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Capítulo 2 - Casualidad.

Narra Gwen:

Llego a casa luego de dejar a Liz en la suya, entro de manera silenciosa, después de todo son las 12:45am llegue antes del amanecer así que mi madre no tendrá excusas para castigarme y de alguna manera hacer que yo vuelva a estudiar en casa. Cierro la puerta detrás de mi y la encuentro sentada en el sofá leyendo uno de mis libros, si estuviera más ebria probablemente habría gritado del susto. 

—¿En serio me esperaste despierta? —arqueo la ceja sorprendida, asiente y se levanta del sofá.

—No pensé que me obedecerías —comenta con una pequeña sonrisa—. Sinceramente pensé que llegarías más tarde.

—Sé que si llegaba más tarde harías lo que fuera para que volviera a estudiar dentro de estás cuatro paredes —sonríe dándome la razón y se dirige a su habitación.

 —Vete a dormir, mañana tienes clases.

Se va a su habitación y yo hago lo mismo, lavo mi rostro con un poco de agua y sin siquiera cambiarme me dejo llevar por la suavidad de mis sabanas.   

(...)

Aburrida en el campus con la primera hora libre. Liz está en clases y considerando que no conozco a nadie más aparte de Michael... Soy sólo yo observando a los chicos lindos que pasean por mis alrededores, algunos me sonríen o me devuelven el guiño, otros me miran como si fuese una acosadora profesional que desea violarlos... Tal vez está actividad sea la que más disfrute de estar aquí. Miro mi teléfono, 8:47am tengo clases a las 10:00am y por más comprometedor que sea no pienso pasar toda la mañana admirando los traseros bien formados de los chicos, a pesar de que también observo bíceps, torso y apariencia... No puedo darme el lujo de pasar toda la mañana haciendo eso, ladeo la cabeza pensando en ideas que no tengan nada que ver con quedarme sentada haciendo nada y me quedo con que tal vez pueda levantar mi trasero e ir a dar una vuelta por la universidad, explorar todos los espacios y conocer a más personas. 

Me levanto algo indispuesta y me adentro en la gran construcción, paseo por los corredores topándome con aulas, vacías y llenas, salones de música, máquinas expendedoras, un poco de todo. Miro y detallo cada cosa que veo, algunas cosas están algo viejas, hablo de los profesores, la mayoría propasa los sesenta años... Debe ser muy buena la paga en este lugar. Termino dirigiéndome a la cafetería por algo de beber, hay pocas personas, la mayoría es encuentra sentada en las mesas copiando las tareas o simplemente conversando. Me siento extraña, no sé a donde sentarme, no sé si ir a un grupo y presentarme o si simplemente debería sentarme sola, tomar un jugo y esperar a que Liz salga de clases para charlar, decido por la primera y me acerco a un grupo de chicas que están sentadas en una mesa cerca a la barra de la cafetería. Me acerco y me miran de arriba a abajo, me siento incomoda y frunzo el ceño. 

—¿Se te ofrece algo? —pregunta una de ellas, arqueo mi ceja y la observo, alerta perra. 

—¿Pérdida? —añade la otra chica junto a ella. 

¿De todos los grupos me tuve que venir a meter en el de las zorras? ¿Donde el zorrismo llena su alma? Dios Gwen...   

  —No... Yo... Saben, ya me voy —balbuceo y me dirijo a otra mesa, no les gritaré mi diccionario el segundo día de clases, ni siquiera las conozco, aunque ellas tampoco a mí...

Saben, el mundo está lleno de gente sin un gramo de consideración por los demás.

Termino sentándome en la barra junto a un chico, no lo veo hasta que él me habla.

 —El mundo está lleno de personas realmente desagradables, ¿no? —comenta—. No te pongas mal porque las más idiotas te hayan tratado así, hay mejores personas aquí —dice mientras me sonríe, le devuelvo la sonrisa algo despistada, me parece conocido, su cabello está despeinado y sus ojos cafés hacen que te pierdas, su sonrisa es pequeña y cortés, ya lo he visto antes, creo que ya me he perdido antes en esos ojos.

 —¿Tú, por ejemplo? —pregunto con gracia enarcando mi ceja, él ladea la cabeza divertido.

 —Yo sólo trato de que no te sientas mal al ser excluida por las chicas "populares" o como sea que ellas mismas se hagan llamar... Si te sirve de algo, tengo una peluca rubia en mi bolso, podría ponérmela y hacer de niña, ya sabes... Para que no le duela a tu kora o lo que sea —se encoje de hombros, yo rió.

 —¿Qué? —pregunto confundida riendo—. Me gustaría verte con la peluca puesta, pero no hace falta, no moriré por no ser su amiga.

  —Me parece bien, te sorprendería a la cantidad de chicas que ellas han echo llorar, son insoportables, son unas brujas.

Le creo. Me mira inexpresivo, es extraño, yo sólo me limito a sonreírle de manera educada como el lo hace, parece estar escaneándome. Su sonrisa es pequeña pero muestra cierta arrogancia mezclada con dulzura, su apariencia se me hace muy familiar, su voz... 

—¿Nos hemos visto antes? —le pregunto evitando mirarle, aún me observa detenidamente haciendo que me sonroje bajo su mirada, trato de que no lo note y jugueteo con mis manos. 

—¿Estuviste en la fiesta de principio de semestre, no? —asiento mientras levanto la vista de mis manos—. Michael coqueteaba contigo... —murmura.

¿Fue él? ¿Él es el chico...? ¿Cómo se llama...? ¿Elliot? ¿Matt? ¿Liam? ¿Ryan?     

—Mi nombre es Trevor —responde a mis pensamientos.

Ah.

—¿Fuiste tu quién espanto a Michael? —asiente con la cabeza restándole importancia.

—Sé lo molesto que puede llegar hacer con las chicas —añade—. Mucho gusto, Gwen —¿Como sabe mi nombre?... No le doy importancia y sonrió tímidamente. 

Es realmente atractivo, su sonrisa es tan... Destellante, sus ojos brillan a pesar de no tener un color muy fuerte, su postura es firme pero relajada, tiene ese cierto aire de arrogancia pero es un chico agradable a juzgar por los cinco minutos que llevo hablando con él, aunque su mirada y sonrisa son intimidantes y un tanto sobresalientes maneja cierta tranquilidad divertida.

 Sus manos están entrelazadas sobre la mesa, me observa discretamente pero me doy cuenta, después de todo soy yo la que lo mira con cierta fascinación.  

Se levanta de la barra y se despide con un movimiento de cabeza, hago lo mismo y lo observo salir de la cafetería, me pregunto cuando volveré a cruzarme con él... El lugar es muy grande, al menos que tengamos clases compartidas es poco probable de que vuelva a tener una conversación así con él, cerca y clara.

Reviso mi teléfono y son las 9:36am el tiempo se me ha ido volando... Me levanto y salgo un poco más atrás de Trevor, me dirijo a un lugar más cercano a mi próxima clase; en el camino me encuentro con Liz.

—¡Amiga! —exclama brincando encima de mí, la atrapo evitando de que ambas caigamos al suelo.

—¿Te escapaste de clases, cierto? —pregunto no muy sorprendida, es Liz.

—Dije que iría al baño, y pues... Tal vez me perdí y no se como volver al aula —responde despreocupada, se encoje de hombros, ruedo los ojos—. ¿Qué has echo?

—Di un recorrido, hable con unas chicas realmente desagradables  —tuerzo el gesto—. Y termine hablando con Trevor, él chico que empujo a Michael en la fiesta, te pregunte su nombre pero estabas muy ebria, ni siquiera recordabas el tuyo —le digo, ríe.

—Típico de mi —admite con orgullo—. ¿Así que hablaste con Trevor? Es raro... Siempre está con sus amigos super sexys igual que él, le conozco desde hace tiempo y casi nunca se le ve sólo y menos hablando con una chica, siempre está con dos o tres zorras encima de él.

—¿Entonces es un mujeriego?

—No sabría decirte, muy pocas chicas llegan diciéndote "¡Me acosté con Trevor!—frunce el ceño, parece confundida, yo también lo estoy un poco.

No hablamos más del tema hasta que suena la campana, es hora de mi clase y a comparación de Liz yo si debo asistir a ellas, me toca química y es una de las clases que nos toca separadas... Dios algo me dice que estaré un poco aburrida. 

Entro al aula llena de estudiantes y para mi sorpresa el profesor hace que me presente, lo hago y siento todas las miradas sobre mí, no acostumbro ser una persona tímida pero tampoco me gusta tener toda la atención, me observan detallándome y me retuerzo en mi lugar, algunos luego de un par de segundos ya dejan de tomarme en cuenta y se los agradezco, pero otros siguen mirándome, ¿Acaso tengo un moco? paso mi mano disimuladamente por mi rostro pero no tengo nada malo, sonrió educada cuando realmente quiero gritarles que dejen de mirarme ¿Acaso no ven personas nuevas muy seguido? de todas las miradas esta la que más me sobresalta, la de Trevor... Maldición, y yo que pensé que era poco probable encontrarnos seguido, se encuentra sentado al final de la fila mirándome con una sonrisa perspicaz, me guiña el ojo cuando por fin me encamino a tomar asiento.

¿Me siento a su lado? Sí... No. No quiero que piense que me gusta o algo así. Me detengo dos puestos antes a donde él se encuentra, me mira divertido y arquea una ceja como si esperara que me sentará a su lado, ¿Qué le pasa a este chico? Frunzo el ceño, él ríe.

 —Puedes sentarte, no esta ocupado —dice abriendo la silla para mí. Abro mi boca pero la cierro enseguida no tengo nada para decir, me siento junto a él e intento prestar atención a la clase, lo cual será muy difícil teniendo a tal chico a mi lado. Lo miro de reojo y parece concentrado, sus manos están por debajo de la mesa posadas en sus piernas relajadas, su mirada está clavada en el pizarrón, levanta una mano y la pasa por su barbilla recién afeitada, sin motivo me sonrojo y él voltea a mirarme, ya me pesco viéndolo. Es un empate—. No te distraigas —susurra rozando sus labios con el lóbulo de mi oreja.

¿Acaso se está burlando de mi?

Sacudo mi cabeza y empiezo a prestar atención yo también a la pizarra, pero presumo que ya es tarde, ya colocaron los ejercicios y no entiendo nada.-Gracias Trevor-. Este ríe y niega con la cabeza mientras empieza a resolver los ejercicios en su libreta, ¿Qué demonios le pasa?

Dejo de prestarle atención y trato de descifrar las incógnitas, es estúpido no entiendo nada de lo que estoy haciendo, sólo quiero largarme de aquí. 

 —Bien alumnos, necesito que se organicen en parejas y me traigan todos esos ejercicios resueltos para la próxima clase, no aceptaré ningún trabajo individual, necesitan empezar a complementarse con sus demás compañeros —dice el profesor. Yo no conozco a nadie, ¿Con quién se supone que vaya a trabajar?—. Yo mismo escogeré las parejas: George con Jhonson, Parkers con Echeverria...—empezaron a indicar las parejas y sentí cierto alivio, hasta que nombraron mi pareja—. Climorf con Flanny.

—¿Quién es Flanny...? —pregunto en voz baja.

—Trevor Flanny, señorita Gwen —contesta el profesor.

Dime que esto es una broma.

¡¿Qué clase de casualidades son estás?! 

¿Está universidad esta embrujada?

 —¿Puedes venir hoy a mi casa? Podemos hacerlo ahí —me habla Trevor, lo miro confundida, esto no puede ser una casualidad.

 —No voy a ir a tu casa, ni siquiera te conozco bien, podrías ser traficante de órganos.

 —Por supuesto —habla con sarcasmo—. Entonces conóceme, me llamo Trevor Flanny, tengo dieciocho años, vivo con mis padres y mis repetidos hermanos a unas dos cuadras de la universidad, soy un violador que disfruta dejar a las chicas embrazadas, si aceptas venir a mi casa a hacer un estúpido trabajo de química puedes arrepentirte nueve meses después... Y lo de traficar órganos, no lo sabrás si no vienes conmigo.

Rió por su manera de hablarme, divertida y egocéntrica, que buena primera presentación. 

—Muy bien Trevor, iré a tu casa y haré el trabajo con usted, pero sólo porque me distraje y no entendí nada de lo que hay en ese pizarrón —respondo a su invitación.

—¿Te distrajiste con el panorama? —pregunta pícaro, que rayos...—. Te veo después de la escuela —la clase termina y todos salen, recojo mis cosas algo desconcertada y antes de salir lo pienso.

¿Cómo le digo a mi madre que iré a la casa de un chico que recién conozco sin qué piense que tendremos sexo sin cuidarnos?

¿Cómo se lo digo a mi padre que llega hoy de su viaje de trabajo?     


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Holaa! 

Gwen en multimedia. 

Ya sabemos quién es Trevor ahora falta ver que pasa entre él y Gwen.

Hasta la próxima... 
























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