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3

Al entrar en la cafetería, fuimos al mostrador y yo me compré un donut con un batido de chocolate. Nos sentamos en una mesa. Me terminé en cinco segundos el donut, tenía mucha hambre.

-Ahora vengo.

Al decir eso, Pam se fue corriendo. Yo seguí bebiendo mi delicioso batido.

De repente, una chica castaña y con unas gafas de sol se sentó delante de mí.

-Disculpa, ese sitio está ocupado.

-Shhhh, no tengo mucho tiempo -me dijo susurrando y acercándose hacía mí para que pudiera oírla mejor-, escúchame, todavía puedes irte. Aún es pronto. No te acerques a ellos. ¿Entiendes?

-No, claro que no -le contesté con el entrecejo fruncido- ¿Quién eres y quién te crees que eres para decirme con quien puedo estar y con quién no?

-Aléjate de ellos.

La chica se levantó y se fue. Me quedé perpleja.

-Lo siento, me había sentado mal el croissant. ¿Nos vamos?

-Sí...sí.

-Cielo, ¿estás bien?

-Sólo...¿lo hablamos luego?

-Claro, ya sabes que si necesitas cualquier cosa me lo puedes decir, ¿eh?

-Sí -le sonreí.

Por el camino no dijimos nada. Al llegar a la mesa donde estaban los otros Connor se levantó.

-¿Dónde estabais?

-Hemos ido a la cafetería.

-¿Y dónde está mi bocadillo? -nos pregunta Rex.

-En su sitio, ve a por él -le responde Pam.

-Ya no me queréis, ¿es eso, verdad?

-Para ser un adicto al deporte eres bastante vago cuando te lo propones, ¿eh?

-Hago lo que puedo -sonrié-, ahora vuelvo.

-Yo me voy ya, hablamos luego Alice -dice una de las chicas,

-Adiós Diana -se despiden Connor y Pamela.

-¿Puedo? -le preguntó a las otras dos chicas y estas asienten.

Me siento donde estaba ella antes.

-Este viernes podríamos ir a dar una vuelta, ¿no?-pregunta Alice.

-Por mi bien -le contesta Pam.

-Y por mí también -le sigue la chica de mi derecha.

-¿Y tú, Connor?

-Mmmm no lo sé...-dice mientras que mira el cielo.

-Piénsalo en silencio -se gira a mí- ¿Eri?

-Amm, si volvemos a casa pronto sí.

-Chica buena, ¿eh?- me dice Alice- No le digáis nada a...- deja de hablar cuando ve a Rex acercarse.

Al llegar se sentó encima de la mesa y nos enseño, contento, su almuerzo.

-Todo para mí -nos miró a todos y luego prosiguió a quitarle su envoltura-. Ahora bien, ¿de qué hablabais?

-Alice quiere ir de fiesta -le contesta Connor-, sin ti.

-¡¿CÓMO-TE-ATREVES?! Me has dejado helado, Ice.

-Eres un pesado, y tampoco me gusta ir de fiesta contigo. Si ya de normal estás poco cuerdo, cuando bebes te conviertes en una cabra loca -dice Alice.

-No es verdad -responde indignado.

-¿Ah no?

-No.

-¿Y cuando fuimos a ese campo de las afueras, que solo eramos siete personas, y bebimos? ¿Te acuerdas?

-Hago muchas cosas en mi vida, ¿cómo quieres que recuerde todo?

-¡Rex! ¡Corriste en calzoncillos por tres campos seguidos! ¡Y si no fuera por Mike hubieras ido desnudo!

-Ay -susurró él bebiendo de su lata de Coca-Cola-, ese día si me mamé.

-¿Sólo ese? ¿Y cuando fuiste a una montaña con el trineo y te lanzaste? ¿O cuando pensaste que pintarte la ropa con pintura normal era buena idea? Y tengo muchas más, eh.

-Soy una parodia mejorada de Pandora, su caja suelta desastres y la mía suelta locuras.

-Llevaremos cadenas y esposas por si acaso -dice Pam-, le gusta bastante hacer de stripper e ir por ahí desnudo- me susurra Pam.

