31 | fin de curso
XXXI. THE END OF THE SCHOOL YEAR
En cuanto sintió el suelo, Allison se tiró de rodillas, quitándose la cadena del cuello. Estaban en el vestíbulo y ella no podía aguantar más las ganas que tenía de echar fuera la comida.
Hermione les arrastró hasta el armario de la limpieza, donde Allison por fin vomitó en paz, en un cubo que había en una esquina. Se tocó la frente y se sentó en el suelo en la otra esquina al acabar.
—¿Qué demonios ha pasado, Hermione?
—Hemos retrocedido en el tiempo. Tres horas.
—Voy a volver a vomitar —sentenció Allison con una mano sobre la tripa.
—Ni se te ocurra, aquí ya huele a muerto —avisó su hermano, negando con la cabeza y tapándose la nariz, lo que hizo que su voz sonara gangosa y Allison riera.
—¡Chist! ¡Escuchad! ¡Alguien viene! ¡Creo que somos nosotros! —Hermione había pegado el oído a la puerta del armario—. Pasos por el vestíbulo... Sí, creo que somos nosotros yendo hacia la cabaña de Hagrid.
—¿Quieres decir que estamos aquí en este armario y que también estamos ahí fuera?
—Sí. Estoy segura de que somos nosotros. No parecen más de cinco personas. Y... vamos despacio porque vamos ocultos por la capa invisible muy pegados. —Dejó de hablar; pero siguió escuchando—. Acabamos de bajar la escalera principal...
Hermione se sentó en un cubo puesto boca abajo.
—¿De dónde has sacado ese reloj de arena?
—Se llama giratiempo —explicó Hermione—. Me lo dio la profesora McGonagall el día que volvimos de vacaciones. Lo he utilizado durante el curso para poder asistir a todas las clases. La profesora McGonagall me hizo jurar que no se lo contaría a nadie. Tuvo que escribir un montón de cartas al Ministerio de Magia para que me dejaran tener uno. Les dijo que era una estudiante modelo y que no lo utilizaría nunca para otro fin. Le doy vuelta para volver a disponer de la hora de clase. Gracias a él he podido asistir a varias clases que tenían lugar al mismo tiempo, ¿os dais cuenta? Pero me temo que no entiendo qué es lo que quiere Dumbledore que hagamos. ¿Por qué nos ha dicho que retrocedamos tres horas? ¿En qué va a ayudar eso a Sirius?
—Dijo que teníamos que salvar dos vidas —recordó Allison—. Puede que tengamos que detener la ejecución de Buckbeak.
—Pero... ¿en qué ayudará eso a Sirius? —cuestionó Hermione.
—Oye, ya se me ha ocurrido lo de Buckbeak. Que aporte algo Harry.
—Dumbledore nos dijo dónde está la ventana del despacho de Flitwick, donde tienen encerrado a Sirius con llave. Tenemos que volar con Buckbeak hasta la ventana y rescatar a Sirius. Sirius puede escapar montado en Buckbeak. ¡Pueden escapar juntos!
Hermione parecía aterrorizada, pero a Allison se le notaba emocionada con la idea de montar en hipogrifo.
—¡Si conseguimos hacerlo sin que nos vean será un milagro! —replicó Hermione.
—Bueno, tenemos que intentarlo, ¿no creéis? No parece que haya nadie. Vamos...
Harry empujó y abrió la puerta del armario. El vestíbulo estaba desierto. Cuando Harry salió, Allison soltó una risita y los dos le miraron de forma inquisitiva.
—Acabas de salir del armario —se rio ella, llegando a su lado.
—Tú también —rebatió Harry, con una mueca de confusión en la cara. No lo había entendido.
—Ya va siendo hora...
—¡Chst!
Salieron hasta el bosque, donde se pudo ver perfectamente que no era de noche todavía.
—¡Si alguien se asomara a la ventana..! —chilló Hermione, mirando hacia atrás, hacia el castillo.
—Saldremos por patas hasta el bosque —dijo Allison, encogiéndose de hombros—. Podemos escondernos entre los árboles.
—¡De acuerdo, pero iremos por detrás de los invernaderos! —declaró Hermione, sin aliento—. ¡Tenemos que apartarnos de la puerta principal de la cabaña de Hagrid o de lo contrario nos veremos a nosotros mismos! Ya debemos de estar llegando a la cabaña.
