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Como un experto en el área del delito, el poder y la crueldad a Jungkook le gustaba cuando intercambiaba palabras sobre estos temas con otros infelices; a veces solo para conocer la imaginación retorcida de la maldad humana, otras veces para alimentar su ego sabiendo que es más inteligente que los otros inservibles que no tienen otras ambiciones más allá del dinero, poder y reconocimiento.
Él es mas sencillo por así decirlo, y es que no cree que el dinero lo sea todo, si, como un hombre que ha tenido miles y miles, millones y millones de billetes en su poder... sabe que eso te hará feliz por un tiempo pero cuando hayas tenido tantas vivencias, alegrías y decepciones por su causa te darás cuenta que solo es una ambición más de los seres humanos.
Pero no hay forma que alguien lo sepa si no lo ha vivido y estamos conscientes de que eso es bastante difícil, si ese no fuese el caso, no habría hambre, miseria y decadencia en el mundo. Los que no han gozado de riquezas en abundancia no pueden ni imaginarse lo amargo que puede ser llegar a preguntarte "¿y ahora qué?". Jungkook tiene demasiada admiración y respeto por la gente honrada y pobre que valoran hasta lo más mínimo, hasta la última moneda y que se permiten soñar en grande pese a tener una realidad que aplastaría cualquier sueño por mas puro que sea.
Sin embargo hay gente que no prosperan por sus mentes vacías de motivación, gente a la que Jungkook, está seguro, le gusta vivir en la miseria, rodeados de dolor y penumbra. Jungkook les aborrecía porque no tenían nada y aún así ellos mismos se hundían.
También odia sin medida a los oportunistas, los lame botas de cráneos huecos. Lo mas chistoso del caso es que hasta la persona mas inteligente y firme a sus ideales tiene que tener a su lado hasta la gente más despreciable. Nadie, por mas influyente, brillante y grandioso que sea puede lograr grandes cosas en este mundo estando solo.
Porque vivimos en una sociedad donde importan más las relaciones que puedas tener a lo que tu inteligencia pueda aportar.
Puedes tener algo realmente bueno que decir pero nadie te hará caso si no eres alguien con un buen titulo, alguien respetado y de la alta sociedad y lo peor es que para llegar a esos puestos, esos tan aclamados niveles tienes que escabullirte y lograr el agrado de gente poderosa para que te respalden y tal vez así tengas un poco de la atención que buscas para hacerte un lugar en donde sea que quieras. Es un asco pero lamentablemente el mundo funcionaba así, mucho más el mundo del poder.
Jungkook no iba a ser un don nadie, quería ser respetado, respaldado, quería tener gente que matase y muriera por el. Amaba que se rindieran ante sus ordenes, que su palabra fuera ley y que nadie le desafiara.
Luchó mucho por obtener todo eso y aprendió a guardarse las espaldas. Tiene gente que quemaría el mundo entero si el lo pide... pero esa gente estaba fuera de la cárcel a donde había sido trasladado.
Jungkook sabe que no puede enfrentarse a tantos guardias el solo, que no puede hundir a la tipa loca sin aliados, sin sus seguidores, así que los conseguiría.
-Junguk ¿no es así?-
Jungkook estaba tan sumido en sus pensamientos que ni se dio cuenta cuando un flacucho que le caía muy mal estaba frente suyo obstruyendo su visión de todos los demás reos que jugaban al baloncesto.
-Jungkook.–...–Corrige.–
-Junguk.–...–Repitió. No tuvo éxito en pronunciarlo como debía.–
-Solo dime Jk.-...-Dice con fastidio.-
-Si, mejor.-...-Sonríe apenas y se sienta al lado de Jungkook a lo que este le mira muy mal.-...-Tienes un nombre complicado de pronunciar.-
-¿Qué quieres?.-...-Pregunta sin cuidado alguno. Estaba muy ocupado intentando idear un buen plan para llamar la atención de los otros imbéciles y este mequetrefe salía de la nada a desconcentrarlo.-...-No estoy interesado en cogerte.-
Simón hizo una mueca.
-Me acabas de dar la mejor noticia de todas, créeme que estoy muy aliviado.-...-Jungkook iba a hablar de nuevo pero Simón se adelantó en decir-...-¿Por qué no estás con esos idiotas? Los rumores dicen que eres un criminal de la peor calaña. Aunque no creo que sea así.–
-¿Qué te hace pensar que no lo soy?-
-Si lo fueras me hubieses enterrado el cuchillo aquel día. Supongo que eres un poco mas inteligente, o mas idiota.-
-Habían muchos guardias y como tu mismo dijiste, iban a castigarnos a todos. Ahora no hay muchos guardias aquí así que puedo molerte a golpes si no te largas y me dejas en paz.-
-Pffff, vale, vale, lo que digas. La última vez que hubo una pelea fue porque le dije a un descerebrado que no doblara los platos antes de repartir la comida ya que había quebrado tres. Mira.-...-Mete su dedo dentro de su boca y estira su labio hacia un lado para mostrar la parte interna de su boca. Hacían falta dos dientes ahí, bueno, un diente y una muela inferior.-...-El quebrado terminé siendo yo. Otro día estuvieron a punto de matarme porque tropecé con ese maldito de allá.-...-Apunta con su barbilla a un tipo moreno que no parecía asiático ni americano, pueda que sea un latino.-...-Y le hice caer la ropa que llevaba a la lavandería. Iba a recogerla y disculparme ¿Sabes? pero solo recuerdo su rodilla en mi frente, luego no hubo nada hasta que desperté en la enfermería un día después. Joder, y hay una infinidad de cosas más.-
-Se supone que aquí todo es de lo mas tranquilo, nadie mueve un dedo para joder el sistema ¿o no?-
-Pura mierda Jk, todos los que estamos aquí tenemos nuestra maldita razón. Hay quienes cometieron crímenes espantosos fuera de la comprensión humana, hay quienes son unos malvados sin escrúpulos, otros son psicópatas. Hay de todo aquí y créeme que es de todo menos bueno. Están hartos y son como una bomba de tiempo a punto de explotar. No soy el único con el que se han desquitado mas de una vez. Siempre, pero siempre van a encontrar la forma de dejar salir su asquerosa naturaleza así sea por un tiempo mínimo. Hay quienes no tienen reparo ni salvación y la mayoría de los que están aquí son unos monstruos que ni el régimen mas cabrón los va a cambiar.-
Ignorando la propia amenaza que le dio al muchacho, Jungkook le prestó más atención.
–Deberían hacer algo entonces. Son el doble que los guardias ¿Qué los detiene?–
–Que tenemos a otra loca pero no está encerrada con nosotros. Se supone que es la buena por dirigir este lugar donde encierran a los criminales, pero no es mejor que tú, que yo y que cualquier otro de aquí en ningún aspecto. Solo que ella tiene libertad, puede hacer lo que quiera con nosotros y sabe encubrir bien sus fechorías ¿Quién creería que la directora de una cárcel ha ejecutado a más de cien hombres?–
–¿Tantos?–
Simón asiente abrazando sus piernas y poniendo su quijada encima de sus rodillas.
–¿Te contaron lo que pasó, verdad?–...–Jeon asiente.–...–Supongo que fue Christopher. Muchos de los que presenciaron aquellos sucesos murieron a manos de la directora, o por sus órdenes, da lo mismo. Christopher es de los que al igual que yo y unos pocos que siguen aquí vivimos el principio de esta locura.–
–Eres observador.–...–No lo dice como un halago, más bien le sorprende ¿Cuántas veces ha hablado con Chris? Una sola, y eran las veces en las que estaban juntos. Pero Jungkook supone que Simón supo quien le contó todo debido a que se sientan juntos en los horarios de comida.–
–Solo busco entretenimiento, los hombres como yo pasan aburridos mucho tiempo. Pero bueno, no me voy a desviar del tema; Fue horrible ver a muchos ser asesinados por cosas tan fuertes como al mismo tiempo estúpidas. Creo que todos quedaron sometidos por culpa de la loca de la directora. Pudimos ponernos de acuerdo para hacer un motín, pero prefirieron ir de frente en su momento. Fue estúpido. Lo que les hace falta a estos imbéciles es intelecto, la fuerza no lo es todo pero estos cavernícolas no conocen el significado de inteligencia-...-Bufa.–
–Pero no han intentado nada más ¿o me equivoco?–
–No, están desmotivados, muy enojados y resentidos pero no tienen espacio para pensar y hacer algo bueno para salir de este régimen de mierda.–
–¿Te molesta? –...–Simón lo mira con una gran interrogante dibujada en su pálido rostro.–...–Lo perfecto de este lugar.–
–Odio... odio que todo esto sea por una persona que está muy, muy jodida.–
–¿Lo dices por Park Jimin?–
–Ese maldito tuerto.–...–Gruñe las palabras con mucha ira.–...–Es el mismísimo diablo.–
–Por lo que me he enterado él no atenta contra nadie aparte de los violadores ¿correcto?–
–Si, pero eso no lo hace un santo.–
–¿Lo dices por algo en específico?–
Jungkook quería saber más, necesitaba saber más y por los vientos que soplan Simón puede aclararle más cosas.
–Lo único que puedo reconocerles a todos los dementes que forman parte de este infierno disfrazado de paraíso es que son eso; unos pocos dementes insanos, y por asqueroso que puede parecer lo dicen con orgullo. A veces discuten por quienes han asesinado a más personas, quienes hacían las cosas más asquerosas pero no se esconden, no se hacen los buenos ni justifican lo que hicieron. Ese maldito tuerto de mierda es... es un mosquito muerto y eso es tan bajo.–
–Mmmm, entonces estás discutiendo por quien hace lo peor y lo que según tú es más bajo. Le pones niveles y todo.–...–Ríe con burla cruzando los brazos sobre su pecho.–...–Y es de lo peor por ser el protegido de la loca esa ¿eso piensas?–
Simón lo miró mal.
