1
Estaba nerviosa porque era la primera vez que entraba a la universidad de Farten, no conocía a nadie.
Antes estudiaba en Virginia hasta que tuve la edad suficiente para irme de allí. Digamos que nunca fui feliz en ese sitio. Sí, tengo momentos alegres con mi familia y con mi mejor, y única, amiga Heather. Pero mis compañeros de clase siempre me ignoraban y me hacían bullying por no tener el físico perfecto según la sociedad. Nunca querían ir conmigo en ninguna excursión y siempre era la última a la que elegían... Heather siempre estuvo conmigo, hasta que se fue a estudiar al extranjero. Me quedé sola y entré en depresión, fui y sigo yendo al psicólogo. Mis compañeros y yo hablábamos solo para lo necesario, deberes o exámenes. Nunca estuve cómoda en ese ambiente así que por eso decidí irme lejos para no verlos más.
Encontré que aún habían plazas en la universidad de Farten y no dudé en enviar la solicitud, la cuál me aceptaron. Todo iba bien, estaba preparada para disfrutar de mi "descanso" hasta que llegué.
¡DIOS! ¡Cuánta gente!
Me entró el pánico al pensar en que tendría que hablar con tanta gente, así que me fui corriendo a unos de los baños para intentar calmarme. Faltaba una hora para empezar las clases, por eso muchos habían ido antes para reencontrarse con sus compañeros.
Después de veinte minutos, que se hicieron eternos para mi, salí. Al ver a todas esas personas respiré profundamente y busque un lugar donde no hubiera nadie. Fui a sentarme a la sombra de un árbol. Allí observé como un grupo de amigos se estaba riendo, a unas chicas grabándose mientras hacían bailes, otros se hacían fotos...
-¿Nueva?
Me sobresalté y miré a un joven que se había sentado a mi lado. Estaba tan centrada en mirar lo que hacían las otras personas que no me di cuenta de que se había acercado. Le dediqué una sonrisa nerviosa.
-Amm sí.
Él me devolvió la sonrisa y me extendió la mano.
-Connor Ralleer.
-Erica Ferguson- le estreché la mano más tranquila, me había puesto un poco tensa por su presencia-.
-¿Estás aquí sola?- asentí- Oh, mejor. Así podemos conocernos mejor. ¿Sabes? Me gusta mucho este árbol, en mi primer día también me escondí aquí. Me puse nerviosísimo al ver a tanta gente. ¿Eres de aquí?
-No, soy de Virginia.
- ¿No estás un poco lejos de casa?-preguntó mientras se recostaba y tomaba una postura más cómoda-.
-Esa es mi intención, quería cambiar de aires.
- Permíteme decirte querida, que has venido al lugar perfecto.
Me volví a poner nerviosa ante el silencio que se estableció entre nosotros. ¿Porqué este chico desconocido estaba ahí conmigo? Mientras él observaba a los demás, yo le "analicé".
Tenía el pelo castaño y un poco largo. Ojos de color avellana y unos labios un poco gruesos. Se notaba que hacía deporte. Mi fijé en todos sus detalles y tengo que admitir que era atractivo, muy atractivo. Su presencia transmitía tranquilidad y daba la sensación de que era una buena persona. No debería de confiar en él pero se había acercado a mí y...
-¿Por qué estás conmigo?
Connor se giró para verme con una expresión de extrañeza.
-¿A qué te refieres?
-Me refiero a qué haces aquí, sentado conmigo cuando puedes estar con tus amigos o con tus amigas.
-Prefiero estar aquí contigo para que no estés sola -se inclinó un poco para verme mejor-, te voy a contar un secreto: soy mejor compañero que la soledad. La verdad es que venir aún sitio donde no conoces a nadie debe de ser duro. Por eso estoy contigo, quiero ser tu primer amigo y crear una hermosa amistad que perduré con el tiempo, tipo Disney -se encogió de hombros-.
Nos miramos unos segundos y luego empezamos a reírnos un poco fuerte. Los de delante se giraron a mirarnos y Connor les saludó. Ellos le devolvieron el saludo y volvieron a lo suyo.
-Gracias, no soy muy buena haciendo amistades. Estoy super nerviosa por si no consigo hacer amigos...
Él se levantó.
- Que bien que tengas a un amigo que conoce a mucha gente de aquí -me extendió la mano para ayudarme a levantarme, yo la acepté-. Te voy a presentar a Pam y a Finneas. Estoy seguro de que os caeréis bien.
Me cogió la mano y me guió entre la multitud, cada vez había más gente. Vi el reloj, quince minutos para que empezará la clase. Me pareció amable Connor, pero la idea de hablar con más gente me volvió a poner nerviosa. Tenía la autoestima tan baja que siempre pensé que nadie querría ser mi amigo por mi físico y por mi manera de ser.
La psicóloga me ayudó a sentirme a gusto conmigo misma y empecé a creer que mis anteriores compañeros de clase no me conocían ni querían hacerlo por eso no querían hablar conmigo. Dejé de pensar que yo no merecía hablar con ellos porque eran "superiores" a decirme que ellos no merecían hablarme porque eran mentalmente inferiores a mi.
