Capítulo 7.
—Por favor, tiene que hacer algo.—Los ojos de Seokjin se cristalizaron. La culpa no paraba de atormentarle con cada noche que pasaba sin recibir noticias del pelirosa. Ya era el cuarto día, y aún no aparecía, y ni siquiera habían señales de que al menos estuviese a salvo. Al menos sabiendo que está vivo, podría estar tranquilo.
—Fue muy irresponsable de su parte salir, sabiendo que hay una banda de asesinos a sueldo buscándolos.
—¡Ya lo sé!—Seokjin se levantó de su asiento exasperado, Namjoon posó su mano sobre su brazo intentando transmitirle calma.—Escuche...—Dijo, bajando el tono al ver la expresión seria en el rostro del Eunwoo.—Tiene que ayudarnos, Señor Eunwoo, puedo jurarle que si en un par de días no aparece, podemos darlo por muerto, y le traigo yo mismo las cabezas de Agust y J Hope, si es posible, pero se lo ruego, así como alguna vez Namjoon le salvo la vida a usted, Kitty Gang me la salvó a mí, y más de una vez, pasamos años juntos, ¿No lo entiende?
—Jinnie, siéntate.—Le pidió Namjoon, halando de su brazo para que volviera a tomar asiento.
—Está bien.—Habló Eunwoo, y la mirada de Jin se iluminó.—Estaremos buscándolo, pero si en unos días no aparece...
—Ya, lo sé, lo sé.—Lo cortó Seokjin, sonriendo.—Gracias, gracias.—Se levantó para hacer una reverencia, y luego indicarle a Namjoon que hiciera lo mismo.—Nosotros seguiremos con nuestro trabajo.
Una presión sobre su abdomen junto a un leve cosquilleo en su pecho le estaban sacando sonrisas. Pero un insistente golpeteo, y el repentino dolor de cabeza que sintió perturbó el agradable sueño que estaba teniendo.
Una mueca de desagrado se formó, arrugando sus labios y párpados antes de despertar con lentitud e intentar moverse, pero algo se lo impidió. Y el cosquilleo persistía.
Abrió sus ojos despacio, y bajó la cabeza para descubrir que aquello que le molestaba, era el cuerpo del niño pelirosa tendido sobre el suyo, y el aire expulsado de su nariz era el causante del cosquilleo.
Sus ojos se expandieron en cuanto cayó en cuenta de lo que había hecho, y de que el ruido que le había despertado era el de alguien tocando la puerta principal.
—¡Vamos, Agust, sal de ahí! ¡No seas holgazán!—La voz de J Hope llegó a sus oídos, y frunció el ceño confundido.
Lo que más lo traía extrañado, era que los brazos del menor le estaban envolviendo, cuando tendrían que estar colgando de la cabecera de la cama, y fue cuando hasta el más mínimo recuerdo vino a su mente con claridad. Soltó un gruñido frustrado, e hizo su mayor esfuerzo por no despertar al pelirosa, pero fue en vano, puesto que los gritos de J Hope se hicieron más fuertes, y Kitty comenzó a reaccionar.
Agust quedó paralizado, aún con el brazo rodeándole la cintura, y se cuestionó el momento en que había perdido el juicio para cometer tal tontería.
—¿Ah? ¿Agust?—Kitty elevó su cabeza entreabriendo sus ojos, aturdido por todo el ruido y los movimientos.
El teléfono de Agust resonó en alguna parte de la habitación, y se apresuró a buscarlo entre los bolsillos de su pantalón tumbado en el suelo.
—¿Si?—Dijo, una vez que lo encontró.
—¿Agust? ¿Dónde estás? Supuse que estarías en tu casa, el jefe está aquí conmigo. Creímos que sería buena venir a hablar aquí.
Yoongi abrió sus ojos por la impresión y tragó saliva.—Eh... No, no estoy en casa ahora...—Dio vistazo hacia Kitty, y este ya se encontraba sentado, analizando todo su al rededor, para luego pasar su mirada a sus muñecas.—Lo siento, tengo que colgar.
Tiró el teléfono hacia un lado y se reincorporó al momento en que Kitty se lanzaba a correr hacia la puerta para abrirla y salir disparado por esta. Agust reaccionó de inmediato, siguiéndolo a toda velocidad, y cuando estuvo lo suficientemente cerca, a solo unos pasos de la habitación, tomó el brazo de Kitty con todas sus fuerzas para jalar de él y arrastrarlo de nuevo a la habitación.
—¡SUÉLTAME!—El grito de Kitty lo hizo cerrar sus ojos por el intenso dolor que punzaba en su cabeza, pero aún así no se detuvo. Kitty se giró, y cuando menos se dio cuenta, el puño del pelirosa ya había impactado contra su rostro.