–No todos aquí son unos monstruos, a veces hay gente que los encierran por tontos, por haber hecho cosas estúpidas. Aquí había un señor que fue encerrado por robar un supermercado y ni siquiera fue una gran cantidad de dinero, solo fue para saldar una deuda de la colegiatura de su hija; lo atraparon, lo encerraron aquí y pues... lo asesinaron por tener decencia humana. Defendió al tuerto en una de las incontables veces que intentaron retenerlo para chantajear a la directora, la guardia llegó, los atraparon a todos y lo ejecutaron con los otros imbéciles. Era un hombre de buen corazón, cocinaba genial y le gustaba leer, era mi compañero de celda, bueno, en el tiempo cuando compartías la celda con otros. Ese tuerto no dijo nada. Ese tuerto dejó que ejecutaran al señor Jaemin solo porque prefirió meterse la lengua dentro del culo. A veces entiendo porque hay tan poca gente buena en este mundo, hasta por hacer las cosas bien la pagas mal.–
Jungkook guardó silencio. Si, ese hombre del que Simón hablaba no era otro más que por intentar hacer lo correcto fue perjudicado. Molesta saber que algo nefasto que tiene solución no pueda arreglarse o evitarse porque alguien decidió guardar silencio.
–¿Tratas con ellos?–...–Se refiere a los reos.–
–Sé sus nombres y de lo que son capaces ¿por?–
–Dijiste que les hace falta inteligencia para joder a la directora. Yo seré el intelecto que necesitan.–
–¿Y porqué quieres eso? Disculpa, pero no creo que tengas una razón para querer enfrentarte a esa lunática. Eres nuevo en esta cárcel de mierda.–
–Tengo mis razones. Además, digamos que tampoco me agrada vivir en un paraíso de mentira, prefiero lo real por más horrendo que sea.–
Simón tenía ganas de seguir preguntando, de saber más sobre JK pero supone que conocer su deseo es más que suficiente.
–Puedo ayudar.–
–¿Ah si?–
–Si. No eres como estos cabrones sin cerebro; caminas diferente, hablas educado, y no te ves como un criminal psicótico. Aunque todos saben que viniste de una cárcel muy peligrosa. No tienes cicatrices.–...–Simón se echa hacia adelante y le mira fijamente por todo el rostro.–...–Ni marcas de tortura. Eras un tipo muy respetado allá ¿cierto? Un líder, y los líderes están muy desatados de aquí.—...–Colocó su índice en la cabeza ajena con toques lentos.–...–Tal vez seas como la loca de la directora, pero te juro que ruego para que seas peor que ella.–
–Eres extraño.–...–Aleja la mano de este con un manotazo.–
–Gracias.–...–Se encoge de hombros.–
–Tengo una duda ¿Qué es exactamente lo que le hacen a los que rompen las reglas?–...–Esa pregunta tomó a Simón por sorpresa.–
–Mmmm deben enfrentar castigos peores de lo que puedas imaginar.–
–No dejes nada a la imaginación entonces, ve al grano de una puta vez.–
–Bueno, no he estado ahí seguido, tal vez dos veces han sido muchas. No me gustan los problemas ¿ok? Pero muchos han terminado en ese maldito hueco; es una celda de las viejas con barrotes, un inodoro en terribles condiciones. Te torturan asfixiándote, te golpean hasta la inconsciencia, todo es tan silencioso que piensas que te volverás loco. Apenas te dan comida y te tratan peor que nada, ni los animales son tratados como nosotros dentro de esa celda de castigo. También debo aportar que es la parte más segura y alejada de la cárcel. A la directora no le conviene que alguien de afuera escuche cómo somos torturados.–
–Tenía entendido que la celda de Park Jimin era la más segura.–
–Digamos que ambas lo son. La celda del tuerto es la más grande de todas, su celda fue construida delante de la celda de castigos. Debes pasar por la suya para terminar allí .–
–¿Son la misma?–...–El cerebro de Jungkook viajó a la velocidad de la luz pensando en tantas probabilidades.–
–No, solo las separa una pared, están al lado, bueno al frente, aish tú me entiendes.–...–Se frustra.–
–¿Por qué tendría la directora a su querido muchachito encerrado allí?–...–Se preguntó en voz alta.—
–No tengo idea, pero si algo sé es que allí el tuerto asesina a los violadores. Aparte de ser la celda de castigos es la celda de ejecuciones de ese loquito.–
Tal vez eso le daba algún sentido, pero Jungkook no pudo imaginar cuál podría ser.
Igual eso era irrelevante en estos momentos, la cosa aquí era que tenía un dato muy importante que le va a servir de mucho.
–Tengo que ponerlos de mi lado.–...–Cambia el tema refiriéndose a sus compañeros de prisión.–...–Creo que puedo encontrar la forma de ganármelos.–...–Ambos miraron a los grupos de reos hablando, otros jugando al baloncesto, otros estaban reunidos apoyando en las demostraciones de fuerza. La otra parte de criminales estaban dentro, tal vez en los pasillos, en el comedor o en sus celdas.–...–Dales algo que quieran así sea en una mínima cantidad y los tendrás de tu lado. La gente pertenece al lugar que le proporciona lo que necesitan para suplir sus necesidades, o sus adicciones. Su apetito perverso de placer.–
–¿Y como piensas hacer eso? Solo hay concreto, pisos y paredes lisas, no hay buenos lugares donde esconder nada y los guardias nos vigilan a más no poder. No puedes darle nada que ellos no puedan conseguir.–
Jungkook sonrió ladino antes de mirarlo con un aura tan sólida que llegaba a ser abrumadora. A Simón le costaba mantener el contacto visual.
Jungkook, a diferencia de los otros reclusos es demasiado atractivo, no es lindo, es guapo y de rasgos fuertes pero no bruscos, la palabra "bonito" no abarcaba lo suficiente para describirlo. Solo es atractivo de una manera absurda, de esos hombres con físicos dignos de revista. Simón está seguro de que si le quitaran ese feo overol gris de uniforme carcelario, dejaran su cabello crecer y le colocaran un traje elegante de saco y corbata fácilmente podrías pensar que es un empresario importante, una figura pública muy influyente y poderosa.
Y luego tenemos sus ojos, esos ojos oscuros que te expresan tanta seguridad en sí mismo que... lo crees, sabes que el tipo no está bromeando con lo que dice o dice hacer, te hace sentir intimidado y como un sonso al que con solo mirarlo de manera fulminante podría desintegrarte.
–¿Eres bueno actuando?–...–Simón parpadea saliendo de sus pensamientos al escuchar la pregunta de ese hombre arrogante.–
–No soy mediocre.–
–Bien, es más que suficiente. Antes de ganármelos tengo que molestar un poco a la directora.-...-Los ojos de Simón que siempre se veían apagados y sin vida brillaron con un toque de diversión y maldad al escuchar las palabras de Jungkook.–...–Vas a ayudarme.–
No fue una pregunta. Gracias al cielo.
–Cualquier cosa con tal de joderle la vida a esa lacra.–
Simón se alegra de no haberse equivocado con este hombre; sin duda él les quitará a Park Jihyo de encima. Está seguro y si puede dar fe de algo es que su intuición nunca falla.
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En la habitación mas importante de la penitenciaria estaban dos personas: una con el completo control de todo el lugar, el otro era un privado de libertad que complacía en todo a la otra.
-Nunca me cansaré de preguntarme como puede haber alguien tan hermoso y tan retorcido como tu, es fascinante.-
-No estoy muy seguro de ello. ¿Dónde están los condones?-...-Va con toda la tranquilidad y confianza hasta los cajones del escritorio de la directora.-
-En la última.-...-Señala al último cajón y Jimin lo abre encontrando una cajita de condones.-
-Los cambiaste. La vez pasada estaban en el primero.-
-Si, ya sabes que me gusta mover las cosas. Me aburren que estén siempre en el mismo lugar.-...-Camina hasta el escritorio de madera y echa las carpetas que tenia a un lado para proceder a sentarse encima. Dirige su mano hasta el cuello de la camisetilla ajena para atraerlo hacia ella.-...-Hoy no se me antoja usarlos.-...-Le quita la cajita.-
-Sin ellos entonces.-...-Sus manos se mueven con experiencia hacia la parte inferior de su overol para desnudarse. Jihyo lo detiene.-
-No quiero mas que tus manos hoy.-...-Abre bien sus piernas.-
-Entiendo.-...-Dice sin mas para llevar su derecha debajo de su falda y dar con su vagina un poco húmeda.-...-¿No quieres que use mi boca?–
-No, solo tus lindas manos-
Después de eso Jimin no pregunto nada más y se dispuso a trabajar en la intimidad de la directora. Sus manos sabían muy bien donde tocar, que hacer, como moverse para que Jihyo se sintiera bien.
La mujer empezó a gemir bajito y Jimin se permitió mover la tela de sus bragas hacia un lado teniendo mas espacio, llegando a sentir la humedad a lo que no perdió mas tiempo en introducir dos de sus dedos de golpe y sin cuidado, de todas formas a la directora le gustaban las penetraciones rudas.
-Mmmm si, si.-...-Se sostuvo del cuello ajeno, repartió besos por toda la zona dejando marcas debido al labial rojo.-...-Eres muy talentoso con tus manos.-
-Si, se me da bien causarte orgasmos.-...-Arqueó sus dedos estimulando el punto G de la mujer sin parar, para este entonces Jihyo gemía.-...-También se me dan bien para matar.-...-Susurró esto último.-
Su pulgar hizo movimientos circulares en el clítoris y fue entonces que la directora se encontró gimiendo con mucha gana. Jimin estuvo mirando la gran cantidad de libros que tenía la biblioteca de Jihyo a su espalda. Está seguro de que ha de haber alguno que no ha leído ya, y tiene esa esperanza muy viva o va a tener que decirle a Jihyo que actualice la biblioteca.
Sintió un toque en su entrepierna. Con cuidado apartó la mano de la directora.
-Cariño...
-Dijiste que solo mis manos.-
El sonido de la alarma llegó a sus oídos haciendo que se detuvieran, se podían escuchar los gritos que provenían del patio.
Jimin se iba a separar pero Jihyo se lo impidió rodeando su cuerpo con sus piernas.
-Sigue.-
-La alarma...
-He dicho que sigas.-...-Lo miró seriamente y Jimin, sin desobedecer siguió moviendo su mano mientras que afuera los guardias corrían para ver qué era lo que estaba aconteciendo.-
Jimin la penetró con sus dedos lo más rápido que su fuerza le permitía, Jihyo se la pasaba gimiendo, aferrándose a el, jadeando su nombre y removiéndose buscando obtener la cúspide del placer a la que no tardó en llegar gracias a que Jimin sabia cómo hacer que lo alcanzara. Jihyo respiró pausadamente calmándose luego de haber tenido un grandioso orgasmo.
–Te la voy a chupar.–
Jimin la tomó de los hombros y la miró fijamente. El placer se estaba disipando de sus redondos ojos que a todos le causaban escalofríos con tan solo obtener una simple mirada. Jihyo le daba miedo a todos en este lugar y Jimin era consciente de que es porque ella se lo ha ganado muy bien. Como también el odio desmesurado y él no se quedaba atrás. Todos los quieren muertos a ambos.
–No hace falta. Te necesitan afuera.–
Jihyo quería protestar pero ya que no estaba excitada y estimulada su cabeza se puso en orden y, tomando las palabras de su prisionero favorito se bajó del escritorio, acomodó sus ropas inferiores y salió de la oficina. Jimin la vio irse y soltó el aire pesado que tenía acumulado en sus pulmones. Apenas sus hombros se relajaron al tener soledad y tranquilidad.
Le ponía incómodo estar a solas con Jihyo; la mujer es hermosa, con carácter pero es malévola y sin escrúpulos. Tiene suerte de que ella lo proteja tanto y le de cualquier cosa que pida.
Eso no le agradaba por muy difícil que parezca.
Jimin se acercó a la ventana donde podía ver hacia el patio. Se estaba llevando a cabo una pelea y habían muchos reos en ronda gritando, emocionados como unas bestias salvajes. A Jimin le daba repugnancia lo primitivos que podían llegar a ser los desgraciados.
Pero viéndolo de otra forma era solo aquí, en pequeños momentos de locura y agresividad donde podían gritar, unirse como una manada de hienas locas y hambrientas a drenar un poco de la cordura que les obligaban a mantener, pues la directora no toleraba siquiera las celebraciones y mucho menos una pelea.
–Hey, hey ¡sepárenlos!–...–Jihyo llegó y todos se apartaron rápidamente para no obstruirle el paso.–...–¿¡Qué es lo que pasa?!–
En medio de todo el disturbio yacía el prisionero Jeon Jungkook encima del prisionero Kim Seokjin golpeándolo mientras este se cubría con sus brazos como podía. En una de esas el segundo usó la fuerza de su cuerpo para echar a Jeon al suelo y fue su turno de irse contra este propinándole un puñetazo contundente en su mandíbula que le hizo a Jeon girar el rostro.
Ambos tenían muchos golpes, las camisetillas de ambos estaban rasgadas y sucias, sus rostros estaban llenos de hematomas que no durarían mucho en tener un color morado, se veían cansados pero no bajaron sus puños.
Jungkook iba de nuevo a atacar pero los guardias lo tomaron de los brazos para retenerlo e hicieron lo mismo con Seokjin.
–¡¿QUÉ MIERDA TE SUCEDE IMBECIL?!-...-Le grita y Jungkook relamió la sangre que brotaba de su boca.–
Seokjin no encontraba explicación al actuar violento e impredecible de Jungkook. Se acercó a él para saludarlo en el patio, había tenido la intención de invitarlo a jugar un partido de futbol para matar el aburrimiento pero no le dejó hablar, ya que le había mandado un golpe justo al rostro, luego otro en su estómago haciéndolo encoger de dolor y caer de rodillas al suelo. No entendía, todo se volvió confuso y Jungkook tenía la intención de seguir golpeándolo pero Seokjin se defendió saltando sobre este y fue entonces que todos a sus alrededores se dieron cuenta de que se estaba presentando una pelea; hubieron gritos, los guardias que vigilaban el patio no se perdieron de nada e hicieron sonar la alarma para pedir refuerzos.
