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Three


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El nuevo e intrigante criminal que había sido trasladado a la cárcel del norte hace un par de semanas se estaba adaptando demasiado bien a su nuevo hogar. Ya sabía a la perfección los horarios que debía de seguir junto con las tantas reglas que tuvo que memorizar para cumplir y seguir manteniendo un bajo perfil. Nadie se metía con el, al igual que el no se metía con nadie ni buscaba problemas. Problemas a los que estaba muy acostumbrado por si se lo preguntan.

Pero es que por sus primeros días Jeon Jungkook estaba estudiando ciertas cositas más profundas. Habían cosas más importantes que requerían su atención.

Al igual que había memorizado muchas cosas del lugar, Jungkook rondaba con mucho cuidado los alrededores de la cárcel notando como cierta belleza criminal llamada Park Jimin estaba por los mismos pocos lugares; el chico no solo estaba como un lobo solitario todo el tiempo, sino que apenas se le podía ver por los pasillos, pues casi siempre estaba encerrado en su celda (muy bien custodiada tal y como dijo Christopher) salía solo a comer y asistía al club de costura solo cuando se le daba a puta gana.

Jungkook le vio asistiendo solo dos veces al mendigo club de costura el cual era dictado todos los días de tres a seis de la tarde.
El muchacho en serio hacía lo que se le daba la gana.

Jungkook estaba fascinado a más no poder con ese escurridizo ratoncito de cárcel.

Pero no solo estuvo por aquí y por allá mirando todo y nada del lugar, nah, Jungkook empezó a mover sus contactos por fuera porque si, no importa si eres el peor criminal que ha parido el planeta tierra porque mientras sigas respirando y tu podrido corazón siga latiendo habrá gente que te seguirá ya sea por tus ideales, lealtad o una inexplicable admiración.
Jungkook sabe que de esos tenía en abundancia y formaban parte de una gran lista de conocidos que estarían dispuestos a hacer hasta lo impensable por el.

Estando encerrado en esta nueva cárcel Jungkook había descubierto ciertas particularidades sobre la directora Jihyo; había pertenecido a las fuerzas navales de Corea, tenía una gran reputación y era una mujer muy respetada en la política, como también en la milicia, marina y las fuerzas especiales. La tipa era como un soldado más, y no solo eso, sino que había logrado más cosas a sus treinta que un soldado varón promedio de cuarenta y pico de años, pues dirigía una gran cárcel, tenía títulos y reconocimientos dados por el estado desde muy temprana edad. También había descubierto que era una experta en el arte de matar ya que dominaba muchas áreas como la preparación y porte de armas blancas y de fuego. Pero su especialidad era el enfrentamiento físico; la tipa era cinta negra en karate, cuarto daung

Si, muy sorprendente y todo pero a Jungkook no le importaba demasiado que la tipa volara o corriera a la maldita velocidad de la luz, el quería algo más picante, necesitaba saber algo sobre la obsesión de ella por el bello ojo parcheado al que Jungkook lamentablemente no podía ver más de una vez al día.
Y fue entonces que sus contactos se movilizaron hasta que le dijeron algo que si estaba valiendo la pena, solo que esto no dejaba de ser un tanto... gracioso.

Park Jimin había sido encarcelado hace ya casi dos años cuando tenía la edad de 23 años; sin padre, con una madre irresponsable que vivía en las afueras del Seúl gastando su miseria de dinero en alcohol y sustancias de mierda.
El hombrecito había asesinado a su padrastro de forma brutal dándole treinta y siete puñaladas luego de haber encontrado a este abusando de su hermana menor quien se llama Park Camile y que para ese entonces tenía solo catorce años y la pobre había presenciado la espantosa escena de su hermano asesinando a su abusador frente a sus ojos.

Y aquí es donde venimos a la parte graciosa y, es que el Estado le había quitado por completo la custodia de la chica a la señora Park Gagyeul.
Quien tenía actualmente la custodia de la hermana de Jimin no era nada más ni nada menos que la directora. ¿Se lo esperaba? No ¿le sorprende? Un poco, pero no demasiado. La mujer modificó a su antojo una cárcel para tener a todos por el recto carril de la "pacificación" solo para mantener en perfecto estado a un chico. Que esta tenga bajo su cuidado a la hermana de Jimin por la que indirectamente había terminado ahí no le causó conmoción para nada. Es más, fue lento de su parte no haber contemplado la posibilidad luego de conocer la historia del lindo ojo parcheado.

