COMENZAR DE NUEVO
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Muchas son las ocaciones en que nos ponemos a pensar en lo mierda que es el mundo. No es más que un lugar peligroso, lleno de crueldad, hipocresía, falsedad y personas malas.

Valeska Valentine era todo aquello y más.

Los primeros ocho años de su vida fueron maravillosos, llenos de recuerdos hermosos y momentos familiares que nunca se olvidan. Pero ella si los olvido. Porque, ¿de que servía aferrarse a un pasado que no iba a regresar?

La vida no es bonita y eso Valeska lo tenía muy claro. No existen los cuentos de hadas, no existen los finales felices o los príncipes que salvan a la princesa. Y, lamentablemente, en la historia de Valeska tampoco existía la princesa que podía salvarse a si misma. 

Desde la muerte de sus padres nada volvió a ser igual. Principalmente porque no podía volver a lo normal teniendo en cuenta que nunca lo había sido. Valeska era, en todo sentido de la palabra, diferente. Siempre lo supo y no fue algo de lo que sus padres se asustaran, al contrario, pusieron todos sus esfuerzos en que su hija aprendiera como usar sus habilidades tan cuidadosamente cómo podía ser una niña de ocho años que podía manipular la trayectoria de los objetos.

Para todo niño era un sueño realidad el poder hacer aquello, y Valeska no era la excepción. Al menos hasta que, a causa de esto, estuvo en la mira de unas personas, las cuales no esperaron ni dos semanas de la muerte de sus padres para ir por ella.

Y fue así como la vida de Valeska cambio completamente. No más vestidos, no más fiestas de té, no más coronas de princesa, no más peluches ni días tranquilos. En cambio, todo se convirtió en caos. Los vestidos fueron reemplazados por trajes de lucha, las fiestas de té pronto se convirtieron en prácticas de tiro y defensa, las coronas fueron convirtiéndose en cuchillos y los peluches en armas. Y cuando menos lo esperó, los días tranquilos ahora eran misiones para asesinar personas.

Rápida, implacable y letal. Valeska Valentine había pasado su vida entera asesinando, tanto que ya le asustaba el hecho de no sentir nada al hacerlo.

Pero luego todo se sale de control cuando ve su vida pasar frente a sus ojos, y es ahí cuando se pregunta si realmente está haciendo lo correcto.

Porque Valeska no quería ser un monstruo. No quería ser la razón de dejar a niños sin padre o que alguien no pueda salir de su casa sin tener no regresar. Ya no.

Por eso, cuando el peso de sus acciones al fin cayó sobre ella y siente que no puede pasar ni un minuto más sin sentir que se hundiría en su miseria, decide irse de aquel lugar al que había llamado casa durante los últimos veinte años.

Tuvo que estar escondida por casi un mes, sabiendo que Ivayla Volkovitch, su madre adoptiva, movería cielo y tierra con tal de hacerla regresar. Y cuando eso pasara no sería tan considerada. Así que hizo lo más sensato que una persona podría hacerle a quien le torturó durante años y, luego de dos semanas más reuniendo valor, la buscó, y cuando estuvo frente a ella no dudó en disparar. La muerte de Ivayla se llevaría también el pasado tormentoso de Valeska.

O eso esperaba.

Así que decidió dejar atrás aquella vida horrible que llevaba, y huyó a Bucarest, aún siendo consiente de que los socios de Ivayla podrían encontrarla.

Ya era momento de empezar una nueva vida. Ivayla no estaba, no había más misiones y jamás debía volver a tomar un arma. Al menos, no por una orden. Era su turno de pensar por si misma, y lo aprovecharía al máximo.

Fueron meses demasiado tranquilos para Valeska teniendo en cuenta el torbellino que había sido su vida hasta entonces. Y deseaba que permaneciera así.

Oh, pero no siempre tenemos lo que queremos.

Y Valeska no imaginó que, aquella vez que vio a un hombre misterioso entrar al departamento de al lado, sería tan solo el inicio de la vida que tanto ansiaba comenzar.

Pero esta vez, sería ella quien tendría el mando.

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