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𝟬𝟰. ❛ THE THIEF AND THE CROWN ❜

。゚・   ✯      CAPÍTULO CUATRO
❝ el ladrón y la corona ❞

★☆      me    amarás   de   inmediato,
como lo hiciste una vez en un sueño.














Rapunzel seguía dormida y no había nada que hacer, así que Bree había pasado la última hora leyendo y comiendo galletas.

Hojeaba el libro frente a ella con desgana. Tenía que leer tres veces el mismo párrafo para entender lo que decía, pues el aburrimiento hacía que no pusiera atención a las palabras.

Escuchó ruido en la ventana de la torre, por lo que levantó la mirada y el pánico la consumió al ver a un hombre entrar por la ventana con ayuda de dos flechas. Se levantó de la mesa con cautela, tomando lo primero que encontró para defenderse, que fue un libro grueso color azul.

Se encaminó con paso lento y silencioso hasta el intruso, viéndolo tomar una bolsa café que llevaba consigo y abrirla, observando algo dentro de esta.

—Solos al fin —suspiró tranquiló, pero apenas terminó la frase cayó al piso al recibir un golpe en la cabeza.

Bree lo miró caer, ahogando un grito y mirando el libro en sus manos. Tal vez usó más fuerza de la necesaria.

—Oh por Dios, ¿lo maté? —chilló asustada, arrodillándose al lado del hombre y dándole la vuelta con dificultad para ponerlo boca arriba. Suspiró tranquila al ver que su pecho se movía.

Lo observó atentamente. Era mayor que ella, eso podía notarse rápidamente. Tenía piel blanca y cabello castaño, con una barba que lo hacía ver más apuesto de lo que ya era. Bree casi suspira.

Entonces recordó lo que su madre les había dicho, y con una esquina del libro revisó su dentadura, notando que no tenía colmillos.

Se puso de pie y corrió escaleras arriba rumbo a su habitación, donde Rapunzel dormía boca abajo en una posición extraña, con Pascal en su espalda.

—¡Rapunzel! —llamó, moviéndola para que despertara—. ¡Rapunzel!

La rubia parpadeó adormilada, tallándose los ojos y mirando a su hermana.

—¿Madre llegó?

—No —negó rápidamente—. ¡Hay un hombre ahí abajo!

Rapunzel despertó completamente de golpe, levantándose de la cama y tomando a Pascal. Corrió fuera de la habitación con Bree siguiéndola. Se detuvo de golpe en las escaleras al ver al extraño tirado en el piso.

—¿Qué le hiciste?

—Solo... lo dormí —encogió los hombros, nerviosa.

Rapunzel bajó las escaleras saltando y corrió a tomar un sartén, luego se dirigió al hombre. Pascal, que había despertado ya, bajó al piso y se alejó.

Rapunzel lo tocó con el sartén para ver si estaba despierto, suspirando al ver que no era así. Miró a Pascal, quien le señaló el dibujo que Gothel hizo antes, de un hombre con colmillos. Con el mango del sartén Rapunzel abrió la boca del hombre, confundiéndose al no ver colmillos.

—No tiene colmillos.

—Lo sé —Bree asintió.

La castaña se arrodilló al lado del hombre, quitándole con cuidado un mechón de cabello del rostro. Lo observó en silencio. Ella no se dio cuenta, pero Rapunzel si notó como las mejillas de su hermana se enrojecían.

Entonces el hombre abrió los ojos de golpe, haciendo que ambas se asustaran. Bree retrocedió cayendo sentada en el piso, y Rapunzel golpeó al hombre con el sartén.

—¡Rapunzel! —gritó Bree sorprendida al ver al hombre caer desmayado nuevamente.

—¡Perdón! ¡Entre en pánico! —lloriqueó la rubia.

Bree se levantó, quitándole el sartén a su hermana mientras su corazón latía frenéticamente.

—Okey —suspiró pasándose las manos por el rostro—. Tenemos a un desconocido en la torre y madre llegará pronto —murmuró, girándose a su hermana—. Hay que esconderlo.

Unos momentos después, ambas chicas se encontraban arrastrando al desconocido hasta un armario. Rapunzel había enrollado su cabello en el torso del hombre y Bree la ayudaba a moverlo.

—Ábrelo —Bree señaló el armario. Rapunzel obedeció y una vez abierto, ambas tomaron al hombre de brazos y piernas y trataron de meterlo ahí.

No funcionó.

Después intentaron columpiándolo con el cabello de Rapunzel. Tampoco funcionó. Lo empujaron tratando de mantenerlo de pie, y cuando cerraron las puertas, ambas se sonrieron creyendo que lo habían conseguido. Pero apenas se giraron las puertas se abrieron y él cayó sobre Rapunzel. Bree se rió, pero corrió a ayudar a su hermana.

Como último intento, Bree lo empujó con una escoba y Rapunzel le dio una patada que logró meterlo al fin. Ambas suspiraron exhaustas, y Rapunzel empujó los dedos del hombre, los cuales habían quedado fuera del armario por las rendijas de la puerta, poniendo luego una silla para que se abriera la puerta.

—¡Al fin! —Bree suspiró. Entonces sintió un pequeño tirón en la falda de su vestido, y al mirar hacia abajo Pascal le hizo señas, indicándole el bolso café que estaba tirado al lado de la ventana.

Se dirigió a este, tomándolo para revisar que había dentro. De reojo vio a Rapunzel halagarse a si misma frente al espejo. Soltó una risa al ver cómo ella le daba vueltas al sartén, golpeándose la cabeza con este.

—Oye, mira esto —la llamó, sacando un objeto extraño de la bolsa. Tenía piedras bonitas, de distintos colores y tamaños.

—¡Déjame ver! —Rapunzel corrió a ella, tomando el objeto y examinándolo—. ¿Qué es?

—No lo sé.

Rapunzel lo puso en su brazo, sin saber cómo funcionaba exactamente.

—No creo que se use así —Bree hizo una mueca.

—¿Para que más si no? —la menor cerró un ojo, observando a través de las piedras del objeto a Pascal, notando como él negaba.

Bree tomó el objeto, examinándolo. Al final lo puso sobre la cabeza de Rapunzel, con duda. Ella se giró al espejo, observándose maravillada al igual que Bree.

—¡Rapunzel, deja caer tu cabello! —se escuchó la voz de Gothel a lo lejos.

Bree corrió a la ventana, asomándose por esta hacia abajo.

—¡Un momento! —gritó ella mientras Rapunzel escondía el objeto y la bolsa en un jarrón que estaba en el piso.

Bree tocó el cabello de su hermana cuando llegó junto a ella, y este se iluminó de azul. Rapunzel subió a la ventana y lanzo su cabello para que su madre subiera.

—¡Tengo una sorpresa para ustedes! —Gothel exclamó desde abajo, tomando el cabello.

—¡Igual que nosotras! —canturreó Rapunzel nerviosamente, comenzando a tirar de su cabello.

—¡Si, pero mi sorpresa es mejor!

—Dudo que lo sea —Rapunzel murmuró entre dientes. Bree se giró entonces entendiendo de que hablaba.

—No piensas decirle sobre él, ¿verdad? —susurró señalando al armario.

—¡Piénsalo Bree! Así nos dejara ir a ver las luces flotantes —la menor le sonrió con emoción mientras Gothel entraba.

—Compré muchos nabos —Gothel sonrió—. Les prepararé sopa de avellanas para cenar, su favorita. ¡Sorpresa! —exclamó con forzada emoción—. Estrellita, compré fresas.

Bree sonrió ante eso, pues ella amaba las fresas.

—Antes madre, tenemos que mostrarte una cosa —Rapunzel sonrió nerviosamente, juntando sus manos.

—Ay, mis niñas, detesto tener que dejarlas después de una pelea —la ignoró—, más cuando yo no he cometido ningún error.

—Escucha, ya pensé en todo lo que dijiste-

—Hija, espero que ya no estés hablando sobre las estrellas —Gothel dijo cansada, sacando de la canasta una bolsa de fresas y entregándosela a Bree, quien la tomó al instante.

—Luces flotantes —corrigió Rapunzel, dirigiéndose al armario—, y si. Quiero hablarte de ellas...

—Porque te dije que no quería hablar de eso, cariño —Gothel dijo con falsa calma.

—No, madre —Rapunzel negó—. Iba a decir que tú crees que no podemos cuidarnos allá afuera —acercó su mano a la silla que resguardaba la puerta del closet.

—Oh, cariño, yo que no son capaces de cuidarse allá afuera —la mujer la miró con seriedad.

—Pero si escuchas-

—Rapunzel, no quiero seguir hablando de esto.

—¡Créeme! Yo sé que te voy a-

—¡Rapunzel! ¿Por qué no puedes ser como Bree? No hablemos del tema.

La rubia miró a su hermana mayor, quien bajó la fresa que estaba por morder y negó, sabiendo que si seguía insistiendo su madre se enojaría más. Pero Rapunzel insistió nuevamente.

—¡Te lo pido-

—¡Olvida las luces Rapunzel! ¡No dejarás nunca esta torre! ¡Jamás! —gritó Gothel furiosa.

—¡Madre! —Bree frunció el ceño, acercándose a su hermana y tomándola de los hombros. Rapunzel estaba quieta, sorprendida y asustada.

Gothel se dejó caer en su silla, poniéndose una mano en la frente con expresión cansada.

—Genial, yo soy la mala ahora.

Bree miró al armario, recorriendo con su mirada las pinturas que adornaban este. Luego su vista fue a la pintura de las luces que Rapunzel había hecho horas antes.

«Algún día te sacaré de aquí y te llevaré a ver las luces flotantes... Lo prometo.»

—Pinturas —susurró a su hermana, Rapunzel la miró de reojo con el ceño fruncido—. Pinturas de caracol.

Ella pareció entender, pues se giró a su madre, suspirando.

—Solo quería decirte madre que ya- ya sé que quiero para mi cumpleaños —dijo en voz baja.

—¿Y qué quieres ahora? —Gothel suspiró cansada.

—Quiero pintura —respondió, mirando de reojo a Bree, quien asintió—. Una vez me trajiste pintura hecha con caracoles blancos.

—Pero ese es un viaje largo y lo sabes, Rapunzel —Gothel la miró con seriedad—. Un viaje de tres días.

—Es mucho mejor que salir de la torre —opinó la castaña, y su madre la miró.

Gothel suspiró, levantándose y acercándose a ellas.

—¿Seguras que estarán bien solas? —preguntó a ambas, y Rapunzel la abrazó.

—Nos hemos quedado solas más tiempo, madre —dijo Bree sonriendo—. Estaremos bien, la cuidaré.

















Después de haber preparado una canasta con alimentos y provisiones para tres días, Bree se la entregó a su madre.

Gothel se despidió de ellas y luego ambas la ayudaron a bajar de la torre. La observaron alejarse rumbo al bosque, despidiéndose con la mano. Una vez que la perdieron de vista, Bree corrió dentro de la torre nuevamente.

—Bree, ¿para qué-

—Ya lo verás —interrumpió, girándose a ella y señalando el armario—. Ayúdame a sacarlo.

—¡¿Qué?! ¿Vas a sacarlo? —preguntó alarmada—. ¿Y si vino por mi cabello? ¿O por tu magia? ¡O por ambos!

—¡Tranquila! —Bree rió divertida ante la histeria de su hermana—. Vamos, solo ayúdame.

Después de sacar al desconocido del closet, lo pusieron en la silla y Rapunzel usó su cabello para amarrarlo a esta, sin posibilidades de moverse.

Rapunzel lo jaló hasta el centro de la habitación, escondiéndose en las sombras detrás de su hermana. Pascal subió al hombro del intruso, golpeándole la mejilla y camuflándose en su chaleco rápidamente. Al ver que no despertaba lo intentó otra vez, rindiéndose y metiéndole la lengua al oído.

El hombre despertó con un grito, y miró a su alrededor asustado.

—¿Eso es cabello? —susurró confundido.

—No intentes nada. Resistirte será inútil.

—¿Qué? —el hombre miró a su alrededor nuevamente.

—¡Sabemos que quieres! Y... y no nos asustas.

Nuevamente buscó la fuente de esa voz, notando que era distinta a la anterior.

—¿Qué? —entrecerró los ojos tratando de ver algo entre las sombras, notando una silueta que se acercaba lentamente a él. Su mirada se suavizó conforme la castaña se dejaba ver.

—¿Quien eres —Rapunzel preguntó detrás de su hermana, sosteniendo el sartén con fuerza—, y quien te ayudó a encontrarnos?

—Ajá —murmuró distraídamente, sin dejar de ver a Bree, quien también lo veía con cautela.

—¿Quien eres y quien te ayudó a encontrarnos? —repitió Rapunzel, más amenazante, apuntándolo con el sartén.

El desconocido se aclaró la garganta, sin apartar la vista de la castaña.

—Yo no sé quién sea ese y que treta es la que me trajo aquí —dijo con voz varonil—, pero me gustaría decir... Hola —hizo un intento de sonrisa coqueta hacía Bree, quien frunció el ceño y parpadeó confundida—. ¿Qué tal? Me llamó Flynn Rider. ¿Cómo va todo?

Bree miró a Rapunzel, sin entender que es lo que el tal Flynn trataba de hacer con esas caras raras. Rapunzel encogió los hombros.

—¿Quien más sabe que estás aquí, Flynn Rider? —Bree se acercó a él, con los ojos entrecerrados.

—Quieta preciosa.

Bree parpadeo confundida ante como la llamó.

—Mi nombre es Bree.

—Salud linda. Te contaré —le guiñó un ojo—. Tuve un incidente caminando por el bosque, luego vi tu torre y vi- —se detuvo de golpe, recordando algo—. ¡Oh no! ¿Donde está mi bolsa?

—La escondí —Rapunzel sonrió de manera arrogante, cruzando los brazos—, y jamás la vas a encontrar.

Flynn alzó una ceja, mirando al jarrón en el piso.

—Está en la vasija, ¿no?

Y Rapunzel volvió a golpearlo con el sartén.

—Deberías dejar de hacer eso —Bree suspiro viendo al pobre hombre -muy lindo por cierto- desmayado otra vez.

—Lo siento —Rapunzel sonrió con timidez, tomando la bolsa del jarrón y corriendo a esconderla bajo una tabla suelta de los escalones.

Cuando regresó volvió a poner a Pascal en el hombro de Flynn. El camaleón repitió la acción de momentos atrás, despertando al hombre con su lengua. Flynn gritó y Pascal salto de su hombro.

—¡Deja de hacerme eso!

—Ahora la escondí donde no la vas a encontrar —Rapunzel sonrió confiada, caminado alrededor de él—. Entonces, ¿que quieres hacer con mi cabello? ¿Cortarlo? ¿Venderlo? —lo apuntó con el sartén.

Bree observaba todo con una sonrisa divertida.

—¡No! —Flynn frunció el ceño, confundido—. Oye, lo único que quisiera hacer con él es quitarlo de aquí, ¡literalmente!

—Y- —Rapunzel se interrumpió a si misma, confundida—. ¿Qué? ¿No quieres mi cabello?

—¿Por que cree que querría algo así? —la miró raro—. Oye, alguien me seguía, encontré una torre, la subí. Eso es todo —simplificó.

