Thor
Le veía charlar animadamente con esa joven humana, él sonreía de vez en cuándo, se notaba cómodo con la situación.
La joven le abrazaba y él le devolvía el abrazo.... Y finalmente se besaban.
- Lamento que tengas que ver esto, Lady T/n. - las palabras de Heimdall me devuelven a la realidad y me giro, dejando de mirar por el observatorio del Puente Del Arco Iris. - El príncipe está confundido.
- No, no lo está, mi querido Heimdall, él a tomado una decisión y yo también - suspiro - envíame a Alfheim, lejos de él. Este ha sido un golpe duro para mi. Si él trata de buscarme Heimdall, no se lo permitas.
- Como desees - el guardián hace un reverencia al tiempo que toma su espada para abrir el puente - buen viaje, te estaré observando, mi lady.
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Durante más de cuatro años, Vanaheim, Alfheim y Midgard han sido mi hogar.
Alfheim me sirvió como retiro cuándo las cosas con Thor se enfriaron.
Midgard me recibió con los brazos abiertos cuando él se decidió por buscarme de nuevo luego del entronazo que yo tuve con Loki y él me manejó a su antojo con el cetro.
Y Vanaheim fue donde me encontró, luego de la convergencia, Thor dejó a la humana y volvió para buscarme.
Hogunn me contó lo ocurrido con nuestra reina, con Loki y con Malekith.
El asgardiano me encontró recogiendo mis pertenencias a toda prisa.
- ¿ Ibas a algún lado ? - su voz... Cuanto la he añorado. Me enderezo con una de mis camisas entre mis manos, me giro y le miro a los ojos.
- Si, lejos de ti - mi voz suena segura y a pesar de todo, no le guardo el rencor. Aunque cuando le volviese a ver no creí que en mi estómago siguiesen revoloteando esas molestas mariposas.
- T/n. Basta de huir. Grítame, golpeame, insúltame, pero no vuelvas a irte, por favor - suplica.
- Fuiste tú quien se fue. No me eches a mi la culpa.
- Lo sé, sé que me fui y te dejé por Jane. Pero también sé que me equivoqué. Lo tenía todo. Contigo lo tenía todo y lo perdí porque estaba confundido.
- ¿ Confundido ?
- Estaba sólo, no tenía poderes, ni el Mjolnir, no conocía a nadie y ella me trató bien y se preocupó por mi, confundí el afecto que ella me dió con algo más. Siempre has sido tú. Desde que llegaste aquel día al palacio pidiéndole a Fandral que te entrenase supe que tú eras mi mujer. La mujer que amaría y por la que lucharía. La que estaría a mi lado reinando y la que me daría hijos.
- Thor... No puedes simplemente venir aquí y creer que te perdonaré así sin más. - Él sonríe. - ¿ Qué es tan gracioso ?
- Que sabía que no me perdonarías así como así, por eso te he traído algo. Una espada, forjada por los mismísimos enanos de Svartalfheim. No hay otra igual.
- Es hermosa. - la espada tiene la empuñadura negra con detalles en color rojo. El pomo es de un color negro azabache. La hoja es larga, mas incluso que mi anterior espada. En el centro de la misma tiene una inscripción j'nesst d'lil arshes. - mujer del trueno... ¿ Qu-que quieres decir con eso ?
- Quiero decir que seas mi mujer, que te cases conmigo, no volveré a fallarte. Te lo juro por las ramas del Yggdrasil.
- No sé que decir yo...
- Sólo di que sí, me encargaré de enmendar mis errores y hacerte feliz cada día. Te daré los hijos que desees y seré un buen esposo.
- Todos merecemos segundas oportunidades.
- Entonces, ¿ eso es un sí a que te casarás conmigo?
- Sí, me casaré contigo.
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