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━ four: out of control

FUERA DE CONTROL
❨ capítulo cuatro ❩










Todos comenzaron a salir de las oficinas cuando las alarmas se activaron. Los agentes gritaban indicaciones y otros gritaban desesperados que querían a Bucky. Steve y Sam corrieron a algún lugar, mientras Valeska se quedaba de pie sin saber que hacer.

—Hey —escuchó una voz a sus espaldas y una castaña alta se acercó a ella—. Ven conmigo.

Valeska la siguió, pues quedarse ahí sola no era una opción.

—Leí sobre ti —la mujer dijo mientras corrían por los pasillos y subían las escaleras—. Valentine, ¿no?

—Valeska —asintió.

—Soy Daenerys Prince —se presentó, mientras se detenían en un pasillo que daba al comedor, donde Stark estaba asomado.

—Ah, navajitas —el hombre alzó la cabeza a modo de saludo.

—Valeska —corrigió con un mohín.

—Bueno, señoritas —Stark apretó algo en la pantalla de su reloj y luego su mano se cubrió con el guante de su traje—. Hay trabajo que hacer.

Y enseguida se fue. Valeska se asomó, viéndolo pelear con Bucky.

—Vas a necesitar esto —no es hasta que Daenerys le extiende una su mochila que se da cuenta de que todo ese tiempo la había tenido consigo.

—Gracias —le sonrió agradecida, tomándola—. ¿La de...?

—No, lo siento —sonrió apenada—. Confiscaron las cosas de Barnes, solo tenía esa a mi alcance.

—No importa, muchas gracias —Valeska le sonrió. Suficiente había hecho con regresarle sus cosas.

Daenerys asintió con una pequeña sonrisa y luego se fue detrás de Stark. Valeska la miró ir directo hacia Bucky lanzándolo al otro lado de la pared con un simple golpe sin hacer mucho esfuerzo.

No parecía una simple humana.

Dejó la mochila en el piso y se agachó. Al abrirla se encontró con todo su dinero y sus armas. Daenerys suspiró, negando. Se había prometido no usarlas a menos de que fuera verdaderamente necesario, y lastimar a Bucky no lo era.

Se puso un brazalete rojo con negro en la muñeca derecha y acomodó una correa en su antebrazo izquierdo, donde puso cuatro cuchillos plateados de doble filo. Luego cerró la mochila y la puso a un lado. Salió de su escondite, viendo como Bucky tenía aprisionada a una pelirroja mientras Daenerys se levantaba con dificultad de la pared que ahora estaba rota, seguramente por el impacto que tuvo al estrellarse con esta.

—Okey —suspiró, tomando uno de sus cuchillos. Lo lanzó. No lo hirió, pero pasó lo suficientemente cerca de su rostro para causar una distracción y que Romanoff pudiera liberarse de su agarre.

Bucky se giró a ella, sus ojos resplandecientes con una ira intensa que ella no había visto en esos dos años que llevaban de conocerse.

—Bucky, no voy a pelear contigo —alzó ambos brazos mientras el hombre se acercaba a ella con paso decidido. Pero apenas estuvo cerca la golpeó en el estómago. Valeska cayó al piso, quejándose del dolor y sin aire—. Bueno, tal vez si.

Se puso de pie con torpeza, esquivando el segundo golpe. Le lanzó una patada directa al pecho, Bucky no retrocedió, pero al menos se distrajo lo suficiente para darle tiempo de lanzarle otro golpe al rostro. Esta vez si retrocedió, aturdido, pero no duró ni cinco segundos cuando se recompuso y volvió a lanzarse contra ella.

—Mierda, Bucky —dijo con dificultad cuando él la tiró al piso y se lanzó contra ella, apenas pudiendo contener su puño que se alzaba sobre ella—. Reacciona, maldición. No les des el gusto.

Él se detuvo durante unos segundos, aún con su puño en alto sobre ella. Pero enseguida sus ojos se pusieron aún más helados de lo que ya estaban, y sin dudarlo bajó el puño. Valeska logró escaparse de su agarre y rodó justo cuando el puño de metal de Bucky se estrelló contra el piso.

—Bucky, soy yo. Soy Val —se levantó y retrocedió mientras él se acercaba con los puños apretados. Se sentía estúpida al hablarle, como si él pudiera llegar a reconocerla en medio de su aturdimiento—. Tienes que reaccionar.

Bucky lanzó otro golpe que apenas y pudo esquivar. Valeska le golpeó el estómago con la rodilla con fuerza, logrando hacer que retrocediera. Enseguida le lanzó una patada al rostro que lo hizo desviar la cabeza, pero él reaccionó rápido tomándola de la pierna y lanzándola contra una de las mesas.

Antes de que pudiera reaccionar, Bucky se fue sobre ella. La tomó del cuello con el brazo derecho y, sin darle tiempo siquiera de intentar liberarse, alzó el puño izquierdo, el de metal, y lo estampó contra su rostro.

