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33. 𝒀 𝒒𝒖𝒆 𝒏𝒐 𝒕𝒆 𝒗𝒂𝒚𝒂𝒔 𝒅𝒆 𝒎𝒊 𝒍𝒂𝒅𝒐

📅 MIÉRCOLES 16 DE NOVIEMBRE DE 2022

📅 DÍAS DESPUÉS
📍MARANELLO

Estoy frente a la puerta de Darcy. Ni ella me espera ni yo pensaba en venir. Ayer me enteré que Valeria se fue corriendo a Torre del Marqués porque a su abuelo lo han ingresado en el hospital. Y la cosa no pinta nada bien. Por eso mis decisiones se han precipitado.

Este fin de semana acaba por fin el campeonato de Fórmula Uno. Un par de días después, Darcy, Charlie y yo estamos citados en una clínica de Mónaco para hacernos la prueba de ADN. Y antes de que lo hagamos, tengo que hablar con ella. Tengo un ahogo en mi pecho bastante grande y me duele hasta el estómago de los nervios.

Cuando por fin me calmo, llamo al timbre de su piso. Lenna me ha dado su dirección. Ahora mismo mi corazón va más deprisa que mi monoplaza. Lo sé porque nunca me ha latido así de fuerte.

La puerta se abre a los pocos segundos y ahora si que siento que me voy a desmayar. Ella está frente a mi. Su pelo pelirrojo está recogido en una trenza de medio lado y sus mejillas están muy sonrosadas. Está tan bonita que me duele todo de tenerla tan cerca de mi.

- Max, ¿qué haces aquí? ¿ha pasado algo? -me pregunta ella mirándome bastante sorprendida.

Desvio mi mirada a su vientre y siento que el corazón me va a explotar en el pecho. Puede que ahí esté mi bebé. Puede que sea mío. Que la única oportunidad que tenga de ser feliz con ella, esté delante de mi. Como siempre había estado. Lo que pasa es que he sido un idiota por no darme cuenta antes. Por no admitir que Darcy era esa persona que me salvaría de mi miserable y vacía vida. Por haber sido tan egoísta y pretender que ella se doblegara a mis caprichos. Que equivocado estaba.

- No, no pasa nada. Bueno si, que tenía ganas de verte y hablar contigo.

Darcy se hace a un lado mirándome algo perpleja. Entro en la casa cerrando la puerta y la sigo hasta el comedor. Me gusta su piso. Es pequeño pero muy acogedor. Tienes su toque por cada rincón. Algo que le falta al mío. No, joder, lo que le falta a mi casa y a mi vida es ella.

Me llevo las manos al pelo y la veo como retuerce sus dedos algo nerviosa.

- ¿Qué tal te encuentras? -le preguntó mirando de nuevo su vientre. Desde que estoy aquí no he podido apartar mi mirada de él.

- Bien. Al parecer las náuseas ya han remitido, pero, la ropa está empezando a no servirme, mira, no me puedo cerrar el pantalón -Darcy se señala el cuerpo emitiendo una pequeña carcajada que me hace sonreír. El botón de arriba apenas puede abrocharlo.

- Tendrás que comprarte ropa entonces.

- Pensaba ir esta tarde. Ha medida que vayan pasando los meses, no me va a servir la mitad de mi vestuario.

- Si quieres puedo acompañarte. Aunque ya sabes que odio las compras...

- Bueno, pero puedes venir y me sujetas las bolsas.

Darcy se ríe y yo hago lo mismo. Me pregunta por mi hermana y por la pequeña Jane. Le enseño algunas fotos de ella y le digo que estoy deseando que llegue Navidad, porque le he comprado muchos regalos. Es mi primera sobrina y todo lo concerniente a ella me ilusiona. Dejo de hablar y contemplo a Darcy unos segundos. Dejo escapar el suspiro que contenía en mi garganta y esbozo una pequeña sonrisa mirándola.

- ¿Tú crees en el destino, Darcy? -ya no puedo aguantar más. Yo he venido aquí con un propósito y es lo que voy a hacer.

- Pues... no sé. Supongo que si -dice ella encogiendo sus hombros.

- Yo no creía en el. Siempre he pensado que cada uno forja su vida y es dueño de sus decisiones... hasta que te conocí. Hasta que tú entraste en mi vida y la cambiaste por completo. Cada día estoy más convencido que mi destino eres tú Darcy .-le confieso por fin aliviado. Aunque esto es solo el principio de todo lo que quiero decirle. Hoy he venido a desnudarle mi alma y a entregarle mi corazón.

Me acerco a ella despacio, poniendo mis manos en su cintura. Está temblando. Se lo noto porque su cuerpo sufre de pequeños espasmos. Le sonrío de nuevo para intentar tranquilizarla y nuestras miradas se encuentran.

- Si la prueba de ADN dice que yo no soy el padre y es Charles... aun así, me gustaría formar parte de la vida del bebé y de la tuya, Darcy. Pero más en serio.

