Five
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En su cuarto día de encierro Jungkook estaba abatido en la esquina de la celda. Apenas y si podía respirar, apenas y si podía abrir los ojos para mirar el techo. Olía fatal, pues no había agua en la celda como para poder darse un baño o mojarse un poco para bajar el hedor. Su cabello había crecido por lo que los malos olores se adherían fácilmente en su cuero cabelludo, tenía un mal sabor en su boca gracias a la mala higiene de esta. Lo tenían en las peores condiciones pero solo debía aguantar, no va a morir en ese lugar tan horroroso.
Aunque cuando los desgraciados de los guardias quemaron las planta de sus pies con encendedores, Jungkook estuvo un poco preocupado por las heridas y no estaba equivocado cuando supo que la pasaría mal, pues no podía mantenerse de pie debido a las quemaduras. Procuraba tener los pies en alto para que no se ensuciaran demasiado ya que era bastante malo estar en esa celda tan sucia y sería problemático que se infecten sus heridas.
Sin embargo las heridas causadas por los guardias eran internas; no hubieron cortes, ni alguna herida que lo hiciera sangrar (quitando el hecho de que tenía quemaduras en los pies no habían heridas que pudiesen dejar cicatrices)
Tenía varias costillas rotas, y está seguro que uno de sus hombros estaba dislocado.
Lo que si debe aplaudirle a esos desgraciados es lo dedicados que eran con las malditas torturas; sabían exactamente lo que hacían, se metían en tu cabeza y en tu ser buscando quebrantarte, que ruegues para que se detengan y pidas piedad. Jungkook no había pedido nada de eso y tampoco se vio tentado, sin embargo estaba seguro que más de uno de los que pasaban por este tortuoso infierno pidió y rogó. Jungkook no los culparía ni les llamaría cobardes, ya que hay muchos que no pueden soportar como juegan con sus voluntades de forma retorcida.
Dejó que la noche se hiciera presente y se arrastró hacia la pared que lo separaba de Park Jimin, la luz de afuera se dejaba ver sutilmente por la parte baja de la puerta. Aún no apagaban las luces. Se encogió un poco por el dolor y respiró profundo antes de alzar su puño y golpear, golpeó varias veces sorprendiéndose de sí mismo por la fuerza de voluntad que estaba sacando sabrá Dios de donde. No hubo ninguna respuesta.
Al menos no con golpes, porque al estar tan solo y en sumo silencio apartado de todo no se le escapó el sonido delicado de algo deslizándose por el suelo. Era un pequeño papel en forma de carta, muy pequeñito para ser una, probablemente sea una nota. Jungkook no perdió tiempo en acercarse como pudo hasta tener ese papel en su poder y desdoblarlo con manos adoloridas. No veía lo suficiente, así que tuvo que acostarse boca abajo en el suelo para que la poca iluminación de afuera le ayudara a leer.
La nota tenía:
-. --- .... .- --. .- ... .-. ..- .. -.. ---
"No hagas ruido"
Jungkook pudo descifrarlo con una sonrisa en sus labios.
No tenía idea de si el bello chico al otro lado habrá entendido, y lo más probable sea que no, pero el haber llamado su atención fue como alcanzar su meta y se daba por bien servido. Jungkook se sorprendía, pues el muchacho no solo era hermoso, sino que era muy inteligente; descubrió que se estaba comunicando en código morse y pese a no poder responderle con los mismos ruidos le había pasado ese papel con una nota escrita en código morse. Fascinante, simplemente fascinante.
Se sentó con cuidado y sonrió mucho más amplio apoyando su cabeza en la pared.
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Cuando el castigo de Jeon culminó había pasado una semana exactamente, fue llevado a enfermería apenas lo sacaron como pudieron de aquella celda, se desmayó unas tres veces aproximadamente y se alegra de que haya pasado cuando los malditos guardias no estaban para verlo inconsciente, pues sus colapsos eran en las madrugadas cuando el frío insoportable se mezclaba con el dolor de los golpes y sus heridas sentidas.
Trataron sus golpes y heridas internas y al fin le dieron más allá que agua y pan (igual no es como que haya comido mucho de esos escasos alimentos) y fue así como estuvo de reposo unos tres días encerrado en la enfermería. Al menos estaba en una camilla y no en un sucio y frío suelo.
—Eres un maldito loco suicida de mierda.–...–Abrió apenas un ojo e hizo un ruido de molestia con su garganta. Seokjin estaba siendo muy ruidoso.–...–Si el flacucho ese de Simón no me iba con el cuento seguiría pensando que se te zafó un tornillo. Miento, aún lo sigo pensando pero por razones diferentes.–...–Jungkook le había pedido a Simón que le dijera a Seokjin que esos golpes dados aquel día sin razón fueron porque tenía algo en mente, no porque le odiara o quisiera matarlo.–...–¿Qué es eso de ir golpeando gente a diestra y siniestra? ¿Y porqué yo? Joder, no me metas en tus mierdas, imbécil. Menos mal a la directora no le dio por mandarme contigo también al castigo o estaríamos los dos en esta condición.–...–Lo señala desde los pies hasta la cabeza.–...–No sé qué putas se te metió en la cabeza para hac-ceerh~
Jungkook le arrojó una almohada Justo al rostro.
–Seokjin cierra tu maldita boca. Me duele la cabeza mierda.—...–Y Seokjin con sus reclamos alzados de tono no ayudaban para nada.–
–Eres una mierda, tú, tú eres la mierda aquí.–...–Le arroja la almohada pero Jungkook la atrapa. El movimiento provocó que tensara su cara ya que moverse le causaba dolor.–...–Sea cual sea la razón para haber hecho lo que hiciste debe ser muy grande aunque conociéndote tal vez sea muy estúpida.–
Bueno, solo había recibido un solo mensaje por parte del ojo parcheado pese a golpear cada noche la pared tan fuerte como para tener sus nudillos destrozados y los lados de sus manos raspadas. A decir verdad Jungkook no esperaba siquiera que le respondiera, pero lo hizo, así que si...
–Si lo que quieres es saber si valió la pena la respuesta es sí, vive con eso.–...–Y volvió a cerrar los ojos para tomar otra siesta. No le gustaba estar tendido tanto tiempo, pero no puede hacer demasiado al menos hasta que pasen unos días más.–
–Joder, eres increíble, y en el peor de los sentidos.–...–Niega y se cruza de brazos observando a ese amigo suyo tan peculiar.–...–Eres el tipo más extraño que he conocido. A veces es bueno conocer los límites ¿sabes? No sé ni cómo estás vivo. Nada vale más que tu vida como para que la arriesgues tú mismo, imbecil.—
A Seokjin le daba escalofríos lo maquinador que Jungkook podía llegar a ser, como también odiaba esa manía suya de creerse invencible, un todopoderoso al que nada le afecta, nada le puede conmocionar y hacerle retroceder. Unos podían pensar que es algo admirable y hasta valiente, sin embargo los riesgos que toma son absurdos, llega a ser gracioso de la forma más agridulce e incrédula posible.
–Es mi asunto Jin no te metas.–
Jin asintió con los labios fruncidos.
–Si, por supuesto. Me pregunto qué porquería te estará pasando por la cabeza como para no contarme. Ha de ser tan descabellada que sabes que no estaré de acuerdo y te mandaré directo al infierno. Sé que no me equivoco.–...–Jungkook no dijo nada, Jin tenía razón y se lo confirmó con su sepulcral silencio.–...–No vayas a morir, idiota, te puedo perdonar unos golpes pero no que te mueras.–...–Y entonces se marchó dejando al único reo en enfermería completamente solo.–
No había nadie que pudiese entenderlo. Solo él mismo lo hacía y eso era más que suficiente.
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Apenas pudo ponerse de pie Jungkook dejó la enfermería por su propia cuenta. Le molestaban las heridas de los pies, como también la de sus costados, pero no aguantaría otro día más tumbado en esa cama. Fueron seis días allí y fue un fastidio.
Nada había cambiado, todos seguían sus rutinas como siempre, apenas y le miraban pero era con curiosidad, sin embargo nadie se acercó a decirle nada. Jungkook se puso muy bien su overol gris para ocultar las vendas que cubrían la mitad de su tronco.
–Te ves casi igual que yo.–
–Es lo peor que me han dicho en mi puta vida.–
Simón rueda los ojos sonriendo apenas.
–Ojalá tuviera cigarrillos conmigo, o marihuana. Daría lo que fuera por tener un poco. Te ofrecería por supuesto.–
–Solo te aceptaría el cigarrillo.–
–¿Te crees muy decente eh?–
–No me agradan los malos olores, la marihuana no huele particularmente bien.–
Simón se encogió de hombros. Podría decirse que desde que el hombre a su lado dejó la celda de castigo y la enfermería debido a lo mismo se la pasaba a su lado siempre que pudiese. No le preguntó que le hicieron, es más, hacía de cuenta que el castigo no existió.