-No creo que ni tú ni nadie quiera ver eso- contesta la chica de mi derecha.

-Oh, venga Liana, ¿quién no querría ver este cuerpo esculpido por los mismos dioses? De hecho, Pandora y yo somos hermanos, nos hicieron los dioses, nos enviaron para alterar el mundo terrestre, etc.

-No puedo seguir aquí -dice 'Pam recogiendo sus cosas-, mucho ego para mí.

-A ver si te contagias, mi ciela.

-Agh.

Pam se fue y yo estaba un poco incómodo. Entonces, sentí una patada por debajo de la mesa. Miré quien era y resultó ser Connor. Me hizo gestos para decirme que fuera a hablar con él. Rex, Alice, Liana y otro chico que había hablaban de la futura fiesta.

-Me tengo que ir -dije recogiendo mis cosas.

-Te acompaño -me siguió Connor.

Rex no dijo nada, pero si que me miró con pena. ¿Cuál es su problema? No sé si llegaré a entenderlo. Connor me llevó hasta la entrada del campus.

-Hoy no has hablado ni sonreído mucho, ¿sucede algo?

-Nada. Solo estoy cansada.

-De acuerdo. Ya sabes que para cualquier cosa puedes contar conmigo.

-Lo sé.

-Me voy, no quiero molestarte más -dijo mientras daba media vuelta para irse.

-Gracias.

Subí a mi cuarto y Pam no estaba, que raro... Pero para mí mejor, así puedo seguir pensando en la chica de esta mañana. Me dirigí a la ducha y me puse música mientras me duchaba.

No sé porque me lo dijo. Lo mejor será olvidarla y ya está. Salí de la ducha con mi albornoz color crema. Me sequé el pelo un poco el pelo. Fui a la nevera a coger un trozo de chocolate cuando llamaron a la puerta. Abrí y era ella.

-Escúchame, tienes que escucharme -empezó a decir entrando y cerrando la puerta.

-¿Quién te has creído que eres?¡F-fuera!

-No, no lo entiendes. En la cafetería te lo he dicho y vengo a repetírtelo porque no lo has entendido. Déjalos. A todos. No te juntes con Rex ni Pam ni Connor... ¡Con ninguno!- estaba histérica y le costaba respirar- todos... todos ellos están juntos. ¡Ellos lo saben! Y no hacen nada para impedirlo -iba de una parte a otra y parecía loca.

-¿De qué coño me estás hablando?

-Estás a tiempo -me cogió fuertemente los brazos-. Vete. ¡Vete!

-¡¿Qué coño haces aquí?! -oí una voz masculina.

Connor la apartó de mí.

-¡NO ME TOQUES!- se zafó de él y le apuntó con el dedo índice- Te lo dije, ¡te dije que no me volvieras a tocar en tu vida!

-¿Qué te pasa Abbie? ¿Cuál es tu problema?

-¡Tú! Tú lo eres- empezó a llorar.

-¿Has vuelto a consumir? Sabes que eso no es bueno para tu salud.

-Que más te da, si nunca te has preocupado por mí...

-Siempre lo he hecho y lo sabes.

-Mentira, lo único que me dices son mentiras -ella estaba ida- ¡Eres un mentiroso!

-Vámonos, Bee.

-¡No me llames así! -retrocedía mientras que él se acercaba.

-Para de gritar y déjame ayudarte.

Abbie se echó al suelo llorando desesperadamente. Connor se acercó a abrazarla y ella intentaba alejarlo pero no tenía las suficientes fuerzas.

-Me matarás, lo sé.

-No voy a matarte tonta. Te quiero y lo sabes.

-Solo puede ganar uno, lo sabes.

-No tiene porqué, déjame ayudarte.

-Me voy, no me encuentro muy... -empezó a vomitar en el suelo.

Connor le apartó el pelo para que estuviera más cómoda. Cuando terminó le limpió la cara con una toalla.

-Tienes fiebre. Nos vamos.

-No...no...- negó casi sin fuerzas.

Él la cogió en brazos.

-Lo siento Erica, pero tengo que irme- y se fue.

¿Qué coño acababa de pasar?

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