Era sábado por la noche y la joven azabache se encontraba haciendo algunos diseños muy peculiares.

-¿Mari?- el rubio entró a la habitación. -¿Qué haces? Pensé que mi padre no te había pedido nada nuevo.-

Ella negó mientras terminaba ambos ropajes y se acercaba a él.

-Lo que pasa es que... Se me ocurrio hacer algo contigo, sonará ridículo pero... Posiblemente te guste.-

-¿De que se trata?- preguntó desconfiado ante ma mirada de su amada.

-Adivina.- se hizo a un lado dejando a la vista un conjunto parecido al que él solía usar, pero más pequeño, y otro parecido al que ella usaba, pero más grande.

-¿Es enserio?- soltó una fuerte carjada al imaginarse lo que ella quería. -A mi no me sienta en absoluto el color rosa.-

-¡Oh vamos! Sólo hoy ¿si?-

Él suspiró para después asentir, esperaba no arreoentirse de eso.

[...]

Carcajadas por parte de la menor era lo que se escuchaba en la habitación.

-¡N-No te rias!- exclamó un sonrojado rubio.

-P-Perdona pero... Tenías razón, el rosa definitivamente no es tu color.- volvió a reir.

-Y-Ya sé.- bufo mientras la miraba. -Sin embargo a ti te queda genial.-

Ella sonrió para después acercarse a el y darle un beso en la mejilla.

-Gracias por darme ese gusto.- le guiño el ojo.

-Lo que sea para My Lady.- sonrio.

Últimamente a Marinette se le daba por hacer cosas que ella no haría usualmente, pero si era para hacerla feliz, haría lo que sea necesario para lograrlo.