PRÓLOGO
Los chicos universitarios jugaban en el campo de futbol de la universidad. La gran mayoría de chicos que pertenecían al equipo habían entrado con una beca universitaria de deportes. Uno de los pocos que estaban allí sin beca, era porque se había presentado a las pruebas para entrar, algo que era difícil de conseguir. Este joven era Kim Taehyung, un chico de segundo año que estaba de intercambio en la ciudad de Busan. Había llegado desde Daegu para pasar su segundo año de carrera especializada en Historia de arte en esa ciudad costera.
La gran mayoría de chicos que jugaban estaban muy contentos de tener a Taehyung en el equipo, ya que era un muy buen jugador y con el que podían contar. Sin embargo, había a una persona a la cual no le gustaba la presencia de Kim, aquel era Jeon Jungkook. Uno de los jugadores de segundo año en filología Inglesa.
Jeon, odiaba la personalidad de Taehyung, lo ruidoso y social que mostraba ser. Su manera de hablar con la gente, con su voz aguda y extremadamente alta. Cuando lo veía abrazar al mejor amigo del pelinegro, Jimin o cuando en los partidos celebraba con el resto del equipo con su risa tan estruendosa y alegre. Simplemente, Kim no era de su agrado y todos lo sabían, incluso el mismo Taehyung, pero parecía no importarle.
Jungkook, sin embargo, era un chico tranquilo, que solía charlar con calma con sus amigos, que en los partidos celebraba internamente, ya que era difícil de emocionar. Era un joven de pocos abrazos. Analizaba con detenimiento las cosas. Tampoco era de muchos amigos, solo los mayores de su equipo que lo habían visto crecer, pero eso era más suficiente para él.
A pesar de que el pelinegro no soportara al del pelo castaño claro, eso no se quedaba allí. Jungkook, no odiaba a Taehyung porque sí. Aquellas cosas mencionadas eran algunas de las razones, sin embargo, lo que hacía odiarlo verdaderamente era sentirse atraído hacia el chico. Mirarlo disimuladamente en los vestuarios mientras se cambiaba y sentir ganas de tocarlo. Tener erecciones involuntarias cuando lo veía sudado al final de los partidos, o cuando después de alguna victoria, como equipo, iban a fiestas para celebrar y sentirse totalmente caliente al verlo bailar moviendo sus caderas. Odiaba sentir eso y por eso tenía ese odio tan grande por Taehyung.
Ambos se insultaban al otro o vacilaban, pero lo que no sabían, era que ambos lo hacían por la misma razón; atracción que según ellos no era correspondida y por eso trataban de conseguir y convencerse de que eso no era cierto.
Kim, odiaba a Jungkook por la misma razón, por sentirse atraído, querer y no poder tocarlo. Pero a su vez, también odiaba lo poco social que era, lo muy callado y analizador que era, porque a la mínima que estaba delante del pelinegro sentía sus ojos sobre él, probablemente analizando lo que hacía, algo que lo agobiaba, porque odiaba ser controlado, ser juzgado, más si era por Jeon Jungkook.
Estaban entrenando, jugando un partido, divididos por dos pequeños grupos. Jungkook estaba como portero, esperando a que el castaño chutara el penalti que le correspondía.
— ¡Si fueras un poco más rápido, quizás metes el gol hoy! — Gritó desde la portería.
— Cállate. — Taehyung contestó mirándolo mal.
Vio al menor correr y chutar. La pelota se dirigía directamente hacia su cara. Por reflejo propio se apartó a la vez que estiraba las manos para no dejar ni que le diera en la cara, ni que le marcase gol. Sin embargo, la pelota empujó con mucha fuerza sus manos, haciéndole daño en el instante a pesar de llevar los guantes.
Imbécil... Pensó mientras veía como la pelota daba contra la red de la portería.
— ¡Te la he metido! — Celebró con un tono orgulloso.
— ¡Yo sí que te la voy a meter imbécil! — Fue caminando con el puño levantado.
Solían vacilarse y decir cosas con doble sentido de manera agresiva, algo a lo que el resto de compañeros ya estaban acostumbrados.
— ¡Ven si te atreves y me la metes! — Le guiñó un ojo vacilando mientras caminaba hacia atrás lentamente.
Jungkook empezó a trotar y Taehyung, al ver esto, se giró y empezó a hacerlo también, ganando ventaja. El mayor al ver esto empezó a correr con todas sus fuerzas.
— ¡Jungkook deja a Taehyung tranquilo! — Gritó Park desde la portería donde estaban antes.
El pelinegro no hizo caso y llegó hasta Kim, el cual no se había dado cuenta de que Jeon había corrido con más rapidez.