–El cigarrillo tampoco huele a rosas te estoy avisando.–
–Lo sé.–
Los dos se encontraban sentados en la esquina del patio. Nadie estaba haciendo ningún deporte. A Jungkook le sorprendía en demasía los pocos reos que habían en esta penitenciaria ya que las cárceles guardaban una enorme cantidad de criminales.
–¿Y ahora qué?–
–No me jodas.–
–Eres un cascarrabias. Vas a morir solo.–
Jungkook no dijo nada después de eso.
Se puso de pie y entró a la cárcel dejando a Simón en el mismo lugar y este no se movió para seguirlo.
Era cerca de las cuatro de la tarde así que Jungkook se escabulliría al curso de costura desde bien temprano.
No tenían muchas mesas ni sillas, unas seis de cada una. A Jungkook no le sorprendía, pues a los hombres no les interesaba aquello de la costura, al menos no el 90% de unos reclusos a los que les gusta matar y cometer crímenes.
Se sentó y esperó. La primera persona que llegó no fue más ni nada menos que aquel por el que se encontraba allí.
Park Jimin lo observaba desde el umbral de la puerta. Eran los únicos en el lugar y había demasiada tensión en el ambiente.
–¿No entrarás?–...–Jungkook habla primero.–
–¿Qué haces aquí? Este no es tu club.–
Jungkook miró su boca tan rosada, abultada moviéndose a medida que hablaba. Qué deleite. ¿Así se sentía estar tan enloquecido por alguien con quien nunca hasta tenido una conversación real? La simple palabra, cercanía, o acción de este hacia tí es única.
–Con mi estado actual no podría mantenerme en el club de boxeo.–
Jimin lo analizó con su ojo a la vista, pero no dijo nada más y se fue a sentar a la mesa que estaba al otro extremo de la sala.
–Con esas manos tampoco deberías estar en el club de costura.–
Jeon miró sus manos con sus nudillos vendados.
–Mmm esto no es grave. Puedo mover mis dedos, eso bastará ¿o no?–...–El chico puso sus brazos encima de la mesa, su atención se mantenía en las manos ajenas desde lejos.–...–Esto me lo he buscado ¿sabes? Intentando llamar a un animalito bonito, pero es bastante difícil. Apenas puede hablar.–
–No te pregunté.–
Jungkook suelta una carcajada y se cruza de brazos escondiendo sus manos en sus axilas.
–Me gustan difíciles. Deberías ser menos arisco, dejarme follarte y quizá te deje en paz.–...–Jimin alzó su ceja como si no pudiese creer lo que acababa de escuchar.–...–Aunque por ahora me conformaría con un beso.–
–En tus sueños.–
–En mis sueños haces más que darme un beso.–...–Y fue entonces que las mejillas del muchacho se calentaron dejando a la vista un sonrojo poco visible.–...–Pero por cosas que no me explico terminas follandote a la directora, nunca pensé decir esto pero... –...–Pone su codo en la mesa y su rostro en su palma manteniéndole la mirada.–...–Qué desperdicio. Tengo tanta envidia de esa directora demente a la que te coges.–
Jimin se puso de pie y se marchó. Jungkook no podía dejar de sonreír.
Y asistió al club de costura al día siguiente, y al siguiente del siguiente. Jimin ignoraba lo que le decía y no caía en sus provocaciones e insinuaciones pero eso no impedía que lo mandara a callar o le dijera que era muy molesto. Tampoco dejó pasar oportunidad para amenazar con matarlo si seguía fastidiando, pero Jimin no atentó contra su vida.
También se refería a la directora de una muy mala forma, pero Jimin nunca le dijo que no hablara así de ella, no defendió su nombre ni se volvió loco al respecto. A Jimin no le interesaba la directora, al menos no de forma romántica.
Y tal vez de ninguna forma.
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Rectificando sobre los últimos acontecimientos en su vida Jimin no tenía mucho que agregar, pues su rutina era la misma de siempre, no era como la de sus compañeros pero aún así tenía una rutina que cumplir. Pero por supuesto, lo único "interesante" o fuera de rutina era Jeon Jungkook.
No sabe qué manía tenía el tipo con el, Jimin sabe que no es feo, su llegada a la cárcel estuvo cargada de muchos acontecimientos con uno más terrible que otro, pues en un lugar feo, con gente podrida por dentro y hasta por fuera... al ver que llega algo bonito pelean por quedárselo para poder destruirlo, achicarlo y controlarlo hasta que no quede ni un brillo de belleza.
Pero Jimin llegó ahí siendo solo una figura bonita, pues su interior estaba quebrado, no podrido como la de los demás criminales que habitaban en la cárcel, no había maldad depravada pero tenía esa insensibilidad que despertó desde que asesinó a su padrastro que... no había belleza que robar a su voluntad. Entró roto a esa cárcel, esa era la verdad.
Luego de que supieron que no era el típico chico lindo inocente y débil, quisieron romper su belleza física logrando quitarle un ojo y condenarlo a llevar un parche de por vida, se veía como uno más de los tipos retorcidos de la cárcel, alguien malo. No dejó de ser atractivo por eso, sin embargo todos los que lo rodeaban no lo miraban con asqueroso deseo, con morbo, no, solo había rabia y juramentos silenciosos "vamos a matarte" "vas a morir" "disfruta mientras puedas" podía entender esos mensajes con solo ver sus ojos.
Desde que fue encerrado Jihyo fue la única persona con la que ha hablado, nadie más, ningún reo nunca pudo hablarle y viceversa.
Jimin no había hablado con ningún hombre desde que fue encerrado hasta que llegó Jeon Jungkook.
¿Qué es lo que se cree? Jihyo ha matado a muchos por siquiera mirarle y este viene a perseguirlo, llamarle, hablarle y buscar comunicarse de cualquier manera. Es inaudito.
–Quisiera oler tu cabello.–
Jimin se detuvo en seco. Estaba caminando por los pasillos sumido en sus pensamientos, tanto así que no notó una presencia a su espalda. Se giró quedando frente a un hombre más alto que el por una cabeza, cabello a medio crecer y que pronto de seguro le harían cortar, un poco más repuesto que hace una semana desde que salió de la celda de castigo. Había parecido un cadaver.
–No me sorprendería que hayas sido encarcelado por ser un acosador.–
Jungkook arrugó su nariz.
–Cualquier cosa menos eso.–
–Desarrollaste una nueva faceta aquí. Bien, al menos estás preso y no podrás molestar a nadie fuera.–
–Solo aprovecho para coquetearte.–
–Esa palabra debería estar prohibida aquí. Coquetear con alguien en una cárcel es una idiotez.–
–Me gustas Jimin.–...–Eso lo dijo bajito por si alguien los escuchaba, aunque no era posible debido a que el pasillo estaba sin nadie más aparte de ellos dos.–...–Eres lo más bello que he visto nunca, si me dejaras follarte pueda que luego pierda el interés en ti y te deje en paz. Mientras tanto solo te queda resignarte.–
–Eso nunca pasará.–
–Te confesaré algo; nunca forzaria a alguien a estar conmigo, soy más de esperar que vengan a mí rogándome..–...–Jungkook se apartó en cuanto vio que unos guardias entraban al pasillo haciendo su guardia.–...–Nunca digas nunca, chico lindo.–...–Le guiñó el ojo y se fue.–
Jimin hizo puños y se fue dando zancadas, le molestaba, pero más molesto estaba consigo mismo por responderle.
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Al estar a cargo de una penitenciaria, Park Jihyo debía estar atenta a todo lo que pasaba. Y no precisamente para mantener el orden porque si, a ella realmente no le importaba la vida de los desgraciados encerrados, pero debía ocuparse de cierto muchacho ojo parcheado que tenía su completa atención. Debía tener ojos en todas partes y no solo hablando de los guardias, sino que de las cámaras de seguridad las cuales eran de mucha utilidad para encargarse de que el lindo Jimin no tuviese problemas. No fuese molestado ni atacado.
Sabe que puede defenderse solo, ese precioso ser con apariencia de ángel no era más que eso, apariencia física porque en su interior se albergan nada más que demonios arremolinadores que siempre están quietos y salen a flote cuando son necesarios o el mismo chico decide sacarlos.
Pero ni todos esos demonios lo salvarían de muchos hombres violentos atentando contra su vida en grupo y él sin poder matarlos con algún arma.
En serio ella consideraba darle un cuchillo ¿que tan contraproducente podría ser esa decisión?
Rueda con cuidado en su silla mirando la pantalla de su computadora fijando su vista en el pasillo por donde Jimin va caminando y sus ojos se expanden cuando ve que Jeon Jungkook se interpone en su camino y... hablan.
