Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

O29.

𝐀𝐍𝐃 𝐀𝐋𝐋 𝐈 𝐒𝐄𝐄 𝐈𝐒 𝐘𝐎𝐔...

              Poco a poco llegaron más personas, entre ellas los pacientes del voluntariado. Thomas llegó junto a su madre y su hermana, quien traía la silla de ruedas del muchacho.

              De manera inevitable la madre de Thomas y la madre de Ophelia se conocieron la una a la otra. Ambas fueron muy amables al presentarse.

              La madre de Ophelia estrechó la mano de Thomas amablemente al conocerlo, y le dio una sonrisa, hizo lo mismo con su hermana.

                Así ya había conocido a la gente de la que tanto Ophelia hablaba en persona.

[•••]


              La familia de Thomas, Ophelia y su madre se sentaron juntos en las sillas. Todos cabizbajos.

                —Al final el cáncer avanzó hasta su cerebro. —Thomas confesó en voz baja. —Es lo que escuché de las enfermeras mientras hablaban. —Suspiró.

               —¿Pero no se hubieran manifestado síntomas? —Preguntó Ophelia.

               —Yo opino lo mismo. —Dijo Thomas de nuevo. —Pero a veces no se manifiesta nada hasta que es tarde. Es difícil examinar el cerebro, el cáncer puede avanzar sin que se note físicamente... No lo sé.

              Ambos quedaron en silencio nuevamente.

[•••]

               Dylan llegó algo tarde, y todos podían asegurar que el muchacho que estaban viendo entrar por esa puerta, no se parecía en nada al que conocían.

              Pasó en silencio hasta estar con la familia del niño, ni miró a nadie, no saludó a nadie, solo entró y ya.

[•••]

             Había gente que se acercaba al ataúd y lloraba delante del mismo, despidiéndose por última vez. Llegaron más arreglos florales y más juguetes.

             Se avisó que el entierro del niño sería al día siguiente a las tres de la tarde. En el cementerio de Highgate, a dos horas del hospital. Todos eran bienvenidos y la familia agradecía por adelantado su presencia.

              Más que nunca, la familia del pequeño necesitaba apoyo y acompañamiento.

[•••]

               Ophelia no podía con la pesadez del ambiente, por lo que tuvo que salir de ahí para tomar aire y disiparse un poco.

                Salió hasta los pasillos, hasta uno donde no la puedan ver. Sintió su espalda apoyarse en la pared y solamente se deslizó hacia abajo, terminando sentada en el suelo y abrazando sus piernas.

                 Necesitaba estar sola un momento.

              Lamentablemente Thomas no pensaba lo mismo, porque la había seguido en su silla de ruedas, impulsándose él solo.

               —Ophelia. —Llamó suavemente cuando estaba frente a ella. —No te sientes en el suelo, estás con ropa blanca...

                —Igual la lavaré yo. —Respondió Ophelia sin levantar el rostro.

                Hubo un silencio punzante de nuevo.

               Thomas suspiró frustrado. —Así es el hospital a veces...—Trató de consolar.

             —Lo sé. —Respondió la castaña algo irritada. —Solo que no esperaba ver esto tan pronto. —Suspiró. —Todo parecía bien Thomas. El niño estaba recuperándose de su operación, estaba poco a poco recuperando su vida ... y tan solo... ¿Murió? —Sé lamentó profundamente. —No sé cómo procesar eso, no termino de entender por qué.

               —No tiene un por qué Ophelia... —Thomas intentó responder. —La muerte es muerte y ya. —Declaró resignado. —Es un tema de suerte, de cuidado... no tengo idea. Uno no puede elegir como ni cuando morirse solo porque sí. Se puede hacer hasta lo inhumano para evitarla, pero llega en cualquier momento. —Dijo. —El niño estaba tan enfermo como todos nosotros. —Dijo refiriéndose a los pacientes y a el mismo. —Simplemente su cuerpo no lo soportó mas.

                 —¿Has visto como está Dylan? —Suspiró la castaña. —Nadie lo había visto así nunca. El me llamó en la mañana y me dio la noticia, tan solo ayer nos vimos...Esto parece irreal.

                —Lo sé, lo entiendo. —Suspiró Thomas también.

               Ophelia tomó la suficiente fuerza de voluntad para ponerse de pie y estar frente a frente con el muchacho en silla de ruedas.

                —Thomas... —Llamó suavemente. —Me asusta mucho la idea de ver que esto pase otra vez, que pase contigo. —Confesó. —Yo estoy trabajando esto con mi psicologa, te lo juro, ya te había contado...Pero sea como sea, me aterra que la posibilidad de ir a tu funeral no sea descabellada. —Dijo con los ojos llorosos. —Mi psicóloga me habló de no caer en resignación ni en negación, me habló de un concepto de aceptación y me aconsejó mucho sobre pasar tiempo contigo, ayudarte, y hacerte sentir mejor... Pero, pero...pero esta siendo muy difícil sabes. —Hiperventilo un poco. —Sé que tu piensas diferente de tu propia vida...

