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❄️🄻🄰 🄻🅄🄽🄰 🄼🄴 🄻🄾 🄳🄸🄹🄾.

"Jamie believes de Alexandre Desplat."

Ser espíritu.

¿Recordaría algo? ¿Ellos me recordarían? ¿Sería un buen espíritu? ¿Qué tipo de responsabilidad tendría? ¿Me convertiría en guardián algún día? ¿Seré del agrado de todos? ¿La gente creerá en mí?

Tenía tantas dudas, y con miedo, suspiré y abrí los ojos. Los guardianes estaban sobre mí y me observaban consternados. Jack también estaba ahí junto a Jamie, pero cuando se dieron cuenta que había despertado, dejaron de rodearme y me dieron tiempo de levantarme. Después de aquel sueño extraño, había despertado como siempre lo había sido: humana. En realidad, al final, ante tanto pensar, el Hombre de la Luna tomó la decisión final. Y, aunque me entristece verme como humana, aquella tristeza se desvaneció al sentir el cálido abrazo de Jamie hacia mí mientras me tomaba del rostro y me inspeccionaba delicadamente con su mirada, mientras esta se mostraba llorosa.

Sonreí levemente y él volvió a envolverme en sus brazos, mientras los guardianes festejaban con aplausos y risas el triunfo, y que no hubiera nadie dañado en el proceso.

El único que se miraba infeliz era Jack Frost, pues se miraba descontento, triste y decaído. Y como una pequeña lluvia de recuerdos, aparecí de nuevo con la Luna, cuando después de tardar en contestar, me mostró dos caminos; el primero era el ser espíritu, estaría sola y perdida, no recordaría nada, pasarían años para que yo recordara mi vida, pero para ese punto, todos estarían muertos y no podía despedirme. Lo único bueno que vendría de ello, era que, por mis recuerdos buscaría a Jack Frost y ya no tuviera una vida tan solitaria. Y lo demás vendría solo. En la segunda opción, volvería y me recibirían como ahora, pero después, ya no sabría nada de los guardianes, ni mucho menos de Jack; ellos se apartarían. Y ante aquellos caminos de abandonar a cierta persona, no me pude decidir.

Pero si mis visiones eran ciertas, hoy era la última vez que miraba a Jack, que, no lucía como siempre, ahora su ropa tenía tonalidades negras y ahora tenía un enorme abrigo blanco de peluche, con tonalidades negras. El cabello mucho más largo y con un rostro más maduro, que lo hacía ver mayor a lo que recordaba.

Me separé de Jamie con una leve sonrisa y me paré del suelo para dirigirme a Jack. Al tenerlo frente a mí, me contemplo extrañado. Así que, con duda me fui acercando a él —temiendo que se apartara como la otra vez—, y al final, logré abrazarlo. Tomé con fuerza su cuerpo y lo tomé en mí por mucho tiempo, sin creer que por fin lo había abrazado. Las lágrimas bajaron por mis mejillas y lo sostuve con más fuerza, sabiendo que esta era la única y última vez que lo haría.

Jack me sostenía de la misma manera, como si me fuera a desvanecer en cualquier momento. Y así permanecimos por mucho tiempo, hasta que me aparté de él para verlo a los ojos, notando que los suyos también estaban brillosos, como si hubiera lágrimas retenidas ahí, que me hizo sentir pequeña, como si él también lo supiera.

—Jack...

—La Luna también me lo dijo...

Entreabrí la boca sorprendida, aunque no demasiado, pues era claro que él lo sabía.

—¿Qué más te dijo...? —cuestioné intrigada, y él me sonrió levemente, soltándome un poco para no tener nuestros rostros tan pegados.

—Creo que nos dijo lo mismo.

Junté mis cejas y cerré mi boca en una fina línea, aún sorprendida que, él supiera lo que yo, que él supiera de los caminos, pero si él los sabía, él podría romperlos. Él seguiría visitándonos.

—Te seguiremos viendo, ¿verdad? —pregunté tratando de capturar sus ojos, y cuando pude, él me sonrió con dulzura y me apartó completamente de él, viéndose tímido.

—Claro... —respondió con dulzura—. Estaré aquí siempre. Sin falta.

—Gracias... —susurré feliz, creyendo en sus palabras—, y perdón, Jack.

—Hiciste lo correcto...

Pero aquellas tres palabras habían sonado tan débiles y tan apagadas que creí que eran una mentira, que él no lo creía, y ahora, más confiada, me acerqué a Jack y le planté un beso en lo mejilla con rapidez, temiendo que huyera, y me aparté demasiado de él sintiendo mis mejillas arder y viendo como Jack bajaba la mirada con una sutil sonrisa.

Entonces, ante eso, di la vuelta y caminé hacia Jamie, dándole un abrazo pequeño y apartándome de él mientras me colocaba en su costado derecho y él pasaba su mano por detrás de mi cintura y me abrazaba con ella. Los guardianes aún estaban ahí y se mostraban incómodos, pero parecían a la vez, no saber cómo irse, así que, con una leve sonrisa, el Conejo de Pascua fue el primero en dar un paso.

—Bueno... chicos...

—Deben irse, ¿cierto? —inquirió curioso Jamie, ayudando al Conejo, que asintió de prisa con una enorme sonrisa.