–Maldita lacra.–...–Se echa hacia adelante mirando de cerca la pantalla. No pasa mucho cuando Jeon sigue su camino sin mirar atrás.–...–Que conste que te lo advertí.–...–Se levanta y va hacia la puerta donde se dirige a uno de los guardias.–...–Tráiganme a Jeon Jungkook ahora mismo.–
El guardia se pierde de su vista en busca del recluso. Jihyo regresa a su silla y se mira las uñas sin ninguna pintura llamativa. Para ella, quien es una mujer con un estilo de vida rudo no se le permitía estar con una manicura llamativa o postiza. No hay mucho que ver más allá de uñas cortas y naturales, no había más nada que hacer, solo esperar ansiosa la llegada del hijo de puta que se estaba metiendo en terreno peligroso buscando tomar su bien más preciado.
Pasan unos minutos y la puerta de su oficina se abre. Jeon Jungkook ingresa y el guardia cierra la puerta quedándose afuera.
–Directora, es un gusto verla de nuevo... aquí.–...–Da una vuelta en su propio eje.–...–En su oficina ¿a que debo el honor?–
–Aléjate de Park Jimin.–
Las cejas de Jeon se levantan debido a lo directa que fue la mujer.
Luego en sus labios se ensancha una sonrisa ladina.
–¿Y porqué debería hacer eso?–
–Porque te lo estoy ordenando.–
–Mmmm ¿o sino qué? ¿Va a encerrarme? no estoy preso por ser muy obediente que digamos.–
Jihyo se sienta mejor adoptando una postura más segura, su mirada es desafiante y Jungkook no se queda atrás. No se dejaría intimidar por esa mujer, de todas formas no le daba ni un poco de miedo.
–Voy a asesinarte si no te alejas de él. Es mío.–
–Claro que si.–...–Sonríe de forma burlesca.–...–Muy suyo. Pobrecito. Directora, yo no le tengo miedo ¿entiende? Debería de ocuparse de su rol ¿que acaso no es mantener todo en orden? No andarse tirando a un recluso.–
–No debes decirme lo que tengo que hacer, eres un pobre diablo que no sabe con quien se está metiendo.–
–Ni usted tampoco a mí debe decirme lo que tengo que hacer, directora así que mejor dedíquese a hacer lo suyo. Deje a los reclusos... con los reclusos.–...–Dice lo último con un tono bajito casi provocador dejando en evidencia su doble sentido.–
–Enserio no quieres ser mi enemigo Jeon Jungkook.–
El nombrado se encoge de hombros desinteresado.
–Uno mas, uno menos a la lista no hará mucha diferencia directora. Fue un gusto verla, luce bastante bien.–...–Le guiña el ojo con coqueteo, aunque en realidad es una burla de la peor calaña.–...–¿Pero es que quien no? Con tal colágeno hasta el más miserable se levanta.–...–Sin esperar a que lo despidan Jungkook va hacia la puerta pero antes de irse dice –...–Disfrútelo mientras pueda. No será suyo por mucho más tiempo.–
Y sin más sale de la oficina de la directora quien niega con una risa amarga. Jeon Jungkook estaba cavando su propia tumba. A Jihyo le daría un gran gusto verlo en el suelo muerto después de haberlo torturado, quebrarle la mandíbula para impedir que vuelva a hablar estupideces de su preciado Park Jimin. Sacarle los ojos para que nunca más le vuelva a mirar, cortar sus manos por si se le ha ocurrido tocarlo sepa que no podrá sentir la suave y tersa piel en sus sucias manos. Quiere acabar con el, si, eso quiere.
Pero este hombre tiene que tener su merecido antes de asesinarlo.
–¡Guardia Seob!–...–El hombre entra rápidamente ante el llamado de su jefa.–...–Quiero que haga algo.–
–Lo que ordene directora.–
La fémina se puso de pie. Jeon Jungkook se estaba metiendo con la persona equivocada.
Ella creó el paraíso perfecto para su pequeño Jimin dentro de una cárcel carente y desubicada, lo tiene con ella, se preocupa por él y es su prioridad... eso no iba a cambiar solo porque Jeon Jungkook piense que puede ir por allí tomando lo ajeno.
La tarde transcurrió bastante rutinaria, nada nuevo, ningún acontecimiento que recordar mañana. Al menos no hasta ahora.
Jungkook hizo una mueca ante el dolor en sus costados mientras se quitaba el uniforme para meterse a duchar. No habían muchos reclusos bañándose, solo él, y otros tres hombres que ya estaban terminando.
Los hombres fueron saliendo y él ya estaba completamente desnudo. Fue todo un reto sacarse las vendas pero lo logró y fue entonces que se metió bajo en chorro de la regadera mojando su anatomía sintiendo sus músculos relajarse.
Alguien ingresó a las duchas, los pasos dentro no pasaron desapercibidos para Jeon pero no le tomó importancia a quien podría ser y siguió en lo suyo. Abrió sus ojos para agarrar el jabón y pasarlo por su cuerpo lavándolo y quitando el sudor. A dos duchas estaba su "acompañante" un recluso de contextura mediana, cabello a medio crecer y muy pecoso.
Jungkook siguió en lo suyo hasta que terminó y cogio su toalla para secarse y luego colocarla alrededor de su cintura.
Estaba colocándose su venda cuando unos gritos muy cercanos lo hicieron girarse aturdido y confundido.
–¡AYUDA! ¡A-ALGUIEN POR FAVOR!-
De pronto el chico detrás suyo empezó a gritar tirado en el suelo y... había sangre a sus pies.
–Oye ¿qué te pasa?–...–Intenta acercarse pero el chico se tira al suelo mirándolo con pavor.–
–¡NO ME HAGAS MÁS DAÑO POR FAVOR! ¡SUÉLTAME!–
*¿Que?*
Cuatro guardias ingresaron al baño observando desde Jungkook hacia el chico una y otra vez. Maldición, la escena no era la mejor ante cualquiera y Jeon, por supuesto era quien peor parado quedaba en toda esta rara situación.
–Agárrenlo.–...–Manda uno de los guardias y los otros van directo a Jungkook para cogerlo y alejarlo del chico.–
–¿Qué les pasa? Yo no he hecho nada.–
–Cierra la boca.–...–Manda mordaz uno de los tipos a su espalda.–
Las cosas se ponen altivas fuera de las duchas y unos cuantos reos se acercan a la entrada para ver qué era tanto alboroto.
No pasó mucho para que la directora hiciera acto de presencia entrando a las duchas sin inmutarse siquiera por el agua regada y el hecho de que pudieron haber hombres completamente desnudos. Bueno, el chico en el suelo lo estaba.
–Señor .... ¿Que pasó?–...–Pregunta con mucha seguridad mientras el chico sigue en el suelo temblando y sangrando por su brazo aunque él mismo trata de detener el sangrado con su mano libre.–
–Él me atacó.–...–Lo señala. Si, Jungkook ahora no puede creer lo que estaba sucediendo.–...–I-intentaba abusar de mi.—
–Hey, hey no te pases ¡jamás caería tan bajo siendo un violador!-...-Le dice pero el chico esconde su rostro en sus rodillas evitando cualquier enfrentamiento oral o visual con su "abusador"–
-¿Y esa herida que tienes?-...-Se acerca un par de pasos.–
-Él me la hizo.-...-Lo señala con su dedo temblando.-
Jungkook no podía estar más conmocionado por todo lo que estaba pasando. Sintió un aura intensa, pero a su vez era como si lo estuvieran observando y en medio de todo el disturbio giró su cabeza buscando dar con lo que sea que le estuviese pesando. Y sus ojos impactaron con un Park Jimin que no le quitaba la mirada de encima.
-¿Cómo ha ocurrido eso?-...-La directora seguía haciéndole preguntas a la supuesta víctima de Jungkook mientras este y Park se miraban a la distancia.-
Jeon quiso preguntarle a ese hermoso muchacho si tenía la intención de matarlo luego de haber escuchado las calumnias de aquel reo loco.
-Tenía un cuchillo.-
Jungkook despega su mirada de Jimin y mira hacia el tipo con pecas.
-¿Qué?-
-¿Con ese cuchillo te ha hecho eso?-
El muchacho asiente con su mirada baja y luego señala con su índice hacia las pertenencias de Jungkook.
-L-lo escondió ahí antes de que ustedes llegaran.-
La directora fue hasta las cosas de Jungkook y las revolvió dando con el cuchillo apenas ensangrentado. Oh genial.
-Todo indica que lo que el recluso Matz ha dicho es cierto ¿tiene algo que decir señor Jeon?-
Jungkook estaba negando con una sonrisa burlesca, muy pero muy amarga.
-Si todo está en mi contra ¿mis palabras podrían cambiar algo? Usted sabe cómo jugar, directora. Aunque juega bastante sucio.-...-La mujer no dijo nada y batió el cuchillo en sus manos antes de entregárselo a uno de los guardias.-...-Mire que montar todo esto para inculparme estuvo bien pensado.-...-Sus palabras no podían ser oídas por nadie más que la directora quien estaba muy cerca suyo.-...-¿Quiere que su favorito me mate? ¿Mhm?-
-Jimin odia a los abusadores. Usted es uno, Jeon Jungkook, Matz lo dijo, todo aquí lo demuestra y no se necesita nada más que lo certifique. Espero esta sea la ultima vez que nos vemos, señor Jeon. ¡Llévenselo!-
Y fue entonces que los guardias se llevaron a un semi desnudo Jungkook hacia la celda de castigos donde más tarde, según la fatídica tradición de los violadores Park Jimin lo visitaría para darle fin a su vida de la forma más despiadada posible.