Valeska gritó de dolor. Toda la mitad izquierda de su rostro dolía como el infierno y la otra mitad se sentía entumida, sin contar el líquido caliente que escurría de su nariz y labio partido. Pero él no se inmutó, solo siguió apretando su cuello con fuerza. Mareada, Valeska alzó su mano izquierda a la altura del pecho de Bucky, y luego de su brazalete salió un rayo azul que lo aturdió y lo obligó a retroceder. Suficiente tiempo para que el rey T'Challa llegara y lo alejara.

—Arriba —escuchó una voz a la lejanía, mientras la castaña cabellera de Daenerys se ponía en su campo de visión—. Valeska, arriba.

Aún aturdida, se sostuvo de los brazos de la mujer, quien la alzó con facilidad y caminó hacia el pasillo donde habían estado anteriormente con ella en brazos. Pudo divisar, en medio del túnel en que se había convertido su visión, como Bucky subía las escaleras.

—Carajo —reconoció la voz de Sam—. ¿Qué le pasó?

—Barnes la golpeó. Fue un golpe fuerte, puede quedarse inconsciente en cualquier momento.

Y, como si se tratara de algún hechizo, los ojos de Valeska se cerraron y enseguida cayó inconsciente.







Cuando Valeska abrió los ojos, estaba aún aturdida. No sabía en qué momento se había quedado inconsciente, pero estaba segura de que habían pasado al menos un par de horas.

Un gemido de dolor escapó de ella cuando se sentó sobre el viejo sofá en el que estaba acostada y una punzada de dolor recorrió toda su espalda y rostro. Mira a su alrededor, sin reconocer el lugar en el que estaba.

—Despertaste —se sobresaltó al escuchar una voz a sus espaldas, pero suspiró al ver que sólo era Sam—. Tranquila, estás a salvo.

—¿Y Bucky? —es lo primero que preguntó al ponerse de pie con torpeza.

—Allá —Sam señala hacia una habitación apartada. Solo hasta entonces cae en cuenta de que parecía ser un taller o algo por el estilo—. No te ves muy bien.

Con torpeza, Valeska se acerca hacia un pedazo de espejo que estaba tirado. Se contiene a hacer un mohín por el dolor al ver su reflejo en este. En su pómulo derecho estaba el corte que el hombre había hecho con la bala, su ojo y pómulo izquierdo estaban horrorosamente morados por el golpe que Bucky le propinó con su brazo de metal, además del labio partido y un pequeño corte en la nariz.

—Quiero verlo —dejó caer el pedazo de espejo y luego se giró a Sam.

—¿Estás segura? Porque tú condición lo podría, ya sabes... culpable.

Mierda. Valeska no había pensado en eso. Bucky ya tenía suficientes problemas con lo poco que recordaba de su pasado como para ver los golpes que tenía ella y hundirse más en su agujero de culpabilidad y melancolía.

—Diré que fuiste tú —encogió los hombres, pasando a su lado para dirigirse a la habitación que Sam había señalado anteriormente. El moreno abrió la boca sorprendido y luego la siguió.

Al entrar al lugar vio a Bucky aún inconsciente, con su brazo de metal aprisionado por una presa de metal.

—Bucky —susurró, inclinándose frente a él y quitándole el cabello del rostro, bajo la atenta mirada de los otros dos hombres. Él abrió los ojos y levantó la cabeza lentamente. Valeska sonrió—. Hola.

—Tú rostro —Bucky dijo con voz ronca.

—Caí de la escalera —mintió, y escuchó el suspiro de alivio de Wilson detrás de ella.

Bucky no le creyó.

—Yo lo hice, ¿verdad?

—No —negó al instante.

—Valeska, te lastime. Yo- —su voz se quebró. Apretó los ojos y agachó la cabeza—. Lo siento, soy un maldito mons-

—No —interrumpió con dureza—. Si te dije que tú no lo hiciste, es porque no lo hiciste, Barnes. Que te quede claro, ¿okey?

Bucky no le dijo nada, pues si algo había aprendido en esos dos años era que Valeska solía ser muy terca y cuando se metía algo en la cabeza no había quien se lo sacara. Decidió mejor desviar la mirada de ella, no podía soportar seguir viendo su rostro herido y saber que había sido él quien lo causó.

—Steve —susurró al notar al rubio a unos metros de distancia.

—¿A que Bucky me dirijo ahora? —preguntó el mencionado con dureza.

Valeska bufó, quitándose de enfrente del castaño. ¿Cuantos Bucky se suponía que existían? Para ella solo había uno.

—Tú mamá se llamaba Sarah —dijo Barnes en respuesta, después sólo una pequeña risa. La primera risa que Valeska había escuchado en todo el tiempo que llevaba de conocerlo—. Utilizabas periódico en tus zapatos.