           —Ophelia eres la única razón por la que me levanto en las mañanas. —Le confesó interrumpiendo a Ophelia. —Eres la única razón por la que espero tener una semana más de vida, para verte el sábado y el domingo. —Dijo. La castaña sintió una fuerte falta de aire. —A mi también me han hablado de no caer en resignación ni negación, y es igual de difícil. —Suspiró. —Pero será de tener paciencia, con nosotros mismos. ... Estamos juntos en esto...No pienses en lo malo, o en lo mal que pueden salir las cosas. Lo que importa es que ahora estamos los dos frente al otro, lo que llegue llegará, y lo que tenga que pasar pasará. —Hizo una pausa. — Sé que es muy difícil. Pero... Solo dale tiempo al tiempo...como decía tu abuela. —Sonrió.

             Ophelia intentó regular su respiración por el repentino llanto que la atacaba. Sacó papel higiénico de sus bolsillos y se limpió las lágrimas.

            Volvió a respirar, mientras Thomas lo hacía con ella para que se tranquilice. Pronto encontró algo de consuelo...o al menos dejó de llorar.

[•••]

            No fue un buen día para nadie definitivamente.

            Asistir al entierro al dia siguiente no se sintió nada mejor. Aún así todos los que estuvieron presentes en el velatorio, también fueron al entierro, incluyendo pacientes, enfermeras y hasta doctores.

[•••]

              Ophelia siguió asistiendo al hospital por las inyecciones que le faltaban, Thomas se dio cuenta cuando Ophelia uno de esos días se quitó la chaqueta mostrando su camiseta de manga corta, y en el brazo donde la pincharon traía un algodón.

               Volvieron a discutir un poco, por lo riesgoso del tema, pero Thomas no pudo ya decir nada, ese era el último día de las inyecciones y Ophelia estaba oficialmente en el registro.

                Solo esperarían los resultados.

[•••]

               Durante la siguiente semana, Ophelia no supo nada de Dylan, se había salido del chat grupal del voluntariado, sus amigos no lo habían visto y no le contestaba el teléfono a nadie.

                Su amigo más cercano, un chico coreano llamado Ki Hong Lee, lo fue a buscar a su casa bastante preocupado por su ausencia, lo encontraron en un mal estado, su habitación estaba desordenada y se negaba a salir.

                 Ophelia pensó que sin duda debía hacer algo, y buscó la forma de contactarse con Ki Hong, para pedirle la dirección de Dylan y poder visitarlo.

                  El chico muy amable se ofreció a acompañarla, y así, el viernes regresaron a la casa del muchacho.

[•••]

                La hermana de Dylan parecía muy preocupada, los dejó pasar, les ofreció te. Y dijo que su hermano no mejoraba desde la pérdida.

                 Lograron hablar con Dylan, que decía que simplemente no quería volver a saber de nada, ni de nadie. Ki Hong trató de razonar con él, debía volver a la universidad, ya les faltaba tan poco...Pero Dylan seguía sumamente deprimido.

                 Ophelia vio el dolor de su amigo y pudo verse a sí misma cuando enfrentó el duelo de perder a su abuela. Y se animó a contarle a Dylan lo que había pasado con ella, y como podía entenderlo por eso. Le dijo que necesitaba hablarlo con algún profesional, que no podía quedarse encerrado, que ella lo iba a ayudar.

                 La castaña le dio el número de su psicóloga, y le dijo que le tomaría una cita. Dylan se negó, pero Ophelia insistió, diciendo que ella misma lo llevaría, porque lo necesitaba. Si no le iba bien con la psicóloga de Ophelia buscarían otro, pero Dylan necesitaba un tratamiento para su duelo.

[•••]

              Y así fue, Ophelia acompañó y llevo a Dylan al psicólogo. Lo esperó afuera durante lo que duraba su sesión, y cuando Dylan salio del lugar lo acompañó hasta su casa.

                 Y no lo supo nunca, pero le había salvado la vida a su amigo con eso.

[•••]

              Se aseguró de estar presente para Dylan durante su duelo, a pesar de que ya no se veían en el voluntariado, porque Dylan ya no iba, a veces se veían para ir a comer, caminar ... o comer más.

                Un miércoles en el que Dylan le dijo para ir por unos tacos le confesó que su amigo Ki Hong había dicho que le gustaba Ophelia. Sorprendiendola mucho.

[•••]

                 —¿En serio? —Preguntó mientras le había costado tragar el bocado que se llevó a la boca.

                 —Te lo juro comadrita...—Respondía Dylan comicamente, su humor estaba volviendo, eso alegró mucho a Ophelia. —Pero yo le dije "Uy, llegaste tarde, ya está con alguien" se puso un poco triste. Pero bueno... así es el amor. —Suspiró. —Igual me alegra que estés con Thomas,  le has regresado el alma al cuerpo a ese chico, eso decían las enfermeras. —Hizo una pausa. Ophelia se sonrojó inevitablemente —Recuerdas que el día que se celebró el mes del voluntariado, Dylan pensó que eran novios... —Dijo recordando al niño.

