O2O.
𝐌𝐀𝐘𝐁𝐄 𝐖𝐄
𝐂𝐀𝐍 𝐁𝐄, 𝐁𝐄
𝐄𝐀𝐂𝐇 𝐎𝐓𝐇𝐄𝐑'𝐒
𝐂𝐎𝐌𝐏𝐀𝐍𝐘?
Su padre y hermanos llegaron un tiempo después. Pedirían comida a domicilio aquel día, ya que nadie había cocinado.
Lo que pasó quedó entre Ophelia y su madre por el momento, aunque la mujer anunció que le comentaría el asunto al padre, y lo hizo después de almorzar, ya que la opinion de su padre también era importante, aunque terminó siendo la misma que tenía su madre.
Thomas no respondió su mensaje, pero sí lo vio. Ophelia estuvo más tranquila con eso.
Pasar el resto del día con su familia fue tranquilo.
[•••]
Al día siguiente no pudo ir al voluntariado ni aunque hubiera querido.
Despertó en plena madrugada hirviendo en fiebre y con un malestar terrible en el pecho. Pensó que se trataba de una especie de gripe, pero se sentía terrible.
Fue al hospital mas cercano rápidamente acompañada de su papá. Debido a los síntomas le hicieron una prueba protocolar de Covid-19. Ya que a pesar de que el periodo de la pandemia haya llegado a su fin hace tiempo, la enfermedad seguía ahí, solo que de una forma diferente y más leve.
Ophelia dudaba mucho tener Coronavirus, sus malestares eran y se sentían diferentes. Además había recibido todas sus vacunas y su familia se contagio de la enfermedad aún al inicio de la misma. Por lo que algo no cuadraba en ese sentido.
Aun así sabía que era el protocolo cuando alguien se acercaba con algún malestar respiratorio. La pandemia había dejado secuelas en todo el mundo.
Los rápidos resultados del incómodo hisopado salieron negativos tal cual como Ophelia pensaba.
Así rápidamente la derivaron al medico de turno, que con unos chequeos y exámenes determinó que es lo que le pasaba.
Dijo que se trataba de una bronquitis. Recetándole antibióticos, analgésicos y jarabes para la flema. Además de una único inyectable para su fiebre de ese día. Que se la podían colocar en el tópico.
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Le escribió a la madre y hermana de Thomas contándoles de su condición, y como no podría estar presente aquel día. Con mucha pena por saber que estaba enferma ambas, muy amables le desearon una muy pronta recuperación. Ellas se encargarían de avisarle a Thomas, porque conociéndolo, no es que usase mucho su teléfono. La castaña les agradeció por eso.
Asimismo no olvidó mandar su justificación al profesor Trainor por medio de mensajes también, añadiendo que ya había hablado con los familiares del paciente que acompañaba. Adjuntó una foto de su constancia médica por las dudas. El profesor entendió la justificación. Con eso, ya podía estar mas tranquila.
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Ophelia se preguntaba como es que se enfermó si el día anterior estaba muy bien. Una bronquitis era muy diferente a una gripe, así que no sabía de dónde trajo el virus. Tal vez había sido el frío de cuando salió al patio a pensar, o tal vez alguno de sus compañeros de universidad ya estaba enfermo, la contagio y estuvo incubando el virus hasta que el malestar salga a flote.
No lo sabía. Pero sea como sea estaba enferma, y debía tomar medicamentos durante una semana, y por recomendación del médico debía estar en reposo al menos dos días de la misma.
Esperaba que nadie en el hospital se contagie de algo parecido, sería muy peligroso. Por lo que se aseguraría de estar completamente sana antes de regresar.
Técnicamente sus padres no estaban molestos con que no vaya al voluntariado ese. Lo tomaban más bien como una oportunidad de tenerla en casa justo al día siguiente de la importante conversación. Tal vez persuadirla un poco. Y no se podía culparlos, al final del día los padres siempre quieren lo mejor para sus hijos. Y a pesar de que los padres de Ophelia la apoyarían sea cual sea su decisión, ellos tenían su opinión, y buscarían la forma de proteger a su hija de algún modo.
