Terminaba de dar las últimas pinceladas, Levi veía satisfecho su trabajo.

Tomando su taza de té se dirigió hasta la ventana, abriendola salio al balcón, cerró sus ojos ante la fresca brisa cuando algo llamo su atención.

Del otro lado de la acera un lindo ser bajaba de un auto, sus largas piernas torneadas y bronceadas lo hicieron pasar saliva, esa cadera ancha y diminuta cintura hicieron que se mordiera el labio y su rostro, su lindo rostro lo hizo creer que los ángeles existían.

Se vio forzado a entrar cuando el teléfono sono, juraba matar a quien lo interrumpía en ese momento.

Levi: Iré de inmediato.

Levi dio un último vistazo hacia el chico, con un suspiro tomó su chaqueta para salir.