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CAPITULO 02

Mientras el corazón late, mientras el cuerpo y alma siguen juntos, no puedo admitir que cualquier criatura dotada de voluntad tiene necesidad de perder la esperanza en la vida" (Viaje al centro de la tierra, Julio Verne)

Belentinne.

Aturdida y confundida en mi cabeza eso era lo que creía o mejor dicho un sentimiento temeroso en la boca de mí estomago que no me dejaba procesar lo que veía. Definitivamente estaba en otro mundo del cual no sabía ni su nombre, pero si esto era real- estoy volviéndome más loca quizás- una capa casi indescriptible para el ojo humano, porque era así, una diminuta capa casi invisible que rodeaba todo un pueblo como si estuviera encantado, como si fuera algo mágico, algo fuera de lo común, se hallaba enfrente de mí.

La capa que la rodeaba, era demasiado grande y en el centro de esta solo había un diminuto hueco, Cosa que era un poco... ¿raro? Parecía una especie de capa de ozono.

¿Puedes ver la capa de ozono o al menos sabes cómo es Belentinne...?

No.

Mire hacia al cielo instintivamente, pasando por las nubes, podía observar la capa que cubría la tierra, era inhumano lo que veía, pero si lograba percibir pequeña parte de la capa de ozono, Respire y mire hacia otro lado mientras frotaba mis brazos con ambas manos... ver hacia el universo daba un poco de vértigo, mire hacia abajo encontrándome con que me hallaba en una especie de barranco.

Otra vez.

Había silencio a mi alrededor Estaba sola, totalmente sola.

Volví mi vista hacia la capa, sintiéndome atraída de repente por ella, podía buscar ayuda por ahí, la mire bien, logré notar pequeños destellos azulados, que hacía que se hiciera notar, se parecía mucho a las auroras boreales, los destellos eran todo un espectáculo que para poder verlos tendrías que quedarte un largo rato observando para poder percibir las en su totalidad.

Sacudí mi cabeza tenía que seguir, pero note que esa fuerza que me atraía tanto que acababa aquí, y solo aquí. En este lugar—mire a mi alrededor—prácticamente todos los arboles rodeaban el diminuto pueblo, como si estuvieran escondiéndolo del ojo humano... solo que dentro de ella vivía gente humana, ya que lograba ver con detenimiento a una pareja la cual se tomaba de manos y juntaban sus bocas —hice una mueca de disgusto— es raro ver personas besándose a esta hora.

Diría mentira, si dijera que no me sorprendía la gran visibilidad que tenía, pero no lo estaba.

Nada de lo que sucedía me sorprendía, todo lo contrario se sentía como algo monótono

Comencé a caminar por un pequeño caminillo para adentrarme a ese lugar, se sentía La Paz y la calma, a lo lejos percibí el olor de los pinos, tan fuerte y refrescante, suspire, mis vellos se erizaron por completo

En una de las casa un poco alejadas de la colina, en una casa de no más de dos metros de altura; la puerta del balcón de aquella casa se abrió, de ella salió un chico casi blanco como la nieve, su cabello negro era como el cielo oscuro, solo que ahora mismo amanecía —vayas comparaciones me hecho, como si su cabello también fuera a cambiar por el color del día-—pocos mechones caían hacia su rostro el cual se veía agitado, cansado y algo sudado, su cuerpo semi-desnudo cubierto solo por un simple short.

El chico me vio y sus ojos se abrieron, la punzada que dio en mi pecho no me gusto, mucho menos cuando el escalofrió recorrió todo mi cuerpo, dando a saber que mi corazón empezaba a latir y que en pocos segundos respiraría de nuevo; El chico asió sus manos contra la barandilla del balcón, sus ojos no se despegaban de mi. Sus ojos subían y bajaban por mi cuerpo y aquello que sentí dentro de mí, esa fuerza incontrolable. Hizo acto de presencia de nuevo. Sus labios se movieron pronunciando así una ágil palabra que pude escuchar a la perfección. El único sonido del lugar era el de la pareja separada, sus corazones y el sonido de los animales mañaneros, pero su voz y el repicar de su corazón fue... extraño como si aquel chico tan raro hubiera estado detrás de mi pronunciando mi nombre, podía

Tontamente percibir su respiración como si estuviera en mi cuello, suspire por inercia, sus ojos no se despegaban de los míos, apreté los puños,

Muchas cosas dentro de mí que no sabía que existían (o tal vez si, no lo sabía con certeza) comenzaron a resurgir, el calor en mi pecho bajó por mi vientre, trague en seco.

Tome una bocanada de aire sus ojos grises no se despegaban de los míos aun — su mirada no paraba de subir y bajar por mi cuerpo— el calor aumentaba con cada segundo, logre percibir mis dedos fríos y mis mejillas calientes, mis piernas trastabillaron por completo.

¿Qué carajo me estás haciendo ojos grises? ¿Quién eres? — Tome una grande bocanada de aire— mi pecho subía y bajaba y el calor ya se había precipitado por todo mi cuerpo, mucho más cuando su voz torturo mi pobre cabeza:

—Belentinne... —su voz seguía siendo un eco en mi cabeza, como un tortuoso susurro dulce que antes había escuchado, se me hacia tan familiar y mire su cuerpo.

Sus ojos me miraban con desafío y un brillo que no podía descifrar, mis piernas empezaron a temblar un poco así que decidida lo mire de nuevo.

Ojos grises casi transparentes...

Eres tú...

Su voz... esa era su voz... trastabille un poco.

¿Quién eres?

Silencio.

La temperatura de mi cuerpo ascendía y solo quería hacerme la idea que era porque mi corazón empezaba a latir de nuevo, hice mis manos puños no podía aguantar más; el sonido de las aves volando hacia otras direcciones me hizo voltear de forma abrupta mi cuerpo y como nunca había agradecido volver a la realidad en la cual me encontraba, me seguían. Escuche pasos y alientos jadeantes. Pensé en aquel chico y quise atravesar aquella capa que nos separaba... porque era así, quería preguntarle. Mas

Mis pies caminaron dos pasos, mis dedos rozaron aquella capa que brillo con mi tacto y que se sintió como un aire de frio para mi pobre cuerpo caliente. Removí mis labios en un acto de intentar calmar el ardor en mi garganta pero era imposible.

El había aumentado esa sed en mí.

¿O aumento esa lujuria en ti Belentinne?

Sacudí mi cabeza para poder sacar esa voz de mi mente; si aquella gente que me seguía podía atravesar esa capa, ellos también, y mi plan ahora mismo no era quitarle el sueño a 300 habitantes, por lo cual con una última mirada hacia el chico, me volteé y con un último susurro de su voz, me prometí volver para interrogar su intensa mirada. —Suspire y me fui de aquel lugar con un sentimiento de vacio dentro de mi pecho.

Comencé a correr los alientos jadeantes cada vez eran más fuertes, los murmullos y el sonido de algunos aparatos Comenzaron a torturar mi cabeza, toque mi sien sintiendo algo de corriente pero la ignore por completo.

A travesé varios árboles, necesitaba buscar a alguien que me ayudara y me llevara lejos... pero hoy en día nadie es generoso. Un número empezó a resonar en mi cabeza como si fuera un canturreo del destino y sabía a ciencia cierta que era un número telefónico, era algo ilógico. Seguí corriendo y el ruido de las voces ya no era tan fuerte y eso se debía gracias a mis largas y grandes zancadas. Mas mi corazón empezaba a darme grandes dolores de cabeza.

Pase varias piedras y note que los arboles empezaban ser menos, el sol cubría gran parte de ellos y como nunca tuve la verdadera esperanza de salir de esta loca tortura que amedrentaba cada vez mi salud mental- la cual intentaba como nunca darle un poco de tiempo, para procesar todo lo sucedido.

Sobre todo el chico ¿eh?

Negué con la cabeza ¿que tenía que hacer para que esa voz callara de una vez?

Déjame salir...

Hice mis manos puños, aquellos ojos grises no paraban de dar vueltas en mi cabeza, Sonreí, el chico era verdaderamente atractivo, su abdomen marcado y blanco y solo ese pantalón que lo hacía ver irresistible.

Sentí mis mejillas calientes de nuevo y mire mis manos por un momento, estaban muy blancas y temblaban.

—no puedo creer que siga pensando en el—murmure hacia al cielo y frote mis brazos los cuales ya estaban fríos por la brisa mañanera.

Quite mi estúpida sonrisa de mi rostro y note que había una carretera la cual se hallaba muy desolada, hice un pequeño chillido que me hizo feliz, sentía calma y paz por fin. Empecé a caminar en ella el aire era mucho más abundante pero poco a poco se volvió un poco cálido, el amanecer estaba cayendo. El cielo se encontraba entre morados amarillos y anaranjados y pequeños rayos solares que empezaron a impactar con mi piel fría haciéndola un poco más cálida.

El silencio fue mi compañía mientras caminaba por aquella carretera desolada, a los lejos logre visualizar un lugar, el cual tenía cosas incrustadas en el suelo con un gran techo encima... eso de seguro eran tanques de gasolina... sí, eso debía de ser— vi un carro marrón estacionado afuera del lugar de seguro había gente que podría ayudarme— De pronto empecé a escuchar el latido pausado de un corazón, Sonreí, me pueden ayudar, pero mi sonrisa se desvaneció cuando mi pierna herida flaqueo.

No me hagas esto ahora por favor...

A muy pocos metros de llegar sentí mis piernas temblar, mi corazón seguía latiendo, y eso aumentaba el cansancio en mi cuerpo, cada paso que daba era cansino, y desee como nunca poder correr mas no podía. Sentía la Sangre moverse entre mis venas de forma lenta y sencillamente me cuestione; ¿Porque no me dolía el cuerpo, cuando me perseguían y mi corazón no latía? sólo a mi me pasaba esto.


Deje las preguntas a un lado, sentía que pensar me cansaba mas, estaba a dos metros de llegar y habían dos carros estacionados no uno. Mi vista fallaba era algo que no podía negar, vi como a través del vidrio habían dos hombres con capucha y ropa totalmente negra con un arma en sus manos apuntando aquel hombre que se hallaba detrás de la caja. Ellos gritaban y sentí mis tímpanos casi a reventar por ello, cuando dejaron de gritar ya me encontraba tocando la manilla de la puerta.

Pero ellos al salir del lugar casi corriendo y una bolsa entre sus manos empujaron mi cuerpo, con toda su fuerza haciendo que mi culo se estrellara contra el pavimento y yo gimiera del dolor, sentía mis huesos frágiles a casi romper.

Me sentía muy débil y mi garganta me pasaba factura por las pocas palabras que maldecía gracias al dolor

— ¡joder! —grito uno de los dos chicos, el otro chico se detuvo y sonrió con malicia alzo su brazo y me apunto con el arma así disparando contra mi pierna ya herida.

—ya vámonos, esta no sobrevive para contarlo. — sonrió con malicia

Prácticamente la bala atravesó toda mi pantorrilla, así cayendo la bala al otro lado de mi cuerpo el chico siguió sonriendo y con un puchero fingido dijo.

— ¡ay pobrecita! Se me fue — soltó una carcajada y otro disparo atravesó mi abdomen.

El ardor se disipo por toda mi pierna y creo que ya estaba a punto de morir, mi abdomen ardía, quemaba yo evita gritar pero un sonido gutural arraso en mi garganta al sentir otro disparo mas.

Como quisiera matarlo por lo que me acaba de hacer... déjame salir por favor...

¿Cómo puedo dejar salir a una voz?

No todo es lo que crees, Belentinne.

La punzada de dolor, en mi pierna me hizo gritar, respire de forma agitada por el dolor, ya no podía hacer mas, sentía que me iba a morir el ardor en

Mi garganta no paraba de dolerme, observe mis manos y estas tenían algunas grietas... la sangre en mis manos era tan roja y tan espesa que por un momento el deseo de saborearla me hizo sentir fascinada ante la idea.

Déjame salir Belentinne...

—No hay que tener cabos sueltos, ahora entra Marco'—el chico me miro. Pero yo voltee mi rostro y gemí de dolor cuando disparo tres veces más en mi abdomen.

—Am... —gemí tocando con las pocas fuerzas que tenía mi abdomen.

Ardía, dolía y quemaba, mi sangre empezó a derramarse por mi cuerpo cubriéndome y calentando todo a su paso, cerré los ojos intentando controlar el dolor que tenia pero era insoportable, termine de apoyar mi cabeza en el suelo de la Carretera, mi cuerpo se sacudía un poco pero el dolor de la herida aun escocía mucho más fuerte que, el de mi pantorrilla.

Los hombres murmuraron algo y desaparecieron haciendo rechinar los cauchos del carro, un hombre obeso salió de la tienda y fue muy poco lo que vi antes de cerrar mis ojos y tener aquel dolor en mi garganta y cuerpo, iba a morir sentía mi piel comenzar a palidecer, incluso creo sentirla algo agrietada.

Los muertos no pueden morir dos veces Belentinne...

Aun escuchaba el murmullo del hombre a través del aparato del cual se escuchaba un "estamos cerca" el hombre afirmo y lo sentir tomar mi mano; el pulso de sus venas se hallaban errático, sentía como mi propia vida me tomaba de la mano y solo tenía que tomarla.

Mátalo... es vida

— ¡niña despierta no te mueras! —Murmuro tocándome el rostro y apretando mi abdomen, haciéndome entre abrir mis labios. —No mueras por favor la ambulancia ya viene en camino—la voz ronca del hombre resonó por el lugar.

Morir... eso no era lo que iba a hacer. No podía.

No, no podemos morir dos veces...

La respiración acelerada del hombre se escuchaba tanto que resonaba como un eco en mis tímpanos, abrió mis ojos sabía que mi mirada le aterraría, y así fue sus ojos verdes impactaron con los míos, el hombre jadeo de sorpresa al verme y se aparto un poco. Pero reuní todas mis fuerzas contra el dolor para sentarme y jalarlo hacia mí. Mis colmillos hicieron impacto contra su yugular la cual parecía como si un cuchillo atravesara la mantequilla, su piel era tan suave que su sangre no tardo en chorrear mi mentón, el hombre jadeo de dolor pero este comenzó a convertirse en gemidos.

El sabor de su sangre espesa y dulce no tardo en darle la bienvenida a mis papilas gustativas y gemí porque sabía tan malditamente bien que por un momento creí que moriría de verdad, el hombre comenzó a tocar mi cuerpo pero rápidamente lo aparte. Mis heridas empezaron a cerrarse sentía como la energía corría por mis venas y mi corazón se detuvo de forma abrupta. El silencio y los gemidos de aquel hombre eran lo único que sonaba en aquel lugar, Miles de imágenes se proyectaron como una especie de cinta de película en mi cabeza, imágenes y nombres de su familia no paraban de dar vueltas en ella pero las bloquee... seguí tomando de su exquisita sangre.

Ese sabor no tenia comparación con lo que sea que tomara, entre mas años tenía mejor sabor obtenía.

