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Las teclas del ordenador de sobremesa era el único sonido que podía escucharse en la habitación de Kim Taehyung, aquel chico de pelo castaño, que redactaba uno de esos trabajos que tenía que entregar al día siguiente para el profesor Jeon Jungkook.

No estaba especialmente interesado en los temas sobre los que tenía que escribir, eran temas que escuchaba continuamente hablar a sus profesores, debido a que todos estaban relacionados con la historia del arte. Él mismo había entrado a esa carrera por pasión, pero después de unos años en aquella carrera, se había dado cuenta de que le apasionaba menos de lo que creía.

Siempre había sido bueno en todo en el colegio, deportes, matemáticas, idiomas, artes y todo lo que se le pudiera ocurrir. Así que fácilmente podría haber entrado a una carrera de ciencias, como podía ser Medicina, algo que su familia hubiera deseado. Sin embargo, Taehyung decidió optar por Historia del Arte, algo que empezó con emoción y algo que ahora no le gustaba en absoluto, pero que no dejaría la carrera porque estaba a un año de terminarla.

Una vez acabó aquel dichoso trabajo —según su opinión—, lo envió a imprimir a su impresora y lo grapó, para guardarlo en aquella mochila que llevaba, probablemente, desde la secundaria.

Miró la portada una última vez para comprobar que todos los datos estuvieran bien.

— Profesor Jeon Jungkook... — Murmuró y a su vez le vino a la cabeza el rostro de aquel hombre el cual tenía mucha pasión por su trabajo como profesor.

Le daba coraje ver a Jeon explicar con emoción en su rostro, con pasión por lo que hacía. Le daba rabia ver como había gente que lograba tener pasión por lo que adoraba y él no poder conseguirlo.

Recordaba a la perfección el día que llegó a la universidad. Cuando fue a su primera clase, que fue con su tutor de tesis, el mismísimo Jeon Jungkook. Taehyung estaba entusiasmado, escuchándolo y asombrándose con lo carismático que era aquel profesor. Las palabras con las que se explicaba lo hipnotizaron por completo. Aquella mirada llena de brillo, los gestos de sus manos, la sonrisa que traía en el rostro mientras hablaba, todas las cosas de aquel hombre lo flecharon desde el primer día que lo vio.

Los alumnos de aquella aula se acercaron al profesor después de la clase, excepto Kim, el cual solo observó a los universitarios hablar alegremente con aquel docente sorprendentemente joven para ser profesor de universidad.

Desgraciadamente, se llevó una decepción al ver que no todos los maestros de aquel lugar eran tan apasionados por lo que hacían, pero durante su primer año de carrera, las clases de Jeon Jungkook lo animaban a seguir, estando seguro de que él llegaría a ser como su profesor algún día. Sin embargo, aquello jamás fue, ni sería así, debido a que durante su segundo año, los docentes consiguieron que la historia del arte se volviera aburrida y a demás, ver a aquel profesor del que creía estar enamorado "coqueteando" con sus alumnas, hicieron que perdiera las ganas de seguir allí por completo.

Dejó de prestar atención a las clases por gusto, empezó a hacer los trabajos por hacer y perdió las ganas de seguir estudiando.

Al inicio de su tercer año, la gran mayoría de sus compañeros empezaron a pensar en qué hacer con su tesis, a reunirse con sus tutores, sin embargo, Taehyung no sabía qué hacer, de qué hablar y tampoco tenía ganas de explicarle lo frustrado que se sentía a su tutor por no encontrar ni la pasión, ni el tema.

Estaban a menos de un semestre de acabar el año y ni siquiera tenía escogido el tema, algo que le frustraba por completo.

— Taehyung, ¿me escuchas? — Preguntó su compañero de habitación desde la puerta.

Salió de sus pensamientos, no sabía cuanto tiempo había estado mirando la portada de su trabajo, pero no debería haber sido poco.

— Sí, lo siento mucho, estaba pensando, en los trabajos y esas cosas.

— No te preocupes. — Se acercó para darle unas palmaditas en la espalda. — Vayamos a cenar, es hora... — Su compañero rodeó su brazo por sus hombros y caminaron hacia el lugar donde comían y cenaban todos los estudiantes que se hospedaban en las residencias universitarias.

Kim Namjoon era el compañero de habitación de Taehyung, era un alumno de último año en ingeniería naval, el cual siempre fue muy amable con él.