Pero mis inseguridades volvieron y empecé a caminar más lento hasta que me quedé quieta. Connor se giró y me examinó como si fuera un extraterrestre.
-¿Qué te pasa?
-Yo...no... Yo no... puedo.
-¿Qué?- cambió su expresión como si entendiera- Sé que estás nerviosa porque vas a tener que hablar con gente que no conoces. Pero así es como haces amigos. Creeme este sitio sin amigos es horroroso y aburrido -me cogió de los hombros e inclinó un poco su cabeza hacía la mia-. Al principio estuve igual que tú, asustado y solo, pero empecé a hablar con mis compañeros y ahora tengo buenos amigos. Me encantaría ayudarte en eso, porqué se como te sientes, pero solo lo podré hacer si me lo permites. Si no quieres puedes enviarme a la mierda -se separó de mi e hizo gestos de telenovela-. Este chico tan extraño y atractivo me está secuestrando. Me obliga a conocer a sus amigos y ni siquiera me conoce.
Emití una risa tonta.
-Lo siento. Sí, la situación es extraña, pero te has preocupado por mí y eso tengo que agradecértelo. Así que sí, preséntame a tus amigos.
Él me dedicó una sonrisa cálida que me transmitió serenidad.
-Si en algún momento no te sientes cómoda dímelo y nos iremos, ¿vale?
Asentí y nos volvimos a dar la mano. Por el camino un grupo de chicas le saludaron y dos chicos se acercaron a hablar con él. Después de despedirse de ellos fuimos hacía unos bancos que estaban cerca de la entrada. Allí habían tres chicas y dos chicos.
-¡Hola chicos! ¿Cómo han ido las vacaciones?
-¡Fenomenal hermano! Este verano he pillado unas olas que flipas...- el chico rubio se percato de mi presencia y me examinó- ¿Qué nos ha traído el mar? -esbozo una sonrisa cuando terminó de analizarme-. ¿Y usted señorita es...?
Sus ojos eran azules como el mar y en los cuales te podrías perder. ¡Qué hermosos! Tenía un rostro muy definido y estaba más que demostrado que hacía mucho deporte. Me pusé muy nerviosa al darme cuenta de que ese chico que era muuuy atractivo me estaba hablando a mí. ¡A mí!
-Emmm- tragué saliva y esbocé una sonrisa- Erica, Erica Ferguson- le extendí la mano derecha, porque Connor aún me estaba sosteniendo la izquierda-.
-Es nueva, por eso he pensado que debía de presentarle a alguien y ¿quién mejor que ustedes?
Cuando Connor terminó de decir eso una chica de tez morena se rió mientras negaba con la cabeza. Devolví mi atención al chico rubio que tenía delante.
-Ya decía yo, si alguna vez hubiera visto una sirena tan hermosa como tú no lo olvidaría- me estrechó la mano mientras que manteníamos el contacto visual. No podía dejar de mirar esos ojos tan bonitos-. Encantado de conocerte Erica, mi nombre es Arcángel- separó su mano de la mía y emitió una pequeña risa-. Lo sé, un nombre poco común, por eso mis amigos me llaman Rex. ¿Bonito apodo no?
-Sí...- intenté pensar que más podría decir- es amigable.
- ¡Por fin alguien lo dice! - miró a todos los demás-. Llevó con estos tarados seis años y ninguno me ha dicho que le gusta mi apodo. ¿Sabes? Solo me lo pueden decir mis mejores amigos- se acercó a mi oreja y me susurró-, tú también puedes llamarme así.
Repentinamente se separó de mí. En ese instante sonó el timbre. Connor me miró triste.
-Siento que no te diera tiempo a conocer al resto. A Rex le gusta ser siempre el prota.
- ¡Eh!- protestó él-.
Cuando todos se estaban yendo, Connor se dirigió hacía una de las chicas que estaban en el grupo. Ella tenía la tez morena y era hermosa.
-¡Pam espera!
-Connor, tengo un poco de prisa...
-¿Podrías acompañar a Erica?
-¡Oh! Claro -me miró y me preguntó-, ¿te toca literatura?
-Sí -me giré y le dije a Connor-. Gracias, ¿nos vemos luego?
Él asintió y, al fin, nos soltamos las manos. Entonces me fui con la chica.
-Perdona, pero no sé tu nombre...
-Pamela -me sonrió mientras nos dirigíamos a nuestra primera clase-. Tú eres Emma ¿cierto?
Emití una breve risa y negué con la cabeza.
-Erica.
-¡Joder! De verdad lo siento, soy malísima con los nombres.
-Tranquila.
Mientras pasábamos por uno de los pasillos me pareció oír el sonido que emite una cámara al hacer una foto. Alguien se habría hecho algún selfie...
¿...o no?
-------------------------------------------------------
IMAGEN: Erica Ferguson.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro