CAPITULO 09
"No dejes que el ruido de las opiniones ajenas apaguen tu voz interna". Steve Jobs.
"interrogatorios"
El jefe.
Ramseun Novank.
— ya vienen para acá, ellos mismos están cayendo en la trampa—la chica de ojos azules me tiende una tablet y seguidamente se retira dando el paso al inutil.
Se sienta enfrente de mí con una sonrisa en su rostro, quisiera estrellarlo contra el escritorio en estos momentos. ¿por que aun no lo he matado? No es más que un simple estorbo, no tiene genes de ninguna especi loe. Soy el maldito jefe en esta mierda, soy quien tiene el control de todos. Y aun tengo a este maldito parásito enfrente de mi, que solo me enorgullece una vez cada quinientos siglos.
Toco el puente de mi nariz buscando en el fondo de mi ser algo de paciencia, su jodida presencia me la pone de los mil demonios. Regreso mi lugar enfrente del escritorio donde esta la tablet que enfoca mi objetivo en todo.
no puedo ser un puto inmaduro todo el tiempo.
Su cabello rojo está lleno de tierra y lodo. su cuerpo desnudo está cubierta por su chaqueta, su piel blanquecina y negra por las cenizas de otra mas de sus víctimas, al sistema no le gustara el hecho de ver como ella camina de forma libre, acabando de culminar con la vida de la última especie, la única persona que tenia los genes mas antiguos del mundo.
Ella ha vuelto a caer en mis redes.
Felicidades Belentinne, has acabado con otra especie.
—la quiero para mi de vuelta.— mis pocos minutos de paz se agotan cuando reclama.
—no eres absolutamente nadie para pedirla—mi voz autoritaria no pasa desapercibida cuando su reacción no me complace.
—¡ella es mía!—se levanta tirando la silla.
¿te dejas humillar por un puto humano?
—¡te recuerdo que el que perdió aquí Fuiste tú!—Tiro la tablet en el escritorio partiendola en el proceso—¡no juegues conmigo Adrik—rodeo el escritorio para encararlo— porque yo no soy Belentinne!—pego mi dedo en su frente empujandolo.
—Eres un malnacido que solo busca la puta atención de él—me grita.
me le lanzo encima tomando la camisa de su cuello. Mi puño viaja hacia su mandíbula una y otra vez, intenta defenderse pero le dobló en fuerza y lo sabe.
—¡yo no soy!—golpeó su abdomen con la rodilla. el tose— ¡tu maldita!—otro puño impacta contra su rostro el olor de la sangre inunda el ambiente—¡niñera!—lo tiro dejándolo en el suelo mientras lloriquea.— eres un maldito maricon hijo de papi— le escupo.—Y yo en definitiva no soy un maldito marica, Ubícate y largate de mi oficina.
Es una niña en persona.
—¿que haras?—escupe en mis zapatos- me encerraran?—Se burla.
—¡te quiero fuera del cuartel! ¡te quiero fuera de mi maldito trabajo Adrik!—su rostro está magullado por mis golpes y me limpio el sudor de la frente dos lobos entran para llevárselo—No lo quiero en el maldito cuartel avisen a seguridad. ¡ahora!—les gritos con la poca paciencia.
Phoenix te matará, pero al menos te lo quitaran de encima.
—oh y jefe—se ríe mientras los guardias lo levantan.
—ya callate Adrik no te quiero ver cerca de ella de nuevo— me volteo llevándome conmigo la tablet rota, era hora de darle la Bienvenida a la reina de fuego.
Belentinne
el chico solo me saludó, tomó mi mano haciendo que un cosquilleo extraño se instalara dentro de mi estomago, dejo su chaqueta sobre mis hombros para cubrir mi desnudez, su chaqueta que me llegaba hasta los muslos y cubría solo lo necesario.
no lo negaba, lo mejor de todo es que su olor ahora estaba en mi piel. era fresco e intenso mas no sabia de que forma describirlo.