                —Sí...Fue antes de que..intentaramos algo, como si hubiera hecho una predicción. —Recordó Ophelia. —Recuerdo que me dijo que él me miraba con ojos de enamorado. Fue divertido.

              —¿Recuerdas también cuando fueron a jugar y enseñarle ajedrez? —Decía Dylan, Ophelia asintió. —Jugaba conmigo para practicar. Lo hacía bien, o posiblemente yo pensaba eso porque no es que sepa jugar bien... Decía que quería ser tan bueno como para ganarte... Dejó de ver Pokemon dos días por practicar. —Rió algo apenado.

                  Hubo silencio unos minutos. Ophelia pudo sentir que su amigo se puso sensible, colocando una mano en el hombro del chico como señal de apoyo.

                  Dylan tomó aire profundamente. —¿Están buenos los tacos no? —Preguntó cambiando de tema con una risa.

                 Ophelia rió también. —Sí, están buenos. —Confirmó.

[•••]


             Las semanas avanzaban, probando que todo pasa, y que no hay mal que dure cien años, como decía la abuela de Ophelia.

               Llamaron a Ophelia del hospital diciendo que ya tenían los resultados del registro, la muchacha se emocionó por escuchar el resultado, pero se frustró mucho al escuchar que era negativo.

                No era compatible con Thomas.

                 Desde un inicio supo que todo lo del registro era para agotar las posibilidades, y que podía salir negativo. Aún así escuchar que efectivamente era negativo bajó bastante sus ánimos. Algo en ella tenía la esperanza de que el resultado fuera diferente.

                 Dylan la consoló, diciendo que eso era algo que ella no podía controlar, había que seguir buscando, ya aparecería algo.

                    La familia de Thomas que también se entero le dijo que no tenia por qué sentirse mal, y que de hecho ellas estaban muy agradecidas por su consideración y la valentía para ponerse al registro.

                  Aun así Ophelia no terminaba de sentirse bien. Thomas fue mas discreto, trató de no mencionarle mucho el tema pero si la llamó para pedirle si podía pasar la tarde de jueves con él, ya que quería estar con ella.

                  La castaña acepto, y después de sus clases del jueves fue al hospital, aún algo cabizbaja pero con la idea de ver a Thomas.

                 Aun así lo que vio al entrar en la habitación del hospital del muchacho no era para nada lo que estaba esperando.

                El lugar estaba ambientado con globos y adornos de papel colgando del techo.

                Thomas estaba vestido de traje y el gorro de lana que le tejió Ophelia. Estaba de pie delante de ella, desorientandola aún más.

                 —¿Me vas a pedir matrimonio? —Bromeó en su aturdimiento.

                 —No, tonta. —Thomas bromeó de vuelta acercándose a ella. —Sé que saber que tu médula no es compatible conmigo te ha desanimado. —Dijo. —Y a pesar de que es un tema en el que no estábamos de acuerdo, que te sientas mal no me gusta. —Suspiró. —Y recordé que me dijiste que no tuviste baile de graduación porque terminaste la escuela en pandemia, y no se... se me ocurrió hacer una especie de baile de graduación aquí... Pero solo los dos, para que te sientas mejor, y bueno...estar juntos un rato, y hacerte un detalle. —Iba confesando avergonzado jugando con sus dedos. —Espero no verme ridículo...

               Ophelia se acercó a interrumpirlo con un fuerte abrazo. Se separó poco después mientras tomaba las manos de Thomas. —Es lo más bonito que he visto. —Dijo con mucha ternura mirando al rededor emocionada. —Y estas usando el gorrito que te tejí con traje. Te ves muy lindo—Decía con dulzura mirando al muchacho. —Sí me hubieras avisado me hubiera puesto un vestido, o algo más bonito.

               —Quería que fuese sorpresa. —Dijo Thomas avergonzado.  —Me contacté con tu mamá por redes, y también traje esto. —Se separó caminando hasta el mueble que le servía como mesa de noche. Trayendo dos pequeños recipientes de plástico con un helado de color morado que parecia ligeramente derretido. —Recuerdo que me contaste que solías tomar helado de Mora con tu abuela donde el señor Schumacher en la esquina de tu casa. Y le pedí a tu madre si podía ayudarme trayendo el helado hoy en la mañana, y que yo les pediría a las enfermeras que lo refrigeren hasta que llegues...Y pues las enfermeras lo trajeron justo segundos antes de que llegues... Espero te guste...Si no te gusta no importa...—Decía bastante nervioso tendiéndole uno de los helados.

                Ophelia no lo dejó continuar cuando ya se le habían escapado algunas lágrimas mientras tenia el helado entre manos.

                 —Ah, lo siento. —Decía Thomas. —Quería animarte no hacerte llorar. —Se disculpó encarecidamente.

                   —No...Son lágrimas felices. —Decía Ophelia rápidamente sorbiendo su nariz. —Gracias Thomas —Dijo mirándolo a los ojos.

                   Thomas sonrió. —No hay de que... —Le dijo. —  Hay que comerlo antes de que se derrita, me da curiosidad si son tan buenos como me dijo tu mamá que eran...

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro