuso que serían los siguientes en ser atacados.
Una semana más tarde el editor jefe de El Profeta es sustituido con una breve carta en la que nombraba a Stephen Cornfoot como nuevo editor y Regulus vuelve a oír los susurros por los pasillos del castillo. Nadie se atrevía a llamarlo guerra, pero todos estaban de acuerdo de que, en cuanto salieran del castillo no sabían que se iban a encontrar.
Regulus no duerme, entre los susurros de los pasillos y lo que había pasado en verano no podía hacerlo. No se fía de nadie en el castillo, y mucho menos después de lo que había pasado en casa de los Selwyn y el interrogatorio al que había sido sometido. Cada vez que intentaba irse a dormir volvía a revivirlo todo y ya habían pasado casi tres meses desde que estuvo en casa de los Selwyn junto a Bellatrix.
No ayudaba a su insomnio que Delilah no dejara de proteger a todos los sangre sucia y mestizos que podía. Siempre estaba allí cuando alguno de los amigos de Regulus, como ella los llamaba. intentaba ponerlos en su sitio. Regulus ya no sabía qué hacer para que la chica dejara de ponerse en medio, por más que lo intentaba no dejaban de presionarle para que hiciera algo.
—¡Será en el momento oportuno! —acaba gritando Regulus en mitad de la sala común un jueves de principios de noviembre. No puede más, y mucho menos cuando Delilah entra en la sala común seguida de todos esos sangre sucia nuevos de primero.
—Tienes que ponerla en su sitio, Regulus, ya —Travers es el más peligroso de los que quedan, Regulus lo tiene claro.
—Regulus sabe lo que hace, Travers, deja de insistir —pero no se fía de Barty, y menos cuando le defiende de esa forma.
—¿Acaso no véis lo que está pasando? Se creen que tienen algún tipo de... de... derecho —escupe cuando dice la última palabra y Regulus tiene que limpiarse la cara—. Si dejamos que los sangre sucia tengan derechos, ¿qué creéis que nos va a hacer el Señor Tenebroso?
Lo susurra, enfadado, sobre todo con Regulus, él se supone que es el líder, es quien debería estar haciendo algo con todos esos mocosos y Delilah. No puede aplazarlo más, lo sabe, tiene que hacerlo ahora y tiene que hacerlo de una forma que le garantice que no van a volver a decirle nada.
—Ahora vengo.
No le hace gracia, pero no le queda otra, tiene que hacerlo, es por el bien de todos. Se levanta de su sofá frente a la chimenea y va directamente a por Delilah. El ejército de sangre sucia parece que intenta protegerla, pero se asustan en cuanto Regulus se remanga. Han aprendido a tener miedo a la marca tenebrosa y es lo mejor que puede usar contra ellos ahora que todavía tienen miedo a la marca. Cuando acabe el curso sabe que Delilah les habrá enseñado que no tienen que tener miedo y más de un hechizo para que puedan salir corriendo por los pasillos hasta encontrar al primer profesor.
—Lárgate, Black, estamos estudiando.
—Como si me importase lo que hagas, Selwyn.
A sus amigos les parece gracioso que coja a Delilah y se la cuelgue en el hombro como si fuera un saco de patatas. Para ella no lo es y por eso empieza a darle puñetazos en la espalda para intentar que la suelte, pero debería saber que no va a funcionar, sobre todo si supiera cómo había acabado todo después de su escape en verano.
—¡Suéltala! —uno de los mocosos se pone delante de él y Regulus finge un bostezo.
—Steve, no, déjalo, vete con los demás, estaré bien —Delilah lo dice desde la espalda de Regulus y aprovecha para darle un golpe aún más fuerte a la altura de los riñones. Ese sí que ha dolido.
—Gibbon —solo tiene que llamarle para que quite al niño de en medio y Delilah le da aún más fuerte en la espalda.
—¡Ni se te ocurra hacerle nada, Gibbon! —Delilah chilla, pero a Regulus no podría importarle menos.
El camino a su habitación nunca se le ha hecho más largo con los gritos de Delilah amenazando a Gibbon y dándole de nuevo en el mismo riñón. Cuando llega la lanza a la cama y no tarda en hechizar la habitación para que no pueda salir.
—¿De qué coño vas, Black? —sabe que se merece los gritos, como también se merece que le empiece a pegar, ni siquiera va a intentar defenderse.
—Intento protegerte, ¿es que no lo ves?
—¿Tú? ¿Protegerme? ¿Después de lo de verano? —Delilah se ríe y vuelve a darle un golpe en el pecho—. Mi madre no me reconoce, pedazo de gilipollas.
Sabía lo que había hecho Bellatrix, lo había visto, claro. La maldición cruciatus es la especialidad de su prima y, combinada con algunas de las maldiciones favoritas de Walburga, no le extrañaba que le hubiera pasado eso. No era lo mejor que le podía haber pasado, claro, pero... viendo como estaba últimamente su prima de desequilibrada era algo bueno dentro de lo que podría haber sido.
—Te dije que...
—¡Me dijiste, vaya Regulus, me dijiste! —le interrumpe y vuelve a reírse—. ¿Y qué hiciste, Reg, mientras tu prima torturaba a mis padres tú que hacías?
—Te lo advertí, que iban a ir a por vosotros.
—¡Me sujetaste mientras torturaban a mis padres, Regulus!
—¡Y gracias a eso estás bien! Gracias a que te sujeté, Del, tú estás perfectamente y mi prima no te hizo nada.
—Preferiría haber sido torturada por tu prima a que mi madre no me reconozca —tiene una mirada desafiante, algo que pone a Regulus de los nervios—. No entiendes nada, Regulus, no entiendes lo que es tener una familia.
—Y tú no estás entendiendo lo que haces cada vez que te acercas a esos sangre sucia —Delilah pone los ojos en blanco—. ¡Estás convirtiéndote en un claro objetivo!
—¡Ya lo soy, Regulus, abre los ojos, soy parte de La Orden del Fénix!
No. Eso sí que no. No se puede haber unido a ellos de forma voluntaria, no cuando llegaron tarde a pesar de que se lo dijo a Evans. Sabía que no podía confiar en la sangre sucia, lo sabía y se la había jugado a ello.
—¿Te has unido a quienes no pudieron salvar a tu madre?
—Al menos no estoy con los que han destrozado a mi madre.
—¿No te das cuenta de lo que has hecho? ¿De lo que estás haciendo? —Regulus se lleva las manos a la cabeza y tira del pelo.
Tira con algo de fuerza, la suficiente como para que le deje estar allí en ese momento y no en lo que pasará cuando lleguen las Navidades. Bellatrix querrá volver a intentarlo, seguro que ya sabe que los Selwyn ahora son parte de La Orden del Fénix, no van a tener ninguna oportunidad de escapar, esta vez no.
—Estoy intentándolo todo para sacarte de su punto de mira, Delilah, pero me lo estás poniendo muy difícil —se lo advierte, esperando que esta vez lo entienda, pero no lo hace.
—¡Nadie te ha pedido que lo hagas, Regulus, nadie!
—Si no se lo hubiera dicho a la sangre sucia de Evans tu madre estaría muerta, Delilah, ¡muerta, joder! —todavía no sabe como nadie ha venido a la habitación con los gritos que están dando.
Le da terror haberlo dicho en voz alta, y más a gritos. Cualquiera podría enterarse que había hablado con un miembro activo de La Orden del Fénix y podrían acusarle de traidor en cualquier momento. No quiere que pase eso, no puede dejar que eso pase, así que coge a Delilah del brazo y la lleva hasta el baño.
—¡Suéltame, pedazo de bruto!
Cierra la puerta y también la hechiza, por si acaso. Luego enciende el grifo de la ducha y también el del lavabo. Todo el ruido que pueda crear no es suficiente, debería hacer más ruido que tapara sus voces, no puede dejar que crean que solo está hablando con ella.
—¿Vas a ser capaz de salir de aquí entendiendo que no puedes seguir dejándote ver con todos esos sangre sucia?
Quizá se ha pasado apretándola el brazo porque la chica se queja y él la suelta rápidamente. No tendría haber hecho tanta fuerza al decirlo, tendría que estar más tranquilo, no tan alterado.
—No pienso dejar de hacerlo —la furia vuelve a salir y Regulus tiene ganas de romperlo todo—. ¿Qué es lo que has dicho fuera?
—¿Cuándo?
—Cuando estábamos fuera, antes de que me arrastrases al baño.
—Que tu madre estaría muerta —repite y Delilah chasquea la lengua.
—¿Hablaste con Lily? —no sabe por qué se lo pregunta si ya se lo ha dicho.
—Buscaba hablar con mi hermano, pero estaba borracho y olía bastante a marihuana.
—Así que hablaste con Lily —repite ella y Regulus vuelve a pasarse la mano por el pelo.
—Sí, hable con Evans.
Delilah no dice nada, como si no se lo creyera. Le da igual que le crea o no, lo que le interesa es que entienda que no puede seguir así.
—Tienes dos opciones, Del, tienes que dejar de provocarles, es lo que haces cada vez que acoges a un sangre sucia nuevo.
—Son nacidos de muggles, Reg —le corrige y levanta la cabeza, como si estuviera orgullosa de estar con ellos. No le extraña que lo esté, son los únicos que todavía no le han dado de lado como sí han hecho el resto de los compañeros de casa—. No comen ni hacen nada, solo están asustados porque parte del mundo mágico donde han entrado de golpe los quiere matar.
—¡No son tu problema!
—¡Sí que lo son!
—¡Tú no eres como ellos!
—Ah, claro, yo no soy como ellos, tenía que habérmelo imaginado —Delilah se ríe y le mira fijamente a los ojos—. ¿Cómo soy, Reg? ¿Qué tengo de diferente a esos sangre sucia y mestizos que tanto odias?
—Eres diferente —dice, pero eso no parece valerle a Delilah.
—Dime un motivo.
—Sencillamente lo eres, Del.
—Quiero una respuesta, Regulus.
—No eres como ellos –insiste de nuevo y ella pone los ojos en blanco.
—¡Sí que lo soy, soy exactamente igual que todos esos a los que protejo, Regulus, no lo quieres ver!
—No lo entiendes.
—Pues explícamelo.
No puede. No puede porque él tampoco sabe qué es lo que hace que Delilah sea distinta de todos aquellos que dice odiar. ¿Qué la diferencia si ella también está orgullosa de sus orígenes? ¿Por qué a ellos puede odiarles, pero a ella no? Oh, lo fácil que sería eso, lo sencillo que sería no tener que preocuparse por ella, no querer protegerla. Quiere encontrar qué es lo que hace que Delilah sea tan diferente, pero cuando intenta pensar en ello se queda completamente en blanco.
—Sabía que no había nada.
Se aleja de él, hacia la ducha. Corta el agua y luego va hacia el lavabo para hacer lo mismo y se queda mirando el desagüe. Regulus recuerda perfectamente cómo le puso la mano bajo el agua cuando la cortó con aquel abrecartas, ¿estará ella pensando en lo mismo? ¿Por qué estaba ese día en su habitación?
—Déjame salir de aquí, Black.
Vuelven a eso. Vuelve a llamarle Black. Debería esperarlo, la verdad, pero eso no hace que sea menos molesto.
—No, Del, tienes que entenderlo, no puedo dejarte ir hasta que no lo entiendas —se lo vuelve a repetir y, esta vez, se atreve a acercarse a ella.
No sabe por qué lo hace, pero le coge las manos. Ella le mira, mira sus manos juntas y le vuelve a mirar. No entiende por qué lo está haciendo, pero está bien, se siente bien, es lo correcto.
—Cada vez que te juntas con mestizos y sangre sucia te conviertes más y más en un peligro para ellos, querían ir a por ti por la mentira de tu madre siendo sangre pura —Delilah aparta la mirada, como si le avergonzase haber mentido con eso cuando era lo correcto—. Ahora quieren ir a por ti porque estás abiertamente en contra de ellos.
—¿Y qué tiene de malo que esté en contra de ellos, Regulus? ¿En contra de ti? ¿Qué es lo que defiendes?
—La pureza de sangre —le sale automáticamente, es lo que le han enseñado, es lo que defiende.
—¿Y algo más? —no, no realmente. Solo defienden la pureza de sangre, ¿no? ¿Por qué la defienden? No lo sabe, no lo ha pensado.
—Ellos... ellos vienen a por nosotros, a por los magos sangre pura porque... porque... —no, no se le ocurre nada, ¿qué es lo que siempre le ha dicho su madre? No se acuerda. ¿Qué es lo que ha dicho Bellatrix? Que son escoria, pero ese no es el motivo. Sabe que hay uno, lo tiene en la punta de la lengua, pero... pero...
—Déjalo, Sirius tenía razón, te han lavado el cerebro, no puedes salir de ahí.
—¿Has hablado con Sirius?
Su hermano habla con Delilah, pero cuando él le cita llega borracho. Habla con ella sobre él y, cuando Regulus le pide que vaya porque quiere protegerla a ella, a Sirius le da igual. Porque lo que le importa es hablar de él a sus espaldas, como ha hecho Delilah. Los dos hablan de él a sus espaldas, le juzgan sin saber lo que ha supuesto para él que Sirius haya desaparecido de la familia Black, que se haya quedado él como el hijo único de Walburga y Orion de cara a todas la familias sangre pura, de cara al Señor Tenebroso. Y se atreven, los dos, a sus espaldas, a decir que le han lavado el cerebro.
—Lárgate de aquí.
Regulus agita la varita y la puerta se abre. Vuelve a agitarla y se abre la puerta de la habitación. Ya no hay ningún hechizo que detenga a Delilah para irse si quiere. Puede irse con Sirius si es lo que quiere o puede hacer lo que quiera, él no va a volver a intervenir.
—No pienso volver a protegerte.
—No necesito tu protección —la chica levanta la cabeza, orgullosa y Regulus se ríe.
—Veremos si dices lo mismo en unos días, Selwyn.
En cuanto salga de la habitación les dará vía libre. Ya no puede hacer nada más por ella, lo ha intentado todo, ha intentado protegerla y, ¿para qué? ¿Por qué lo ha hecho? Lo piensa mientras vuelve a la sala común y, cuando se sienta, sigue pensando, callado.
—¿Y bien? —Barty tiene ganas de saber la respuesta, se le nota emocionado.
—Haced con ella lo que queráis.
En el momento en el que Barty festeja Regulus sabe que se ha equivocado totalmente al no seguir insistiendo en protegerla.
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Parece que no vamos a saber qué pasó ese día en casa de Delilah... ¿o sí? La baraja tiene muchos palos, quizá sale en alguno de ellos...
No puedo negar lo obvio, que Regulus está zumbado y que no se merece nada y nadie, ojalá cambiase, pero creo que con Delilah lo tiene ya todo perdido, por mucho que lo intente.
Quedan cuatro capítulos para el final, ¿en que momento queda menos de un mes para acabar esto? Gracias por leer <3
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