Y es entonces que estábamos aquí con un muy silencioso Jungkook y un confundido Seokjin quien no comprendía lo que le había pasado a su amigo.
-Señora directora estos dos prisioneros se estaban peleando.–...–Informa uno de los guardias. Los demás empujaban a los prisioneros para alejarlos de la directora y los crea problemas.–
Jihyo los observó a ambos sin ninguna impresión. Se cruzó de brazos y se dirigió hacia Jungkook.
–Se había tardado en hacer de las suyas señor Jeon.–
–¿Yo? ¿Por qué asume que soy el único responsable?–
Ella se encogió de hombros.
–Él empezó.–...–La mujer se giró viendo como el recluso Keyns señalaba a Jeon.–...–Lo vi, soy testigo de todo lo que pasó. Kim estaba de paso y este loco se le tiro encima a golpearlo sin razón.–
Simón se veía alterado mientras explicaba lo que había ocurrido.
–¿Entonces el señor Keyns está mintiendo?–...–Le pregunta a Jungkook.–
Este sonríe de una forma descarada manteniéndole la mirada a esa directora psicótica. Ninguno cedía, si alguno rompía el contacto visual sería como perder una batalla.
Jeon se encoge de hombros sin dejar de sonreír burlón.
–Tal vez un poco.–
–Llévenselo.–...–Dice fuerte y claro y no necesita especificar a donde deben llevarlo, pues solo podían lanzarlo al único lugar al que pertenecen los busca problemas, los imbéciles que no siguen las leyes y quieren alterar el orden.–
Esta cárcel tenía un infierno muy pequeñito para estos demonios desacatados.
–¿Qué hacemos con este?–...–Tironean de Seokjin.–
–Suéltenlo.–...–Los guardias se ven algo dudosos pero proceden a soltarlo.–...–He pescado al pez gordo, los demás renacuajos no importan.–...–Se da la vuelta y se retira.–
Jimin miró desde la distancia todo lo que estaba pasando. Jeon Jungkook pasaría unos lindos días de castigo y encierro en la celda vecina. Pobre diablo estúpido.
Jungkook fue arrastrado por los guardias sin cuidado alguno por los amplios pasillos tan tranquilos, sin la cantidad desmesurada de reos que suele haber en las cárceles más comunes. Golpearon su cabeza con burla y le propinaron varias cachetadas, a veces se detenían para patearlo y volver a tomarlo entre sus manos y seguir el camino "No olvides sus caras, no olvides sus malditas caras" se repetía con vehemencia.
Se detuvieron al final de una celda que Jungkook sabía bien cuál era, pues era la celda de Park Jimin, misma que quedaba en la parte baja pasando el comedor y las duchas, era como lo más refundido de la cárcel en general pero aún así no era un lugar oculto.
Abrieron la celda y entraron, ahí Jungkook miró la cama del muchacho que era bastante grande con frazadas gruesas que lo protegerían del frío más maldito, una mesita de plástico prensado donde había una gran pila de libros y revistas, un televisor de unas 24 pulgadas y otras cositas sin importancia pero que ningún otro reo tenía (jabones y shampo de marca, curitas, su propia caja de medicina, acuarelas, cuadernos, cuadros, cajas de dulces y chucherías) y que le daban peso al título de "el favorito"
Al final de la celda había una delgada y pequeña puerta que abrieron. Los ojos de Jungkook tenían ya un tiempo sin ver este panorama tan tétrico y horrible de una celda con paredes de ladrillos grises llenos de humedad, las esquinas verdosas por el moho, la frialdad era densa, Jungkook podía oler la muerte y el dolor en este lugar. Los guardias abrieron la segunda puerta de la celda que si tenía barrotes gruesos y oxidados como los de cualquier cárcel promedio y lo empujaron dentro para proceder a irse entre risas y palabras como: "la vas a pasar muy mal pronto"
Jungkook no tenía ninguna iluminación más allá que la luz solar que entraba por la ventana. Dio varias vueltas en su propio eje analizando la celda y, por primera vez desde que estaba en este lugar, lastimosamente se sentía como en casa.
Su primera noche estuvo con hambre y nadie parecía tener la intención de saciarla, pero no iba a morir de hambre, no iban a dejarlo morir.
Cayó la noche y Jungkook no tenía idea de qué hora podía ser pero si la luna no lo engañaba, tal vez era pasado de media noche lo que significaba que todos estaban en sus celdas.
Lo que significaba que Park Jimin estaba a tan solo una pared de distancia tumbado en su cómoda cama probablemente durmiendo ¿usaría el parche aún para dormir? A Jungkook le gustaría saberlo, le gustaría saber como se ven esos ojos cerrados, su cuerpo tumbado y descansando. Aunque podría estar sentado en el suelo leyendo un libro, pintando algo con todas las cosas que tiene ¿Sería posible? A Jungkook no le sorprendería que Jimin tenga sus propios focos, sus propias lámparas para alumbrarse hasta que se le dé la gana.