—¿Y todo eso es cierto?

—¡Si!

Rapunzel lo miró con desconfianza, aún apuntándolo con el sartén. Pascal bajó por su hombro desde su brazo al sartén, mirando con los ojos entrecerrados al hombre, quien lo vio raro. Rapunzel se alejó y se puso a hablar con Pascal, mientras Flynn se movía tratando de liberarse, pero lo único que logró fue caerse.

—Escucha, Flynn Rider —Bree se acercó a él, manteniendo su distancia.

—Dime, linda —dijo con dificultad debido a que su rostro estaba aplastado contra el piso.

—Bree —corrigió—. ¿Tienes idea de que es eso? —señaló la pintura de Rapunzel.

—¿Hablas de las linternas que lanzan para la princesa?

Rapunzel se giró de golpe, sonriendo.

—Linternas, sabía que no eran estrellas —murmuró.

—¿Princesa? —Bree frunció el ceño y luego sacudió la cabeza—. Como sea, mañana al ponerse el sol, iluminarán el cielo nocturno con esas linternas. Tu nos llevarás ahí —lo señaló. Rapunzel sonrió encantada, entendiendo por qué su hermana le dijo que pidiera pinturas que se conseguían muy lejos—. Veremos las linternas y luego nos traerás de regreso.

—¿Yo que ganaré con eso? —preguntó con dificultad, moviéndose para quedar de lado.

—Tenemos algo que quieres, ¿no es así? —sonrió cruzando los brazos.

—Vaya, chica de negocios —suspiró—. Pero lamento decirte que mi relación con el reino no es "amistosa" en este momento, así que no puedo ser su guía.

Rapunzel lo miró confundida mientras Pascal hacía señas de golpes con sus patitas.

—Una fuerza te trajo aquí, Flynn Rider —Rapunzel jaló de su cabello para levantarlo—. Llámalo como quieras, suerte, destino.

—Un caballo —dijo el hombre con aburrimiento.

—Así que mi hermana y yo hemos tomado la decisión de creer en ti.

—Una mala decisión —dijo él—. ¿Son hermanas? No se parecen en nada.

—Escucha bien, Flynn Rider —Bree se acercó a él, inclinándose y mirándolo a los ojos—. Puedes destruir la torre piedra por piedra, traer a gente que te ayude y buscar durante años, pero sin nuestra ayuda no conseguirás tu preciada bolsa.

—A ver si te entendí —Flynn frunció el ceño—. ¿Quieren que las lleve a ver las linternas, volvemos aquí y recupero mi bolsa?

—Sencillo, y no pierdes nada —Bree asintió—. Apenas ponga yo un pie aquí tendrás tu bolsa, pero a cambio mi hermana tiene que ver las luces flotantes. Es una promesa. Y antes muerta que romper una promesa.

Flynn alzó una ceja, mientras Pascal escalaba por el brazo de Bree hasta su hombro, asintiendo a Flynn.

—¿Y esperas que confíe en una chica que habla con animales? —Bree no respondió, siguió viéndolo con seriedad. Él suspiró—. Oye, oye, no quería tener que hacer esto pero no me dejas elección —suspiró—. Es mi arma mortal —agachó la cabeza y la levantó segundos después, con un intento de mirada seductora. Las hermanas y el camaleón lo miraron raro—. Ha sido un día raro para mi, esto no suele pasarme —suspiró, borrando su "mirada seductora"—. Bien, las llevaré a ver esas linternas.

Rapunzel chilló feliz, aplaudiendo. Abrazó a Bree con fuerza, haciendo que ella soltara la silla, de modo que Flynn cayó de cara al piso.

—Rompieron mi arma mortal.



━━━━ ( 🌙 ) ━━━━━

𖤐 ‧₊˚           ❱❱❱  AUTHOR'S NOTE

Capítulos diarios, omg

No se que hago con mi vida, sorry not sorry, pero si se que este libro se concluirá rápido.

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