Rogers sonrió un poco.

—No lees eso en un museo.

—¿Y con eso crees que ya somos amigos? —Wilson preguntó desconfiado.

—¿Qué hice ahora? —preguntó Bucky confundido, luego miró a Valeska y agachó la cabeza—. Aparte de eso.

—Ya no hables.

—Intuí que esto iba a pasar —suspiró—. Todo lo que HYDRA metió en mi sigue ahí. Solo dijo esas asquerosas palabras y-

—¿Quien era? —interrumpió Steve.

—No lo sé.

—Muchos murieron. El bombardeo, la trampa, el doctor hizo todo para tener 10 minutos contigo. Necesito algo mejor que un "no lo sé".

—Oye, dale un respiro —Valeska se adelantó—. Acaba de despertar de su aturdimiento y estás llenándolo de preguntas.

Pero Bucky negó, aparentemente tranquilo.

—Él me dijo que le hablara sobre Siberia —contó Bucky—, donde me custodiaban. Pidió la localización exacta.

—¿Para qué quería ese dato?

—Porque hay más de un Soldado del Invierno.

—Mierda —susurraron Valeska y Sam al mismo tiempo.

Bucky contó cómo en HYDRA experimentaban y luego entrenaban a los demás soldados, haciendo énfasis en lo fuertes y descontrolados que solían ser. Mientras tanto, Steve se acercó a liberar su brazo de la presa metálica y luego volvió a su lugar.

—¿Quienes eran?

—Su escuadrón letal de mayor élite. Con más asesinatos en toda la historia de HYDRA. Y eso fue antes del suero.

—¿Y eran iguales a ti? —preguntó Sam.

—Peores.

—El doctor, ¿los controla?

—Y mucho.

—Dijo que quería ver cómo cae un imperio.

—Con estos hombres podría lograrlo —afirmó Barnes—. Hablan 30 lenguas, se esconden a plena luz, infiltran, asesinan, desestabilizan. Derrocarían a toda una nación en una noche y jamás lo sospecharías.

Nadie dijo nada después de eso. Se notaba que aquello había sido suficiente para bajar considerablemente los ánimos de los demás. Wilson se acercó al rubio para hablar en voz baja, o al menos eso intentaban pues desde su lugar Valeska podía escuchar perfectamente todo lo que decían.

—Estaba preocupada —la castaña se acercó a Bucky, que estaba sentado en un contenedor, con las manos entrelazadas y la cabeza baja.

—¿Por qué sigues aquí? —él preguntó con voz ronca. Valeska ladeó la cabeza.

—¿A que te refieres?

—¿Por qué aún sigues aquí? —repitió—. Después de todos estos problemas.

—¿Cuáles problemas?

—Valeska, casi te disparan en la cabeza —dijo con incredulidad—. Te arrestaron, no se que tantas cosas te dijeron allá y... —pasó saliva—. Yo te-

—En primera —interrumpió—, tu mismo lo dijiste, casi me disparan. ¿Crees que soy tan estúpida como para no reaccionar a tiempo? No respondas, es una pregunta retórica —se adelantó cuando él tuvo intenciones de hablar—. Segundo, no es como que no me hayan arrestado antes. Y tercero, ya te dije que tú no me hiciste nada.

—Valeska, te golpeé.

—He recibido golpes peores en mi vida —mintió. Jamás la habían golpeado tan fuerte con un puño de metal al punto de sentir que perdería la mitad del rostro—. Además, he aguantado peores facetas tuyas.

Bucky suspiró. ¿Por qué tenía que ser tan terca?

—No deberías estar aquí. Lo siento. Siento haberte arrastrado hasta esto.

—Tú no me arrastraste a nada —aclaró sonriendo—. En todo caso, fue mi decisión. ¿Crees que de haberlo querido no me habría ido apenas vi esa noticia? Que poco conoces a tu mejor amiga, Barnes.

—No eres-

—Shh —alzó un dedo indicándole que guardara silencio—. No arruines el momento.

—Pues yo si lamento arruinar el momento —la voz de Wilson los obligó a girarse a los otros dos hombres que habían estado pendientes de su charla—, pero tenemos que irnos.

—¿Tenemos? Me suena a manada.

—Es eso o dejar que vengan a buscar a tu amigo. Hay gente que reclutar.

—¿Reclutar? ¿Cómo un equipo? —Valeska preguntó mientras ella y Bucky se ponían de pie para acercarse a ellos—. No nos llamaremos Vengadores 2.0, ¿verdad?

—No eres buena con los nombres.

—Soy excelente con los nombres, ¿no Bucky-boo? —molestó.

—No me llames así.

—Amas que te llame así.

—Eres irritante.

—Pero así me quieres.

—Te aborrezco.

—Yo también te amo, mejor amigo.



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