él es hermoso.
y vaya que lo era, el color de su cabello era negro azabache, tenias pestañas espesas, pómulos totalmente lisos. como si la pubertad en su momento nunca hubiera dejado rastros en el. solo el de un hombre por completamente atractivo, su piel era blanca tanto que dejaba relucir el hermoso tatuaje que tenia en el cuello.
el desgaste de la tinta era completamente vieja, como si llevara muchísimos años con el, pero ahí estaba, se podía ver porque hacia un exquisito contraste con su piel.
dan ganas de chuparlo, lamerlo...
agito mi cabeza intentando alejar esos pensamientos, vuelvo mi vista hacia su tatuaje intentando descifrarlo. una especie de A, minúscula redondeada. era extraña pero lo hacía ver sexy.
su nariz respingada, sus cejas pobladas y tupidas. pestañas gruesas y largas y luego estaban sus ojos. esos jodidos ojos grises me encantaban. sabia que era un desconocido completamente para mi, pero tampoco era ciega. tenia un cuerpo que joder...
parecía un puto dios andante.
¿Belentinne en que momento te volviste tan lujuriosa?
mi subconsciente se burla de mi y me concentro en el camino. llevábamos caminando hace más de treintas minutos y lo se que por que llevaba contándolos en la espera de que él me dijera algo, solo me mira de soslayo y me sonríe de forma fría.
ojala y esa sonrisa fuera mas amigable.
—dime que sí saldremos de aquí—rompo el silencio, mientras rodeo un árbol
¿y si nos atrapan? ¿y si es una trampa?
—confía en mi por favor... —murmura afligido de un momento a otro y toma mi mano en busca de seguridad, pero siento que mi estómago dará un vuelco.
—¿quien eres...?—pregunto— ¿te he soñado sabias?—me relamo los labios recordando sus ojos grises en mi cabeza y miro el suelo.
— no te conozco— se detiene enfrente de mí y pone sus manos en mis hombros, el tacto quema y siento la necesidad de abrazarlo. Mis manos pican por hacerlo, es demasiado guapo y no evito hacer un análisis de su rostro— no se quien eres, pero al igual que tú me se tu nombre y te reconoci por el papel— me tiende una hoja.
— ¿no me conoces....?-—la punzada de decepción golpea mi pecho y quiero llorar.
Si el no sabe quien soy... ¿como sabre lo que soy y lo que acababa de hacer?
—no.
Trago saliva y miro la hoja.
Su nombre es Belentinne, ella es una vieja amiga mía por favor tráela hacia...
Frunzo el ceño, la frase no esta completa, acababan de rasgarla, mi mirada viaja al hombre a mi lado.
—¿te mandaron por mi?—suelto sin pensarlo, mi garganta comienza arder y me duelen las manos.
¿en que momento comencé a cansarme tan rapido?
— ¿por que preguntas tanto? ¿no te cansas?— responde tosco, es mucho más alto que yo y vaya a decir los músculos que se pegan a su camisa y de su bien trabajado cuerpo. — si tu no te cansas dejame decirte que yo sí.— tensa su mandíbula.
¿el es bipolar? lo miro extrañada por su repentino cambio.
—pero...
—pero nada, olvidate de quien soy— me encara de nuevo—yo no se quien cojones eres. —miro sus ojos la tensión en ellos es palpable, sus ojos cambian a azul y me quedo rígida en mi lugar.
— eres tú— suelto el me mira como si me hubiera salido un cacho.
—¿que?
— tú
—¿yo que?— me mira desafiante y yo sonrío.
—te conozco— voltea los ojos.
— te dije que no—replica.
— ¿entonces que haces aqui?— sonrio en victoria cuando su mirada se pierde.
—¿que haces tú aquí?— se endereza e intenta intimidarme pero ensancho mi sonrisa.
—error.
—¿como?
—Error—repito— esa no es la respuesta.
—loca.—murmura y observa el árbol a nuestro lado como si nada.
—¿disculpa?—aprieto los puños esperando no haber oído eso.
— estas loca— sonríe. y yo quiero estampar su maldita sonrisa en el árbol.
— idiota— hago una mueca
—estupida.— sonrió con diversión ¿que carajo le causa risa?
—¿tengo cara de payaso de que te ries?
—pendeja— me ignora
—ya vete a la mierda—murmuro cansada y me volteo para caminar en dirección contraria. tengo que pasar por la barrera y buscar ayuda.
— no puedo— siento su mano en mi codo y me da la vuelta para encararme— me tengo que ir contigo.
—bipolar—murmuro en voz baja resignada.
él baja la mirada como si le hubiera apuñalado.
