
39. 𝑪𝒖𝒂𝒏𝒅𝒐 𝒕𝒊𝒆𝒎𝒃𝒍𝒐 𝒔𝒊 𝒎𝒆 𝒎𝒊𝒓𝒂𝒔
📅 SÁBADO 1 DE ABRIL DE 2023
📅 UN MES DESPUÉS
📍GRAN PREMIO DE AUSTRALIA
Lando esperaba una llamada desde hacía varias horas. Llamada que no se producía. Algo que lo estaba desesperando. Decidió que ya no aguantaba más y guardó el teléfono en su mochila para no caer en la tentación de llamar él. Salió de su garaje y después de colocarse las gafas de sol y la gorra, caminó por el paddock sin rumbo fijo. Bueno, si, iba a Ferrari a buscar a su amiga Valeria. Necesitaba hablar con ella y desahogarse.
Bianca llevaba varios días eludiendo sus llamadas. La italiana aún no había asistido a una sola de sus carreras y llevaba sin verla casi dos semanas. Le había pedido que viniera a esta, pues sabía que su padre si que asistiría. Y ella aún no se lo había confirmado. ¿Cómo iba hacerlo si no hablaban? Esto no era una relación, o por lo menos a Lando no le parecía.
Tan absorto iba en sus pensamientos y en todo lo que pensaba preguntarle a su novia, cuando no se dio cuenta de que un torbellino de pelo castaño venía hacia él cual monoplaza descontrolado.
Lando sintió como lo arrollaban y automáticamente, él y una chica, cayeron al suelo al hacer contacto sus dos cuerpos. Aunque el británico no se hizo daño con la caída, bien era cierto que estaba algo incómodo al tener a alguien encima suya, pero, cuando esa persona levantó su cabeza y sus miradas se cruzaron, como que ya no se sentía tan molesto.
- Lo siento, Lando. Estaba huyendo de Valeria y no te vi.
La voz de Thalía DiAngelo, la jefa de Ingenieros de Ferrari y la que mandaba en el garaje de la escudería, penetró en sus oídos, para, más tarde, revolver todo su cuerpo haciéndole que un agradable cosquilleo lo recorriera entero. Ambos se miraron durante unos segundos perdiéndose en la mirada del otro y construyendo un momento único entre ellos.
- ¿Y porqué huías de ella? –le preguntó él con ella aún entre sus brazos.
La pregunta no fue contestada pues una botella de agua cayó desde las alturas siendo vaciado todo su contenido en la pareja que yacía en el suelo. Ambos chillaron al recibir el impacto del líquido, y con mucho esfuerzo, y si, pocas ganas, Thalía se levantó de encima de Lando viendo como la española salía corriendo burlándose de ella.
- Joder, la mia camicia si è bagnata.
El británico miró a la castaña y tragó saliva algo nervioso. Escucharla hablar en italiano era una delicia, y ahora entendía cuando Carlos decía que, cuando Valeria hablaba en su lengua paterna, se ponía como una moto. No era solo el tono tan sensual con el que ella había hablado, es que la voz de Thalía era sumamente sugerente.
- ¿Porqué me miras así, Norris? –le preguntó ella aún sentada a su lado. Estaba tan a gusto en el suelo con el sol dándole en uno de sus costados que no le apetecía nada levantarse.
- Porque me encanta escucharte hablar en italiano.
Las mejillas de la chica subieron de tono adquiriendo uno rosado que al británico le pareció adorable. Thalía era muy guapa, demasiado. Tenía un atractivo innegable, y era una chica muy inteligente. Debía serlo porque llegar a donde había llegado ella no era fácil para cualquiera.
- ¿Me ayudas a levantarme? Ya es bastante ridículo que me haya caído para que encima lo haya hecho delante de tu escudería.
Thalía le tendió la mano al británico y él no se lo pensó. La agarró de ella no sin antes recibir un pequeño calambrazo el cual hizo que la italiana retirara su mano casi a la vez. Ambos rieron por la situación y volvieron a intentarlo de nuevo. Esta vez, Lando, tiró con fuerza de la chica y la ayudó a levantarse.
- Gracias, Lando, y perdona por haberme echado encima tuya -se disculpó ella procediendo a volver al box de Ferrari.
En ese momento, en el cual Lando miraba como ella se iba, su móvil sonó con esa llamada, algo que le importunó porque lo que menos quería ahora mismo, era contestar el teléfono, pero, al ver que era Bianca, su novia, contestó.
- Hola –le dijo Lando llevándoselo a la oreja y retirándose de toda esta zona.