Pero de algo estaba más que seguro; las cosas iban más allá de lo que imaginaba, pero le estaba encantado armar este rompecabezas tan entretenido, hace que sus dos primeras semanas en esta cárcel no se sintieran aburridas para nada.

Sin embargo ¿hasta cuando durará su aplacamiento?

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Pues estaba a punto de irse por el caño.

–Aléjate de la estufa maldito idiota, vas a hacer que todo explote .–...–Pese a escuchar, Jungkook no se movió de donde estaba.—...–¿Estas sordo? Muévete.–

–No me estés diciendo qué hacer.–...–Su voz salió clara y contundente.–

No estaba para nada feliz de su primera semana en la cocina. Era malo para esa mierda y todo lo que implicaba la preparación de alimentos. Odiaba estar dentro de un comedor casi todo el día, rodeado de idiotas grandulones que se movían de aquí para allá sin hacer nada lo suficientemente bien y Jungkook estaba a punto de perder el cero por ciento de paciencia que tenía.
El otro tipo, quien tenía la apariencia digna de un vikingo capaz de pelearse con un jodido oso avanzó hasta quedar frente a Jungkook y este le miró fijamente mientras en su mente pensaba la una y mil maneras en las que podía hacer que este cabrón le pida perdón por siquiera atreverse a levantarme la voz como si fuese superior, su líder o alguna mierda.

–Hey, hey, hey ¿que es lo que pasa? Maldición es tu primer día aquí, no puedes hacer una estupidez.–...–Entre ellos se había metido un hombre alto pero escuálido, de piel amarillenta y sin ningún pelo en su cabeza. Este miraba a Jungkook, el otro hombre miraba al hombre con una ceja arqueada.—

–Quítate Simón. Si este bruto anda buscando una paliza le haré el honor de dársela yo mismo.–

El chico se giró dándole la cara al grandulón.

–Si ¿y después que va a pasar? Déjame decirte que va a pasar, maldito imbecil: nos van a encerrar a todos. Si fuera por mí dejaba que se mataran si eso es lo que quieren, pero es nuestra puta semana de trabajo y todo el bloque va a pagar por culpa de ustedes y antes muerto que ser castigado porque unos cavernícolas no usaron sus neuronas. Vuelve a cortar las verduras que te dejé y no seas problemático, Wonho.–

Wonho respiro hondo y luego de unos tres segundos se giró y se fue hasta el lavaplatos del fondo donde lo esperaban una gran cantidad de verduras.

–Venga dámelo.–...–El chico calvo hizo ademán para que Jungkook le entregara algo. Jungkook le entregó el cuchillo que tenía bien agarrado y escondido detrás de su cuerpo.–...–Gracias. Espero que lo hayas tenido para cortar comida y no para hacerle daño a alguien.–...–Colocó el arma filosa encima de la olla que cocinaba el arroz.–...–¿Cuanto desde que llegaste, eh? ¿Tres o dos semanas? Tan pronto y ya andas dando problemas.–

–Dos semanas.–

–Bien, tiempo más que suficiente para saber qué idioma hablamos aquí. ¿O no te lo han explicado aún?–...–Jungkook se cruza de brazos y asiente lentamente.–...–Entonces solo eres un busca problemas. Mira, no sé cómo era tu vida fuera de aquí ni me interesa, pero solo puedo pedirte que no seas un gilipollas descerebrado. Me alegro de haber llegado a tiempo para impedir que Wonho y tú hicieran algo que nos la haría pasar mal a todos.–...–Señaló a su alrededor donde habían unos trece hombres más que estaban bien dedicados a lo suyo sin darles mucha importancia.–...–Los guardias  esperan hasta lo más mínimo para ponernos a rogar en el piso. Si quieres terminar con un balazo en la cabeza y enterrado en cualquier bosque desolado anda a llamar la atención afuera. Somos reos, no suicidas.–

El chico destapó el arroz y con una paleta empezó a moverlo.
Jungkook se mantuvo en silencio luego de la reprimienda por parte de ese flacucho calvo con voz de fumador prematuro.