—¿que te ocurre ahora?—me burlo y frunzo el ceño cuando pone sus manos en su rodillas en busca de aire— oye ¿estas bien?
—no...—suelta un quejido— duele.— se endereza de forma rápida cuando estoy apunto de poner mi mano en su cabeza pero retrocedo observando sus ojos.
¿quien carajo es el? pareciera como si sus ojos fueran la caja de pandora.
— ¿me conoces?—murmuro cuando veo sus ojos aguarse, sus ojos me transmiten algo que se expande por mi pecho.
¿que te ocurre cuentame? las preguntas intentan salir, pero no puedo. es como si su dolor fuera el mio y aprieto mi pecho por un poco de calma. ¿que coño está pasando? el reconocimiento golpea su semblante; doy un paso hacia adelante y el retrocede dos, intentó tocarlo pero voltea su rostro.
— No.— suelta tosco.
— ¿por que?— mi voz quebradiza es notable. el dolor en mi pecho es intenso.
— solo...—cierra los ojos y veo su nuez de adán moverse— no me toques por favor.
—¿como es posible...?-murmuro el me mira de forma extraña.
sus ojos quedan prendados con los míos, es como si tuviera una batalla en ellos, como si el azul luchará contra el gris, como si el estuviera debatiéndose en si mismo.
—dime...—repito, sus ojos no sueltan los míos, mi cuerpo tiembla un poco— por favor. ¿quien eres?
— no tenemos por que compartir historias solo sigue la ruta.— se endereza de nuevo y la confusión me invade.
Sus ojos cambian de forma repetida entre azul y gris. mis rodillas tiemblan, y comienzo a sudar. su desinterés me deja sin habla.
¿que me esta haciendo? ¿es él quien hace esto en mi?; mi cuerpo se endereza de golpe y un corriente atraviesa mi columna vertebral, trago saliva pero esta se estanca y me hace toser, mi respiración se traba. y mis pies no se pueden mover.
soy yo... calmate y relajate déjame salir.
logro respirar profundamente y el se recuesta en el árbol, ¿por que actua asi? ¿por que mi cuerpo actua asi? ¿que me pasa?
soy tu misma, solo tienes que dejarme salir.
comienzo a relajar mis musculos y me siento mareada.
tranquila solo es el cambio no te asustes, no recordarás esto
como si alguien tomara por completo la posesión de mi cuerpo, mis pies se despegan del suelo y caminan con paso firme hacia el chico. hablan por mi y yo no puedo hablar ¿qué ocurre?
Te dije que un dia iba a salir, déjame ser.
— ¿¡que haces!?— se altera.
Mi cuerpo esta sobre el a pocos metros de su rostro... su hermoso rostro
— hago lo que llevo años sin hacer-mi voz sale diferente.
Dejate llevar dejate ser...
Bien, me resigno a lo que sucede conmigo y siento que cierro los ojos, y luego la oscuridad me hunde sintiéndome invadida.
....
Dulce-Belentinne Muller
La estupida me cedió el poder ahora está encerrada. la mente es tu propia cárcel gratis y joder que tenia razón. sonrió ante el hombre delante de mí. Tenia tanto tiempo sin verlo... sin admirarlo, paso mis nudillos por su rostro y el me mira enfadado.
— ¿que mierda estas haciendo Belentinne?— me reclama.
—no soy Belentinne, lobito- bajo mis dedos por sus labios— se lo que haces, se tu plan ella no— sonrió con coquetería— tú que estas allí adentro—pongo mi mano en su frente, se que él me puede oir, Se que él está ahí— necesito que salgas vienen tiempos malos y necesito que la protejas— bajo mi dedo por su nariz y me apego a su cuerpo.
Puedo esconderla, puedo hacerla que se vaya a un rincón de nuestra mente, pero la verdadera Belentinne soy yo y eso es algo que no puedo dejar pasar. Necesito salir necesito que ella se recupere, necesito que cuando la deje salir dentro de unas horas esté apta por completo para la mierda que se le viene encima.
— ¿de que hablas?— sus ojos grises se hacen mas transparentes, él ha vuelto.
—lo sabes muy bien...— cierro mis ojos su olor se ha hecho presente— joder cuanto tiempo...
Él cambia la posición, siendo él quien me acorrala contra el árbol, me siento como la estupida de hace siglos atrás. Al final de cuenta todos somos uno, a pesar del cuidado.