- Hola, Lando, ¿Qué tal todo?
- No vas a venir, ¿verdad?
- No, no voy a ir. Me voy a Los Ángeles a visitar a mis amigos -le respondió ella sin un atisbo de vergüenza.
- ¿Los eliges a ellos antes que a mi? Genial, Bianca. Genial. Que te lo pases de puta madre.
- Si, claro que me lo voy a pasar, porque ya me tienes agobiada, Lando. Es más, creo que deberíamos tomarnos un descanso –le dijo ella pronunciando las palabras malditas que el británico, no sabía porqué, esperaba desde hace tiempo.
- ¿Estas segura?
- Lo estoy –le respondió ella con determinación.
- Pues de acuerdo.
- ¿Y ya está? –le recriminó ella al otro lado de la línea.
- ¡Maldita sea, Bianca! Tú eres la que quieres este descanso, no te voy a rogar si es lo que esperas, así que no actúes como una niña malcriada y asume las consecuencias de tus actos.
- ¡Vete a la mierda, Lando! –le dijo ella cabreada.
- Si, muy bien, lo que tú digas.
Bianca le colgó el teléfono sin siquiera darle tiempo a él a despedirse o a replicar. Le dieron ganas de lanzar el aparato y estrellarlo al suelo, pero, ya se desquitaría de otra manera. En una hora eran la qualy y pensaba darlo todo. Porque estaba enfadado y cuando lo estaba, era una bestia parda en el asfalto.
📅 MÁS TARDE
Necesitaba hablar con alguien de como se sentía. Desahogarse y que le dijeran que lo que él hacía y sus decisiones estaban bien o no. Los chicos estaban en la habitación de Charlie jugando a la consola. Sabía que Valeria estaba sola, así que llamó a su puerta. A los pocos segundos su rubia favorita, apareció detrás de ella.
- Ei, hola, cariño, creí que estabas con los chicos –le dijo ella abriendo su puerta.
- No me apetecía mucho, ¿podemos hablar?
En cuanto Lando terminó de pronunciar esas palabras, su mirada se clavó en la castaña de pelo largo recostada en la cama de su amiga. Ambos se miraron lo que pareció una eternidad, siendo solo unos segundos los que tardaron en darse un repaso el uno al otro.
- Perdona, Val, creí que estabas sola –se disculpó Lando dándose la vuelta para marcharse.
- No te preocupes, yo ya me iba –dijo Thalía levantándose de la cama.
- No, Thalía por favor, no te vayas –le dijo viendo como ella se calzaba sus zapatillas.
- Lando, no te preocupes –le dijo ella acercándose a él. Puso una de sus manos en su hombro y le sonrió- por tu cara necesitas hablar con tu amiga. Mañana nos vemos Valeria.
- Hasta mañana.
Lando no perdió un detalle de como la italiana abandonaba la habitación. Para Valeria también fue muy obvio la forma que su amigo miraba a su compañera y también amiga. Aguantó una sonrisa dándose la vuelta para ir a una de las mesas de la habitación. Cogió una bolsa de patatas onduladas e hizo sentarse a Lando en la cama ofreciéndole el aperitivo.
- ¿Qué te pasa, gordi? –le preguntó ella cariñosamente.
- Bianca no va a venir a la carrera. Se va a Los Ángeles y me ha pedido que nos tomemos un descanso –la patata que Valeria iba a llevar a su boca se quedó en intento. Chasqueó su lengua y por dentro maldijo varias veces en italiano. Lo que esta chica estaba haciendo con su amigo no era normal. Ahora si, y ahora no, según ella quería.
- ¿Y tú como estás?
- Cansado –le respondió él probando por fin las patatas- desilusionado, algo celoso pues pienso que lo que quiere es ponerme los cuernos.
- ¡No pienses eso Lando! La tía que quiera ponerte los cuernos es porque es gilipollas.
- Pues entonces Bianca lo es.
El británico se dejó caer en la cama y se llevó las dos manos a ella resoplando pausadamente. Sintió un peso en el colchón y se giró para ver a Valeria como le ofrecía una almohada donde reposar ambos su cabeza.
- ¿Quieres que te diga la verdad, Lando?
- Si, por favor, necesito una opinión sincera para que no me siga calentando la cabeza.
- No te mereces que Bianca te tenga así. Esto no es tener una relación cariño. Carlos y yo hemos pasado por mucho, pero, cuando llegó el momento de la verdad, ese en el que casi nos perdimos, supimos luchar por nosotros. Y ella parece que no quiere hacerlo.