Un pequeño jadeo salió de los labios de la irlandesa. Incluso veo como sus ojos se tornan algo brillantes y las lágrimas quieren pugnar por salir.

- ¿Qué quieres decir, Max? –me dice ella con timidez.

- Qué ya está bien de jugar a escondernos el uno del otro. Quiero estar contigo. Quiero que seas mi pareja oficialmente, y que todo el mundo lo sepa. Joder Darcy, que te quiero. Y lo único que deseo es estar a tu lado. ¿Crees que podrías dejar que lo hiciera? ¿Crees que podrías quererme de nuevo?

Darcy se muerde los labios mirándome. Un largo suspiro sale de su garganta a la vez que sus manos se deslizan hasta posarse en mi cuello.

- Yo nunca dejé de quererte, Max. Aún cuando las cosas entre nosotros estaban tan mal, nunca dejé de hacerlo.

- ¿Y entonces? –le pregunto conteniendo esta vez, yo, el aliento.

- Que si que te quiero en mi vida, Max. Te necesito conmigo. Te quiero, y esta vez no puedo irme de tu lado ni que tú te vayas.

Dejo salir el aire que contenía mis pulmones y ataco su boca sin dejarla hablar más. Estoy ansioso y necesitado de ella, de sus labios, de su cuerpo, de todo. La amo. Más que a nada en la vida. Nuestras lenguas se enredan enloquecidas y beso cada centímetro de su boca hasta que ambos nos quedamos sin aliento. Me separo de ella y pongo mis manos a ambos lados de sus mejillas.

- Te quiero –le repito una y otra vez ganándome una maravillosa sonrisa por su parte.

- Y yo a ti, Max.

Esta vez la abrazo y la dejo ir contra mi pecho sintiendo que si, que ahora si que puede ser lo nuestro. Porque a pesar de que Charlie sea el padre, estaré con ella, pase lo que pase. A su lado, como siempre tuvo que ser.

- Darcy. No quiero que te vayas más de mi lado.

- No lo haré, Max.

- ¿Te vendrás a Mónaco conmigo hasta que empiece la próxima temporada? -Darcy se separa de mi pecho mirándome sorprendida- sé que a lo mejor te parece que voy rápido pero...

- Si –me contesta ella sin darme tiempo a convencerla.

- ¿Si? ¿en serio?

- En serio, Verstappen. Llevo más de un año sin ti y no quiero estar más tiempo lejos de tus brazos. Ya pensaremos después lo que hacemos.

- Vale si, lo que tú digas, charme –sinceramente, por mi como si me pide la luna, se lo voy a dar todo.

- Genial, porque tengo mucha hambre, Max. Iba a prepararme unos macarrones con queso, pero, no tengo ganas ni de moverme.

- Pues no te muevas. Pedimos comida a domicilio y te tumbas en el sofá mientras yo te doy mimitos.

- Me gustan tus planes, Max –Darcy roza mis labios con los suyos y vuelve a poner su cabeza en mi pecho.

- Y a mi me gustas tú.

🕰️ MÁS TARDE

Estoy terminando de recoger la mesa mientras Darcy está en el baño. No puedo evitar sonreír y hasta sentirme aliviado de que por fin, he podido decirle que la quiero. Y si, de estar con ella. Con lo que la he echado de menos.

- Max.

Giro mi cabeza en dirección a donde proviene su voz. Darcy está apoyada en el marco de la puerta mirándome con intensidad. Alza una de sus manos en mi dirección y se muerde los labios sin apartar la mirada.

- Ven.

No hace falta que me lo diga dos veces. Dejo todo lo que estoy haciendo y voy hacia ella agarrándome a esa mano. La pelirroja me lleva a través del pequeño pasillo hasta una de las puertas, la cual abre pasando por ella siendo seguido por mi. Es su dormitorio.

Darcy se pone delante de mi. Nuestras miradas están fijas la una en la otra, no queriendo ninguno romper ese contacto. Pone sus manos justo encima de mi pecho. Se muerde un poquito los labios y una de ellas se va deslizando hasta agarrar el borde mi jersey. Tira de él y me lo quita despacio acariciando mis brazos. La piel se me pone de gallina al sentir el roce de sus dedos. Acerca su boca y me besa el pecho para pasar su lengua por mi abdomen hasta deslizarse por mi estómago.

- Hoy no tenemos prisa, Max. Ni tenemos porqué estar en silencio –me dice mientras desabrocha el botón de mis pantalones bajándolos hasta mis rodillas. Los fuertes latidos de mi corazón golpean en mi pecho uno tras otro. Imposibilitándome incluso el poder respirar con normalidad. 

- Es que no pienso callarme, Darcy. Ni quiero que tú lo hagas. Voy a gritar tanto que te quiero, que se van a enterar Valeria y Carlos en su casa.