Se soltó del agarre para correr hacia alguna puerta donde hubiese algo que lo ayudara. Y así fue, pues consiguió llegar hasta la cocina, donde, antes de tomar algo con lo que pudiese defenderse, unos brazos lo rodearon y su cuerpo desnudo cayó al suelo, haciendo que su mandíbula chocara contra la madera y mordiera su lengua. Sintió la sangre escurrirse sobre sus labios, y siseó por lo bajo.
—¿A dónde crees que vas, Kitty?—Agust sonrió cuando golpeó el rostro del pelirosa, y este gruñó, escupiendo sangre hacia rostro del contrario.
Forcejearon en el suelo para poder librarse del otro, pero antes de que alguno de los dos dijera algo más, el sonido de un arma siendo cargada y una risas de fondo los hicieron parar, y quedarse inmóviles en su lugar.
—Ya, Agust, si querías follarte al niño gato antes de que lo mataramos, pudiste habérmelo pedido.—El deje de burla en la voz del jefe de la mafia no pasó desapercibido para ninguno. Hoseok, por su parte, estaba contiendo la risa al ver los dos cuerpos tendidos en el suelo, a la vista de todos. Y todos, incluía a dos hombres fornidos que acompañaban a V a cualquier lugar al que fuera, y a Jungkook, quien había desviado la mirada incómodo.—Vale, ¿Pueden buscarles ropa?
Hoseok obedeció, y fue en busca de las prendas del par que aún se mantenía paralizados, pero ahora separados. Kitty estaba atento a cualquier movimiento, pero supo que le habían ganado para ese entonces, no solo era una, si no dos pistolas de los hombres grandes que apuntaban hacia el pelirosa.
Y este no halló una idea que pudiera sacarlo de ahí. Simplemente se vistió bajo la mirada de los presentes, y acató las órdenes del jefe V, quien lo había empujado, aún soltando leves risas y preguntando qué tan bien se sentía coger con Agust D.
Fue llevado hasta una edificación, donde cada trabajador se hacía cargo de asuntos que a Kitty realmente no le importaban, porque nunca le interesó liderar. Bajaron hasta el sótano, que lucía más como un almacén, pues el lugar era inmenso, y solo ocupaba un par de autos, cajas, y otras cosas que no pudo detallar antes de ser tirado al suelo.
Agust iba a sus espaldas, cabizbajo, pensando en los pocos días que Kitty Gang había pasado en su casa. Sobretodo porque después de que la risa de Hoseok cesara, después de encontrar al rubio y a Kitty en aquella vergonzosa situación, no pudo evitar mirarle con intriga, esperando alguna explicación de su compañero. Tenía la certeza de que había mantenido al niño cautivo por más de un día, lo había notado, y se preguntaba el por qué. Agust solía seguir las órdenes de V al pie de la letra.
Vió al pelirosa quejarse al caer sobre sus rodillas, y recibió una palmada en el hombro de parte de V. Los dos hombres se encargaban de atar las manos y tobillos de Kitty Gang.
—Felicidades, Agust, una vez más cumples mis expectativas, te pagaré bien por esto. Aunque, después de todo, ya has salido victorioso.—Dejó escapar una risa, y Agust mantuvo la vista al suelo.—Sígueme, antes de la diversión, quiero platicar contigo. J Hope, vigila que el chico no se escape.
El pelirojo asintió, y sacó su arma para cargarla. Ahora habían quedado solo Jungkook, Kitty Gang y J Hope dentro del almacén. Jungkook carraspeó y se volteó para dirigirse a J Hope.
—J Hope, quiero que te vayas.—El pelirojo le miró con confusión. Si tenía algo que ver con el encuentro con V, no era el momento para amenazarlo para que se alejara de su hombre, pues tenía un rehén al que cuidar, quien por cierto, estaba escuchando todo.—Es una orden, quiero que salgas de aquí, quiero demostrarle a V que puedo yo solo.
—¿Qué?—Frunció el ceño.
—Lo que oiste, así que sal de aquí. Yo hablaré con V después.—Señaló con su cabeza la puerta del lado contrario por el que había llegado. Había otra salida que los llevaba a la parte trasera del edificio.—¡Vamos! No tengo todo el día.
Hoseok alzó sus manos, y sin rechistar, se fue. No quería más problemas con el menor. Y aunque V fuera el jefe, sabía que el niño, al ser su pareja, también podía darle órdenes. El mismo V se había encargado de dejarle en claro a toda la mafia que debían obedecer a Jungkook también.
