Era una tarde lluviosa cuando Taehyung llegó al despacho de Jungkook. Asegurándose de que nadie lo siguiera, tocó suavemente la puerta y esperó. Un "adelante" apenas audible le permitió entrar, y al hacerlo, encontró a Jungkook inclinado sobre un montón de papeles, sus gafas descansando en la punta de su nariz y una taza de café al lado de su ordenador.

— Llegas puntual, como siempre, joven Kim. — Jungkook alzó la vista, sus labios formando una sonrisa que Taehyung había llegado a apreciar más que cualquier otra cosa.

— ¿Esperabas que no lo hiciera? — respondió Taehyung, cerrando la puerta tras de sí y apoyándose contra ella. — Últimamente parece que no puedo evitar encontrar excusas para venir a verte.

— Eso es peligroso. — Jungkook dejó su pluma sobre el escritorio y se quitó las gafas, masajeando el puente de su nariz. — Hemos hablado de la discreción, ¿recuerdas?

Taehyung caminó hacia él con pasos lentos, cada uno calculado, como si la oficina fuera un escenario donde solo ellos dos existieran. Después de su encuentro sexual habían tenido algunos otros, sin embargo, Jungkook, después de varios encuentros, empezó a advertirle que aquello que hacían era peligroso, empezó a pensar con la cabeza, como haría él y a Taehyung no le gustaba la idea de estar siempre pendiente de que nadie le viese entrar casi cada día al despacho de Jeon. Al igual que nadie les pillara besándose a escondidas al finalizar sus clases. 

— Claro que lo recuerdo, pero parece que te preocupas más de lo que deberías. Nadie sospecha nada.

Jungkook se levantó, cruzando los brazos mientras lo miraba con una mezcla de reproche y diversión.

— Que nadie sospeche ahora no significa que nunca lo hagan. Este lugar tiene ojos en todas partes, Taehyung.

El menor se detuvo frente a él, inclinando ligeramente la cabeza para mirarlo directamente a los ojos.

— ¿Y qué sugieres? ¿Que deje de venir?

— Por supuesto que no. — La respuesta de Jungkook fue inmediata, más honesta de lo que planeaba. — Lo que sugiero es que seas más cuidadoso. Esto es un riesgo para ambos.

Taehyung esbozó una sonrisa, esa que siempre desarmaba a Jungkook.

— No tienes por qué preocuparte. Soy bueno en guardar secretos.

Jungkook soltó un suspiro, acercándose un paso más hacia Taehyung hasta que sus rostros quedaron peligrosamente cerca.

— Eso espero... porque si nos descubren, no solo será un problema para mí.

La tensión en el aire era palpable, pero antes de que alguno pudiera moverse, un sonido de pasos resonó fuera de la oficina. Ambos se congelaron, mirando hacia la puerta cerrada.

— ¿Esperas a alguien? — susurró Taehyung, su tono bajo pero con un rastro de diversión.

— No. — Jungkook se giró rápidamente hacia su escritorio, fingiendo trabajar mientras señalaba con la cabeza hacia un pequeño rincón cerca de la ventana. — Escóndete ahí, ahora.

Taehyung obedeció de mala gana, ocultándose justo a tiempo cuando alguien llamó a la puerta.

— ¿Sí? — Jungkook intentó sonar casual, aunque su tono era ligeramente más tenso.

La puerta se abrió, revelando al profesor Choi, quien entró con una carpeta bajo el brazo y una ceja levantada.

— ¿Te interrumpo, hijo?

— No, para nada. — Jungkook se enderezó en su silla, intentando parecer relajado.

Choi lo miró por un momento antes de soltar un suspiro y dejar la carpeta sobre el escritorio.

— Necesito que revises esto antes de que lo pasemos al director. Son las modificaciones finales para los exámenes.

— Claro, lo revisaré ahora mismo. — Jungkook tomó la carpeta, agradecido de que Choi no hiciera preguntas adicionales.

Sin embargo, justo cuando parecía que todo había terminado, el profesor frunció el ceño y miró alrededor de la oficina.

— ¿Estabas hablando con alguien?

Jungkook mantuvo la calma, aunque su corazón latía con fuerza.

— No, solo estaba pensando en voz alta. Estos días estoy tan agotado que parece que hasta me hablo a mí mismo.

El mayor rió ligeramente, asintiendo.

— Bueno, no te culpo. Este semestre ha sido una locura. Solo asegúrate de descansar, hijo. — Le dio una última mirada antes de dirigirse a la puerta. — Nos vemos mañana.

Cuando la puerta finalmente se cerró, Taehyung salió de su escondite, visiblemente divertido.

— ¿Pensando en voz alta?

Jungkook se pasó una mano por el cabello, dejándolo algo desordenado mientras lo miraba con una mezcla de irritación y alivio.

— Demasiado cerca. Por eso te digo que debemos ser más cuidadosos.

Taehyung caminó hacia él, deteniéndose frente a la silla del mayor.

— Prometo que seré más cuidadoso. Pero, Jungkook... — se inclinó hacia él, apoyando sus manos en los reposabrazos de la silla — ...tú también necesitas relajarte un poco.

Jungkook lo miró, incapaz de resistirse a esa sonrisa provocativa que solo Taehyung podía ofrecerle.

— Relajarme contigo es justamente lo que podría causarme problemas.

— ¿Y desde cuándo eso te ha detenido? — Taehyung inclinó su rostro aún más cerca, sus labios rozando los de Jungkook por un breve instante antes de que este lo apartara suavemente.

— Basta, Taehyung. Esto es una locura.

El menor se enderezó, cruzando los brazos mientras lo miraba con desafío.

— Una locura que ambos estamos dispuestos a seguir.

Jungkook suspiró, derrotado por completo, por la honestidad de esas palabras. Sabía que tenía razón. Lo que estaban haciendo era peligroso, pero también era imposible detenerlo.

— Bien. — Finalmente se levantó, mirándolo directamente. — Pero si seguimos con esto, tiene que ser bajo nuestras reglas. Nada de riesgos innecesarios, nada de exponer lo que tenemos.

Taehyung sonrió triunfante, asintiendo con entusiasmo.

— Lo que tú digas, Jungkook.

Y de esta manera, con un acuerdo y una chispa que ninguno de los dos podía ignorar, prosiguieron con su relación, desafiando las normas y explorando un mundo lleno de secretos, emociones intensas, placer y sobre todo amor que iría surgiendo poco a poco.