Levantó su puño hacia la pared dando dos golpes muy seguidos, raspó con el mismo la pared otras dos veces cambiando un poco el sonido, luego otro par de golpes contundentes seguidos de una pausa para finalizar con un cambio de sonido en sus golpes haciéndolo más lento.
Había pasado por tanta mierda en su vida que, fue privado de libertad en muchos aspectos, tanto asi que tuvo que aprender a comunicarse por código morse, y código binario. Como si aprender inglés y japonés no fuese suficiente debía tener conciencia de señales o códigos que fuesen más complicados de saber y de esa forma es que pudo salvar su pellejo varias veces, gracias a esos conocimientos fue que pudo comunicarse con muchos de sus empleados y hacer de las suyas sin levantar sospechas. ¿Comunicarse por medio de números, señales, símbolos y sonidos? Era parte de sus talentos.
Era complicado, y muy poco probable que Jimin supiese lo que estaba diciendo por medio de los golpes, pero con que se diera cuenta que su intención era más que solo dar golpes sin "sentido" era más que suficiente.
Jimin estaba durmiendo pero fue despertado por los golpes propinados en la pared que conectaba con la celda de castigos. No puede ser nada más que obra de Jeon Jungkook. Los golpes persistieron.
–Deja de golpear idiota, estás ahí porque te lo buscaste. No jodas.–...–Pero solo era un reclamo para desahogarse, pues la pared era tan gruesa que no se podían oír voces, ni gritos, ni nada de lo que pasara del otro lado, sin embargo los golpes que provenían del otro lado no eran ruidosos, sino que hacían que la pared temblara debido a la fuerza ejercida. La pared vibraba con los golpes y eran fáciles de percibir.–
Los golpes no eran del tipo que buscan pedir ayuda, eran pausados, como si buscase decir algo y Jimin se dio cuenta de ello, pero antes de que Jimin se permitiera darle relevancia los rotundos golpeteos se detuvieron haciendo que todo fuese puro silencio.
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No descansaría hasta hacer pagar a esta cuerda de guardias de mierda.
A Jungkook le había gustado jugar con el peligro y si las situaciones riesgosas fuesen fuego, Jungkook sería un pirómano en potencia. Tentaba cualquier suerte y le gustaban las cosas hechas a su antojo, no importaba cuanto tenía que pasar para conseguir lo que quiere y eso ocasionaba que muchas veces pusiera su pellejo en peligro.
Justo como ahora.
Era la tercera vez en el día que los guardias vinieron a su nueva celda para "castigarlo" pero no eran más que torturas muy comunes llevadas a cabo por los criminales más desalmados. Si a Jungkook no le hubiese gustado tanto ponerse en riesgo más de la mitad de su vida, estaría colapsando debido a lo macabro que estaban siendo estos "castigos" tenía resistencia, experiencia y un gusto culpable por los procesos dolorosos previos a su recompensa.
–Tiene aguante, los demás siempre se desmayan a la décima vez.–...–Habían sacado su cabeza de la enorme tina con agua. Fueron necesarios tres guardias para lograr someterlo, sin dejar pasar por alto sus manos atadas a su espalda.–
Sin duda rompió un nuevo récord personal habiendo soportado tres minutos y medio sin aire cada vez que lo sumergían. Era complicado estar de rodillas cuando sus costados estaban adoloridos gracias a las costillas atrofiadas que tenía por la paliza vespertina que los imbéciles le proporcionaron ¿tenía dos costillas rotas o tres? Da igual, solo era incómodo mantenerse en una sola posición que demandara soporte de su propio peso.
Los malditos habían venido tres veces al día pero en ninguna de esas veces dejaron algo de comida, bueno, lo raro hubiese sido que trajeran algo el primer día. Eso si no era una acción buena y ejemplar de la cárcel, muy mal ahí directora. Muy mal.
Después de eso los guardias no volvieron de nuevo, a Jungkook le ardían los pulmones, estaba adolorido y no sentía la parte izquierda de su rostro. Por suerte había tensionado su encía lo suficiente para que no le quebraran los dientes, pero eso no quería decir que todo estaba bien. La hinchazón interna era incómoda y empujaba sus labios.
Cayó la noche y Jungkook se acercó con su brazo izquierdo abrazando su propio cuerpo hacia la pared que lo separaba de aquel recluso que se le había metido entre ceja y ceja hasta empujarlo a hacer una de sus locuras más memorables hasta la fecha.
Golpeó con la poca fuerza que le quedaban tratando de comunicarse.
–Vamos, vamos, vamos.–...–Pronunciaba con cada golpe pero no hubo nada del otro lado.–
Nuevamente había sido ignorado.