— Te pillé pedazo de mierda. — Agarró el borde de la camiseta de Taehyung y este tropezó al haber sido parado mientras trotaba a una velocidad considerable.
Se cayó y Jungkook se puso sobre el chico, levantando la mano, Kim solo evitaba los guantazos que estaba a punto de recibir sujetando la muñeca de Jeon con las dos manos.
— Eres tan flojucho que no puedes darme.
— Cuando lo haga te vas a enterar. — Dijo ejerciendo fuerza con la mano para poder golpearlo.
El menor sujetaba la muñeca contraria con todas sus fuerzas, no podía permitir que lo golpeara. Sin embargo, vio como alguien le sacaba a Jungkook de encima.
— Te han dicho que dejes a Taehyung tranquilo y aun así no lo haces. — La voz de Jin resonó por el campo que estaba en total silencio. — ¡Vete a cambiar ahora mismo!
El castaño miraba la escena desde el suelo. El pelinegro hizo caso y se fue en dirección al banquillo donde estaban todas las mochilas. Jin, el capitán del equipo, tenía un poder bastante grande y era el único que podía llegar a controlar u ordenar a Jeon.
El capitán extendió su mano para ayudar a Kim y este se levantó con la ayuda del mayor.
— Gracias... Pero no hacía falta.
— Jungkook parece un niño, no sé qué le pasa, nunca ha sido así.
— No te preocupes, es divertido. — Sonrió, tratando de que Jin no se preocupara más. — Vayamos a cambiarnos, están todos ahí.
Jin asintió y trotaron hasta el vestuario.
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— ¡Vayamos a merendar algo! — Dijo Taehyung emocionado.
— Ya ha anochecido. — Contestó Jungkook con mala cara. — Mejor ir a cenar cada uno a su habitación de la residencia.
— Tú haz lo que quieras, pero yo quiero merendar.
— Yo muero por comer una napolitana. — Entró Jimin en la conversación, haciendo al pelinegro suspirar.
— ¿En serio? — Preguntó estresado. — Yo me voy.
Todos los chicos del equipo, excepto Taehyung, empezaron a tratar de convencerlo para que vaya a la cafetería de la universidad con ellos, ya que estaba a punto de cerrar.
— No va porque es un niño bueno que debe dormir a las ocho. — Habló Kim por primera vez en mucho tiempo.
— ¿Y tú sabes lo que es no hacer comentarios de mierda? — Preguntó acercándose a él.
— ¿Y tú no sabes no enfadarte al mínimo comentario?
Bufó antes de irse hacia otra dirección, evitando meterle un guantazo. Solo quería llegar a su habitación y tumbarse luego de aquel largo día, sin embargo, sintió como tiraban de su camiseta.
— ¿Qué ha-? — Preguntó mientras se giraba, pero al ver que se trataba del mismo chico que antes lo estaba molestando paró de hablar.
— Venga, no te lo tomes a mal, ya sabes que es broma.
— Vete a la mierda, yo no voy en broma, nunca.
Una pequeña carcajada se escuchó por parte de Kim antes de que Jungkook levantara su mano, sin embargo, los reflejos de Taehyung fueron suficientemente rápidos como para pararlo e iniciar una pequeña guerra mientras caminaban.
Los chicos que estaban detrás de los dos universitarios que peleaban solo observaban la escena a unos metros.
— Algún día esos dos acabarán follando o juntos, una de dos. — Jin confesó.
— ¿Qué? — Preguntó Hoseok confuso. — ¿Lo dices en serio, capitán?
— Yo creo que sí, solo hay que dejarles tiempo.
— Yo no les veo salida. — Opinó Namjoon mientras miraba el panorama. — Taehyung se irá cuando acabe el año y creo que Jungkook desea que llegue ese momento.
— Esperemos que no sea así. — Yoongi se agregó a la conversación. — Hacen buena pareja.
— Yo pienso lo mismo. — Jimin iba agarrado de su amigo Hoseok. — Dejemos que el tiempo pase.
— Pero si Taehyung se va y ellos dos llegan a ser pareja... — Siguió Jung.
— No pensemos en eso, son pequeños problemas de los cuales te preocupas cuando llegue. A demás, de que es poco probable que acaben siendo pareja. — Contestó Namjoon.
— Qué más da, al fin y al cabo, como suelen decir los niños de escuela primaria, los que pelean se desean.
Todos miraron en dirección al castaño y pelinegro que peleaban tirándose de las camisetas y pelo. Soltaron carcajadas antes de seguir su camino a la cafetería.
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