Alcanzaron el bosque. Allison acababa de ver a la Allison de hacía tres horas y juró ser una de las cosas más raras que había visto en su vida. Llegaron frente a Buckbeak.
—¿Ahora? —preguntó Harry.
—¡No! Si nos lo llevamos ahora, los hombres de la comisión creerán que Hagrid lo ha liberado.¡Tenemos que esperar hasta que lo vean atado!
—Eso supone unos sesenta segundos —dijo Harry.
Oyeron romperse una pieza de porcelana.
—Ya se le ha caído a Hagrid la jarra de leche —dijo Hermione—. Dentro de un momento encontraré a Scabbers.
Y así fue.
—¿Y no podemos entrar y coger a Peter? —inquirió Allison.
—¡No! —exclamó Hermione con temor—. ¿No lo entiendes? ¡Estamos rompiendo una de las leyes más importantes de la brujería! ¡Nadie puede cambiar lo ocurrido, nadie! Ya has oído a Dumbledore... Si nos ven...
—Pero ya vamos a cambiarlas —rebatió Allison—. Vamos a salvar a Sirius, ¿no?
—Además, solo nos verían Hagrid y nosotros mismos.
—Chicos, ¿qué creéis que pasaría si os vierais a vosotros mismos entrando en la cabaña de Hagrid? —preguntó Hermione.
—Creería... creería que me había vuelto loco —dijo Harry—. O que había magia oscura por medio.
—Pensaría que Hagrid habría drogado la bebida sin darse cuenta.
—No lo comprenderíais —intervino Hermione—. Incluso puede que os atacarais a vosotros mismos. La profesora McGonagall me dijo que han sucedido cosas terribles cuando los brujos se han inmiscuido con el tiempo. ¡Muchos terminaron matando por error su propio yo, pasado o futuro!
—Vale —accedió Harry—, solo era una idea. Yo no pensaba nada más que...
Pero Hermione le dio un codazo y señaló hacia el castillo.
Dumbledore, Fudge, el anciano de la comisión y el verdugo se dirigían hacia la cabaña.
—¡Estamos a punto de salir! —avisó Hermione en voz baja.
Los cinco salieron, y efectivamente fue de lo más extraño volver a verse, como si fuera otra persona. ¿De verdad así la veían los demás?
—No temas, Buckbeak —escucharon decir a Hagrid—. No temas. Venga, marchaos.
—Hagrid, no podemos... Les diremos lo que de verdad sucedió.
—No pueden matarlo...
—¡Marchaos! Ya es bastante horrible y solo faltaría que además os metierais en un lío.
Se echaron la capa por encima y Liz les colocó para que todos cupieran, igual que lo había hecho la primera vez, o eso era lo que Allison recordaba. No les vieron, pero sabían que habían empezado a andar.
—Marchaos, rápido. No escuchéis.
Llamaron a la puerta principal de la cabaña de Hagrid. El grupo de la ejecución había llegado.
—¿Dónde está la bestia? —preguntó la voz fría de Macnair, el verdugo.
—Fu... fuera —contestó Hagrid.
Macnair se asomó por la ventana, y Allison consiguió ocultarse a tiempo.
—Tenemos que leer la sentencia, Hagrid. Lo haré rápido. Y luego tú y Macnair tendréis que firmar. Macnair, tú también debes escuchar. Es el procedimiento.
Entonces dejó de mirar por la ventana y fue el momento idóneo para hacerlo.
—Esperad aquí —susurró Harry a las dos chicas—. Yo lo haré.
Su hermana quiso replicarle, pero en verdad no había tiempo para eso. Vio cómo se acercaba a Buckbeak mientras sonaba la voz del ministro leyendo.
El tiempo que Harry tardó en llegar con el hipogrifo, a Allison se le hizo eterno. Su corazón se disparaba cada vez que pensaba que saldrían y les pillarían con las manos en la masa.
Anduvieron muy deprisa hasta asegurarse de que no podían verles.
—¿Dónde está? —escucharon la voz del anciano de la comisión—. ¿Dónde está la bestia?
—¡Estaba atada aquí! —bramó furioso el verdugo—. Yo la vi. ¡Exactamente aquí!
—¡Qué extraordinario! —dijo Dumbledore, desenfadado.
—¡Buckbeak! —exclamó Hagrid con voz ronca.
El sonido del golpe del hacha, que había lanzado el verdugo contra la valla, debió de ser lo que habían escuchado antes, cuando pensaron que Buckbeak había sido ejecutado.
