¿Cuantos años pasaron? ¿Cuantos siglos había pasado? 

Todo fue como un huracán, rápido, sin tiempo de procesar lo que paso, el cuerpo de Canada había sido encontrado, las evidencias eran extrañas pero con lo que sabían del caso, dieron por hecho que Inglaterra había asesinado al canadiense para tratar de salvar por su pellejo, por estaba desaparecido, la navaja y corte que tenia el cuerpo del canadiense, OMS de cierta forma se le hizo similar a la herida de la pierna del mexicano en el pasado, fue cuando también interrogaron a este pero de forma tranquila por su estado delicado, el tricolor un poco dudoso si decir que el británico también había abusado de el, al final termino diciendo que si y que también el fue quien le rompió la muñeca, el que desgarraba su entrada, la herida en su pierna, todas las cosas horribles que le habían hecho a su cuerpo fue por el, eran evidencias mas que suficientes, era una locura todo lo que estaba pasando, una incertidumbre que tenían muchos respecto a la muerte, fue resuelta, si ellos mueren pero el país no se desintegra simplemente se busca un reemplazo para los trabajos de desempeñaba, eso hicieron, buscar un reemplazo para las cosas de las cuales se encargaba Canada, también con Inglaterra ya que este fue a la cárcel a pesar de la irregularidades en la escena del crimen donde encontraron al canadiense.

Después de lo sucedido, el estadounidense hablo con Alemania, sabia que este le gustaba México, pues ahora era su oportunidad de tener algo, tuvieron una platica larga, el alemán se veía algo feliz porque podría pasar tiempo con el mexicano, tal vez en un futuro ser algo mas, ser una pareja, en cambio el angloparlante se le podía ver un rostro de melancolía al decirle los gustos de su ex prometido, su comida favorita, sus pasatiempos, hasta que se quedo en silencio, conocía tan bien el mexicano hasta el mas mínimo detalle, el de lentes se dio cuenta de la tristeza del contrario, lo tomo del hombro, que podía hacer en eso momentos.

— Solo cuídalo bien, ámalo mucho, es una persona que vale la pena...  — dijo con una sonrisa ligera —.

Pasaron las semanas, el de gafas de sol caminaba por los pasillos algo triste, había terminado el trabajo antes de la fecha, tenia tiempo libre, cuyo tiempo libre con el cual no sabia que hacer, mientras caminaba se topo con ex pareja, este se veía algo preocupado, se dirigía a donde se encontraba.

— Estados Unidos, vengo a devolverte esto, me imagino que lo quieres devuelta... — extendía su mano el cual tenia el anillo de compromiso —.

— Quédatelo... — sonrió — después de todo es tuyo, por cierto, te ves mejor... see you. 

— USA — el nombrado detuvo el paso — Gracias, nos vemos.

El mexicano dio la vuelta y se fue, se alejaban del otro pero algo dentro de ellos quería ir corriendo detrás del otro y abrazarse, solo tonterías es lo que pensaban, pasaron los años después de lo sucedido, el angloparlante estaba en su jardín trasero haciendo jardinería, desde que perdió al mexicano, quería algo que lo recordara a el, empezó a plantar claveles, las cuidaba demasiado, cuando se sentía triste o solo, iba a ver aquellas flores para recordar los momentos felices que paso con el.

Por otra parte el de emblema de águila lo que hacia era pintar cuadros, desde que empezó a estar con Alemania este le había enseñado algunas técnicas y a mejorar, cada cierto tiempo se iba algún lugar en la noche, lo mas apartado de la ciudad para plasmar aquel cielo oscuro lleno de estrellas, le recordaba al angloparlante, le recordaba esos ojos oscuros que cuando estaba feliz tenia cierto destellos en esto, recordándole un cielo en la noche lleno de estrellas.

Ambos estaban mejorando, México estaba recibiendo la ayuda que necesitaba mientras que Estados Unidos solamente estaba trabajando en mejorar sin ayuda profesional, según el podría hacerlo. Solo esperaban que si llegaban a morir, reencarnar en un ser humano completamente y volver a estar juntos, seria el único motivo de volver juntos, era un sueño absurdo.

Año 9000

En un mundo futurista donde todo había cambiado, donde la humanidad había llegado a varios avances como sociedad, donde todo era simplemente bueno. Se encontraba un rubio de nacionalidad estadounidense caminado por las calles oscuras, acaba de salir de un bar, se podría decir que estaba en buena forma, alto, rubio, con buen gusto para vestir y solo el usaba gafas de sol en la noche que era parte de su outfit, mientras caminaba choco con alguien.

— Oh lo siento... — dijo el de piel morena —.

— Don't worry... — hablo el mas alto mientras se aseguraba de que el otro estuviera bien —.

Era un chico de piel morena al parecer de nacionalidad mexicana, tenia buen cabello, vestía algo simple incluso tenia un accesorio en el cuello, parecía ser un paliacate pero lo que llamo por completo su atención eran los ojos de este, eran raros de ver, tenia un ojo como de color rojo y otro verde, con cierto brillo, un brillo que sentía que ya había visto.

— Güero... — movía su mano de arriba hacia abajo — ¿Seguro de que esta bien?

— Ah?, yeah yeah yeah I'm fine — sacudía un poco la cabeza —.

El mexicano había notado los ojos del rubio, era curioso para el, normalmente a los gringos rubios que el conoce son de ojos azules o verdes, no de ojos castaño oscuro, le recordaba algo pero no lograba hacer memoria del todo, solo ver esos ojos castaños oscuros con cierto destello empezó a sentir cierta calidez, bastante familiar los sentimientos. Cada uno siguieron con su camino, aunque el mexicano volteo a ver un poco aquel rubio, solo soltó un suspiro y siguió caminando, igual el rubio, miro atrás, sentía algo familiar pero siguió su camino.

Sus almas estuvieron por un momento cerca del otro, para seguir su camino y no volver a coincidir, ni con la mirada, ni nada, al final quedaron como unos simples desconocidos de un "tal vez te vi", una historia de años terminando de una manera algo amarga y dulce, que se podía hacer, la vida trabaja de maneras misteriosas.

Fin.

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