Se acostó en el frío suelo con su estómago rugiendo por el hambre, su cuerpo sacudiéndose por el gélido aire, la humedad de la celda lo arropó con mucho cariño en su segunda noche de castigo.
Un nuevo día llego y Jimin se levantó una media hora antes de que sonase la primera alarma del día. Lo primero que hizo fue orinar aún sintiéndose somnoliento pero sabía que no lograría volver a dormir así que intentarlo sería inútil. Se lavó los dientes en el lavamanos que tenía en su celda, tiró agua en su rostro y lo secó con una suave toalla beige. Al haber culminado su primera higiene del día buscó su único y mejor accesorio: su parche y mientras se lo colocaba decidía que no iría a tomar el desayuno. Con una de las galletas de sal que le regalaba la directora era más que suficiente y ya que tenía una buena cantidad podría tomar más de una.
Le dio un corto vistazo a la puerta que daba con la celda de castigos. La noche anterior Jeon volvió a golpear ¿Cómo tendría fuerzas siquiera? El pobre diablo debería estar agonizando de dolor debido a las palizas que debieron darle, no debería tener ni la fuerza para levantar ni un dedo. Jimin no es ajeno a las cosas que le hacen a los que son encerrados para recibir castigos.
Haciendo una mueca desinteresada salió de la celda y fue directamente hacia la oficina de la directora Jihyo ya que saludarla por las mañanas y despedirla antes de dormir era una obligación a la que Jimin no podía siquiera pensar faltar. En todo caso, no era algo difícil y puede sacar provecho de las visitas diarias, pues a veces Jihyo trae periódicos, otras veces revistas y aprovecha de leer ahí mismo. No le gustaba mucho pasearse por la cárcel, se sentía más seguro en la oficina de la directora aún si esta era como la cueva del lobo.
–Querido, buenos días.–...–Sonríe apenas lo ve cruzar la puerta sin necesidad de tocar o pedir permiso.–
–Buenos días.–...–Se queda parado en medio de la oficina como cada día.–
–Ven acá, mi chico.–...–Se acerca rodeando el escritorio para quedar al lado de la mujer. Ella se gira y lo abraza por la cadera haciendo que su mejilla izquierda descanse en su abdomen.–...–Eres tan bello, me hace feliz tenerte.–
Jimin observa desde arriba esos cabellos azabaches, no puede ver su rostro pero sabe que está sonriendo como siempre que él está presente.
Siempre sentía que estaba con dos personas diferentes en cuanto a Jihyo se trataba, pues era una tirana, dictadora y jodida de la cabeza de la puerta para afuera, pero en esta oficina o cualquier lugar cerrado donde solo fueran ellos dos ella era todo lo contrario. Si Jimin no supiese muy bien lo descolocada que estaba la mujer podría haber considerado que era entrañable, amable. Una buena persona.
Irónicamente, solo era buena con el y es exasperante por muchos factores que Jimin no diría en voz alta.
Ella estaba loca, decía amarlo, estar muy enamorada y había jurado protegerlo contra cualquier pronóstico, hasta ahora lo había cumplido en grandes medidas, de forma ridícula y meticulosa pero no iba a quejarse, no iba a hacer nada.
No forzaría ni lo correcto.
No importaba si le daban cosas buenas a cambio del dolor de otros, no movería ni un dedo para cambiarlo.
Jihyo le había dicho en una ocasión que se alegraba mucho de que un chico como el; hermoso y angelical cayera preso en esta penitenciaria. Decía que era el destino, y que le agradecía cada día de poder conocerlo.
Ella estaba obteniendo felicidad a cambio del dolor de otros.
Ella siguió abrazándolo y él no se separó, nunca retrocedería si ella no se lo pide, no pararía si ella no se lo pide ni hará algo que ella no quiera.
Jimin miró hacia los libros de la biblioteca.
–¿Trajiste libros nuevos?–
–Si, ya los he metido en la biblioteca ¿quieres verlos?–
–Si.–
–Bien, puedes llevarte el que quieras.–...–Se separa y es entonces que Jimin se dirige a la biblioteca buscando los nuevos libros.–
Hay uno de contabilidad con tapa roja, otro que le rendía culto a las fiestas de brujas y era de tapa negra. Encontró otro, este era verde con letras doradas. Lo observó por más tiempo del que debería. ¿Era una casualidad tal vez? ¿O el destino estaba lanzando piedras para que se tropezara? De tantos libros, con cuentos, temas, relatos diferentes vino a caer este en sus manos justo cuando...
–Me llevaré este.–...–Lo puso bajo su axila muy seguro . Jihyo sonrió ampliamente pero no dijo nada.–
El libro que había escogido se titulaba: Código Morse.
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Hellous soldadxs 😘 espero estén bien, cuidándose y con buena salud <3
Espero no tardar en publicar el otro cap, espérenlo 😘
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