Hagrid hablaba entre sollozos:
—¡Se ha ido! ¡Se ha ido! Alabado sea, ¡ha escapado! Debe de haberse soltado solo. Buckbeak, qué listo eres.
Los tres chicos tuvieron que agarrar bien al hipogrifo para que no corriera a reunirse con él.
—¡Lo han soltado! —gruñía el verdugo—. Deberíamos rastrear los terrenos y el bosque.
—Macnair; si alguien ha cogido realmente a Buckbeak, ¿crees que se lo habrá llevado a pie? —le preguntó Dumbledore con el mismo tono de antes—. Rastrea el cielo, si quieres... Hagrid, no me iría mal un té. O una buena copa de brandy.
—Por... por supuesto, profesor. Entre, entre...
Tras unos segundos donde reinó el silencio, Harry decidió hablar.
—¿Y ahora qué?
—Tendremos que quedarnos aquí escondidos —dijo Hermione con miedo—. Tenemos que esperar a que vuelvan al castillo. Luego aguardaremos a que pase el peligro y nos acercaremos a la ventana de Sirius volando con Buckbeak. No volverá por allí hasta dentro de dos horas... Esto va a resultar difícil...
—Pero tenemos que ir cerca de donde están nuestros yo pasados. Para enterarnos de lo que ocurre.
—De acuerdo —aceptó Hermione—. Pero hemos de seguir ocultos, recordadlo.
Se movieron por el bosque hasta estar cerca del ssuce.
—¡Ahí está Ron! —señaló Harry de repente.
—Aléjate de él... Aléjate... Scabbers, ven aquí...
Otras cuatro personas salieron de la nada, siguiendo a Ron.
—¡Te he atrapado! Vete, gato asqueroso.
—¡Ahí está Sirius! —murmuró Allison.
—Desde aquí parece incluso más horrible, ¿verdad? —añadió Harry mientras el perro arrastraba a Ron—. ¡Eh, mirad! El árbol acaba de pegarme. Y también a vosotras. ¡Qué situación más rara!
—Podría acostumbrarme a verme desde lejos. Me veo realmente bien a pesar de estar siendo golpeada por un árbol asesino —aseguró Allison, asintiendo con la cabeza.
—No se distingue apenas nada —protestó Harry.
—Puedo ver lo bien que me queda la túnica a kilómetros.
—¿A qué viene este subidón de autoestima?
—Crookshanks acaba de apretar el nudo —interrumpió Hermione, cortando la absurda pelea.
—Allá vamos... —murmuró Harry—. Ya hemos entrado.
* * *
Allison y Harry estaban desesperados. Ambos coincidían en que habían visto a sus padres y que ellos eran los que habían lanzado el patronus. Pero no había nadie más ahí y los dementores estaban a punto de acabar con sus yo pasados junto con Sirius.
Pero una idea se le pasó por la mente a Allison, y dio un respingo que hizo que Harry se sobresaltara.
—Éramos nosotros —susurró a Harry.
Él abrió mucho los ojos, comprendiendo a lo que se refería. Sacaron sus varitas y apuntaron hacia todos los dementores.
—¡EXPECTO PATRONUM!
Dos figuras plateadas muy parecidas salieron del par de varitas. Allison observó asombrada cómo acababan de producir un patronus corpóreo. Los dos animales se dirigían hacia ellos, y por fin distinguieron lo que eran.
Un ciervo y una cierva.
—Cornamenta —susurró Harry.
Allison sonrió, sin poder contenerse a acariciar a su patronus. Pero este se desvaneció.
—¿Qué habéis hecho? —regañó Hermione, enfadada—. Dijisteis que no intervendríais.
Allison llevó a Hermione hasta detrás de los arbustos.
—No eran James y Lily. Éramos Harry y Allison. Fueron nuestros patronus los que nos salvaron, Herms.
Le explicaron con algo más de detalle lo sucedido.
—No puedo creerlo... ¡Hicisteis aparecer unos patronus capaces de ahuyentar a todos los dementores! ¡Eso es magia avanzadísima!
—Sabía que lo podía hacer —dijo Harry—, porque ya lo había hecho... ¿No es absurdo?
—Me pasó igual. Ni siquiera tuve que pensar en un recuerdo feliz.
—Snape —indicó Hermione, señalando al hombre.
Estaba recogiendo a Allison, Harry y Sirius en unas camillas.