— yo también te he extrañado linda...—suspiro cuando su nariz sube y baja por mi cuello, aferro mis manos a su camisa—pero no tenemos tiempo.—se aleja
observo el bosque detrás de el, la mañana es tranquila pero fría. son muy pocos los rayos del sol que pueden atravesar las hojas gracias a los grandes pinos tupidos. el sonido de los animales se hace presente pero me concentro en el hombre enfrente de mi. agudizó el oído no se escucha ningún ruido a excepción por su corazón que late desbocado, lastimosamente el mio se detuvo hace unos segundos cuando deje atrás a Belentinne.
—siempre hay tiempo.—miro sus ojos grises, siento mis piernas temblar el olor de la lluvia me prende.
—siempre lo hay.
Él pone sus manos detras de mi nuca, llevándome hacia el, sus labios me buscan de forma ruda, su cuerpo se apega el mio, sus manos viajan por la chaqueta que tengo puesta abriendola, mi piel arde ante el deseo. Mi libido crece a pesar de estar llena de tierra y cenizas eso no parece importarle en nada ya que nuestras lenguas luchan en una batalla que mandan punzadas a mi sexo. Sus manos grandes se deslizan por mi cintura alzandome y pegándome hacia el para enroscarme contra su miembro así pegandome contra el árbol.
lo dejo mordisquear mis labios, chuparlos y jugar con ellos hasta que abro un poco mas mi boca, haciéndole saber el ritmo que quiero. dicho ritmo que hace que mi pelvis se eleve en busca de atención. mientras el amasa mis senos como se le da la gana, deja mi boca para bajar mordiendo mi mandíbula.
besos calientes, besos húmedos, el descenso me mata, me prende mientras jalo su cabello. sabe que es mi lugar mas sensible. sigue bajando y jadeo cuando pellizca uno de mis pezones mientras se frota contra mi sexo. su boca húmeda hace el esperado encuentro contra mis tetas, y las ataca sin piedad mientras se restriega contra mi.
— carajo.— gimo cuando siento su erección mucho mas dura.
mi piel pica, esta caliente, la ropa estorba y solo quiero enterrarme en su erección.
—calmate....— jadeo, necesito control no puedo dejarme llevar solo tengo que hablar con el pongo mi mano en su pecho apartando su rostro, pero no su cintura de mi cuerpo al contrario. mis piernas se aferran contra su entre pierna que no para de presionar con mas fuerza. — cariño...
su mirada oscura me dice lo que quiera, su sonrisa pícara me tienta pero necesito control. mi garganta está seca y gimo cuando uno de sus dedos roza mi intimidad por encima de la ropa interior.
— déjame...— su voz ronca me hace verlo a los ojos— vamos nena... —roza sus dedos contra mi tela húmeda y masajea por encima de ella haciendo que mi respiración se acelere
Oculto los gemidos que quieren salir de mi garganta y me aferró a sus hombros cuando, la asperesa de la corteza del árbol comienza a lastimar mi espalda.
—no...—gimo con mis ojos cerrados y los abro de golpe— ¡Ramseun dije que no!— aparta su mano y huele mi humedad.
maldito morbo.
niego, no podemos, no ahora. su rostro mira nuestros cuerpos junto y observa mi ropa interior pegada, me quedo como idiota prendada de su mirada oscura llena de deseo; le fascina, le encanta. le prende ver cómo encajamos aun así estemos cubiertos de la puta tela, trago duro. viendo sus intenciones, mis pechos suben y bajan.
—hay un dron... -— suelta y me deja anonadada, el se acerca dejando un beso en mi clavícula y siento mi sexo palpitar, cuando su falo duro choca de nuevo contra mi sexo, la humedad de mi entre pierna choca contra mis pliegues. y ya me doy por perdida cuando veo su grande falo puntear su pantalón.
—estoy demasiado caliente—pongo mi frente en su barbilla— no aquí... aunque me muero por tener tu pene dentro de mi...—respiro con dificultad, cuando me muevo un poco sintiendo la fricción de su miembro que quiere traspasar la tela de mis bragas—pero no aquí...—digo en un hilo de voz tembloroso y escucho un gruñido de su parte— por favor.
—no soy de los que busca atención dulce—despego mi frente de su barbilla y observo mis senos rojos y macados— así que...—su voz se pone cada vez mas ronca— dejame...—bufo.
—no— hablo decidida y respiro.
yo tengo autocontrol, no puedo dejarme llevar. así que me tapo con la chaqueta y me muevo para que me baje, pero un gemido involuntario brota de mi garganta.
—tú y tus no. —pone sus manos en mi cintura y la aprieta.
— No Ramseun—a recuesto mi cabeza en el árbol, la posición en la cual estamos tampoco me facilita el que me moje a cada segundo-—no carajo— repito e intento convencerme pero el no me quiere bajar, la fuerza aumenta cuando quito mis piernas de mi cintura y su cuerpo se pega de forma ruda al mio. enterrando su erección en mi abdomen la cual duele, es como si tuviera un palo siendo presionado contra mi pobre cuerpo.
lo miro de forma extraña cuando un azul muy oscuro se torna en sus ojos.
—eres mía—su voz sale ronca.
—soy de ambos— le corrijo. — muy bien sabes, que soy de los dos
—No, eres mía dulce...
—No.
—¡Que sí, joder!—la piel de mis muslos comienza a doler
—Ramseun suéltame— hablo en voz baja y pongo mis manos sobre las suyas.—te estas comportando como un hijo de puta necesitado—busco su mirada y esta cegado por la lujuria— me esta doliendo cielo...—el dolor se asoma por sus ojos y me suelta como si fuera lava. se aparta de mi y toma su cabeza entre sus manos.—Ocultarnos la vida no es facil mi amor.
—¿que esperabas? ¡Llevo dos malditos años esperando a mi mujer!—me abrazo a mi misma cuando la brisa fría pasa por mi cuerpo, necesito de su calor, pero su faceta querrá cogerme y eso no se puede. así que aprieto mis piernas— ¿que quieres que haga si no te tengo?— sus ojos ahora gris opacos me observan dolidos.
Los recuerdos invaden mi mente y miro el suelo consternada, necesito autocontrol, hablar con él, comentarle lo sucedido últimamente.
Recuerdo los maltratos desde que llevamos dentro de este circo.
—¿tu crees que es fácil para mi, haber dejado que otros la tocaran?— lo encaró—sabes como es el plan—le recalco y niega con la cabeza mientras observa la tierra— nos infiltramos y atacamos—susurro bajito por el dron.
—¿cuantos fueron?— pregunta sin mirarme.
sabe que lo puedo leer con una mirada y se oculta.
—¿que?
—¿¡cuantos penes tengo que quemar!?—me grita
— No me grites ramseun...— me acerco a él.
— eres una jodid— su rostro se voltea.
La cachetada arde en mi mano y me arrepiento por completo por lo que acababa de hacer. el y yo íbamos a tener una conversación pendiente.
—la haré regresar haz lo mismo y no me jodas cuando nos veamos de nuevo—aprieto mi mandíbula y me acerco al árbol con los puños cerrados.—asegurate de que se controle y poco a poco te sueltas en él— le indico de forma fría mientras me siento en el puto árbol.
ya se me quito la jodida calentura por su maldita actitud.
— Dul...
—¡cállate!—le grito.
No miro sus ojos no quiero verlo, unas cuantas lagrimas se escapan de mi rostro y me siento decepcionada. Pax lo matara cuando le cuente, Pax lo haría, mi pelirrojo lo haria.
Tal vez, depende... Pax siempre piensa en lo que sientes, en tu dolor.
—tu favorito como siempre—me tapo el rostro y miro la tierra entre mis piernas, al oírlo.
—y aquí vamos de nuevo.—susurro— compórtate como lo que eres—alzo mi rostro viendo su mirada gris opaca, me duele el pecho por ello, pero no obstante tengo que dejarle las cosas claras a esta faceta— te dejare que me folles como se te de la puta gana pero tienes que dejar que tus otras dos facetas se mezclen en uno, fue difícil separar las facetas al principio—miro las hojas del árbol en busca de una iluminación, pero esa mierda no sirve—no lo vuelvas todo mas difícil por favor...—le suplico.—El sistema que debia de proteger mi integridad a fallado y... Y solo tenemos poco tiempo.
Sus ojos se engrandecen sorprendido y se acerca a mi, con una sonrisa que le ilumina el rostro.
Esta faceta de maldito gilipollas, cachondo lobuno la amo, pero enserio ahora se pasa. Quisiera ahorcarlo para que mantenga su bendito y exquisito miembro quieto, pero lo tiene erecto aun y ni siquiera le baja. Respiro hondo, cuando toma mi rostro.
también quisiera...
—esta bien...—habla despues de estar un rato en silencio— con tal de que me dejes cogerte cuando te busque todo esta bien—se sienta a mi lado y mete su mano entre mis piernas rozando mi sexo.
La respiración se me traba cuando toca por encima.
—te dije que no pa...—me callo por completo cuando me mira indignado—no no no.
Su labios forma una fina linea y aprieta mis muslos.
Que puta tensión sexual tan jodida tenemos nosotros.
— te...
—lo dejare salir— Me callo y alzo el mentón hacia el bosque que se extiende en frente de nosotros—no confundas las facetas pero comportante, todo acuerdo al plan para destruirlos— volteo a verlo y me quedo boquiabierta, prendada en su mirada.
Es carlos.
ahora es carlos.
Se arrodilla a mi lado y toma mi rostro entre sus manos.
— perdón, tuve que intervenir—asiento entre sus manos, mientras siento las lágrimas en mis ojos—no llores pequeña...
Contengo las lágrimas y la sensación de mi pecho se agita de alegría.
—no sabes cuanto te extraño...—tapo mi boca y me lanzo a sus brazos.
—lo sé, mi dulce, lo sé..— deja un beso en mi cabello y me aprieta contra el— eres mi diosa mi amor, solo sigamos concuerdo al plan.
— si...—observo su camisa está llena de azul—me voy a debilitar si sigo...-—me relamo los labios y observó su mirada cristalina, mucho más clara.
es un gris, casi transparente.
—te amo con todo mi ser.— deja un beso en mi nariz y cierro mis ojos saboreando su dulzura.
Mis manos toma su rostro a pegando de nuevo a mi, sus labios me rozan, con suavidad y calma. Se toma su tiempo en saborearme, en deleitarse con mi paladar y yo me dejo llevar de la forma mas suave que mi faceta me permite. Me separo de el sintiendo otra vez el cambio de estación.
No quiero estar caliente de nuevo, aunque mi faceta tenga toda el autocontrol sobre ella.
Dejo un beso en su cuello y siento sus manos en mis pechos de nuevo.
—mierda.—murmuro.
—y si.—sonríe como si nada y yo suspiro.
— suéltame Ramseun—murmuro cansada por mis sentimientos encontrados.—basta por favor.
—bien—alza las manos y me alejo de el sentándome de nuevo en el árbol mientras observo el bosque.
Tapo mi desnudez cuando se queda callado un rato.
— dame tu dedo—musito, es hora.
—te quiero-—miro sus ojos de un gris opaco y sonrió.—te quiero follar-—borro mi sonrisa de golpe.
—nunca eres serio en algo ¿eh?— bajo la emoción de mi voz cuando siento que lo aliento a proseguir.
— nou.— habla como si fuera un niño chiquito.
me doy la libertad de admirar una última vez, y siento mis ojos llenarse, sus cejas. su cabello negro azabache, dejo mis manos en el y lo acaricio. su nariz... toco sus labios con mis dedos y me permito arrodillarme de nuevo para besarlo con premura. suspiro y dejo un beso en ese tatuaje con tanto significado para todos.
—te amo demasiado—dejo un beso en su nariz— cuidala cariño.
Tomo su dedo con fuerza y dejo que la uña de mi dedo índice crezca en una hermosa garra negra y roja, los cambios de transformación para mi faceta son más que naturales.
—Prometo venir por ti, pero porfavor, sacanos de aqui—observó sus ojos grises cristalinos, es carlos de nuevo.
lo observo una ultima vez viendo como su última faceta darse a relucir.
— ¿concuerdo al plan?—pregunto.
—concuerdo al plan— su voz fría como el hielo. llega a mis oídos como una tortuosa confirmación.
Dejo que mi uña rasgue su piel, un divino hilo que desprende el olor de frutos rojos llega a mi nariz, alzó el dedo indice de mi otra mano el olor de mi sangre llega a mi, pero no me causa nada, mezcló la sangre azul de nuestros dedos volviéndose un azul intenso y lo obligo a chupar su dedo al mismo tiempo que yo.
Ya era hora de regresar a Belentinne, cierro mis ojos y pego mi cabeza contra el árbol, suelto su mano; escucho los jadeos y pasos de un montón de hombres que corren hacia nuestro reencuentro.
Ya habian tardado en venir a buscarnos.
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Ramseun Novank
Ella, cierra sus ojos como si nada, siento las voces intentar tomar parte de mi mente pero me niego a ello, poso mi mano en mi sien, las luces blancas a la lejanía me ciegan, pero no evitan que haga lo que haría, tocó mi rostro, en busca de aquello.
Pronto consigo el frío metal incrustado en mi sien, el estúpido prototipo que había hecho mi cuñada con el fin de que Belentinne no cayera en las locuras y delirios que el director del circo tenían planeado desde el comienzo—Yo era el loco que estaba detrás de ese circo—pero eso era algo que ella no sabía, Tafita Muller, Milles, o como quisieran cambiarse el apellido.
Ellas no sabía que yo era la fuente de este circo, este circo perverso compuesto y hecho por mi, ese circo que tenía Miles de cámaras proyectando en vivo en cada rincón del bosque, este circo del cuál la protagonista era la hermosa pelirroja con heterocromia a mi lado, esa que ahora mismo se encontraba inconsciente gracias a su faceta, me incorpore para tomarla entre mis brazos, para acariciarla, para besar sus párpados, sus cejas, sus oídos su sien, donde una replica exacta de mi chip estaba, su olor inundando cada parte de mi ser, respire profundamente el aroma de su cabello, que a pesar de la suciedad seguia emanando, ese delicioso aroma.
Lamento tanto haber hecho esto.
pero a veces dicen, que es mejor, aliarse con el enemigo, tenerlo de amigo traería muchos beneficios.
Y sí, me había traído más de lo que creía
Me trajo dinero, me trajo laboratorios de informática y bioquímicos, me trajo tanto que ahora todo me ha fallado. una vez arriba siempre acabarás en el suelo.
Y teníamos un tiempo estipulado, esa era la parte que jodía todo esto, el tiempo, ese que se me había agotado, sus pisadas me alertaron, pero eso no evitó que siguiera acariciando la mejilla fria de la mujer ante mi, presione el chip de mi sien y de la misma forma en la cual ellos me la arrebataban de mi lado, sin que se dieran cuenta lo quite de mi cabeza, sintiendo esa descarga electrizante.
—Nunca, escuchaste el dicho de, ¿Nunca pruebes lo que vendes?
La risa femenina de la mujer se oye como un eco y solo percibo su silueta.
—Que bueno, que yo fui tan malditamente inteligente como para probarlo en mi mismo.
—Solo por qué tú cabeza vale millones de dólares, te perdonaré la vida por un tiempo estipulado—una linterna apunta a mi rostro, veo como se la llevan, las lágrimas inundando mis ojos haciéndome verla borroso, apreté la tierra debajo de misanos y observé el rostro afeminado que se hallaba un poco magullado gracias a mis golpes—¿Aceptas?
—Acepto.
—Afirmar contratos con la hija del diablo, sin leer la letra chica, no es tu fuerte, ¿No?—Ella se arrodilló ante mi.
—Acepto—gruñi.
—¿No preguntarás?
—No, Acepto la puta mierda, ¿Cuantas veces más tendré que decirlo?
—Espero que te prepares para el show, El público anhela verte en acción.—Su sonrisa blanca se ensanchó sus ojos mieles y su cabello, castaño que en las puntas se difuminaba en el mismo tono pelirrojo que ella me hizo observarla, era mucho mas chica, pero no menos peligrosa que ella.—Espero que tu actuación nos traiga demasiado dinero Ramseun.
—Conozco...—tosi cuando sentí una descarga electrica en mi interior, para disimular el dolor—Conozco mi público. Ahora haz lo que tengas que hacer y espero que sea rápido.
—¡Eh! ¡Muchachos!—miro detrás de si.
—¿Si, mi señora?
—Tenemos un nuevo actor—la silueta masculina se acercó a nosotros—Dadle las comodidades que el principe necesita.—Se burló.
—Enhorabuena, jefecito—se burlaron y mire al hombre, su mano se alzó la culata de un arma impacto en mi sien.
La oscuridad me sumió por completo, de nuevo.
°°°°°
Edición leída y verificada por mi 💙
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