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26 | George

XXVI. GEORGE

Allison no sabía qué hacer o dónde demonios meterse en esos momentos.

Ron estaba enfurecido con Hermione porque según él, Crookshanks se había merendado a Scabbers. Hermione insistía en que eso no había sido así, aunque todas las pruebas —los pelos canela y los continuos intentos de zampárselo— apuntaban a que efectivamente eso era lo que había ocurrido.

Pero Allison no pensaba decirle a Hermione que dudaba de ella, porque le había prometido que no volvería a enfadarse y no quería romper la promesa. Al menos no tan pronto, ni siquiera había pasado un día desde que lo dijo hasta que Ron quería asesinar a Hermione como el gato lo había hecho con Scabbers.

Para darle más dramatismo a toda esa situación, Hermione se enfadó con Harry por tratar de hacerla entrar en razón. La morena estaba estresada porque no daba a basto con todas las asignaturas, y Harry no había sido lo que se dice sutil. Por eso Allison decidió que no mencionaría ni a Ron ni a Harry, o tampoco a Scabbers o siquiera a Crookshanks. ¿Debería no hablar de comida o eso ya era pasarse?

De todas formas, no es como si tuvieran mucho tiempo para pasarlo juntas. Hermione vivía entre la biblioteca y la sala común, rodeada de libros y más libros. Allison se movía entre entrenamientos de quidditch, clases anti-dementores y la difícil tarea de terminar a tiempo todo lo que tenía que hacer.

Mientras tanto, tampoco podía hablar con Ron sobre Hermione o sobre ratas. Aunque tenía mejores temas para conversar, como para ponerse a darle una charla sobre roedores. El pelirrojo estaba tremendamente deprimido, a pesar de haberse pasado todos los cursos quejándose de su mascota, que no hacía nada a parte de respirar. A decir verdad, a Allison también le daba pena que Scabbers hubiera muerto; le caía bien esa rata.

—Ron, si paras de llorar por una hora Harry te dejará montar la Saeta de Fuego al final del entrenamiento —le prometió Allison, harta, cuando vio que aunque ella no le hablara del tema, él se seguía quejando.

—No estoy llorando. —Allison rodó los ojos—. Pero me parece bien. ¡Qué ilusión!

—¿Yo no puedo opinar? —preguntó Harry con los brazos cruzados, pero sonriendo divertido y feliz de que Ron no siguiera de morros.

—No seas así, Harriet. ¿Es que no vas a dejar a tu mejor amigo montar en tu escoba nueva?

—Pero tú le has ofrecido la mía y...

—Shh.

Allison se puso el dedo índice sobre los labios, indicando silencio. Harry se esperaba que dijera algo, así que cuando eso no ocurrió volvió a tratar de hablar.

—Allis... —Le mandó callar de nuevo—. Yo n... —Y otra vez—. Lo haré per... Allison yo... Agh, ya, está bien.

Allison le sonrió inocentemente y Harry trató de verse serio, pero falló y acabó riendo, al igual que Ron. Los tres se dirigieron al campo.

La señora Hooch, después de pasarse un buen rato adulando las escobas de los mellizos, fue a sentarse a las gradas con Ron para que pudieran comenzar.

—Acabo de enterarme de quién será el buscador de Ravenclaw —les informó Wood—. Es Cho Chang. Es una alumna de cuarto, y es bastante buena.

—¡Ya sé quién es! —intervino Allison con ilusión—. Es esa chica con la que hablé a principio de curso. Bueno, me echó la bronca por cuchichear con Lizzy. Pero parecía buena persona...

—Allison, no es momento para tus desvaríos —interrumpió Oliver—. Como iba diciendo, yo esperaba que no se encontrara en forma, porque ha tenido algunas lesiones. Por otra parte, monta una Cometa 260, que al lado de la Saeta de Fuego parece un juguete.p

Ignoró que prácticamente había dicho que deseaba que Cho siguiera lesionada, porque no creía que meterse con Wood fuera una buena idea en esos momentos. Así que cuando el capitán les indicó, todos subieron a sus escobas.

Volar en la Saeta de Fuego era mil veces mejor de lo que Allison había llegado a imaginarse nunca. Iba rápida y ligera, y le permitía correr con facilidad tras la quaffle.

Angelina y Alicia le lanzaban muchos más pases, animadas por la nueva escoba de la pelirroja. Harry atrapaba la snitch más rápido que nunca, y al final del entrenamiento, Wood no tenía ninguna queja.

Fueron yendo hacia el vestuario, mientras que Harry y Ron se quedaron con una dormida Hooch para que el pelirrojo volara en la escoba.

—Es la primera vez que Wood no pone quejas en nada —le dijo George.

—Extraordinario —añadió Allison, sonriendo, mientras asentía con la cabeza—. Realmente le han impresionado nuestras escobas.

—¡Es que son geniales! Vuelan tan bien... Nada comparado con las Barredoras que Fred y yo tenemos. Si ya somos los mejores bateadores de todo Hogwarts, imagínate montados sobre dos Saetas de Fuego.

—Creo que alguien quiere que le preste mi escoba.

—Sí, mil veces sí —respondió emocionado, parándose justo antes de entrar al vestuario.

—Parece que te acabe de proponer matrimonio, Weasley —rio Allison ante el entusiasmo de George.

—De donde yo vengo, ofrecer un paseo en escoba es sinónimo de pedir matrimonio —aseguró George con una cara muy seria.

—Entonces creo que he comprometido a Harry y a Ron. —Allison frunció el ceño, pero seguidamente cambió su cara y sonrió de forma burlona—. De todas formas, vienes de Inglaterra, no te hagas el exótico.

George soltó una risa.

—Tú no vives en Inglaterra, así que no hables si no entiendes de tradiciones inglesas.

—¿Cómo sabes eso? —inquirió Allison, que no recordaba haberle comentado nunca que vivía en Wigtown, Escocia.

—Porque Ron me lo dijo cuando fue a tu casa ese verano.

—Oh, ¿y aún te acuerdas? Veo potencial en este matrimonio.

George agarró la mano de Allison y le dio un beso en los nudillos.

—Vas a ver muchas cosas a partir de ahora, Allison Potter.

El pelirrojo se metió en el vestuario, dejando a Allison con una -en su opinión- estúpida sonrisa en la boca y muchas ganas de averiguar a qué se refería.

Muy pronto lo descubriría.

* * *

Allison y Harry habían guardado sus varitas bajo el uniforme en caso de necesitarlas si los dementores volvían a hacer aparición. Aunque esperaban no tener que hacerlo.

—Ya sabéis lo que tenéis que hacer —dijo Wood cuando se disponían a salir del vestuario—. Si perdemos este partido, estamos eliminados. Solo... solo tenéis que hacerlo como en el entrenamiento de ayer y todo irá de perlas.

En cuanto salieron, el campo se inundó de aplausos, y el equipo de Ravenclaw estaba ya esperando.

Cuando Allison vio que Cho se le había quedado mirando le sonrió, y ella le devolvió el gesto. Harry, a su lado, hizo amago de saludarla con la mano hasta que se dio cuenta que no se dirigía a él, y fingió colocarse bien las gafas.

—Bien disimulado, Harriet.

—Calla, por favor —suplicó él, mientras andaban hacia ellos.

—Cho es guapa —le susurró Allison a Harry en el oído, a lo que él le respondió con un golpecito en el brazo y un leve sonrojo en las mejillas.

—Wood, Davies, daos la mano —ordenó la señora Hooch, sacando a Harry y Allison de su pequeña disputa.

Wood le estrechó la mano al capitán de Ravenclaw.

—Montad en las escobas... Cuando suene el silbato... ¡Tres, dos, uno!

Allison y Harry subieron los más rápidos con las Saetas de Fuego. La pelirroja sentía el viento contra su cara, y todos los nervios que pudo haber sentido se fueron al momento. Se concentró en visualizar la quaffle, que Angelina acababa de atrapar.

De fondo, se oían los comentarios de Lee Jordan sobre las nuevas escobas de los mellizos, y a la profesora McGonagall echándole la bronca.

Allison volaba con más agilidad que nunca, con la quaffle que Angelina le acababa de pasar bajo el brazo. Avanzaba como un rayo hacia los aros, y consiguió meter el primer tanto. Las gradas se llenaron de aplausos, y Allison se sintió enormemente bien en ese instante.

Después de ese primer gol, Harry visualizó la snitch.

Lastimablemente, no la atrapó —ni él ni Cho— porque uno de los golpeadores de Ravenclaw envió una bludger a Harry, quien tuvo que dar un giro rápido para que no le diera de lleno.

Y así continuó el partido. Allison marcó cinco de los ocho goles, y llevaba dentro una seguridad en sí misma que nunca había sentido. Iban ochenta a cero, Gryffindor en cabeza.

—¡Y miren esas Saetas de Fuego! —comentaba Lee—. Ambos Potter les están sacando partido. ¡Allison ha anotado cinco goles y va a por el sexto! Y Harry... vean cómo gira. La Cometa de Chang no está a su altura. La precisión y equilibrio de la Saeta es realmente evidente en estos largos...

—¡JORDAN! ¿TE PAGAN PARA QUE HAGAS PUBLICIDAD DE LAS SAETAS DE FUEGO? ¡SIGUE COMENTANDO EL PARTIDO!

Allison había conseguido arrebatarle la pelota a un cazador de Ravenclaw, quienes en esos momentos ya habían anotado treinta puntos.

El partido seguía, Allison había vuelto a anotar cuando se dio cuenta que todos prestaban atención a los buscadores. ¡Harry se dirigía de nuevo hacia la snitch, con Cho pisándole los talones!

—¡HARRY, NO ES MOMENTO PARA PORTARSE COMO UN CABALLERO! —gritó Wood cuando Harry viró para evitar chocar con ella—. ¡SI ES NECESARIO, TÍRALA DE LA ESCOBA!

—¡No seas tan intenso, Oliver! —le recriminó Allison, pasando cerca de él para neutralizar un tiro de un cazador del equipo contrario.

Le sonrió al chico al cual le había robado la quaffle y voló en dirección contraria, lanzándole a Alicia la pelota.

Las tres chicas continuaron su labor como cazadoras, con Angelina anotando otro gol.

No podía ser... ¿Eran dementores lo que acababa de entrar en el campo? Fuera lo que fuera, Harry les lanzó un patronus —en forma de neblina— segundos antes de atrapar la snitch.

—Oh, por Godric, ¡sí! —chilló su hermana cuando la señora Hooch hizo sonar su silbato.

Todo el equipo se dirigió hacia Harry en piña, dándole un abrazo que a poco le tira de la escoba. Entre besos y abrazos, consiguieron bajar al suelo sin ningún herido o caída. La multitud se reunió en el campo, felicitando, gritando y muy feliz por Gryffindor.

—Fue un patronus bastante bueno. —Allison distinguió la voz de Remus.

—¡Rem!, ¿has visto qué maravilla de partido?

Le dio un rápido abrazo al hombre, quien rio de ver tan contenta a Allison.

—Los dementores no me afectaron en absoluto —dijo Harry emocionado—. No sentí nada.

—Eso sería porque... porque no eran dementores. Venid y lo veréis.

Sacó a los hermanos de la multitud para enseñarles el borde del terreno de juego.

Oh, Malfoy y su pandilla de lameculos.

Allison comenzó a reír mientras escuchaba a McGonagall gritarles.

—¡Un truco indigno! ¡Un intento cobarde e innoble de sabotear al buscador de Gryffindor! ¡Castigo para todos y cincuenta puntos menos para Slytherin! —¡Sí!, chilló mentalmente Allison, haciendo un gesto de victoria—. Pondré esto en conocimiento del profesor Dumbledore, no os quepa la menor duda. ¡Ah, aquí llega!

Ron se había unido a las carcajadas de los mellizos, y pronto llegaron también los gemelos, animándoles a seguir con la celebración en la Sala Común.

No supo si fue por la adrenalina del momento, o porque ese día se sentía especialmente valiente, pero antes de entrar al castillo, Allison agarró a George del brazo y lo sacó un poco de la multitud.

Él no dijo nada, pero la siguió unos metros, algo lejos de todo el ruido.

—He estado pensando en muchas cosas —empezó a hablar Allison, con la voz agitada—. Pero sigo sin entender qué querías decir con que iba a ver muchas cosas a partir de ahora.

George le dedicó una sonrisa divertida a la chica.

—¿De verdad quieres saberlo?

—No te habría sacado hasta aquí si no quisiera saberlo.

La chica se quedó mirándole, expectante, mientras movía con nerviosismo la pierna, porque no tenía claro qué quería decir George.

Él tomó la mano de Allison y la acercó un poco más, dejándole tiempo para que se separase si era lo que quería. Pero, por supuesto, no quería hacerlo. Allison miró instintivamente a los labios de George, algo que no pasó desapercibido para él.

George se agachó lo justo para que sus narices se rozaran, y Allison cerró los ojos. Estaba pasando, iba a besarla, y ella sentía que iba a empezar a temblar en cualquier momento.

Vamos, Allison, has hecho esto antes, se intentó tranquilizar a sí misma.

Se puso de puntillas y llevó las manos hasta su cuello, juntando finalmente sus labios en un suave beso. Su estómago dejó de dar vueltas, y su mente solo pensaba lo bien que se sentía en ese preciso momento.

No creía que de verdad estuviera besando a George Weasley.

Cuando se separaron, Allison miró a George a los ojos, con la boca entreabierta. El chico tenía una sonrisa pícara, y la observaba con alegría.

—Tengo muchas preguntas —reconoció Allison en un murmullo.

—¿Alguna de ellas es por qué beso tan bien? La respuesta es que la práctica hace al maestro.

—Yo beso mejor que tú —rebatió la chica, con una sonrisa asomando por sus labios.

—Demuéstralo.

Allison reunió toda su valentía y, con su mano derecha, bajó la cabeza de George para poder volver a besarle. Profundizó el beso, acercándose todo lo posible al cuerpo del chico, quien apoyó sus manos en la espalda de ella.

Tardaron más que antes en separarse, y ahora la respiración de Allison se notaba más agitada. Los ojos marrones de George brillaban, y su boca esbozaba una leve sonrisilla.

Al llegar a su Sala Común minutos más tarde, nadie pareció sospechar del porqué habían estado desaparecidos. La gente estaba ocupada pasándolo bien, festejando la victoria como si hubieran ganado ya la Copa de las Casas.

—Ally, George, ¿dónde estabais? —preguntó Harry cuando llegaron a su lado.

—Pensaba que Fred estaba con vosotros —dijo Ron—. También está desaparecido.

—¿Por qué iba Fred a es...? —Allison se calló de repente. Por supuesto, ellos no sabían que habían estado besándose, y que sería tremendamente raro que Fred les hubiera acompañado en ello—. No sé dónde estará Fred.

—Yo tengo alguna idea, voy a buscarle. ¡Seguid celebrando! —animó George, dirigiéndose a la salida de la sala.

Ron miró con los ojos entrecerrados a Allison, pensativo.

—¿Funcionan los engranajes de tu cerebro, Weasley? Ya era hora.

—¿Qué hacíais George y tú?

—¿Alguien tiene agua cerca? Me muero de sed. —Allison intentó cambiar de tema.

Pero a Harry parecía haberle dado la misma idea que a Ron, y también sintió la necesidad de interrogar a su hermana.

—¿George y...?

—Meteos en vuestros asuntos, cotillas —reprochó Allison, cruzándose de brazos. Pretendía estar mosqueada, pero en realidad seguía flotando en una nube.

—¿Igual que le has metido la lengua por la garganta a mi hermano? —se aventuró a decir Ron.

—¡Ronald Weasley! —chilló Hermione, quien por primera vez había levantado su vista de su libro—. ¡No hables de esa forma!

—Es lo que hacíais, ¿verdad? —inquirió él.

Allison solo podía preguntarse cómo Ron era tan tonto para algunas cosas y tan perspicaz para otras. Pero antes de que ella pudiera contestar —no sabía qué iba a decir, para ser sinceros— Ron siguió hablando.

—Tampoco es como si pudieras recriminarme nada, Hermione. Scabbers está muerto por culpa de tu gato.

Eso venía a cuento tanto como un elfo doméstico entrando por la puerta bailando claqué. Nada, no venía nada a cuento. Simplemente, Ron quería recordarle a Hermione todas sus desgracias. Allison quería mucho a Ron, pero a veces era... estúpido, sí.

Hermione se levantó de golpe, con lágrimas en los ojos, y subió corriendo las escaleras hacia el cuarto.

—Eres imbécil, Ron —le dijo Allison como forma de despedida, mientras subía detrás de su amiga.

Hermione se encontraba sentada en la cama, hecha una bolita y sollozando. La pelirroja se sentó a su lado y pasó un brazo por su espalda, abrazándola.

—Herms, tranquila. Algún día tendrá que entrar en razón. Ron es un cabezota y no sabe lo que dice la mitad del tiempo.

—Tengo mucho estrés dentro, Ally —confesó Hermione—. Me encanta aprender todo lo que estoy aprendiendo, de verdad. Pero, a veces, me agobio tanto que... —Se sorbió la nariz— que solo quiero llorar.

—Pues llora, yo estoy aquí para ti. Eres mi mejor amiga.

Hermione le dedicó una sonrisa algo tristona, pero Allison supo que ya se encontraba mejor. Era cierto que, en esos momentos, Hermione estaba algo inestable.

—¿Es cierto lo de George? —preguntó Hermione, con mucha curiosidad.

—Bueno, sí... —reconoció Allison, bajando la mirada.

—Cuéntamelo todo.

Y pasaron un largo rato hablando. A Allison le apetecía mucho bajar a la fiesta, pero no pensaba dejar a Hermione sola estando tan estresada y triste. Pero Hermione era demasiado observadora, y se dio cuenta de las miradas furtivas que Allison dirigía hacia la puerta.

—Vamos abajo —dijo Hermione, con un tono de voz para nada seguro. Ella no pretendía molestar a Allison y ser un impedimento para su diversión—. Bueno, mejor baja tú, Ally —se rectificó—. Yo debería seguir leyendo. Ya sabes, son muchas páginas...

—Herms, eres adorable. No quiero dejarte aquí sola. Sí, me apetece bajar, pero me apetece más quedarme para hacerte compañía. Te lo debo.

—No me debes nad...

—Por supuesto que lo hago. Si seguimos vivos es gracias a ti, desde luego. Siempre te preocupas por mí, incluso cuando le dijiste a McGonagall sobre las escobas. Me enfadé por una estupidez, y ya no tengo cinco años para ello.

—Ya te dije que no pasaba nada, Ally.

—Sí que pasa... —Allison miró a Hermione con cara apenada, como si quisiera confesarle algo—. Soy muy cabezota.

La principal razón por la que Allison se había enfadado era porque, por una vez, a Harry y a ella le darían la misma atención por algo. Su hermano siempre se llevaba todas las miradas, él había sido buscador en su primer curso. Y, entonces, Allison obtuvo lo mismo que él, y pensó que le harían el mismo caso que a su hermano.

—Bajes o no, voy a leer el libro. Tengo que acabarlo.

Allison se mordió el labio, pensando. Ella quería bajar y divertirse un rato, y tampoco pasaría nada por dejar a Hermione en la habitación, ¿no?

—¿Estás segura?

—Sí, Allison.

—Vale, pero luego no te quejes.

Le dio un beso en la mejilla antes de bajar, haciendo un ruido exagerado que provocó una risa en su mejor amiga.

Cuando llegó a la Sala Común, todo el mundo comía y bebía cerveza de mantequilla. Tardó poco en enterarse que los encargados del improvisado banquete habían sido los gemelos, cómo no.

Harry se acercó a su hermana en cuanto la vio.

—¿Hermione está bien?

—Sí, se ha quedado leyendo. Ha insistido en que bajara, y no me he podido negar.

Bueno, al menos no se había podido negar del todo, aunque ¡lo había intentado!

—He tratado de razonar con Ron, pero...

—Es un terco, lo sé. —Allison suspiró—. Seguro que Ron tiene razón con lo que pasó, es lo más probable, pero tiene que dejar de comportarse así.

—Parecen un matrimonio de ochenta años —bromeó el pelinegro. Allison soltó una carcajada.

—¿Te lo imaginas? ¿Esos dos casados? Yo creo que se matarían antes.

—Hablando de matrimonio y todo eso... —Harry alzó las cejas, dándole a entender a Allison de lo que quería hablar.

Ella aún así hizo como si no lo supiera.

—George y tú.

—No nos hemos casado, si es lo que querías saber —contestó divertida—. Pero si algún día me caso, te pido como dama de honor junto a Ron y Hermione.

—Anda, vamos. ¿Quieres una cerveza de mantequilla?







bUeNo, A vEr. precipitado? puede ser. inesperado? un rato. pERO de verdad que no podía frenarles es que ya los habéis visto, si son de lo más impulsivos y dksjishsis asies, qUE SE HAN BESADO

y, con esto, tengo que decir que quedan solo 5 capítulos de A twin thing, así que mi niña va a empezar cuarto año muy pronto :)

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