—Nos ordenó a Eliza y a mí que nos quedáramos quietas, como si no hubiéramos estado haciendo eso. Luego llegó con el desfile de camillas a las que sumó a Maddy y Ron, y tuvimos que seguirle al castillo.
Mientras Hermione lo relataba, pudieron ver cómo todo aquello sucedía ante sus ojos.
—Bueno, ya es casi el momento —indicó Hermione, nerviosa, mirando el reloj—. Disponemos de unos 45 minutos antes de que Dumbledore cierre con llave la puerta de la enfermería. Tenemos que rescatar a Sirius y volver a la enfermería antes de que nadie note nuestra ausencia.
Esperaron hasta que vieron salir a Macnair, a buscar a los dementores.
Allison montó la primera en Buckbeak, seguida de Hermione y por último Harry, que por experiencia iba delante. Hizo unas riendas improvisadas con la cuerda.
—¿Preparadas? Será mejor que os sujetéis bien.
Allison pasó sus brazos por la cintura de su hermano y Hermione hizo lo mismo con ella.
En cuanto empezó a volar, Allison se olvidó por unos segundos de lo que estaban haciendo. Volar en hipogrifo era algo que había querido hacer desde que vio a su hermano hacerlo en su primera clase de Cuidado de Criaturas Mágicas, y por fin lo cumplió. A Hermione, por el contrario, no le acababa de convencer.
—Ay, ay, qué poco me gusta esto, ay, ay, qué poco me gusta.
—¡Sooo! —dijo Harry cuando llegaron a las ventanas, tirando de las riendas.
Buckbeak redujo la velocidad y se detuvieron.
—¡Ahí está! —gritó Allison, localizando a Sirius.
Harry sacó la mano y en el momento en que Buckbeak bajaba las alas, golpeó en el cristal. Sirius se quedó boquiabierto y rápidamente trató de abrir la ventana. Estaba cerrada con llave.
—¡Échate hacia atrás! -le ordenó Hermione, y sacó su varita—. ¡Alohomora!
La ventana se abrió de golpe.
—¿Cómo... cómo...? —preguntó Sirius casi sin voz, mirando al hipogrifo.
—Móntate ya, Sirius. No tenemos todo el día —dijo Allison con una sonrisa.
—Tienes que huir, los dementores están a punto de llegar. Macnair ha ido a buscarlos.
Sirius consiguió subirse detrás de Hermione. Aterrizaron en la torre oeste, en el techo, y los tres chicos bajaron.
—Será mejor que escapes rápido, Sirius —dijo Harry jadeando—. No tardarán en llegar al despacho de Flitwick. Descubrirán tu huida.
Buckbeak dio una coz en el suelo, sacudiendo la afilada cabeza.
—¿Están todos bien? —preguntó preocupado Sirius.
—Lizzy está completamente bien. Y Maddy y Ron se pondrán bien pronto. Están todavía inconscientes, pero la señora Pomfrey dice que se curarán —informó Allison—. ¡Rápido, vete!
Pero Sirius seguía mirándoles.
—¿Cómo os lo puedo agradecer?
—¡VETE! —gritaron los tres a la vez.
Sirius dio la vuelta a Buckbeak, orientándolo hacia el cielo abierto.
—¡Nos volveremos a ver! ¡Verdaderamente, chicos, os parecéis a vuestros padres!
* * *
Allison se había despedido de Remus y Maddy la mañana del día siguiente. Snape había divulgado la información sobre la licantropía de Remus, como venganza, e iba a tener que dejar de ser su profesor. Odiaba muchísimo a Snape, no tenía ningún derecho a contar eso.
Como ya no había peligro —le habían explicado a Maddy todo lo ocurrido desde que perdió la conciencia— Maddy también se marchaba.
Lo bueno era que ya tenían autorización para ir a Hogsmeade. Harry, Hermione y Ron habían decidido quedarse en Hogwarts de todas formas, pero George le había preguntado si quería dar un paseo por el pueblo y no pudo negarse.
Habían comprado unos helados, y caminaban de la mano.
—No entiendo por qué el profesor Lupin tiene que marcharse —se quejó George—. Era el mejor profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras que hemos tenido.
—Ser un hombre lobo no te da una buena reputación —suspiró Allison.
George le dedicó una media sonrisa.
—¿Vendrás a la Madriguera en verano? Podríamos ir todos juntos al Mundial de Quidditch.
—¡Eso sería estupendo! —respondió ella, emocionada—. Beatrice se había ofrecido a llevarnos, pero iba con sus amigos del trabajo y habría sido algo raro... ¿Te acuerdas que te hablé de ella? Es una fanática del quidditch, y de pequeños nos llevaba a ver multitud de partidos.
—Sí, me acuerdo. Pues no te preocupes, nuestro padre siempre consigue entradas en el trabajo, así que los Weasley tendremos entradas. ¡Iremos juntos al Mundial!
Chocaron los cinco y se sonrieron. Allison miró a George a los ojos, que brillaban con el sol, y él inclinó la cabeza para darle un corto beso en los labios. Al separarse, la sonrisa de George se había vuelto pícara.
Tocó con su dedo la punta de la nariz de Allison, quien la sintió fría.
—¡Me has manchado de helado!
—¡Culpable!
—Te declaro la guerra, George Weasley.
Allison apoyó la parte cremosa del helado de menta y chocolate sobre la boca y nariz de George, quien aprovechó para darle un lametón.
—¡Eso es trampa!
—¡No lo es! Y este helado sabe horrible.
De un rápido movimiento, le robó el helado de fresa a George de la mano. Salió corriendo mientras reía, y él la perseguía.
Al cabo de un minuto, George había atrapado a Allison y a ella se le cayeron los dos helados al suelo. La espalda de George tocó un árbol, en el que se apoyó, y sujetó a la chica entre sus brazos.
—Te pillé.
—Pero perdiste el helado.
—Te tengo a ti.
George ya se había limpiado la cara, pero a Allison le quedaba algo rosa sobre la nariz. Él se acercó y le dio un beso corto ahí. Allison rio y atrajo su boca hacia la suya, volviendo a besarle.
No pasaron más de unos segundos hasta que George se separó, mirando a la chica con ojos brillantes.
—Yo te gusto —dijo, aunque no sonaba como una pregunta.
—Sí, Georgie —respondió Allison con una sonrisilla.
—Y... tú me gustas mucho a mí.
—Me alegra oír eso —reconoció la chica, dándole otro beso en los labios.
—Entonces, ¿esto no son solo un par de besos? —quiso saber George, mirando hacia los ojos verdes de Allison.
Ella se tomó unos segundos para contestar.
—¿Ya no te parece rara la diferencia de edad?
—Un poco —dijo George, haciendo una mueca con la boca que le dio un toque cómico—. Pero, no sé, vas a cumplir en nada los catorce.
—Sí... —dijo ella, jugando con las mangas del jersey de George mientras no le sacaba los ojos de encima.
George suspiró y le cogió de la mano.
—¿Crees que estaría bien si te pido que seas mi novia? —preguntó con una genuina sonrisa en los labios
—Creo que estaría muy bien —admitió Allison, sintiendo los nervios a flor de piel.
Él agarró su otra mano y subió ambas hasta su boca, dándole un beso en cada dorso. Después las colocó en sus hombros y puso las suyas en la espalda de Allison, acercándole un poco más.
—Allison Potter, ¿te gustaría tener el honor de poder salir conmigo?
La chica soltó una pequeña risa y asintió con la cabeza, mordiéndose el labio inferior.
—Me encantaría, George Weasley.
Allison se puso de puntillas y George se agachó un poco para poder fundirse en un precioso beso bajo la sombra del árbol.
Se sentía de maravilla besar a George Weasley.
CONTINÚA EN O.I.N.V.
AAAAHHHHH ESTOY EMOCIONADA LPM ES QUE AAAAHHHHH me calmo perdón pero--
con este capítulo se acaba este primer libro, wow. le tengo un cariño muy especial a Allison, fue la primera oc que creé (tenía 13? años) y nunca pensé que de verdad me animaría a publicarla. en serio que ha sido de las mejores decisiones que he tomado, wattpad por muy mal que vaya siempre me ha alegrado mucho estos meses y estoy muy feliz de poder decir que he terminado dos historias
pero ya sabemos que Allison no se ha acabado!! si mañana mismo vais a tener la introducción del segundo libro, O.I.N.V., que espero que os guste tanto o más como este. empieza su cuarto curso en Hogwarts ya, es que mi niña se hace mayor y dudoshsisjs la quiero tanto
os adoro a todos, y quiero daros mil y una gracias por leer, votar y comentar en esta historia. me animáis muchísimo para seguir escribiendo <3
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro