❄️🄴🄻 🄷🄰🄳🄰 🅈 🄴🄻 🄲🄾🄽🄴🄹🄾.
O eso creí...
Cuando estaba profundamente dormida, algo me despertó: un ruido... un objeto caído, y al abrir los ojos, Jack estaba en mi habitación, viéndome con pena, por haberme despertado a tan altas horas de la noche.
—¿Qué haces aquí? —cuestioné intrigada, viéndolo con recelo a tal extraña aparición. Pues, aunque sea un espíritu y un amigo, ni a Jamie le perdonaría que apareciera de esa manera en mi habitación. Sin embargo, él de repente sonrió ampliamente mientras yo frotaba mis ojos, cansada.
—Te tengo una sorpresa —admitió, haciendo que lo mirara con una ceja levantada ante su entusiasmo—. ¿Confías en mí?
—Esto es demasiado extraño, Jack... —admití sentándome en mi cama y acomodando mi cabello y limpiando mi rostro, tratando de verme decente, aún adormilada.
—¡Es magnifico! —exclamó él, aún animado—. Te gustará.
Y ya conocía el significado de esas palabras. Él me enseñaría algo sobre los espíritus, y aún tenía al Hada de los dientes y al Conejo de Pascua para conocer, tenía mucha incertidumbre a donde me llevaría, y aunque sonara atrayente, era muy de noche y tenía frío. Pero la sonrisa de Jack... me hacía caer.
—Esto me preocupa... —murmuré, pero Jack sólo me extendió su mano hacia mí en la cama y abrió demasiado sus ojos con sus cejas alzadas, parecía muy alegre.
¿Y quién era yo para destrozar la emoción del espíritu del invierno? Entonces, sonreí y acepté su mano, y él, estiró de ella y me levantó de la cama, me atrajo hacia él y se lanzó volando hacia la ventana de una manera tan rápida que sentía el viento gélido tocar con mi piel y la escarcha pegarse en ella. Definitivamente esto no era disfrutable. Tenía mucho miedo, y más porque había unos dementes en el pueblo que se les había ocurrido lanzar cuetes y estábamos tan cerca de ellos, que tenía miedo de quemarme, pero Jack se mostraba tan tranquilo que sólo me limité a gritar y llorar mientras volaba con él, sin un destino fijo.
Él siguió llevándome en el aire sin parar, volando y volando mientras más se entumecían mis músculos.
—¡Jack! —grité, y él me tiró.
¡Jack Frost me había tirado! Por eso, grité con más fuerza esperando al cruel piso recibirme, pero no fue así. Antes de tocar el suelo, apareció una rampa de hielo, la cual me recibió como una resbaladilla gigante que el espíritu del invierno dirigía a su antojo.
Estaban sucediendo tantas cosas que aún no sabía bien procesar todo. Y mis gritos eran lo único que para mí tenían sentido.
Recorrí una ciudad o pueblo desconocido para mí con esa rampa que subía y bajaba, convirtiéndose en mi montaña rusa personal que me hacía gritar como demente.
Al principio, no entendía porque de repente Jack me acercaba mucho a ciertas ventanas de hogares y otras no, hasta que dirigí mi vista en ellas, dándome cuenta que había pequeñas haditas que entregaban monedas a cambio de dientes. Pequeñas haditas disfrazadas de pájaro. Pero aquello no me importaba, mis gritos no cesaban por el éxtasis que sentía ante esta experiencia mágica, que hizo enojar hasta las hadas que me rodearon para reclamarme, hasta que Jack las calmó y me dejaron, como que Jack también las tenía hechizadas a ellas.
Ignorando aquello, y aún envuelta en mi ensueño, Jack lanzó de repente una esfera al camino, que se convirtió en un hoyo negro en donde se lanzó y dirigió mi camino allí, lanzándome a lo desconocido con él.
Solté un enorme grito mientras me recibía un enorme palacio sin ventanas, con muchas haditas al rededor, teniendo una vida muy rápida que me agobio muy pronto. Aun así, me atrajo, pero antes de que intentara levantarme del suelo, unas náuseas me invadieron y tapé mi boca, tragando lo que quería salir y sintiéndome mareada, miré con asco mi alrededor, atrayendo la atención de Jack.
—¡Oh, vamos! ¿No fue divertido? —cuestionó aún con entusiasmo, recargando su rostro en su cayado.
—¡No! —exclamé alterada por el movimiento que sentía en mí. Uno muy desagradable, que hizo reír al guardián.
—No lo disfrutaste del todo al parecer...
—¿Tú crees? —cuestioné con ironía, pues, aunque había sido bello todo, el resultado final había sido desagradable. Y más lo seria, si terminará vomitando frente al hombre. Pero él aún se miraba paciente mientras se reía por nuestra pequeña aventura, cosa que yo terminé acompañándolo con las risas, pues, era cierto. Todo había sido divertido.
Todo era mágico, hasta que una nueva guardiana se dio cuenta de nuestra visita y nos miró con reproche, junto con las haditas alrededor.
Al enfocar mi vista a ella, no creía lo que miraba. Ella era hermosa. Lo juro. Ella tenía un atuendo extravagante de ave que la hacía relucir por su plumaje y sus colores: sus ojos eran unos enormes orbes violetas, que la hacían lucir como algo exótico y atractivo para cualquier ojo. Sus enormes alas eran difíciles de apreciar por su constante movimiento, pero eran delicadas, transparentes y brillosas.
Era una completa hada.
—¿Qué hacen aquí? —cuestionó irritada, cruzando sus brazos en su pecho—. ¡Jack! —reprochó enfocándose en el hombre, e ignorando mi presencia—. Las haditas no pueden repartir el dinero con los niños despiertos.
—¡Perdón! —exclamó alzando los brazos Jack, sin eliminar su sonrisa—. Violet es un poco... ruidosa —comentó rascando su cabeza con pena, dirigiendo su vista a mí.
—¿Violet?
Y entonces, el hada me examinó con total descaro que me dejo helada por su mirada.
—¿Tú...?
—Es la novia de Jamie —dijo Jack, colocándose a mi lado izquierdo y alzándome del suelo—. Recuerdas a Jamie, ¿verdad?
—Claro que sí...
Y aún extrañada, siguió viéndome, provocando que me incomodara por su mirada, pues parecía que ya no le importaba el ruido que provoque, sino, mi persona en general.
—Lo siento, Tooth, nos vemos después —dijo Jack sosteniéndome de la cintura y alzándome en el aire con él—. No se volverá a repetir. Lo prometo.
—Más te vale, Jack. No deberías molestar a un guardián como yo, molesta a Conejo. Él... será mejor él...
Jack bufó y después asintió, llevándome volando una vez más por el lugar, apartándome de las hadas para llevarme a un bosque, apartado de todo, que me dio desconfianza.
—¿Ahora dónde estamos? —pregunté.
—Silencio.
Y entonces, nos escondimos en un arbusto, mientras guardábamos silencio. La verdad, no entendía porque Jack me había traído aquí hasta que unos huevitos con patas aparecieron en lugar, sacándome un enorme grito que hizo que Jack se riera de mí y yo corriera hacia ellos y comenzara a pisarlos con desesperación, hasta que el espíritu me envolvió en sus brazos y me devolvió a dónde estábamos escondidos.
—Oh, no... —murmuró él, impactándome mientras alguien se acercaba... mejor dicho algo, El Conejo de Pascua.
Literal, era un conejo de casi dos metros que parecía estar en forma y tener músculos. Él inspeccionaba el terreno con furia, mientras cargaba los huevitos con una enorme ira que soltó en un grito.
—¡Jack Frost!
Al instante, Jack me agarró de nuevo de la cintura y me llevó volando con una velocidad escalofriante a mi casa.
Durante el camino, juro que no visualicé nada, sólo de repente estaba en mi hogar con Jack riendo sin parar, contagiándome en el proceso.
—¿Esta era tu aventura? —cuestioné con una amplia sonrisa, sin parar de reírme, ignorando que podría despertar a mi familia.
Jack paro con su burla y me sonrió de lado, asintiendo.
—Sí. ¿Te gusto?
—Me encanto —respondí al instante.
Hace tan sólo unas horas, creí que Jack estaba enfadado conmigo: molesto y que no me volvería a hablar, pero ahora sabía que Jack me había perdonado ante mi acto tonto y estaba feliz con ello, pero toda esa felicidad se derrumbó cuando escuché pasos y murmullos a mi alrededor.
Se me olvidaba...
¿Quién necesitaba alarmas modernas contra robo, si tenías un padre de familia que se despertaba cada cierto tiempo a inspeccionar el hogar?
Solté un suspiro y me tiré en mi cama, envolviéndome en mis cobijas mientras Frost me miraba extrañado.
—Debería estar dormida... —susurré a lo cual asintió, acercándose a la ventana dispuesto a irse.
—Descansa.
Yante eso, salió de mi habitación y cerró la ventana, dejándome sola yconfundida por lo que empezaba a sentir.
En compañía del hombre de la luna, Mad-ClepGirl (Dianessa)🐧
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro