｡ﾟ･ ✯ CAPÍTULO CINCO
❝ mi vida empieza así ❞

★☆    bailan las   flores al amanecer.
Siente la lluvia del cielo  caer. Abre  tus
alas, tus sueños ya quieren volar.

—¡¿Eso no es peligroso?! —preguntó Bree, asomándose por la ventana hacia abajo para ver a Flynn bajar de la torre con ayuda de dos flechas.

El ladrón levantó la cabeza para poder verla, aferrándose firmemente de las flechas que había clavado en la piedra.

—¡Es completamente seguro! —aseguró—. ¡Vamos linda, baja ya!

Bree mordió su labio, indecisa.

—Creo que esto fue mala idea. Estamos bien aquí, es lindo ver las luces y-

—Shh... —Rapunzel puso un dedo sobre sus labios. Ella frunció el ceño—. Estamos tan cerca —dijo riendo.

Bree miró los ojos brillantes de su hermana y supo que estaba perdida. Ni en un millón de años se imaginó estar haciendo esto, pero se lo había prometido a Rapunzel y ella se veía tan ilusionada.

Rapunzel subió a la ventana sosteniendo su sartén, asomándose hacia abajo. Pasó saliva y miró a al cielo.

—Estoy tan cerca de ese mundo externo. A eso tan grande voy, no me atreveré —se giró, mirando hacia dentro de la torre, a su pintura—. Aquí estoy, por fin. Tengo que hacerlo.

Bree alzó la mano.

—¿Y si-

—¡No! ¡Lo haré! —Rapunzel dijo decidida. Jaló de Bree para subirla también a la ventana, enganchó su cabello en el borde de la ventana y miró a Pascal, sonriendo cuando el camaleón se ató un mechón de cabello para estar seguro.

—Voy a arrepentirme de esto —susurró la castaña. Tocó el cabello de Rapunzel, el cual se iluminó de azul. Lanzó el cabello de su hermana y se sostuvo con fuerza de este, deslizándose.

Un pequeño grito salió de sus labios mientras bajaba de la torre, sintiendo el aire golpear su rostro. Sin embargo, se aferró al cabello de Rapunzel y alzó los pies lo más que pudo, evitando tocar el césped.

—¡Bree! —se quejó Rapunzel, que se había detenido también para evitar caer sobre su hermana.

Bree respiró hondo y reunió valor, bajando sus pies. Mordió su labio mientras sentía el césped hacer cosquillas en sus pies y la fresca brisa hacer danzar sus cabellos. Esa era sin duda la mejor sensación del mundo.

A su lado, Rapunzel estaba en el mismo estado que ella. La rubia soltó una risa, dejándose caer en el césped y cerrando los ojos.

—Césped y tierra son, igual que imaginé —contempló encantada un diente de león que se deshizo con el viento—. La brisa sopla y va, con ella viajaré —se levantó, corriendo hasta que entró en un pequeño charco de agua—. Esto es sentirse libre, por primera vez.

Bree la miró con una sonrisa, tomando el sartén de Rapunzel que ella dejó en el pasto, y mirándola correr.

—Y voy corriendo, jugando, danzando —Rapunzel corrió para seguir un pequeño pájaro azul—. Siguiendo, saltando, atando, soltando. Latiendo, salpico y giro, y al fin yo lo siento. Mi vida empieza así.

Por la mente de Bree jamás había pasado la idea de salir de la torre, menos con un desconocido que había llegado de una manera u otra a su hogar.

Pero Bree le había prometido a Rapunzel que la llevaría a ver las luces flotantes en su cumpleaños. Y ella jamás rompía sus promesas.

Así que ahí se encontraba, siguiendo a Flynn Rider por el bosque y vigilando a su hermana para que no se perdiera pues se distraía cada diez segundos con cualquier cosa que veía.

—Si madre se da cuenta estará muy enojada, y decepcionada —susurró la castaña, abrazándose a sí misma sin dejar de caminar. Flynn la miró de reojo—. Se decepcionará mucho de mi.

—No es tan malo —Rapunzel, que había escuchado, se acercó a ella abrazándola del costado—. Si no se entera no le hará daño.

Bree la miró irse corriendo a ver un arbusto, y suspiró.

—Esto fue una mala idea —suspiró.

—¡Esto es muy divertido! —gritó Rapunzel, pasando al lado de ambos y pateando una pila de hojas. Flynn hizo una mueca.

—Soy una pésima hija —se lamentó la castaña, deteniéndose—. Vamos a volver.

Rapunzel, a unos metros de ellos, se tiró por una pequeña colina, dando vueltas y envolviéndose en su cabello.

—¡No vamos a volver jamás!