El pelinegro aprovechó el momento en que se quedó a solas con Kitty Gang. Sabía que no tenía demasiado tiempo, así que se apresuró a hacer lo que tenía en mente. Se puso de cuclillas junto al pelirosa, y sacó una navaja de bolsillo, comenzando a cortar las ataduras con rapidez.
—¿Qué estás haciendo?—Jimin miró confundido a quién parecía estar ayudándolo. Sin embargo, no se dejó engañar por aquel joven, cuando quizás era una vil broma para hacer creer al pobre pelirosa que tenía una oportunidad de huir.
—Shh, cállate.—Sentenció, terminando con las cuerdas de sus manos para proseguir con las de sus piernas. Una vez acabado, Kitty aprovechó los breves segundos para saltar contra el pelinegro, estamparlo contra el suelo, y arrebatarle el arma de la manos.
—¿Qué diablos intentas conmigo?—Gruñó, acercando el filo metálico contra el cuello de Jungkook, quien gimió asustado. No había pensado en la posibilidad de que Kitty terminara asesinándolo por su imprudencia.
—Te dejo libre.—Recuperó la firmeza en su voz.—solo quiero que salgas de aquí, y arruinar los planes de V.
Kitty levantó una ceja, pero al darse cuenta de que el muchacho no era rival para él, simplemente se puso de pie, y luego le ayudó a él a levantarse.
—Además, me resultas increíblemente atractivo, así que espero que yo pueda alguna vez verte de nuevo.—Sonrió, fingiendo que la herida en su frente causada por el impacto al caer no dolía.—Sabes donde encontrarme.
Incluso deseaba que Kitty Gang aceptara su propuesta y Taehyung les encontrara. Eso conllevaría a muchos problemas, pero satisfacción pura por su venganza.
Kitty rió, y le guiñó el ojo. Quién quiera que sea, definitivamente no lo volvería a ver, una vez que saliera de allí, esperaba no volver.
Vio la puerta por la que el pelirojo había salido, y no dudó en aproximarse a esta. Aún si podía tratarse de una trampa, decidió tomar la oportunidad. Le sonrió de forma divertida al pelinegro que lo observaba irse, y atravesó la puerta. Y tal parece, había logrado salir sin inconvenientes, solo topándose con dos hombres que pudo acabar por su cuenta.
Seguridad de mierda. Se rió, viendo los dos cuerpos desangrarse sobre el suelo.
Haber salido de aquel edificio no significa que estaría a salvo. Así que corrió, hasta que finalmente se encontró en una zona concurrida, donde las personas se paseaban con tranquilidad. Ya se había alejado varias cuadras, y por fin pudo disminuir la velocidad.
Y como si fuese música para sus oídos, escuchó un grito ahogado entre la multitud, llamando su nombre. Se giró, buscando con la mirada, hasta ver a dos cabezas conocidas, y un brazo agitándose frenéticamente.
—¡Jimin! ¡Estás bien!—Seokjin corrió hasta él, envolviendo su cabeza entre sus brazos y apegándolo a su pecho. Casi se soltaba a llorar, pero pudo retener las lágrimas. No había estado casi la mitad de su vida jugando con la mafia con ese par para romper en llanto por un simple reencuentro.
—Puedes llorar si quieres, Jinnie, sé que me extrañabas.—Kitty rió cuando alzó su cabeza y observó los ojos cristalinos de su mayor.
—No seas tonto.—Seokjin se separó de él, para que Nam también lo envolviera en un corto abrazo.—¿Dónde rayos habías estado? Todo el equipo de Eunwoo y yo te hemos estado buscando. ¿Cómo es posible que no haya podido localizarte?
—Estuve con Agust D.—Seokjin abrió su boca, perplejo, e intercambió miradas con el moreno.
—¿Agust D?—Repitió Namjoon, y Jimin asintió.—¿Y lo mataste?
Jimin bufó.—Por si no se han dado cuenta, estuve cautivo tres días.
—Cuatro.—Lo corrigió Jin, y Jimin lo miró con incredulidad.
—Sea cual sea la cantidad. Fui secuestrado por Agust D, y no, no pude matarlo, a penas he podido huir.
—¿Y cómo lo conseguiste? Tú puedes contra todo, Kitty, ¿Qué ha hecho?—Inquirió Namjoon. La huida, supuso, no había sido fácil. Los días en los que Kitty Gang había estado encerrado no habían sido por placer.
Kitty sonrió, desconcertando a sus mayores.—La estadía en casa de Agust no ha sido tan mala.
—¿Qué quieres decir con eso?—Indagó Seokjin.
—Nada que ustedes deban saber.—Se encogió de hombros, recibiendo las miradas sospechosas de ambos.—¿Por qué no vamos a casa? Ahora solo quiero descansar.
—¡¿Cómo pudiste dejarlo ir?!—El grito hizo a Jungkook bajar la cabeza fingiendo temor, sin saber que en el fondo, se estaba riendo de las desgracias de su tan adorado novio.
V había tenido un arranque de ira después de escuchar la explicación de Jungkook. No le cabía en la cabeza qué tan estúpido pudo haber sido el pelinegro para ser derribado por un hombre que estaba atado, y por si fuera poco, dejar caer una navaja tan cerca del rehén. La excusa había sido demasiado absurda, y Agust D no fue capaz de creérsela del todo. Pero V, por lealtad a su novio, creyó cada una de las palabras de su relato, además de que, la herida abierta en su frente era una muestra de lo que, según él, había sucedido. Tenía el privilegio de no ser castigado por sus descuidos.
Y Agust, detrás de todo el escándalo que se había formado, consideró la posibilidad de que el pelirosa haya escapado por su cuenta, porque a pesar de todo, era bastante ágil, y quizás el único problema, era que no había podido contra Agust D. Ambos eran similares, y el breve enfrentamiento que habían tenido, fue patético, puesto que ninguno era más fuerte que el otro, y el forcejeo no había servido de nada. Mientras que Jungkook, era débil, e ingnuo, no le sorprendía que le hubiesen derribado tan facil.
—¡Vamos! Ve a buscarlo.—Salió del trance en el que había entrado pensando en el pelirosa cuando la firme exigencia de su jefe resonó con fuerza.
Asintió, trotando hasta la puerta trasera para comenzar a buscarlo con la mirada, y el arma sobre sus manos. Avanzó unos cuantos pasos con rapidez, solo encontrándose con dos cadáveres con heridas de un arma blanca.
Y finalmente, suspiró, bajando su arma y apoyándose contra una pared rendido. Dejaría ir al pelirosa, el cual probablemente ya estuviese bastante lejos como para alzcanzarlo, y con suerte, volverían a reencontrarse en otras circunstancias donde no tuviesen que matarse el uno al otro.
Cambió el rumbo, y decidió alejarse por otro camino, después volvería para infomarle a V que se les había escapado. Tampoco es como si quisiera presenciar la escena que se iba a formar por el error que cometió Jungkook.
Y ni se diga lo enojado que iba a verse V cuando J Hope volviera. Por supuesto, sabía que el pelirojo solo había acatado las órdenes de la pareja de su jefe, pero esto traerían muchas consecuencias consigo, por lo que debió pensarselo dos veces antes de dejar a Jungkook, el cual a penas y acaba de cumplir mayoría de edad, y no tiene la más mínima experiencia, solo, con un chico que tiene muchos más conocimientos y agilidad que él.
Sin embargo, estaba agradecido de que el pelirosa no hubiese sufrido ningún daño. A pesar de que aquellos pensamientos debían ser borrados por obvias razones, quería volver tener una última charla con el niño. Fueron muy pocos días, pero le había resultado muy atrayente, y ahora, por desgracia, no había conseguido sacarse de la cabeza esa idea.
—¿Me has seguido?—Se giró hasta ver a J Hope observándole con una ceja elevada.
—¿Qué?... No.—Negó con la cabeza.—Kitty Gang escapó.
J Hope entreabrió su boca para después sonreir y soltar un risita.—Debí imaginármelo. Jungkook, solo, contra un maliante como él, ¿De qué otra forma pudo haber acabado?
—V debe estar furioso, amigo.—La sonrisa del pelirojo se desvaneció antes de llevar su dedo pulgar a si boca y mordisquearlo con nervisismo.
—¿Estamos buscando a Kitty Gang? Hay que hacerlo, tal vez si lo encuentro, no se enoje tanto conmigo, vamos...—Le dió un empujón a Agust, pero este no se movió un centímetro, y J Hope juntó sus cejas.—¿Qué esperas?
—Ya debe haberse ido.—Se encogió de hombros restándole importancia.
—Oh~—J Hope hizo una "o" con sus labios, dibujando una sonrisa traviesa sobre estos.—Entiendo, entiendo. Los encontramos desnudos, así que debo suponer...
—No debes suponer nada.—Gruñó, comenzando a avanzar de vuelta al establecimiento.
—Uhm, claro que si.—Rió, siguiéndolo por un lado.—No hay que avergonzarse por haber caido en las garras de un lindo gatito...
Agust le lanzó una mirada asesina antes aumentar la velocidad de sus pasos y dejarlo atrás. Sabía que J Hope no lo seguiría porque aún no estaba preparado para recibir el tremendo sermón que le esperaba.
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