–Dile a tu perro que no me vuelva a joder la paciencia.–...–Señala al tal Wonho que estaba de espalda.–...–O no dudaré en meterle un cuchillo por la garganta.–

–Vas a ser un gran dolor de bolas. Maldita sea, y para colmo tuvieron que asignarte a mi bloque.–...–Dejo tapado el arroz y fue a hacer otras cosas que a Jungkook no le interesaba.–

Jeon se quedó recostado de una de las paredes mientras todos hacían algo y lo ignoraban. No era estúpido y estaba al tanto de que nadie se le acerca por temor y honestamente es una gran decisión, sin embargo es en estos momentos donde quiera o no debe tener comunicación y recurrir a tener una conversación con alguien. Cuando estaba en un día normal se sentaba a hablar con Seokjin y su trío de amiguchos con los que Jungkook no ha compartido demasiado (más allá de la misma mesa para comer) pero no eran una amenaza ni tampoco unos aliados a su causa, solo existían y ya.
Jungkook estaba cien por ciento seguro de que si toda esta cuerda de cobardes no estuviesen asustado hasta el cuello debido a la directora, ya se hubiese ido de golpe contra más de uno, pues aún si no ha socializado con nadie sabe qué más de uno le tiene el ojo encima. Jungkook a veces había cruzado mirada con tipos que lo miraban con reto y burla. Era frustrante no poder pararse frente a ellos y decirles "¿Tienes algún maldito problema?" Antes de quebrarles la cabeza de una buena patada.

Puede parecer que Jungkook es un hombre agresivo, sin ningún remordimiento y dispuesto a matar a quien sea solo porque si... pero realmente este no era el caso.
En la antigua cárcel Jungkook no había matado a nadie, para eso estaban sus seguidores y pequeñas bestias a las que les gustaba ensuciarse las manos con asesinatos crueles. Jungkook no mataba, mandaba a matar y sabe que eso no lo hace menos pecador, pero no le gustaba el acto de ver una vida dejando un cuerpo por sus propias manos, le desagradaba.
Sin embargo eso no impedía que demostrara su total fuerza contra cualquier escoria dándole su merecido para ponerlo en su lugar y defender su lugar a la cabeza de la cadena de supervivencia.

Por lo que estar así tan... tan tranquilo y en una falsa paz lo tiene como un animal salvaje fuera de su habita. Como un león recorriendo la ciudad en una búsqueda desesperada por encontrar el camino que lo llevaría hasta su selva.

Se quedó allí hasta que pasó un buen tiempo, tanto que las verduras estaban en una gran olla, el arroz y ensalada de legumbres estaba lista para servir.
Alzaron la puerta de la cantina y uno de los reos le hizo seña al guardia para que tocase la campana anunciando que era hora del almuerzo. No tardó mucho para que los reclusos empezaran a llegar colocando sus bandejas para que les echaran la respectiva comida. Jungkook observó desde la pequeña distancia como un par de hombres se encargaban de repartir los alimentos y se le ocurrió una gran idea.

Chasqueando su lengua y tomando una profunda respiración se dirigió hacia donde Simón y se quedó parado detrás suyo esperando que este removiera el caldo que no tenía la mejor pinta.

–Repartiré la comida.–...–Simón se giró apenas para mirarlo incrédulo.–...–No he hecho nada pero eso si lo puedo hacer. No voy a matar a nadie mientras entrego comida.–...–Alza sus manos abiertas en una pose rendida.–

Simón no estaba muy seguro, su expresión delataba desconfianza total.

–Tsss, Tom ven y ayúdame con esto. El tipo nuevo tomará tu lugar.–...–Y fue entonces que el joven dejó su puesto en la repartición y Jungkook no esperó para ir y colocar las porciones al igual que lo hacía el tipo a su lado.–

–Ten cuidado de no servir de mas. Los platos son muy delicados y se giran fácilmente.–...–Dijo este. Era el hombre más mayor del bloque y el único que tenía el cabello blanco por las canas. Jungkook asintió.–

Al menos puede decir que hizo su estúpida parte y no se quedó como una jodida estatua en medio de la cocina.

"Vamos ¿donde estás chico?" Pensaba Jungkook a medida que servía y servía y aún no pasaba cierto ojo parcheado. Jungkook se hartaba ante la silenciosa espera.
En la mañana siquiera estuvo en las instalaciones de la cocina ya que estaba ayudando a descargar los alimentos de todo el día y pudo desayunar cuando la gran mayoría lo había hecho ya, pero ahora que estaba allí con la oportunidad de ver de cerca al muchacho hermoso llamado Park Jimin este no se dejaba ver.

–Hombre ¿será que moriré si como esto?–...–Pregunta Seokjin cuando Jungkook le sirve el intento de comida.–...–Parece vomito de bebé. Lo único que tiene buena pinta es la ensalada.–

–No lo sé, no toqué nada de lo que vas a comer.–

–Oh, se dieron cuenta de que eres un fiasco en la cocina.–

–Sigue la puta fila y lárgate.–...–No estaba de humor ni para los chistes de su amigo.–

–A alguien por aquí ya le hace falta meter la polla en algún hueco. Eres insoportable, imbecil.–...–Agarra su bandeja y se va sin mirar atrás.–

Seokjin no tenía culpa de su mal humor, pero Jungkook no va a disculparse con este por reaccionar como lo hizo, bastante tenía con sus problemitas de hace rato y el tipo grande que parecía un pitbull con rabia, sin contar también con el sermón dado por Simón. Este parecía más bien un chihuahua al que sería mejor darle una patada para que deje de molestarte la vida.

Y así fue como todos llegaron a comer y el ojo parcheado no apareció por ningún lado.
Decir que Jungkook estaba decepcionado y rabiado sería poco, el mundo estaba conspirando en su contra para que todo le saliera del asco ese día.

Unas horas más tarde se encontraba en la misma situación de la tarde; repartiendo la cena luego de asistir al club de boxeo donde descargó su molestia contra el enorme saco sintiéndose más relajado luego de que sus nudillos impactaron fuertemente una y otra y otra vez hasta que sangraron, al cabo de una hora después fue a darse una ducha y regresó a sus "labores" en la cocina (si es que puede llamarse así porque estuvo parado en una esquina todo el tiempo hasta que fue momento de repartir) junto a los demás de su bloque.
La cena consistía en bolas de arroz con algas y atún, agua de canela y una banana, nada mal. Jungkook probó una bola de arroz y sabía mejor que el desayuno y el almuerzo juntos.

–Esto es para el tuerto.–...–Simón se acerca con un plato con bolas de atún si, pero al lado tenía una tortilla de huevo con jamón y queso, en una esquina un tazón con frutas frescas y un jugo que Jungkook sabe, no fue preparado ahí.–

Jungkook asiente agarrando la bandeja y dejándola en un costado del mesón mientras seguía en lo suyo, pero muy al pendiente de cuando el chico del parche apareciera. Esta vez si vendría y no podía estar más emocionado.
La fila fue avanzando y entonces sucedió, Park Jimin estaba frente a él con una pose despreocupada, esperando por su comida.

Jungkook lo miro fijamente durante unos pocos segundos que parecieron ser una eternidad debido a lo lleno que se encontraba el comedor, a los demás hombres que seguían en la fila esperando su turno. Desde que había llegado ahí Jungkook no había tenido al muchacho tan de cerca para admirarlo mejor. El que tenga una piel tan blanca debería ser un delito, Jungkook quería pasar sus dedos por esa piel a ver si en verdad era tan suave y lisa como se veía.

–Mi comida.–...–Fueron las únicas palabras que salieron de su boca y que hicieron a Jungkook reaccionar.–

Jeon asintió y agarró la bandeja para colocarla en el mesón, pero no la soltó.

–Te saltaste el almuerzo.–

El contrario, quien ya estaba procediendo a llevarse su bandeja miró a Jungkook sin ningún asombro, estaba tan inexpresivo que podría confundirse con un muñeco de porcelana.

–No me hables .–...–Tiró de la bandeja y fue entonces que Jungkook la soltó.–...–Si es que no quieres morir.–

Jimin se fue por completo del comedor.

Jungkook lo vio irse mientras se le dibujaba una sonrisa que tuvo que esconder frunciendo los labios.
El chico no solo tenía una piel de ensueño, un cabello brillante y saludable que no iba a la par de ninguno de sus compañeros, una mirada penetrante a la que Jungkook solo ve como hipnotizante y seductora por el simple hecho de existir, unos bellos labios... sino que también tenía una voz sin igual, pues no era grave, era algo aguda pero ruda y seria. Fueron unas cuantas palabras que Jungkook pudo escuchar venir de parte de Park Jimin y fueron suficientes para que Jungkook deseara más, quería escuchar esa voz más seguido dijese lo que dijese.

Amaba los retos y el camino difícil. Esto sin duda si era parte de su habita natural.

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Los siguientes días que Jungkook estuvo en la cocina ya tenía su tarea asignada y es que nadie lo movía de su función de repartidor.
Eran muy pocas veces donde pudo ver al chico de ojo parcheado. Debe de tener gente que le ha de llevar comida a su celda, si, es lo más seguro porque no puede andar faltando al comedor tan seguido y vivir tranquilo sin comer. O eso es lo que Jungkook piensa.
Pero las pocas veces que el chico hizo la fila para que le dieran sus alimentos Jungkook no desaprovechó ninguna oportunidad para dirigirle la palabra insistiendo en que no iba continuamente al comedor.

El chico apenas le prestaba atención.

Si había algo que Jungkook debía tener en cuenta era a los guardias y que no se dieran cuenta que estaba buscando formas de acercarse al favorito de la directora porque no van a dudar en informárselo. Es muy pronto para ir a parar a la dirección por solo buscar la atención de Jimin y que este ni le mire. Sería humillante y una visita desperdiciada. Prefiere guardar el boleto de ida para cuando en verdad valga la pena.

–Joder, por fin ya es el último día de este martirio.–...–Escucha a Simon vociferar.–...–Si, ya era el último día de su semana en la cocina y Jungkook estaba complacido de no terminar estrellando la cabeza de más de uno contra las estufas. Estaban sirviendo la cena y fue entonces que Jungkook se encontró a sí mismo sirviéndole la comida a esa manada de imbéciles una vez más, por suerte sería la última en unas buenas semanas.–...–Al menos salimos vivos. Ponerte aquí fue lo mejor.–...–Le dice con una semi sonrisa. Jeon lo miró mal.–...–De aquí no te voy a mover. Aunque no creo que quieras servir allá atrás.–...–Señala justo detrás de sus espaldas dando a entender a las otras tareas de la cocina. El más alto no dice nada.–...–Bueno como sea, ten, aquí está lo del tuerto.–...–Y es entonces que le deja una bandeja con una buena cantidad de comida que contenía carne y verduras hervidas. Jeon luchó mucho para no agarrar un pedazo y comérselo ¿desde cuando no come carne? Carajo, con solo oler puede sentir su paladar ansiando degustar los deliciosos sabores.–

Y después de eso Simon se fue a continuar con lo suyo.

Ahora a su lista de personas que le han dirigido la palabra se sumaba Simon, quien toda esta semana estuvo haciéndole bromas rancias y nada graciosas. Pero fue lo único diferente en la rutina de la cocina. No es algo que debe agradecer o algo por el estilo, pero lo ayudó a mantenerse enfocado sin querer asesinar a sus compañeros, los cuales más de una vez quisieron buscar problemas, bueno, tal vez solo eran unos mierdas que querían hacerle perder los estribos. Ya es bien sabido por todos que no es del tipo pacífico.

La fila avanzó como siempre, Jungkook miró mal a todos y todos le miraban de igual manera, pero como ya era de esperarse nadie dijo ni hizo nada.
Al llegar Jimin, Jungkook le entregó la bandeja y dijo: 

–La directora debe disfrutar mucho el tiempo que le queda contigo, porque no serás suyo durante mucho más tiempo.–

Esta vez no intentó forcejear la bandeja de comida ni estaba esperanzado de que el muchacho le dirigiera la palabra. Se estaba acostumbrando a esta indiferencia suya que lo emocionaba por la expectativa de conocer un gesto, una palabra, algún desliz físico u oral que este bello hombre pueda dar a conocer. Lastimosamente la vida y el mismo Jimin estaban renuentes a caer ante las provocaciones de Jungkook.
O eso pensaba el amante del crimen porque grata fue su sorpresa cuando esos bellos labios se abrieron para pronunciar con una semi sonrisa:

–Deuteronomio 5: 21–

Dijo sin más para proceder a coger su bandeja e irse del comedor dejando a Jungkook incrédulo sin saber porqué carajos el muchacho parece haberle dado un ¿versículo bíblico? ¿Era así? Joder, Jungkook cerró los ojos por un momento para repetir "Deuteronomio 5:21, Deuteronomio 5:21, Deuteronomio 5:21" como una mantra procurando no olvidar nada.
Lo siguió repitiendo mentalmente hasta que salió de la maldita cocina y lo primero que hizo fue ir hasta la celda de Seokjin antes de que cerraran las celdas.