—Sí. Debemos seguir con nuestros deberes —respondió con una voz angelical, el Hada de los Dientes.

—¿Los volveremos a ver? —cuestionó aún Jamie, intrigado, pues él no sabía lo que yo sabía.

—Quizá no, pero nosotros a ustedes sí...

Al decir aquello Norte, un silencio nos invadió y yo agache la mirada. Norte sabía la verdad a medias, nos estaba advirtiendo, ¿por qué Jack no me dijo lo mismo? ¿Me estaba engañando o no?

—Jack... —llamó Jamie, haciendo que alzara la mirada a la dirección del espíritu, viendo su reacción sorprendida—, ¿tú volverás con nosotros? ¿Nos visitarás?

—Si aún soy bienvenido, lo haré —respondió confiado, dándome paz.

Gracias, Jack Frost.

Debía admitir que, aunque sonara duro, yo amaba a Jack Frost y sabía que él me amaba, pero aquello que sentíamos era algo mágico y fantasioso, algo imposible e irreal, en cambio, a Jamie lo amaba y él a mí, y lo nuestro era más real. Porqué a él lo conocía, sabía todo de él, habíamos vivido muchas cosas, buenas y malas, pero éramos una pareja que, a pesar del tiempo, aún estaban frescos nuestros sentimientos.

—Bueno, creo que me retiró —articulo con una sonrisa el Hada—. Alguien trabaja todos los días y necesito seguir, ¿verdad, Sandman? —murmuró y el hombrecito asintió, mientras se retiraba en su polvo y la mujer miraba a los demás guardianes—. Y ustedes también deberían, tenemos mucho trabajo tratando de recuperar a los niños. Todos juntos.

Y ante aquellas palabras y aquella mirada de advertencia, el Hada se fue volando. El Conejo golpeó varias veces el suelo apareciendo un túnel en donde se lanzó y desapareció, dejando una pequeña flor en el lugar. Norte nos observaba, pero hacía un énfasis más grande en Jack y yo, mientras se acariciaba su panza y golpeaba de ella, después tiró una esfera y se metió en el portal que creó desapareciendo del lugar, dejándonos solo a Jamie, Jack y yo.

Jamie dejó de sostenerme por la cintura y buscó mi mano y apretó de ella, dándome una sonrisa, y Jack sólo observo.

—Bueno... me alegro que todo esté bien —dijo Jamie después de un momento de silencio, dándose cuenta que nadie pensaba hablar—. Jack... gracias por volver. Te extrañaba.

—Igual, chicos —contestó al instante, tratando de evitar vernos a los ojos—. Tal vez no sea muy frecuente, pero trataré de visitarlos tanto como pueda.

—No es un adiós, ¿verdad? —cuestioné mirándolo con pena, aún dudosa de sus palabras.

—No —contestó sincero—. Volveré. Lo prometo, y si no me ven... estaré siempre en la brisa gélida.

Estaba mintiendo.

—Hasta luego, Jack —dijo Jamie con una pequeña sonrisa.

—Cuídate, Jamie —indicó el guardián observando a su viejo amigo, y sin verme, volvió a hablar: —Adiós Violet.

—¿La Luna nos dijo lo mismo? —ataqué al notar que pensaba irse volando, entonces, solté la mano de Jamie y me coloqué en el centro de ellos dos—. ¿A los tres?

—La Luna no me habló... —comentó Jamie confundido, a lo cual agradecí—. ¿De qué hablan? —preguntó aún más extrañada.

—De... —susurré, sin saber que decirle—, luego te cuento...

Y, aunque amara demasiado a Jamie, me acerqué a Jack dispuesta a obtener respuestas, pues sabía que este era el único momento para tenerlas.

—Viste lo mismo que yo... —afirmé en voz baja para que sólo escuchara Jack, y este bufo, evitando mi mirada.

—Sí... —respondió con vergüenza—. Pero sé que... amas demasiado a Jamie. Y sé que, aunque creas en este momento que por algo la Luna nos habló a ambos, eso no es motivo para arrepentirte, pues dejarías tantas cosas por un amor que a la larga una tristeza te invadiría, junto con el arrepentimiento...

—¿Cómo sabes eso? —pregunté, pues él parecía muy seguro de sus palabras.

—La Luna me lo dijo —dijo, viéndome a los ojos por fin—. Me tengo que ir.

—No me digas adiós —pedí antes de que dijera algo más—. Porqué...

Y tomé silencio antes de decir algo estúpido. Tragué saliva y sonreí levemente, apartando la mirada de Jack.

—Sólo no lo hagas.

—No lo haré —dijo—. Cuídense.

—Gracias, Jack.

—Violet... —me llamó Jack, haciendo que lo mirara extrañada, mientras él tragaba duro y se miraba dudoso de hablar, pero al final lo hizo—, quizá Pitch tenía razón. Tú eras lo que me faltaba para no sentirme solo.

Y después de decir eso, antes de que yo dijera algo más, Jack se fue volando. Jamie se acercó a mí y me abrazó por detrás con su mano derecha y con la mano izquierda se despidió a la distancia de Jack mientras yo recargué mi cabeza en el hombro de Jamie, sintiendo como las lágrimas bajaban por mis mejillas, despidiéndome de todo.

Nota; Jacket y Jamet♡

En compañía del hombre de la luna, Mad-ClepGirl (Dianessa)🐧

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