Bree se detuvo, sentándose en unas rocas que estaban cerca de un árbol grande, en el cual Rapunzel ahora se columpiaba.

—Soy un ser humano despreciable —susurró mirando a la nada.

—¡Que gran día! —gritó la rubia, eufórica.

Flynn se acercó a Bree, que abrazaba sus rodillas y escondía su rostro en estas.

—Es obvio que esto te afecta más de lo que quieres admitir —dijo, arrodillándose a su lado. Bree levantó la mirada hacia él—. Obviamente solo tengo algunas piezas. Madre sobreprotectora, un viaje prohibido, una hermana a la que hacer feliz. Es bastante delicado, seguramente es demasiado para ti.

—Si... —susurró ella, viendo a Rapunzel que seguía columpiándose.

—Pero tranquila, yo habría hecho lo mismo por mis hermanos. Si hubiese tenido hermanos —añadió, y empujó a Pascal cuando subió a su hombro—. Esto es parte de crecer. Algo de rebeldía, algo de aventura. Es necesario y sano también.

—¿Lo crees? —preguntó con una pequeña sonrisa.

—Lo sé —corrigió—. ¡No te sientas mal! Si, tu madre probablemente llorará y se decepcionará mucho por tu traición, pero lo superará con el tiempo. Romperás su corazón, claro, pero es algo que tienes que hacer.

—¿Decepcionarla? —preguntó asustada.

—Demasiado.

—¿Romper su corazón?

—En dos.

—Eso sería horrible, madre no lo merece.

—Cierto. Que pena —Flynn suspiró falsamente, ayudándola a ponerse de pie—. Posibles años de rencor por algo que podrían contemplar desde la ventana. Es doloroso, lo sé. Así que te ayudaré y las liberaré del trato.

—Si- Espera, ¿que? —lo miró dirigirse a una roca y tomar a Pascal.

—No me lo agradezcas, toma a tu rana y regresemos —Flynn asintió solemne.

Bree tomó a Pascal, confundida. Estuvo tentada, ciertamente. Pero al girarse y ver a Rapunzel tan feliz rodando en el césped y maravillándose con todo, se preguntó si realmente valía la pena desperdiciar todo el avance que llevaban solo por su miedo de que Gothel se enterara y se decepcionara de ella.

Era malo, si. Pero también era necesario.

—No —detuvo a Flynn cuando esté ya se dirigía de regreso por donde habían llegado—. No regresaremos. Vas a llevarnos a ver esas linternas.

—¡Ay por favor! —se quejó exasperado—. ¿Que tengo que hacer para que me des esa bolsa?

Bree lo miró con enojo. Rapunzel se acercó a ellos al notar que se habían alejado.

—¿Qué pasa?

Un arbusto frente a ellos comenzó a moverse y las hermanas escucharon un pequeño ruido salir de detrás de este, lo que las alarmó. Bree se escondió detrás de Flynn mientras Rapunzel saltaba a sus brazos aferrándose a ella.

—¿Son rufianes? ¿Ladrones? ¡¿Vienen por nosotros?! —Rapunzel chilló entrando en pánico.

Sin embargo, muy contrario a lo que las hermanas esperaban, un pequeño animalito peludo con orejas grandes y colita esponjada salió de entre las hojas. Bree suspiró tranquila y lo miró, reconociéndolo al recordar haberlo visto en uno de sus libros. Era un conejo.

—Quietas, quizá pueda olfatear el miedo —Flynn dijo con sarcasmo.

Rapunzel bajó de los brazos de la castaña, avergonzada. Soltó una risita nerviosa.

—Lo siento, es que me siento un poco nerviosa —sonrió tímidamente, tomando su sartén.

—Me parece mejor evitar a rufianes y a ladrones —Flynn las miró con una sonrisa de lado.

—Si, pienso eso también —Rapunzel estuvo de acuerdo.

—¿Tienen hambre? —Flynn dijo, de repente muy entusiasmado—. Conozco un lugar para almorzar.

—Olvidé mis fresas en la torre —Bree se lamentó—. Muero de hambre.

—Vayamos entonces.

—¿Donde? —la rubia preguntó, curiosa.

—Descuiden, lo sabrán cuando lo huelan —Flynn tomó a Bree del brazo, jalándola con él. Rapunzel se apresuró a seguirlos.

Ninguno se imaginaba que aquello sería solo el inicio de una gran aventura llena de problemas. Muchos problemas.

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𖤐 ‧₊˚ ❱❱❱ AUTHOR'S NOTE

Aún no entiendo como pasé de estar demasiado inspirada con esta historia a no saber que hacer. Capítulo corto, sorry.