𝟬𝟳. ❛ LOOK INTO THE PAST ❜
。゚・ ✯ CAPÍTULO SIETE
❝ mirar al pasado ❞
★☆ di, ¿por qué siento que el
corazón se me sale del pecho?
—¿Qué está-
—Shh...
Una mano de posó en su boca, obligándola a guardar silencio. Al girarse, Bree se encontró cara a cara con Sebastian.
—Si los guardias ven a tu amigo lo llevarán a la prison del reino —susurró—, y tu junto a tu hermana lo acompañarán.
Bree mordió su labio, nerviosa. Él tenía un punto.
Se asomó por encima de la mesa en la que estaban escondidos, viendo a un montón de guardias entrar, trayendo consigo a dos hombres grandes y muy parecidos.
—Por aquí —Sebastian la jaló del brazo, arrastrándose con ella hasta detrás de la barra de la taberna, donde Rapunzel y Flynn estaban.
Mano de Garfio se acercó enseguida, señalándoles un pasadizo. Los cuatro gatearon hasta ahí mientras los rufianes distraían a los guardias.
Bree observó el túnel, estaba oscuro y se notaban algunas telarañas. No era un lugar por el que querría pasar, pero era eso o que los guardias atraparan a Flynn.
—Sebastian los guiará. Anda, vayan por sus sueños —Mano de Garfio sonrió.
—Gracias amigo —asintió Sebastian.
—Eso haré.
El hombre dejó de sonreír y miró con aburrimiento a los dos chicos cuando hablaron.
—Sus sueños apestan, se lo decía a ellas.
Flynn rodó los ojos y comenzó a gatear para adentrarse al pasadizo, seguido de Sebastian y luego Bree. Rapunzel le agradeció al hombre con un beso en la mejilla antes de seguir a los tres.
Cuando la entrada se cerró todo quedó a oscuras. Rapunzel dio un salto, pegándose al costado de su hermana mientras Pascal trepaba a su hombro.
—Síganme —escucharon decir a Sebastian entre la oscuridad. No había de otra, así que hicieron lo pedido, con cuidado de no tropezar.
Caminaron por varios minutos hasta que vieron una farola a lo lejos. Sebastian la tomó, entregándosela a Flynn quien la tomó a regañadientes.
—¿Está muy lejos? Me duelen los pies —se quejó Rapunzel y Bree sonrió.
—Falta poco —aseguró el chico—. Por cierto, fue increíble lo que hiciste hace rato con tu cabello.
Si hubiese habido más luz, todos habrían notado el fuerte sonrojo de Rapunzel.
—¡Lo sé! —gritó entusiasmada antes de darse cuenta de su tono de voz y avergonzarse aún más—. Digo, lo sé. Jamás lo había hecho, pero fue increíble. Ni siquiera lo pensé, solo tomé mi cabello, lo lancé y luego ¡pum! Creí que me metería en problemas, pero no y...
Bree sonrió, observando a Rapunzel hablar sin parar y adelantarse varios pasos junto a Sebastian, dejándola a ella y a Flynn atrás.
—Se ve... emocionada.
—Suele hablar mucho —Bree sonrió, pateando una roca con su pie.
—Tú no, por lo visto —Flynn observó.
—¿Que? Oh, no. En realidad también hablo mucho —rió tímidamente—. Solo... supongo que aún no entro en confianza.
Flynn le sonrió entonces, y luego de eso siguieron caminando en silencio.
Bree mordió su labio, mirando al frente hacia Rapunzel que aún no dejaba de hablar mientras su acompañante reía por sus ocurrencias. Miró de reojo a Flynn, que caminaba también mirando al frente, pero no a su hermana y el chico, solo viendo hacia la nada mientras sostenía el farol en alto.
Dudó un poco. Quería hablar con él, pero no sabía cómo debía iniciar una conversación. Se sentía tímida al tratar de hablarle, lo cual era absurdo después de que había cantado junto a los hombres de la taberna.
—Entonces, Flynn... —dijo con timidez, acercándose un paso a su lado—. ¿De donde vienes?
—¿Qué? No, no, no linda —el mayor negó rápidamente—. Nada del pasado.
—¿Nada?
—Nada —asintió—. Aunque, estoy interesado en el tuyo —añadió.
—¡Oh! No es justo —se quejó la castaña—. ¿Por qué yo si y tú no?
—Porque si —dijo simplemente—. Dime, ¿cómo es que terminaron viviendo en esa torre en medio de la nada? —preguntó curioso—. Si querían ver las luces, ¿por qué no salieron antes?
Bueno, eso si que no se lo había esperado.
—Pues... —dudó.
Pero luego el piso de piedra debajo de ellos comenzó a vibrar y las rocas brincaron.
—Uh, Flynn, ¿que es eso? —preguntó asustada, girándose. Vio a lo lejos varías siluetas y escuchó un relinchido.
Los guardias.
—¡Bree! —gritó Rapunzel, corriendo a ella y tomándola del brazo para jalarla.
—¡Corran! —gritó Flynn, empujándolas mientras Sebastian tomaba lo que podía del cabello de Rapunzel para ayudarla y evitar que tropezara mientras corrían.
Los cuatro comenzaron a correr por el túnel oscuro, saltando rocas, chocando con las paredes de piedra y tropezando. Bree jamás había corrido tanto en su vida. Aunque bueno, no es como que hubiese tenido lugar para hacerlo.
—¡Por aquí! —gritó Sebastian tomando a ambas chicas del brazo cuando giraron en el túnel, viendo a lo lejos la salida.
—¡Aún nos siguen! —gritó Bree.
—¡Obviamente lo hacen!
—¡Van a atraparon!
—¡Adoro tu optimismo!
Cuando llegaron al fin a la salida, la luz del sol los golpeó. Flynn miró a su alrededor, tratando de encontrar una forma de irse o un lugar donde ocultarse, pero no había nada.
—¡Vamos a morir! —lloriqueó Rapunzel al ver el puente roto y un gran acantilado.
Divisaron a lo lejos como unas tablas que cubrían otra salía se rompían y del lugar salían los hombres que los guardias había traído presos.
—¿Quienes son? —preguntó Rapunzel.
—No les caigo bien —Flynn los señaló, con una mueca.
Las pisadas volvieron a escucharse y un grupo de guardias salieron de donde mismo que ellos.
—¿Quienes son? —repitió Rapunzel.
—Tampoco les caigo bien.
Un caballo blanco llegó detrás de los guardias.
—¿Y ese?
Flynn se giró a la rubia.
—¡Hay que suponer por el momento que a ninguno de aquí le caigo bien!
—A mi si —Bree dijo tímidamente.
—Ustedes no cuentan.
Entonces Rapunzel decidió tomar las riendas del asunto. Le dio su sartén a Flynn y Pascal a Sebastian. Luego lanzó su cabello, el cual se enredó en una de las tablas que sostenían la represa de agua y enseguida se lanzó del lugar cayendo de pie al otro extremo del barranco.
Bree no supo en que momento Flynn y Sebastian comenzaron a pelear con los guardias, pues estaba concentrada mirando que su hermana no se lastimara. Sebastian había tomado la espada que uno de los guardias dejó caer cuando Flynn lo golpeó con el sartén.
—¡Bree! —gritó entonces Rapunzel, preparada para lanzar su cabello y llevar a su hermana hasta ella.
Sebastian retrocedió con torpeza mientras peleaba con uno de los guardias, el cual le dio un empujón haciéndolo tropezar con la castaña que estaba detrás de él.
Y lo siguiente que pasó fue que Bree y Sebastian se encontraron cayendo del lugar.
De no haber sido por sus gritos Flynn no lo habría notado.
—¡Bree! —gritó asomándose hacia abajo.
Pero el caballo entonces se acercó a él, con una espada en su boca y haciéndolo retroceder para no caer también al igual que Bree y Sebastian, quienes gritaban mientras iban hacia abajo.
Sebastian abrazó a la chica, esperando que con eso pudiera al menos llevarse la mayor parte del impacto, aunque tendría el mismo resultado.
Entonces el cabello de Bree comenzó a brillar de azul al igual que el de Sebastian al estar manteniendo contacto físico con la chica. Y ambos se vieron rodeados por una luz azul.
Rapunzel, que estaba casi desmayándose del pánico, se asomó con temor hacia abajo. Pero el alivio inundó su ser al ver a su hermana flotando a centímetros del piso junto al chico y el pobre Pascal que se moría del miedo.
Pero luego la confusión y sorpresa tomaron lugar. ¿Cómo había hecho eso?
Mientras que con Bree, ella cerró los ojos con temor, esperando lo peor. Luego cayó en cuenta de algo. ¿Cómo podría haber pasado lo peor si ahí estaba consciente y esperando lo peor?
Abrió los ojos con duda, sorprendiéndose al ver su rostro cerca del piso. Giró la cabeza para ver a Sebastian a su lado en la misma situación que ella, con Pascal aferrándose a unos mechones de su cabello.
Pero no tuvieron tiempo de cuestionarse, pues los dos hombres que habían llegado de la otra salida los vieron, y no dudaron en acercarse a ellos.
—¡¿Cómo hiciste eso?! —gritó Sebastian mientras la jalaba para correr con ella.
—¡No tengo idea! —gritó Bree de vuelta mientras su cabello y el del chico se apagaban.
Siguieron corriendo, notando como Flynn pasaba sobre ellos columpiándose con el cabello de Rapunzel. Ambos hicieron una mueca al verlo chocar con una madera. Bree quiso preguntarle si estaba bien, pero dudaba que pudiera escucharla debido a la distancia.
Siguieron corriendo y pronto alcanzaron a Rapunzel, ayudándola con su cabello. Flynn los seguía, deslizándose entre las estructuras de la presa, ocasionando que estas comenzaran a derrumbarse.
—¡Por ahí! —Sebastian señaló hacia una entrada y los cuatro corrieron al lugar indicado mientras el agua caía hacia ellos.
Apenas alcanzaron a entrar cuando una torre de piedra se derrumbó a causa del agua, tapando la salida y dejándolos atrapados con todo a oscuras. El agua comenzaba a filtrarse entre las esquinas, inundando poco a poco la pequeña cueva.
—¿Es mal momento para decir que me aterra la oscuridad? —se quejó Rapunzel.
—Que buena idea, eh —Flynn miró a Sebastian con enojo.
—¿Tienes un mejor plan?
—Si, no morir.
Flynn tomó a Bree y Rapunzel del brazo, jalándolas a un lugar más alto mientras el agua seguía entrando con rapidez. Sebastian rodó los ojos y los siguió.
—Es inútil —dijo a Rapunzel cuando la vio golpeando la pared con su sartén como si eso fuese a liberarlos.
—¡Flynn! ¿Estás bien? —Bree tomó la mano del mayor, preocupada cuando este se hizo un corte en la palma con una roca.
Rapunzel se lanzó al agua, tratando de ver algo debajo de esta. Bree soltó la mano de Flynn y se apresuró a sacar a su hermana.
—Rapunzel, no hagas eso —dijo, mientras la menor se aferraba a ella.
—Todo esto es mi culpa —se lamentó—. Madre tenía razón, no debimos hacer esto. Perdóname Bree.
—Está bien —susurró ella tranquila—. No es tu culpa. Nada lo es.
Rapunzel se abrazó a ella, buscando un poco de consuelo. Bree la rodeó también y miró al mayor.
—Flynn-
—Eugene —interrumpió, y los tres lo miraron con curiosidad—. Mi nombre en realidad es Eugene Fitzherbert. Jamás se lo he dicho a nadie.
Un silencio los invadió. Ninguno sabía que decir ante aquella declaración.
—¿Este es el momento en el que decimos nuestros secretos al estar cerca de morir? —Sebastian dijo después de un rato.
Y Rapunzel se tomó aquello un poco -muy- literal.
—Mi cabello mágico irradia luz cuando canto —murmuró mientras el agua continuaba subiendo.
—¿Qué? —ambos chicos voltearon a verla. Entonces ella pareció reaccionar.
—¡Mi cabello mágico irradia luz cuando canto! —chilló, y luego comenzó a cantar—. Flor que da fulgor, con tu brillo fiel-
El agua subió cubriéndolos por completo, y pronto el largo cabello de Rapunzel comenzó a brillar y a este le siguió el de Bree, que se iluminó de azul. Flynn -ahora Eugene- soltó un grito y se cubrió inmediatamente la boca.
Sebastian señaló hacia unas rocas, donde el cabello de Rapunzel se pegaba ya que había un agujero. Eugene nadó hasta el lugar, comenzando a quitar las rocas con ayuda de Sebastian.
Entonces las rocas cayeron y se hizo un agujero por donde toda el agua salió hacia un lago, y ellos también.
Bree y Rapunzel no sabían nada, pero ambos chicos las tomaron y las llevaron hasta la superficie.
—Lo logramos —Rapunzel dijo con dificultad mientras los otros tres tosían.
—Si irradia luz —Eugene dijo asustado.
—¡Estamos vivos! —Rapunzel rió feliz, levantándose y tomando su sartén.
Bree gimió, dejando caer la cabeza al pasto. Pascal se arrastró hasta ella.
—Si, tampoco entiendo por qué está tan feliz —susurró al animalito.
—No me esperaba eso —siguió Eugene.
—Es lo más loco que me pasó en la vida —susurró Sebastian—. Magia.... ¡Magia!
—Chicos —llamó la menor.
—Dijo que irradia luz.
—No solo lo dijo. Lo mostró.
—Chicos...
—¡¿Por qué haría algo así?!
—¡Chicos! —gritó Rapunzel, al fin consiguiendo la atención de los dos. Bree rió, levantándose y saliendo del agua con Pascal en sus manos—. No es lo único que hace —dijo la rubia, para sorpresa de los otros dos.
—¿Qué? —Sebastian susurró con voz aguda.
La noche había caído ya. La oscuridad había inundado el bosque hace varios minutos. Había silencio absoluto, salvo el sonido de los grillos y el fuego de la fogata.
En un tronco frente a la fogata estaban Eugene y Rapunzel, quien le curaba la herida al primero. A unos metros de ellos, Bree y Sebastian recogían madera.
—Entonces... hermanas mágicas —Sebastian dijo divertido, ganándose una risa de la castaña.
—Eso creo.
—Dime, ¿cómo es que lo hacen? —Sebastian se detuvo frente a ella, tomando la madera de sus manos—. ¿Es algo hereditario o...?
—No lo sé —Bree sonrió—. Siempre lo hemos tenido, creo. Madre nunca nos ha hablado sobre esto.
—Fue increíble eso de —hizo señas con su mano desocupada, riendo— el cabello y como flotamos y todo.
—Nunca lo había hecho —confesó—. Hasta ahora mi cabello solo brillaba.
—¿Brillar?
Y como si de una respuesta automática se tratase, justo sobre ellos se desplazaron las nubes, dejando ver la luna brillando intensamente. Cuando la luz iluminó hacia ellos, el cabello de Bree comenzó a brillar de azul, esta vez un azul más intenso que el de usualmente.
—¿Qué? Pero- —Sebastian parpadeó varias veces—. ¿Qué?
Hace unas horas, mientras escapaban de los guardias, Sebastian estaba tan concentrado en no salir herido o ser atrapado que no cayó en cuenta de que su cabello y el de ella habían estado brillando.
—Es... normal —Bree rió nerviosamente—. Siempre brilla en las noches.
—¡Ya terminé! —Rapunzel llegó con ellos, sonriendo—. Bree, creo que Eugene está en shock.
—Uh, iré a verlo —Bree le sonrió a su hermana, y los dejó solos para ir con Eugene.
Caminó por el camino iluminado por su cabello hasta que distinguió enseguida el fuego de la fogata. Al acercarse vio a Eugene sentado con la vista fija en su mano y Pascal sobre el hombro.
—Hola —saludó, sonriendo con timidez. Eugene levantó la cabeza, y al verla ahogó un grito y comenzó a balbucear—. ¡No vayas a gritar! —dijo rápidamente, yendo a sentarse a su lado. Pascal inmediatamente saltó a su hombro.
—¡No, no! No hay pánico, no hay razón —dijo nervioso—. Solo me intrigan sus cabellos y las mágicas cualidades que poseen —balbuceó. Bree sonrió avergonzada—. ¿Y hace cuanto que pueden hacer eso?
—Uh, desde siempre. Eso creo —dijo dudosa.
—¿Siempre, siempre?
—Siempre, siempre —rió—. Por eso vivimos en la torre —añadió, dejando su sonrisa a medias.
—¿Uh? —Eugene la miró con interés.
—Cuando... Rapunzel era bebé, todos sabían sobre su poder y lo anhelaban. Algunos intentaron cortarlo, pero cuando lo hacen se torna oscuro y pierde su poder.
—¿Es por eso que nunca habían salido? —preguntó con cautela, temiendo decir algo incorrecto.
—Si —Bree dijo en un suspiro.
—Me imagino que debió haber sido difícil... Quiero decir, pasar toda tu vida encerrada.
—Tiene sus cosas buenas —dijo, aunque parecía que en realidad estaba tratando de convencerse a sí misma—. Es complicado. Solo estar... con la compañía de Rapunzel y mi madre es lindo, bueno, madre casi nunca esta con nosotras, en realidad —suspiró.
—¿Y aún así vas a regresar?
Bree mordió su labio, sin saber que responder.
Era consciente de que su madre regresaría en dos días o tal vez menos, y cuando no las encontrara en la torre sería todo un caos. Estaría tan decepcionada de ellas. Las había mantenido en la torre para protegerlas, pero ahora que estaba fuera Bree se preguntaba cuál era aquel peligro al que su madre le temía tanto.
—No lo sé —respondió al fin—. Salí por Rapunzel. Se lo prometí. Ha pasado toda la vida deseando ver las linternas y quería cumplírselo. Pero es... increíble aquí afuera.
Eugene la miró. Observó el brillo en sus ojos, su sonrisa al hablar. Y su corazón se aceleró, algo que nunca había pasado.
—No quiero sonar entrometido pero, ¿por qué tu y Rapunzel no se parecen en nada?
Y la sonrisa de Bree se borró.
—Dije algo que no debía, ¿cierto? —Eugene dijo con rapidez—. Lo siento, ignora eso.
—No, no —Bree le sonrió. Una sonrisa algo forzada—. En realidad no se mucho sobre eso. Madre nunca me ha querido contar.
Miró a Eugene, quien la veía con genuina curiosidad. Entonces sonrió sinceramente.
—Mi verdadera madre me dejó en el bosque —murmuró, jugueteando con sus manos—. Tenía un año en ese entonces. Por suerte madre me encontró, y me llevó con ella. Estuvo durante días tratando de difundir la noticia sobre una niña perdida, pero nunca nadie me buscó. Así que me llevó con ella. Luego nació Rapunzel, y al descubrir que era como yo y todos los peligros que aquello implicaba, decidió llevarnos a la torre.
Eugene guardó silencio. Sin duda, no se esperaba aquello. Bree y Rapunzel eran demasiado unidas que, a pesar de que no eran nada parecidas, costaba creer que no eran hermanas de sangre.
Un pequeño silencio cayó sobre ellos, pero no uno incómodo. Bree suspiró, pasándose una mano por el cabello que aún brillaba.
—Entonces, Eugene Fitzherbert —sonrió, cambiando el tema.
—Ah, si —él sonrió de lado—. Bueno, no voy a contar las penas de pobre huérfano Eugene Fitzherbert. Eso me parece... algo deprimente. Y es una historia aburrida.
—No creo que sea aburrida —Bree lo miró, acomodándose más cerca de él—. Además, me gustan las historias.
Eugene sonrió, rindiéndose.
—Había un libro. Siempre lo leía a los demás niños cada noche —Bree sonrió ante aquello—. Los cuentos de Flynnigan Rider, un aventurero errante —Eugene hizo una seña con su mano, como si estuviese empuñando una espada—, rico y poderoso, afortunado con las chicas —le guiñó un ojo y Bree rió—. Claro que no presumía sus virtudes.
—¿Era... también un ladrón? —preguntó con cautela. Eugene pareció pensar.
—Ah... pues no —dijo al fin—. En realidad, con su gran fortuna podría hacer todo lo que quería. Podía viajar a cualquier lado que deseara —dijo con tono soñador, luego suspiró—. Y para un niño sin nada- No lo sé, creo... que parecía una mejor opción.
Bree lo escuchó atenta, con la barbilla apoyada en la mano. Eugene se giró a ella, sonriendo con diversión.
—No le cuentes a nadie. Eso arruinaría mi reputación.
—Prometido —rió.
—La falsa reputación es todo lo que me queda.
—Yo creo que tienes muchas cosas más —Bree murmuró con timidez.
Ambos se vieron a los ojos durante uno segundos, los cuales fueron suficientes para que el corazón de Bree latiera desenfrenado y sus mejillas se tornarán rojizas.
—¡Ah, que linda noche!
Ambos desviaron la mirada rápidamente del otro, y la dirigieron hacia Sebastian, que recién llegaba con varios pedazos de madera para la fogata.
—¿Y Rapunzel? —preguntó la castaña al notar la ausencia de su hermana.
—Dijo que ahora venía —respondió Sebastian, dejando la madera a un lado y sentándose junto a ellos.
Bree asintió, mirando hacia donde había venido Sebastian, preguntándose por qué su hermana se había quedado ahí. Entonces su cabello brilló más y ella tuvo un mal presentimiento.
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𖤐 ‧₊˚ ❱❱❱ AUTHOR'S NOTE
Capítulo largo, al fin.
Aquí un poquito sobre la historia de Bree -aunque ya se había visto en otro capítulo-. Se que la historia va un poco lenta y no hay muchas interacciones entre Bree y Eugene, pero confíen en el proceso.
Tres capítulos más y termina el primer acto.
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