El sonido del viento y los latidos débiles del hombre fueron los que llamaron mi atención y sujete al hombre que ya no gemía, estaba jadeando y murmurando cosas sin sentido y eso se debía a que me estaba chupando su vida literalmente. Escuche como su último aliento fue bebido. No podía chupar mas por lo cual lo solté con tristeza

—Estabas rico...— me mordí el labio chupando con fiereza la sangre que quedo en ella y observe mis manos sucias y llenas de sangre— mierda... está contaminada—me sentí mal por ver como la sangre en mis manos estaba sucia por tierra no podía ni siquiera chuparme los dedos, Así que suspire con cansancio.

Mi cuerpo se hallaba lleno de sangre y tierra mi cabello el cual podía ver y era anaranjado estaba manchado de sangre y lodo, todo mi cuerpo estaba lleno de aquel liquido. Mas mire el suelo y escuche tres sonidos resonar observe como las balas, las cuales mi cuerpo había expulsado, revise mi camisa la cual tenía un rastro de un liquido azul oscuro mire de forma rara como mi piel blanca estaba bien sin ningún agujero...

Ya no me dolía absolutamente nada.

Venas llenas, dolor fuera...

Sonreí ante la frase que comenzó a tener significado, me había alimentado y ya no sentía dolor por ninguna parte. Observe al hombre pálido y canoso que tenía sus ojos negros vacuos y con un brillo de deseo, observe sus pantalones los cuales estaban mojados e hice una mueca de repugnancia le había dado su ultimo orgasmo al viejo antes de morir.

Me acerca a él y aruñe su piel, esta se desgarraba por el filo de mis uñas que a la vista de cualquiera parecían uñas largas humanas, y rompí su camisa, su cuerpo ya no sangraba lo había chupado. Voltio el cadáver por la espalda y rompí su piel, la cual quedo completamente destrozada.

Recordé la llamada que el hombre había hecho y me apure, tenía que salir de aquí. Sin antes me agache al cuerpo del cadáver y murmure:

—Te llamabas Harry, de verdad lo lamento mucho—hice una mueca de satisfacción— pero bueno... gracias por la información, y tu vida por cierto—aruñe su cara viendo como su piel se abría— para mí también fue un honor matarte—sonreí voltee al hombre

El tipo creía en lo sobrenatural desde muy joven así que no le tome tanta importancia tenía sus recuerdos, su vida y decisiones en mi cabeza. Pero estas se tenían que quedar ahí. En un rincón de mi cabeza; La mujer de la ambulancia dijo que en cinco minutos, se encontraba en el lugar. Por lo cual agarre la bala, cerré los ojos y enterré la bala en su abdomen obeso del cual no salió nada de sangre tome otras dos balas y las empuje contra su cuerpo. Tenía tanta fuerza que mi mano podía disimular la de un arma, lamentablemente las balas al chocar contra mi cuerpo se aplastaron así que

Sería difícil para la policía ver de donde salieron las balas que se dispararon dos veces.

En fin la tendrían difícil.

Observe el lugar tenía que salir de aquí. Así que busque bolso ropa dinero y fuerzas para seguir en busca de respuestas a lo que me pasaba. Salí hacia el bosque viendo a la lejanía como carros de policías y ambulancias llegaban al lugar por suerte había eliminado los videos de las cámaras y hasta las ocultas del negocio de Harry.

Tome el teléfono que había robado de la tienda y me senté contra un pino. Gracias a Harry sabia cual era el límite de red móvil, y ahora también sabía que el numero en mi cabeza de once dígitos solo era un número de teléfono. Solté el bolso con las cosas que había sacado y mire el icono de señal y marque el numero, fueron 3 tonos lo que tuve que esperar, para que la voz de un chico hablara.

— ¿Hola?—su voz era ronca.

—hola...—murmure y fruncí el ceño

— ¿Quien habla?—pregunto aclarándose la garganta.

—Lo mismo pregunto... ¿tú quien eres?— pregunté, no sabía quién era.

—Espera... ¿¡Belentinne!?— el chico se exaspero al otro lado, mire extrañada el pino enfrente de mí, era bonito.

—en... ¿sí?—pregunte curiosa.

Al otro lado de la línea se escucho un pequeño jadeo escuche como se levantaba.

— ¿¡joder mi amor, donde has estado!estas bien? Cariño, ¿Dónde estás?

Para ir a buscarte—escuche como tiraba cosas al suelo e hice una mueca... no muestres tanto entusiasmo — ¡carajo Belentinne!—hice una mueca de disgusto al pino enfrente de mí.

El tipo me conocía y podía reconocer mi voz, así que mi única oportunidad de saber quién era yo, era él así que con voz amable le indique el lugar en el cual me hallaba.

—Carajo estas cerca, dulce. Ya voy para allá—dijo después de indicarle el lugar en el cual me encontraba.

¿Dulce?, Dulce... dulce, dulce. Que apodo tan... familiar.

Tome una de las barras energéticas con cereal y chocolate que había robado de la tienda y me quede viendo el pino, analizando todo lo que había pasado.

¿Quiénes eran aquellos hombres? ¿Qué hacía yo cerca de un barranco? Aun peor... ¿Quién era aquel chico, que con solo pronunciar mi nombre me hizo sentir de todo? ¿Quién?

—Estoy jodida...—a recosté mi cabeza en el pino a pesar de todo lo que había pasado me sentía un poco cansada— ¿quien eres tu ojos grises...?— suspire.

Ese hombre lo único que me provoco fue placer con verme seguí comiendo de la barrita y tome otra cuando esta se acabo.

Observe el cielo escuchando a lo lejos el murmullo de los hombres que inspeccionaban a Harry y las preguntas mas estúpidas aparecieron en mi cabeza:

¿Seré un... vampiro Como de aquellas historietas de las que leía Harry? ¿De qué era aquel chip en mi cabeza?; toque el chip... espera... ¿chip?; me levante tome el teléfono dejando la barrita encima del bolso y me puse en contra de la luz, alce el teléfono en forma de espejo y mire mi sien derecha. Era realmente hermosa, mi piel era demasiada blanca... como la de aquel chico.

Sigues pensando en el ¿eh?

Sonreí un poco dudaba mucho poder sacarlo de mi cabeza.

Mi cabello anaranjado hacia un contraste sub-real con mi piel. Pero aquel chip... era tan raro.

Era una diminuta tarjeta como la de un Sim-card, incrustada en mi piel, muy pequeños cables negros que se perdían en mi piel y parte de mi cabeza.

Toque con la yema de mis dedos y el tacto era raro. Toque el chip pero un ligero cosquilleo invadió mi dedo índice.

Era muy rara... intentar quitarme esa cosa dolería como un demonio, ¿pero porque tenía corriente? Podría quemar mis neuronas, ¿si solo era una especie de... experimento?- me senté de nuevo.

Mire los árboles la forma en la que el viento movía, la copa del mismo, y ahí mismo logré ver entre la corteza de los árboles como sus raíces se alimentaban de la tierra, me levanté con curiosidad, su olor fue mucho más fuerte, la vibración seguía ahí debajo de mis pies, de verdad que la naturaleza tenía una gran fuente de poder muy grande, ahora que me había alimentado podía sentirla mil veces más, de lo que antes había podido, toque con la yema de mis dedos la corteza del árbol, sintiendo su...

¿Vida?

¿El árbol vivía? ¿Como...?

Segui tocando las líneas del árbol, algo parecido a una corriente traspasó mi dedo y quite mi mano rápidamente, mire mis zapatos, si me concentraba podía lograr ver sus raíces como líneas azules... era, era impresionante, una pequeña línea roja recorría por completo la mitad del pino, no sólo ese, si no que todos los árboles., la naturaleza literalmente tenía vida, y me senté angustiada.

Abrí y cerre mis ojos, aún podía ver las líneas, respire profundamente intentando tomar la calma, y volví abrir los ojos. Las líneas alfin habían desaparecido.

Mire el cielo.

Era un vampiro, sí. De eso estaba segura acababa de quitarle la vida a alguien, mis colmillos no eran de plástico lo sabía muy bien, gracias al hombre que maté.

¿De dónde venía yo? ¿Cómo sabia ese número? Mierda

¿de qué carajos servía preguntarme? Mejor me rendía, toque mis dientes sintiéndolos un poco afilados. Y la imagen de cuando mordí a Harry volvió de nuevo a mí, el placer que sentí al alimentarme y la forma en la que su sangre corría ahora por mis venas era... satisfactorio, Tendría que preguntarle al chico que ahora mismo estaba muy cerca de mí, Me levante y empecé a caminar hacia la carretera, el sonido de la ambulancia se fue y un hombre hablaba con el chico, era muy apuesto reconocí su voz, mientras me escondía detrás de un pino el cual comenzó a vibrar al mismo tiempo que la tierra, pero era una vibración tan mínima que pareciera no sentirla.

Era raro, tenía que acostumbrarme, mire al hombre a lo lejos.

El oficial hablaba con él y yo solo cerré mis ojos prestando atención a la conversación que ambos tenían, enfocándome en los labios de ambos.

—En realidad él dueño fue asesinado aun no se sabe, creemos que fue un animal. Pero dentro de unos minutos llegara todo el equipo policial a hacer las pruebas.

—Yo solo venia a comprar. —Murmuro con un miedo fingido— Estoy en un viaje, y mi esposa tiene antojos...—sonrió hacia al hombre —ya sabe. El embarazo. —meneo la cabeza y fruncí el ceño.

Que cambio de humor tan repentino, el hombre sonrió, ¿Embarazo?

¿Esposa? ¿Qué? ¿De qué hablaba ese tipo?

—Wow muchas felicidades. — le apretó el hombro. Al chico. Y en ese momento volví y marque su número.

Nadie es amable, la amabilidad no es gratis a menos de que haya algo de por medio.

Vi como el chico se alejo del oficial haciéndole una seña con el celular.

— ¿aló? ¿Mi amor?—pregunto mirando hacia al bosque.

—Acércate... estoy detrás de uno de los pinos. —murmure acercándome un poco.

—cielo. Vale, si vale— dijo rápidamente y colgó.

El guardia le sonrió. Él se adentro al bosque con la excusa de ir a orinar, en menos de 1 minuto estaba a 5 metros de mi. El chico era lindo no había que negarlo sus ojos eran negros su piel era blanca, pero no igual que la del otro chico... tenía un short beige y una camisa blanca junto con unos deportivos, su musculatura era grande sus músculos se presionaban contra le tela de su camisa. Y no podía negarlo era atractivo... y lindo pero no más que ojos Grises. Una hilera de dientes blancos e impolutos me sonrieron y sus brazos me cubrieron.

—mi amor... por fin. —me miro, sus ojos estaban cristalizados. Su cabello negro era corto. Mas sus dedos acariciaron mi rostro, el acto no me gusto pero aun así lo deje hacerlo—no sabes cuánto me preocupe...— murmuro con agonía sus ojos brillaban de felicidad, me sentía rara—Dulce... —el apodo hizo que me estremeciera— ¿no sabes cuánto tu madre se ha preocupado? Dios tenías nuestros pelos de punta.

El chico solo me abrazaba y murmuraba un montón de palabras de amor en el oído. Hasta que de su boca salió una sola frase.

— Dos meses bel, dos meses sin ti pensamos que te habían matado...

— ¿Quién eres tú?—pregunte contra su cuello, el chico se tenso, separo su cuerpo y toco mi rostro exánime— ¿Quién eres tú?—volví a repetir.

—Cielo...—en sus ojos la tristeza se reflejaba, sus ojos negros cristalizados dejaron caer ambas lagrimas. Y sus dedos acariciaron mis pómulos con gran lentitud— mi amor... soy tu esposo.

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