- Lo sé, Val. Es lo que mi cabeza me repite una y otra vez. Pero la quiero, joder. Estoy muy enamorado de ella, y quiero pensar que éste descanso es para que se aclare y se dé cuenta de lo que está perdiendo.
- Y si no lo hace, no pasa nada –la mano de Valeria acarició muy lentamente la mejilla de su amiga sonriéndole con mucha dulzura- ella no es consciente de lo que se pierde, y seguro que por ahí hay una chica que si que lo es.
La charla de los dos amigos duró casi una hora. Lando se despidió de Valeria con un beso en la mejilla y salió de su habitación mucho más tranquilo. Ella tenía razón. No podía dejar que Bianca fuera la que tomara las decisiones sobre su relación cada vez que le convenía. Ya era hora de poner las cartas sobre la mesa y que ella fuera consciente de lo que se estaba perdiendo.
Iba hacia el ascensor para poder subir a su planta, cuando el ruido de unos golpes le llamó la atención. Ladeó su cabeza y al fondo del pasillo vio a Thalía dándole puñetazos a una de las máquinas de snack. Sonrió al verla tan cabreada y decidió ir a ver si podía echarle una mano.
La italiana resoplaba ostensiblemente y podía escucharla murmurar maldiciones en su idioma, las mismas que usaban Diana y Valeria cuando estaban cabreadas.
- ¿Te ayudo? –le preguntó Lando esbozando una pequeña sonrisa. Thalía, al verlo, le devolvió esa sonrisa con amabilidad.
- Esta máquina me odia, Lando. Se ha tragado mis monedas y no me da mi chocolate –le contestó ella apartándose un mechón de su pelo de la cara.
- A veces es más maña que fuerza, Thalía.
- Soy Ingeniera por si se te ha olvidado, y para mi siempre es la maña –le dijo ella riéndose.
- Hablo de otra cosa.
Lando se quedó mirándola fijamente y se acercó a ella poco a poco robándole la respiración a la italiana. Levantó su mano derecha muy despacio y la llevó a su pelo, donde, le quitó una de las horquillas que lo sujetaba, todo, ante la atenta mirada de la chica.
Se dio la vuelta para encarar la máquina y trasteó la cerradura con la horquilla consiguiendo a los pocos segundos, que la vitrina de cristal se abriera, invitando a Thalía a coger su chocolate.
- No quiero saber donde aprendiste a hacer eso –le dijo Thalía sorprendida de las habilidades del británico. Fue hacia la máquina, cogió su chocolate y cerró la puerta a continuación.
- En mi defensa te diré que me enseñó uno de los compañeros de equipo que tuve, y no te diré quien.
- Mejor no saberlo entonces. ¿Quieres? –le preguntó ella ofreciéndole el chocolate.
- Estoy lleno. Me he comido una bolsa de patatas a medias con Valeria –le dijo él rehusando el dulce.
- ¿Estás mejor? De lo que sea que te pasaba cuando has llegado
- Algo, pero hablar con una amiga siempre sienta bien –le confesó él mirándola fijamente. Thalía era bastante guapa y su sonrisa era lo que más le llamaba la atención, sobre todo cuando esos labios tan gruesos se curvaban esbozándola.
- Eso es cierto. Lo importante es que lo que sea que te pase, se solucione lo antes posible.
Thalía le sonrió a Lando de nuevo y él ya no fue capaz de contestarle. Ambos permanecieron en silencio unos segundos. Sin saber que hacer o que decir. Hasta que el ruido de puertas abriéndose y cerrándose les hizo comprender que había que despedirse.
- Espero que duermas bien, Lando y suerte para mañana –le dijo ella antes de darse la vuelta para volver a su habitación.
- ¿La jefa de Ingenieros de Ferrari le desea suerte a otro piloto? Si que te caigo bien entonces.
- Cierto –le confesó ella con una burlona sonrisa- pero te quiero viéndoles el culo a mis niños. Buenas noches, Lando.
- Buenas noches, Thalía, y hasta mañana.
Y si, Lando no lo pudo evitar, sus intenciones no eran ir detrás de Ferrari en la carrera de mañana, pero, el culo de Thalía si que miró antes de que ella desapareciera por el pasillo. Rió al volver a su propia habitación porque durante unos buenos minutos, se había olvidado hasta de que Bianca existía.
*** Tenia que escribir de Lando para que sepáis que está pasando o que va a pasar, pero os aviso que en los próximos capítulos habrá sorpresas y nada será lo que parece. Atentos pues.
Y bueno, ¿creéis que Lando tendrá una historia? ***
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