Darcy suelta una pequeña carcajada que a mi me parece el sonido más bonito del mundo. Se quita sus pantalones con parsimonia, no dejando que se los quite yo. Estos caen al suelo. Su camisa sigue el mismo camino. No puedo evitar bajar mi mirada de nuevo hasta su vientre y rezar en silencio para que ese bebé que está ahí, sea mío.

La pelirroja lleva su mano hasta acariciarme el pene por encima de los calzoncillos. Un gruñido sale de mi garganta al sentir como sus dedos abarcan toda mi longitud y como aprieta haciendo que aún me ponga más duro. 

Agarro a Darcy del cuello y hundo mi lengua en su boca. Ella se agarra a mi cintura tirando de mi para que pueda profundizar más el beso. Sus labios se mueven al mismo ritmo que los míos y su lengua me los humedece.

Me separo de Darcy y termino de quitarme los pantalones mientras ella se deshace también de su ropa interior. Verla desnuda despierta en mi multitud de sensaciones. La primera, lo mucho que la amo y las segunda, las ganas que tengo de demostrárselo.

- Túmbate preciosa –le digo llevándola de la mano hacia el centro de la cama.

Ella lo hace regalándome una sonrisa cargada de deseo que no hace sino excitarme aún más. Beso su cuello centímetro a centímetro hasta que mi boca se desliza por su escote. Una de mis manos abarca uno de sus pechos y tiro de su pezón arrancándole un gemido de placer que la hace arquear todo su cuerpo. Me pongo entre sus piernas y bajo mi boca para besar esos pechos que tan loco me están volviendo. Meto uno de sus pezones en mi boca y le doy lametones hasta sentirlo duro.

- Las tienes más grandes, amor –le digo apartando mi boca de su pezón- están preciosas, bueno, es que tú eres preciosa.

Darcy se muerde uno de sus labios y tira de mi pelo hasta hacer que nuestras bocas vuelvan a unirse. La beso con ansía, desesperado por estar dentro de ella y amarla con todas mis ganas. Sin apartar mi mirada de la suya, voy entrando lentamente, primero la punta pero como está tan resbaladiza y tan caliente, entro en ella hasta llenarla completamente.

- Oh, Max. Joder lo que te he echado de menos –me dice Darcy besando mi cuello.

Darcy levanta un poco sus caderas lo que me facilita el penetrarla con más profundidad. Empiezo a moverme lentamente. Quiero que esto dure. Porque necesito estar con ella y demostrarle con mis besos, mis caricias y con mi cuerpo lo mucho que la quiero. Mi pelirroja alza sus piernas y sus manos se posan en mi culo. Me lo aprieta a la vez que sus dientes arañan la piel desnuda de mi hombro haciendo que pierda la poca cordura que tengo.

- ¿Quieres correrte ya, charme? –le pregunto con una sonrisa de satisfacción.

- Si...si...

- Pero bueno, ¡que poquito has aguantado!

Suelto una carcajada y acelero mis embestidas un poco. Sé que quiere hacerlo. Correrse. Me sé de memoria sus reacciones y su cuerpo. La conozco. Porque de ella me he aprendido todo. Siento como sus paredes me aprietan, como está más húmeda. Se agarra más a mí y de nuevo clava sus dientes en mi cuello. Sus piernas me abrazan moviéndose al mis compás de mis caderas. Ahora la siento más profundo. Bajo mis manos hasta su culo y se lo levanto un poco más. No dejo de embestirla cada vez más dentro de ella. Siento sus uñas como se clavan en mi piel. Salgo de ella casi por completo para volver a enterrarme profundamente.

- ¡No puedo más, Max!

- Darcy –la llamo para que me mire porque necesito que lo haga- te quiero.

Mi pelirroja se muerde los labios y entierra su cara en mi cuello besándolo con ardor.

- Te quiero, Max.

Siento como ella se abandona al orgasmo jadeando mi nombre varias veces. Acelero las embestidas provocándola en círculos. Alzo mis ojos para mirarla y es cuando me pierdo. Porque ella se está corriendo con sus ojos abiertos mirándome a mi. Con sus mejillas sonrosadas y con la sonrisa más bonita que he visto en toda mi vida. Y si, yo también me dejo llevar y me abandono al placer que ella me ha dado. Echo mi cabeza hacia atrás gruñendo su nombre. Sintiendo como la lleno por completo y como ella es ahora mismo, ese paraíso que jamás debí abandonar.

Rendido y saciado, salgo de ella y me coloco a su lado abrazándola. Puedo sentir los acelerados latidos de su corazón y como intenta recuperar la respiración. Los dedos de Darcy acarician mi brazo muy lentamente a la vez que me abraza con fuerza.

- No dejes nunca de quererme, Max –me dice ella con voz suplicante.

- Jamás podría dejar de hacerlo cuando eres la única que va a ocupar mi corazón por completo, ahora y siempre.

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