— Deberías salir un poco, ya sabes, salir de tu ordenador y los trabajos de tus profesores, pareces agotado de la universidad.

— No lo estoy... Tampoco es que me guste salir.

— Este año me gradúo, te conozco desde hace casi tres años y aún no hemos salido juntos, ni siquiera te he visto tomando una cerveza.

— Odio el alcohol, créeme.

— ¡Eso es porque aún no le has pillado el gustillo! Déjame llevarte con unos amigos a tomar algo, estoy seguro de que te lo pasarás bien.

— Ya sabes que me cuesta hablar con nuevas personas.

— Con un par de cervezas la vergüenza se te va. Estás a casi un año de graduarte y tienes que disfrutar.

Suspiró pesadamente, asintiendo solo para que Namjoon lo dejase en paz y esperando a que se le olvidase el tema.

Las semanas pasaron, un día de clase, su profesor le entregó el trabajo realizado, esperando como siempre su nota perfecta, sin embargo, vio algo que no esperaba, un 95/100.

¿Qué demonios?

Comprobó el trabajo, viendo que estaba perfectamente, todo en su orden y como solía hacer. Al final de la clase se atrevió a ir a hablar con su profesor, debido a que estaba enfadado por esa calificación; sin embargo, no obtuvo ninguna respuesta y lo dejó ahí plantado, diciéndole que al día siguiente fuera a verlo.

— ¿Pero quién se cree? No puedo ir detrás de él, es su culpa que haya hecho mal la maldita corrección. — Pronunció en voz alta, frustrado.

Cuando llegó a su habitación, su compañero estaba alistándose para salir y al ver a Taehyung enfadado, decidió invitarle a salir con él, ya que no se le olvidó el tema de salir a tomar algo. Aceptó después de ser insistido por una hora.

Conoció a varios chicos y chicas de más o menos su edad, todos estudiaban cosas distintas, cosa que le sorprendió. Probó la cerveza por primera vez en mucho tiempo, pero como le dijo su amigo, acabó pillándole el gustillo y se abrió un poco más.

Aquella noche hizo migas con un universitario llamado Kim Mingyu, el cual le hizo reír y olvidarse de todo por un rato, e incluso lo invitó a salir algún día.

La mañana siguiente despertó más contento de lo normal, incluso se arregló a diferencia de prácticamente cada día. Aunque el trabajo con un 95 de calificación le hizo recordar que debía hablar con su profesor y fue rápidamente a la facultad.

Cuando entró a aquel despacho lo observó detenidamente, era muy distinto a lo que pensaba. Se sentó frente a su profesor, el cual miraba su ordenador con una expresión dura. Observó las manos del mayor, sus dedos grandes y largos teclear. Aquel silencio lo ponía nervioso, más estar a solas con el profesor del que siempre había estaba flechado. Sabía que tampoco tendría oportunidad con su profesor, primeramente por la relación que tenían, porque probablemente le sacaría más de 10 años de edad y por último, estaba seguro de que es heterosexual.

...

— Qué bobo eres, Mingyu. — Pronunció mientras se sonrojaba por una broma algo subida de tono que acababa de hacerle el chico.

Estaba apoyado sobre la taquilla, con aquel chico que aquellas últimas semanas le había dado unas aventuras increíbles, tanto sexualmente como de otras maneras.

— ¿Qué dices? Es arriesgado, pero puede ser divertido.

Rio y lo besó, aferrándose a la espalda del chico.

— Es peligroso, alguien podría pillarnos.

— No debes preocuparte por eso. — Besó su cuello, provocando un jadeo.

— Mejor vayamos a tu habitación.

Un carraspeo resonó, asustándolos a ambos. Era su profesor, acababa de pillarlos y estaba muy avergonzado, más con la idea de que supiera que es homosexual, debido a que no solía estar bien visto.

— No deberían hacer estas cosas en los pasillos si no quieren que los descubran, jóvenes. — Pronunció el pelinegro seriamente.

— Lo sentimos mucho, profesor. — Respondió Mingyu rápidamente.

El hombre solo asintió y salió del pasillo.

— Te he dicho que era peligroso. — Le dio un pequeño golpe, despegándose.

— No sabía que habría algún profesor a esta hora, a demás, no lo conozco.

— ¡Es mi maldito tutor de la tesis idiota! — Contestó enfadado mientras salía de aquel lugar con la cabeza llena de pensamientos intrusivos.

¿Y si su profesor no lo veía de la misma manera por ser homosexual? ¿Y si le bajaba las calificaciones porque es homófobo? Eran ideas alocadas y que no había ni un 1% de probabilidades de que pasaran, pero que no paraban de comerle la cabeza.

Impulsivamente, decidió ir a hablar con el hombre con el que probablemente debería tratar mucho al año siguiente por el tema de la tesis.

— ¡Profesor Jeon! — Gritó, llamando su atención antes de que llegara al vehículo.

Cuando llegó a él, apoyó sus manos sobre sus rodillas, cansado, miró hacia arriba, encontrándose la mirada de su profesor y se puso rojo al instante.

— ¿Qué sucede joven?

— Lo siento por lo que ha visto antes...

— ¿Por qué se disculpa? Son cosas que a mí no me incumben.

— No quiero que me vea de otra manera... — Suspiró. — Por favor, agradecería si no le dice a nadie sobre... mis gustos.

— No se preocupe, le entiendo. — Abrió la puerta del coche. — Viví el mismo miedo de que lo supieran en mi época universitaria. Tampoco soy quién para ir contando los cotilleos de mis alumnos.

Frunció el ceño, confundido.

— ¿A qué se refiere con que lo viviste? — Soltó sin pensar. — Lo siento, no debí preguntar.

— Me refiero a que viví con el miedo de que la gente supiera sobre mi orientación sexual.

— ¿Qué? — Murmuró sorprendido.

— Ya lo sabe... Guárdeme el secreto y yo también lo haré. — Le guiñó un ojo, provocando un sonrojo en el joven y una risa por parte de Jungkook al ver la reacción. — Debería irme, ha sido un placer hablar contigo, es poco habitual hacerlo con usted.

— Claro... Igualmente, profesor.

El pelinegro subió a su coche y arrancó luego de despedirse por última vez.

¿Qué diablos acaba de suceder?

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Abrió la puerta de su habitación estudiantil, encontrándose con Namjoon tumbado sobre la cama mirando el teléfono.

— Acabo de descubrir el cotilleo del siglo. — Se sentó sobre su amigo para molestarlo.

— ¡Ey! — Se quejó tratando de apartarse.

— Te lo cuento, pero no me apartaré.

Su amigo no tuvo otra que aceptar y cargar con el peso de Taehyung sobre su vientre.

— Sorpréndeme. — Pronunció dejando el móvil del lado.

— El profesor Jeon...

— ¿Ese profesor del que llevas enamorado años? ¿No dijiste que pasarías de él desde que te puso un 95 en tu trabajo?

— Eso no importa Nam... Lo que importa es que es gay.

— ¿Pero no se coqueteaba con todas las alumnas?

— Eso pensaba yo... — Se levantó y miró a su amigo. — ¿Sabes qué significa eso? Que tengo una mínima oportunidad de... — El chico fue interrumpido.

— No, no, no Tae. — Se negó su amigo. — ¿No estabas con Mingyu?

— Nada serio Namjoon, él también está con otro hombre, no hay problema.

— Esa cara que tienes hace pensar que eres un chico inocente, idiota. — Le dio un pequeño golpe. — Quieres meterte con tu profesor...

— No pierdo nada intentándolo.

— Te juegas a que te expulsen y que a él lo despidan.

— Nadie tiene por qué enterarse.

El mayor suspiró a la vez que decía "haz lo que quieras".

— Si alguien te pilla haciendo eso, que sepas que yo no tengo nada que ver.

— Nadie creerá que me meto con un profesor, todos piensan que soy un virgen sin futuro amoroso.

Namjoon soltó algunas carcajadas antes de que el menor se metiera al baño. Pocos podían conocer aquel lado de Kim Taehyung, sin embargo, al castaño le gustaba aparentar ser un chico dulce e inocente. Eso lo ayudaba completamente a su favor, ya que nadie pensaría que es Taehyung quien hace cosas fuera de lo correcto.

No sabía muy bien como conseguir algo con su profesor, pero algo se le ocurriría por el camino.

¡Hola! Aquí traigo otro capítulo, esta última parte de la saga GIVE ME, será más larga de lo habitual, ya que tengo bastantes ideas en mente. Espero que os haya gustado, nos vemos pronto y no olvidéis votar.