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Al estar de nuevo en casa después de llegar de emergencias del hospital, Ophelia se adentró en su cama. Donde intentó descansar después de tomar la primera dosis de antibióticos y analgésicos (Los cuales debían ser cada 8 horas estrictamente)
Le dolía el cuerpo aun, sentía escalofríos y sentia su pecho silvar, pero esperaba que el efecto de las pastillas haga efecto pronto.
Su madre venía de tanto en tanto a chequear su fiebre, que definitivamente había bajado con los inyectables colocados en el hospital. Aún así venía de tanto en tanto con compresas frías para ayudar a seguir bajando la temperatura.
Sus hermanos en su inocencia hablaban con ella desde la puerta de su habitación (Ya que la madre lo ordenó para evitar contagios). Le hablaban de cualquier cosa, incluso cuando Ophelia intentaba dormir. Pero no les dijo nada, sabía que estaban intentando hacerla sentir mejor a su manera.
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Fue justo cuando sus hermanos se fueron a jugar a la sala por órdenes de sus padres, que Ophelia pudo dormir un poco. El malestar había bajado un poco y eso era un alivio.
[•••]
El sonido de su teléfono la despertó del sueño. Extendió el brazo para llegar a su mesa de noche, era una llamada. Debido a su adormitado estado no se fijó en quien la llamaba, pero igual contestó.
—¿Hola? —Dijo, su voz salió ronca y áspera.
—¿Qué pasó con tu voz? —Dijo la voz de la otra línea.
Separó su teléfono de su oído para ver el nombre de con quien hablaba en la pantalla. Aún estaba aturdida por el sueño.
Era Thomas. Su cuerpo terminó de despertar cuando leyó el nombre. Su voz estaba mucho más estable, se le escuchaba con más energía y definitivamente muchísimo mejor que el día anterior. Eso la alegro muchísimo, Thomas se había recuperado rápido.
[•••]
—Thomas, eres tú. ¡Qué lindo escucharte!—Dijo mas animada, su voz seguía igual de áspera.
—Suenas como el pingüino de Toy Story.
Ophelia se rió con ganas por la comparación, más porque era verdad. Aún así a media risa la agarró un ataque de tos.
—Ay, perdón. —Dijo cuando se le pasó, aclarando su garganta.
—Tranquila ¿Qué pasó? Me dijo mi madre que estas con bronquitis ¿Fuiste al médico? —Preguntaba tranquilo.
Ophelia estaba sorprendida por el interés y preocupación, pero no bromeó al respecto, no quería arruinar el momento.
—Sí, fui en la madrugada con mi papá. Me atendieron por emergencias porque de verdad me sentía terrible. —Contó. —Fui al de Pearson, es el que me queda más cerca.
—¿Qué te recetaron?
—Me dieron un analgésico que se llama naproxeno, un jarabe para la tos y los antibióticos, esos son un compuesto de amoxicilina con ácido diabólico...
—¿Ácido qué?
—Diabólico..así se llama.
—Ophelia es Ácido Clavulánico. No diabólico... —Declaró Thomas quien parecía aguantarse una risa.
—Ay...me confundí. —Ophelia dijo riendo con cuidado, para no tener otro ataque de tos.
—¿Cómo? Esas dos palabras ni siquiera se parecen. —Se burló.
—Estoy enferma, y errar es humano. Sé mas amable conmigo.—Le respondió en broma.
Thomas pareció suspirar con gracia.
—¿Te están dando pastillas o inyecciones?
—Pastillas cada 8 horas y el jarabe es cada 12. Pero me pusieron una inyección que era solo por hoy, para los malestares de la fiebre... Era metamisol con diclofenaco, y aquí si no me estoy equivocando porque lo leí en la ampolla con el liquido. —Rió un poco al final.
—Los ineyectables se absorben mas rápido debido a que van directamente a tu sistema sanguíneo, por lo que era la mejor decision, ademas no existe aqui en Londres el metamisol en pastilla, y el diclofenaco tiende a ser algo agresivo con el estomago en su forma de tableta. —Le explicó. —Trata de comer algo antes de tomar los antibióticos, porque tambien pueden causarte algo de daño al estómago ya que son medicamentos fuertes ¿De cuantos miligramos es tu naproxeno?
Ophelia extendió el brazo hasta su mesa de noche para ver la caja del medicamento.
—Dice 200mg
—Sí deseas puedes cambiarlo por uno de 400mg y tomarlo cada 12 horas, así no tomas tantas pastillas en un solo momento, además te hará un mejor efecto y ahorrarás en la cantidad del analgésico. —Le comentó. Ophelia asintió. —En tus antibióticos siempre es 625mg de amoxicilina y 265mg de Ácido Clavulánico, eso sí tómalo tal cual te dijo el médico. Respecto a tu jarabe hay varias marcas, pero también quédate con la que te recetaron. —Recomendó. —Mi preocupación es solo el analgésico, seria bueno que cambies lo que te dije, otro buen analgésico es el ibuprofeno, ese debe ser conocido para ti, es el más común para dolores menstruales. Pero si es que ya tomaste el naproxeno, sigue con ese, no es bueno cambiar de medicamento una vez empezado tu tratamiento.
Ophelia tomó los consejos de Thomas guardándolos en su memoria. Sin duda iba a ser un buen médico.
—Gracias doctorcito. —Le dijo enternecida y con dulzura. Thomas pareció resoplando resignado. —¿Tu mamá y Ava están contigo ahora? —Preguntó.
—Sí, están en el sillón, viendo televisión. Te mandan saludos.
—Mandales mis saludos de vuelta. Gracias por preocuparse. —Dijo Ophelia con ternura.
—Se los diré, y no hay de que. —Suspiró. Como tomando valor para decir algo. —¿Ophelia cuál es tu dirección?
La castaña se aturdió por el repentino cambio de tema.
—¿Por qué? ¿Qué pasó?
—Solo dime. Es para algo
—¿Qué cosa?
— Algo...
—Uhh... ¿Una sorpresa? —Bromeó.
—No te puedo decir.
—¿Por qué?
—Porque no...
—Por favor, ya me dio curiosidad.
—No.
—Si no me dices voy a pensar que contrataste un sicario...
Thomas pareció rendido.
—Son flores ¿Está bien? ¿Contenta? ¿Feliz? —Confesó. Ophelia no pudo evitar sorprenderse.
—¿Es en serio? —Preguntó ilusionada.
—Sí. —Confesaba Thomas algo avergonzado. —Sé que estar enfermo aunque sea algo leve es limitante. Más que nadie puedo entender tu malestar y molestia. Además, la bronquitis es una infección algo seria... también la he tenido. Por eso mi madre, mi hermana y yo te queremos enviar flores...para que te sientas mejor.
—¡Fue idea de Thomas! —Se escuchaba la voz de Ava al fondo. —Él dijo que te gustaban las rosas... —Delató.
Los pudo escuchar pelear unos segundos. Cada quien callandose al otro, mientras la señora Tasha incitaba a Thomas a que no le haga caso a su hermana y continúe su conversación.
Fue algo cómico de oir. Aún así Ophelia tenía algo que decir.
—Gracias a ti y a tu familia Thomas. Es muy lindo de su parte. Gracias por pensar en mi... —Dijo conmovida.
—De nada Ophelia, tu haces lo mismo por mi. —Declaró.
Y fue la primera vez, que escuchó ternura en la voz de Thomas, o al menos que su mente creyó hacerlo. Sintió vergüenza, se sonrojó, pero no se preocupó, porque Thomas no la estaba viendo.
—Como sea. —El rubio volvió a la normalidad. —¿Ahora sí me puedes dar tu dirección?
—Sí. —Dijo Ophelia aclarando su garganta para intentar sonar algo mejor. —Es en Kensington, Av. Saint James Wood, manzana "N" número 901.
Thomas quedó callado unos segundos en los que parecía estar anotando lo que decía la castaña.
—Bueno. —Dijo después del corto tiempo. —Eso es todo... Mejórate... Y descansa.
—Gracias, eso haré.
—Cuídate. —El muchacho suspiró. —Hasta pronto. —Se despidió.
—Hasta pronto. —Ophelia respondió amablemente despidiéndose también.
Así la llamada se cortó.
[•••]
Estaba emocionada por lo que acababa de pasar. Enternecida por la la preocupación del muchacho, así como ilusionada por el detalle, ya que era de hecho la primera vez que un muchacho ajeno a su familia se las daba (Sabía que el regalo venía de la madre y hermana del muchacho también, pero como Ava mencionó que el de la idea fue el rubio, ese sentimiento se quedó en ella)
Hizo un intento por quedar despierta para poder ver y presenciar el momento de las llegadas de las flores. Pero lamentablemente su malestar y el efecto de las pastillas hicieron que se quede dormida poco después de haber implantado ese autoproposito.
Aun así despertó cuando su madre la sacudió levemente, venía trayendole comida para el almuerzo.
Había dormido un buen tiempo.
Felizmente aún tenían esa mesa plegable que usaban con su abuela cuando estaba en cama y en casa. Era útil para casos como esos.
—Anda hija, siéntate. Tienes que comer algo antes de tu pastilla. Falta poco para las 8 horas desde la primera. —Le decía mientras acomodaba la mesa plegable encima del regazo de la muchacha. —Iré a traerte el almuerzo. Hice el guiso de carne que te gusta. —Anunció dulce volviendo a salir de la habitación de su hija.
Ophelia se sentó mejor, pegándose a la cabecera de la cama y colocando una almohada en su espalda.
Poco después llegó su madre con cubiertos envueltos en servilletas y el plato de comida. Dejándolos en la pequeña mesa plegable. Ophelia agradeció a su madre por el detalle, la mujer simplemente le acaricio la cabeza a su hija.
Entonces, la mujer pareció recordar algo.
—Hija te llegó un regalo. —Dijo. —Es un pequeño ramo de rosas. —Dijo. Ophelia no pudo evitar sonreír. Seguramente las flores llegaron mientras se quedó dormida. —Tu padre ya las puso en agua para que no se vayan a echar a perder, no te preocupes por eso.
—¿De qué color son? —Preguntó Ophelia curiosa, casi no tenía voz.
—Pues...Hay una de cada color. —La madre explicó riendo un poco. —una blanca, una roja, una rosa, una amarilla, una naranja...creo que hay una azul. —Hizo memoria. —Ya las verás, sino puedo traerte el jarrón en las que las pusieron en un rato. —Dijo. —Vino con dedicatoria. De la familia de Thomas. —Buscó entre sus bolsillos. —Ten. —Sacó el pedazo de cartón. —Léela. Me iba a olvidar de dártela.
—Ay ajá. —Ophelia bromeó recibiendo la dedicatoria —Yo sé que tomaste la dedicatoria por chismosa. Querías ver quien me las daba. —Rió, pero nuevamente la agarró un ataque de tos.
La madre rió. —No me hables de ser chismosa, porque más chismosa eres tú. —Bromeó
—De tal palo tal astilla. —Le respondió cuando su tos paró.
[•••]
La madre negó con diversión y se fue de la habitación dejando a su hija comer. Ophelia volvió a agradecerle por el almuerzo.
[•••]
Ya con la madre fuera de la habitación, leyó la dedicatoria del ramo.
¡Mejórate pronto!
Atte. Thomas, Ava y Tasha.
Volteó la tarjeta, ya que tenía algo más escrito detrás.
Psdta:
No sabía que color
de rosas te gustan,
así que hay una de
cada color. —Thomas.
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