–Jin, oye necesito un favor.–

–¿Kook? ¿Y ahora que quieres? Mira que me voy a ocupar pronto.–...–Estaba echado sobre su colchón con las manos detrás de su cabeza sirviendo de almohada.–

–¿Tendrás una biblia por ahí?–

Seokjin se sentó de golpe en la cama.

–No me digas que ahora te vas a leer la palabra de Dios y te vas a arrepentir de todas las cosas que has cometido. ¿Serás Jungkook el pastor ahora?–

Jeon respiro hondo y rodo los ojos.

–Vete a la mismísima mierda Seokjin ¿tienes el libro ese o no?–

–Serás un pastor muy grosero. Deja de ser un idiota y estoy seguro de que podrás armar una congregación.–...–Jin se levanta y va hasta detrás de su colchón donde estuvo alzando unas cuantas cosas hasta que dio con una pequeña biblia.–...–A veces vienen los religiosos a predicar la palabra de Dios y toda esa mierda barata, supongo que en tu antiguo hogar iban también ¿verdad?–

–Una vez pero no nos dejaron esto.–...–Prácticamente le arranca la biblia de las manos y la empieza a ojear.–

–Aquí dejan tratados, biblias y cremas mentoladas para las congestiones nasales. Se nota que son "almas buenas y caritativas" –...–Hace comillas con sus dedos derechos.–...–Pero siempre traen chicles. Es lo único que me gusta de sus visitas. Ah~ hermano debo pedirte que te largues.–

Jungkook iba a decirle que esperara un momento, solo que notó la presencia de alguien más con ellos.
Frente a la celda de Jin estaba un chico al que Jungkook no había visto, un preso más de los 400 que llenaban la penitenciaria.
El chico tenía buena apariencia, pero al igual que todos los demás tenía el cabello muy rebajado, era algo orejón por lo que estar calvo no era realmente el corte que más guapo le haría lucir sin duda. Ojos grandes de color verde nada asiáticos y piel blanca.
Jungkook miró a Jin con una ceja arqueada.

–Debo asumir que estos son tus asuntos.–...–Señala al chico de arriba hacia abajo con la biblia ya cerrada.–

–No es tu problema jodedor de mierda, lárgate.–...–Toma el brazo del muchacho quien no había dejado de mirar a Jungkook desde que apareció y lo metió con él a la celda.–...–¡Y por si acaso llévate la biblia esa, te la regalo! ¡Eso solo ocupa espacio!–

Tras eso Jungkook se fue a su propia celda ya que habían tocado el timbre que anunciaba que en cinco minutos inspeccionarían cada una para asegurarlas desde afuera.
Se sentó en la esquina de la celda para revisar con calma el bendito libro. Vaya diablo, quien diría que él, el temido Jeon Jungkook y al que muchos de sus enemigos consideraban el mismísimo Satanás en persona terminaría ojeando una biblia. O al menos por su propia mano ya que cuando era muy pequeño su abuela, una mujer muy devota le inculcaba los mandados de Dios, le hacía leer un poco de la biblia y gracias a ello Jungkook sabe lo que son unos versículos (aunque no recuerde más que el título del primer y último libro: Genesis y Apocalipsis) y supo dónde buscar lo que sea que Jimin le haya querido mostrar, comunicar o lo que sea.

Deuteronomio quedaba después de "números" a lo que no pudo evitar sonreír victorioso al encontrar el Capítulo cinco.

–¡Ya están todos!–...–Grito uno de los guardias encargados de la vigilancia nocturna. Las luces se apagaron dejando todo a oscuras.–

Jungkook se levantó, se puso de pie en su colchón y acercó el libro hasta la pequeña ventanilla con barrotes por donde entraba la luz de la luna dando suficiente luz para permitirle ver y leer el versículo.

–"No codiciarás la mujer de tu prójimo, ni codiciarás la casa de tu prójimo, ni su tierra, ni su esclavo, ni su esclava, ni su buey, ni su asno, ni ninguna cosa que sea de tu prójimo."–

Qué interesante.–...–A Jungkook le resultó realmente entretenida la situación.–

Para el día siguiente Jeon apenas pudo recordar haber dormido un lapso de una hora, al menos de corrido. En su cabeza yacía un dolor punzante que le molestaba, la luz del día lo irritaba y esperaba enserio no tener que conversar con Seokjin, verse en un escenario donde los imbéciles de sus compañeros jodieran su paciencia o... verdaderamente pueda que empiece a cogerle gusto estrangular a más de uno.
Tomó su desayuno y volvió a su celda, se hizo la tarde y con ello tuvo que salir a tomar su almuerzo y luego volvió a su celda para seguir en lo suyo ¿que era? Encontrar una respuesta para Park Jimin y comunicarla en su "idioma"

Para cuando la encontró ya habían pasado dos días desde la última vez que escuchó la voz del bello muchacho que lo tenía increíblemente obsesionado. Jungkook no va a engañarse, sabe que estos pensamientos, estos actos y esta adrenalina no son para nada decentes ni racionales. No son dignos atributos de una buena persona, pero bueno, él no es ese tipo de persona buena y aclamada por la pureza de su corazón, así que no se asusta ni se sorprende de las jugarretas que le hace su voz de la "consciencia" cuando de Park Jimin se trata. Su imaginación no se quedaba atrás, pues se había visto a sí mismo tocando, lamiendo, poseyendo a ese chico de tantas formas que no tiene ni idea de lo que sería un aproximado, "¿a qué olerá su cabello, su cuerpo?" "¿Será sensible?" "¿Será hetero?" La última es la que mas se preguntaba. Pero no le importa, él puede llegar hacer que Park Jimin se olvide que un día le agradó follar coños.

El puede si.

Jimin estaba caminando por los pasillos de la cárcel sin ningún motivo, solo caminar, solo estirar su cuerpo, solo un poco de aire. Por supuesto que no le interesaba más que eso, no tenía porqué darle un significado a su instinto repentino que le pedía mirar atrás, a los lados... a alguna parte.
No le hizo caso y siguió caminando. Al final del pasillo Jeon Jungkook venía justo hacia el pero Jimin no le dio importancia en lo absoluto, no era un peligro ni una amenaza, además de que en la entrada habían unos tres guardias armados que no le quitaban los ojos de encima: cortesía de la directora Jihyo.

Pero ahí estaba su instinto nuevamente pidiendo atención, rogaba que dejara de ignorarlo. Jeon venía con sus manos dentro de los bolsillos de su enorme overol gris, esos ojos oscuros le observaban desde la lejanía, desde la pronta cercanía y todo el trayecto hasta que la distancia entre ellos fue nula. Fue entonces que Jungkook pronunció en voz baja pero completamente entendible:

–Jeremías 18:12–

Rozó su hombro y siguió su camino. Jimin se detuvo reprimiendo el impulso de ir detrás del tipo y golpear su arrogante rostro, tal vez podría preguntarle qué es lo que quiere. Es bastante probable que el imbécil sea un suicida o alguna mierda de esas, si, no hay forma de que esté jugando tan cómodamente con el peligro solo porque si.
Jimin siguió su camino dejando este "altercado" de lado.

Y fue así que el día terminó con cada reo en sus apretadas celdas.

Jimin no iba a tomarle la palabra a ese idiota, pero si le había respondido eso quiere decir que había leído el versículo que le dio, y aún así seguía siendo un dolor de culo. Es molesto.
Agarro su biblia y busco el libro de Jeremías tomando las palabras del nuevo prisionero que se ensañaba en llamar su atención. Para Jimin este no era más que un tipo que estaba jugando con fuego y no parecía temerle a quemarse.
Encontró la pagina con el capítulo, deslizó su dedo por las hojas y se detuvo en el versículo 12 y leyó:

–"Es en vano; porque vamos a seguir nuestros propios planes, y cada uno de nosotros obrará conforme a la terquedad de su malvado corazón."–

Jimin contuvo el aliento. Cerró la biblia de golpe.

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Hellous soldadxs <3 espero estén bien, comiendo como se debe y tomando mucha agüita.
He aquí el capítulo tres de esta historia. Diosmio no saben lo emocionada que estoy por seguir publicando los demás caps pero debo aguantarme sjsjsjsj
Les tkm, gracias por leerme <3
Tomen mucha agua, duerman lo suficiente y esperen hasta la semana que viene <3

Nos leemos luego soldadxs ❤️

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