El preso más odiado de la cárcel miró como se llevaban a Jeon Jungkook. Sintió una presencia imponente y bien conocida a sus espaldas. Los guardias se encargaban de despejar los pasillos puesto a que muchos delincuentes curiosos querían saber lo que había sucedido en las duchas.
-No ensucies demasiado, cariño mío. Recuerda que la sangre es difícil de quitar.-...-Removió un poco su cabello y se fue con su caminar más elegante.-
Jimin se quedó quieto en su lugar mirando a Matz recomponerse entre temblores y arreglar sus ropas para empezar a vestirse. Jimin se fue de aquel pasillo sin mirar atrás.
Al caer la noche Jungkook estaba vestido al fin con un overol una talla más grande. Ya sabía él que los imbeciles de los guardias no se tomarían la molestia de buscar su uniforme. Estaba bien, al menos no lo dejaron en toalla.
Sonó la campana que avisaba a todos que debían encerrarse en sus celdas. Jungkook esperó pacientemente mirando la puerta, esperando con detenimiento que esta se abriera y cuando por fin esta fue abierta sonrió satisfecho.
-Déjanos.-...-La voz de Park fue lo único que rompió el silencio de aquella fría celda. El guardia asintió y se fue dejándolos tal y como el favorito quería.-
-Parece que estás por aquí muy seguido, ya hasta los guardias acatan tus órdenes.-...-Se pone de pie y se cruza de brazos.-...-Verte y hablarte es un deleite pero me molesta un poco que sea bajo estas condiciones.-
Jimin se abalanzó ágilmente sobre Jungkook haciendo que este retrocediera y chocara contra la rasposa pared. Jimin colocó su brazo en la garganta de este y así tenerlo acorralado e inmovilizado.
-¿Sabes lo que le hago a los asquerosos de los violadores?-
Jeon hizo una mueca al sentir la presión del brazo ajeno empujado en su garganta pero se atrevió a sonreír.
-Lo sé.-
-¿No te preocupa lo que pueda hacerte?-
-No. Le das su merecido a los abusadores ¿por que debería preocuparme lo que le hacen a esos imbéciles? Estaría preocupado si fuese uno de ellos... pero no lo soy, así que estoy bastante tranquilo. Has tratado con muchos violadores, eso debería ser suficiente para saber que yo no soy uno.-...-Descruzó sus brazos y para ser honestos no tenia intenciones de haber nada con sus manos, pero ya tenia una navaja pulsando en uno de sus costados (aún adoloridos) con determinación.-
-Ni se te ocurra tocarme.-
Jeon alza sus manos en gesto rendido.
-Lo que el favorito quiera.-
Jimin le da una mala mirada.
Jungkook deja de sonreír y dado al escenario donde se encontraban podía ver más de cerca ese bello rostro el cual estaba interrumpido por un parche de cuero marrón, aunque Jungkook lo veía como una decoración a su rostro, ese parche le daba un toque bizarro a toda aquella lindura digna de ángel que Park Jimin poseía. Y mas allá que una decoración era un aviso del peligro que el chico significaba, pues con verlo te haces una idea de que ese parche no pudo haber llegado ahí por mera casualidad y tenía historia.
Jimin rodó su mirada de mala gana y se alejó de Jeon. Se veía frustrado.
-Enserio vas a terminar muerto.-
El más alto coloca sus manos tras su espalda y se acerca a Jimin, baja un poco su rostro para hacer que quede bastante cerca del hombro ajeno.
-¿Por qué dices eso tan seguro, Jimin?-
El nombrado frunció sus labios. Hacía mucho que no lo llamaban por su nombre a secas y menos con tanta... osadía.
-Porque no me dejas en paz.-
Jungkook rodea el cuerpo ajeno para ahora si estar frente a este de nuevo. Quiere seguir viendo esa bella cara, es bastante difícil conseguir la cercanía que se le ha dado. ¿Gracias directora? Supone que es gracias a ella a final de cuentas.
-Siempre he considerado que tengo buenos gustos, me gustan las cosas hermosas, al gustarme no puedo quedarme quieto hasta obtenerlas.-...-Se acerca más, y mas hasta que su rostro queda a escasos centímetros del de Jimin.-...-Te quiero conmigo.-...-Y contra toda lógica y razón Jungkook rozó su nariz contra la mejilla del más bajo y al ver que este no se echó lejos, cerró sus ojos permitiéndose oler, tocar de esa forma aquella lisa piel.-...-Estoy dispuesto a hacer lo que sea con tal de cumplirlo. Enserio te quiero conmigo ¿acaso no lo ves?-
Jimin se alejó lentamente y Jungkook se sintió decepcionado bajando su cabeza soltando un suspiro. Aquella delicada piel, ese sutil olor a jabón se sintió como lo más precioso que ha podido tocar y oler desde que fue encerrado y privado de todas las comodidades, de todas las bellezas que el mundo tenía para ofrecer.
-Hasta con un solo ojo puedo ver que eres alguien que no tiene límites ni escrúpulos. Con esta visión puedo darme cuenta de que eres una mala persona, Jeon Jungkook. No necesito saber nada más.-
Se aleja y se dirige hacia la puerta para dar dos toques y es ahí cuando el guardia le abre la puerta y lo deja salir con una mirada confusa al notar que el recluso Jeon sigue con vida.
Una vez en su celda el guardia se retira y, estando solo es que se permite soltar sus puños y respirar adecuadamente hasta que los latidos de su corazón vuelven a la normalidad.
"¿Qué demonios crees que haces Jeon?" Piensa pasándose sus manos sudorosas por el rostro.
Enserio, ¿qué ha sido todo eso?
Horas más tarde la directora Park Jihyo citó muy temprano a su reo favorito y si bien lo recibió con una sonrisa cálida, sus verdaderos sentimientos estaban muy alejados de ser cálidos y buenos.
Le habían informado que Jeon Jungkook seguía vivo, respirando aún el maldito aire y no estaba para nada siendo comida para moscas.
-¿Estás bien, cariño?-...-Se levanta y camina hasta donde Jimin yace parado en medio de su oficina.-...-Supongo que tuviste una noche cansada. Terminas muy agotado cuando te diviertes con los abusivos que tanto detestas.-
El chico sonrió débilmente sin nada de gracia.
-Sabes que no hice nada anoche, te lo informaron. No pretendas hacerte la desentendida.-
Jihyo parpadeó sorprendida, pero no borró la sonrisa de su cara.
-Lo sé, no se te escapa nada y eso que eres uno de los tantos reos, solo que a diferencia de los demás tienes mi protección y cuidado máximo.-
Jimin la miró fijamente. Por supuesto que tenía toda la atención, protección y cuidados que muchos quisieran. Para desgracia o bendición.
A la directora ni le gustaba hablarle fuerte ni directo de forma cruel a su chico, pero sintió que en esta ocasión Jimin se estaba comportando algo altanero. Y tiene el presentimiento, bueno, no el presentimiento, sino la certeza de que el culpable es Jeon Jungkook. Tiene que deshacerse lo más pronto de ese imbécil.
-Así es.-
-No mataste a Jeon ¿por qué? Tengo curiosidad ¿de pronto ya no se te apetece darle muerte a los violadores?-
El chico retrocedió un paso y negó lentamente hacia la directora de forma tan lenta que llegó a ser acusadora. Jihyo se sintió acusada por su precioso chico.
-Asesino a los violadores, ese Jeon no lo es y lo sabes, yo también. ¿Crees que no reconocería a una de esas basuras apenas la veo?-...-Ladea su cabeza manteniéndole la mirada como si la analizara y ella espero paciente y en silencio. Fue entonces que después de unos segundos que parecieron largas horas Jimin acortó la distancia entre ellos y dejó un beso en la mejilla de Jihyo, pero fue un beso seco y amargo que vino acompañado de unas palabras que tomaron por sorpresa a la directora.-...-No uses mi ira para tus fines personales. No vengas a querer usar mi dolor para sacar provecho y menos con mentiras tan despreciables o no te lo perdonaré.-
Deja un segundo beso más amargo que el primero y se marcha de la oficina. Jihyo borra la sonrisa que estuvo fingiendo para tensar su quijada debido a la molestia que estaba sintiendo. Si, definitivamente tiene que deshacerse de Jeon Jungkook ya mismo.
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Hellous soldadxs ¿cómo me les va? Espero que bien <3 aquí otro capítulo de esta historia. Gracias por esperar y leerme ✨
Nos leemos luego soldadxs ❤️
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