Día 29: Haciendo algo dulce.
Adrien últimamente estaba de lo más sensible, cada que veían una pelicula o escuchaban una canción romántica, el comenzaba a llorar sin razón alguna, incluso estaba de lo más cariñoso con su esposa, cosa que no era extraña pero aún así, de no ser porque era hombre la joven diría que estaba en sus días.
-Ya llegué, My lady.-
-Bienvenido, gatito.- saludo la joven mientras salía de la cocina.
El rubio por su parte, fue a su encuentro para abrazarla como si no hubiera un mañana.
-¿Estas bien?- parpadeo confundida.
Él asintió.
-Sólo quería estar así contigo.-
Ella sonrió para luego besar su frente.
-Cenemos de una vez y vayamos a dormir ¿si?-
El rubio se separó de ella para así ambis encaminarse al comedor.
[...]
Una vez ya en su habitación, la azabache estaba sentada de rodillas en la cama mientras terminaba de cepillar su cabello, en eso su marido se acostó sobre sus rodillas, tomando la posición de un gato, provocado así una risita en la joven.
-¿Qué haces?-
-¿Recostarme?- sonrió.
Ella negó divertida para luego acariciar sus cabellos, provocando que el joven... ¿Ronroneara?
-¿Estás ronroneando?- preguntó ante lo obvio.
-¿Puede ser?- el rubio le guiño un ojo mientras se acurrucaba.
-Nunca cambiaras...- sonrió. -Y eso me gusta.-
Adrien sonrió ante aquello para luego abrazarse a la joven.
No sabía que le pasaba pero sin duda... Era algo bueno.
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