Era navidad y después de la cena con sus familiares y amigos, Marinette decidió regresar a su departamento para así descansar, ya era bastante tarde y ella se encontraba agotada.

-Necesito dormir, Tikki ¿podrías...?- no terminó de formular aquella pregunta, pues quedo totalmente sorprendida al ver un camino de rosas que guiaba directo a su balcón, del cuál se podía ver luz, la cual provenía de velas. -¿Qué es esto?- parpadeo a la vez que caminaba rumbo a la ventana para después abrirla y salir.

-Buenas noches, princesa.

La azabache volteó rápidamente encontrándose con Chat Noir, quién sw encontraba recargado contra el barandal.

-¿Chat? ¿Qué haces aquí? No tiene mucho que me dejaste afuera de...-

-Lo sé, My lady, pero esto no es algo que hice sólo... Tengo mucho que agradecerle a Queen Bee.- le guiño un ojo.

-¿Chloé? ¿Porqué ella...?-

-Mari... Haces muchas preguntas- soltó una leve risa mientras se acercaba a ella y la tomaba de las manos.

-Sólo una pregunta más...- sonrió levemente. -¿Qué haces aquí y porque hiciste todo esto?-

-Esas fueron dos preguntas... A las cuales contestare con algo muy simple.- al decir eso se arrodillo frente a ella sin soltarla de las manos.

-¿A-Adrien?-

El rubio posó sus esmeraldas en los zafiros de ella, tratando de no perder el contacto visual en ningún momento.

-Durante estos cinco años que llevamos juntos, pasamos por bastantes momentos buenos y malos, pero a pesar de todo, aquello nunca nos detuvo, siempre fuimos un equipo imparable y lo seguiremos siendo.- le guiño un ojo. -Tu me enseñaste muchas cosas, princesa, fuiste mi primer amiga y eso jamás lo voy a olvidar... También me enseñaste muchas cosas, siempre me tuviste paciencia, creeme que eso te lo voy a agradecer mucho, no cualquiera es capaz de soportar a este gato por tanto tiempo.- soltó una leve risa que le fue contagiada a su acompañante. -Por esto y mucho más, hoy estoy arrodillado frente a ti para hacerte una pregunta que podría ser el inició de una nueva aventura juntos.- la soltó un momento para sacar una rosa, la cual había atorado en su cinturón, para luego colocarla frente a ella a modo de que dejara a la vista un anillo, el cual poseía un diamante color verde y rojo. -Marinette Dupain-Cheng... ¿Quieres casarte conmigo?-

Aquella pregunta la tomó por sorpresa, no sabía que hacer ni como actuar, por lo que sin darse cuenta había comenzado a llorar alarmando así al héroe.

-¿Princesa? ¡Perdón si me apresure! ¡Yo sólo...!-

La azabache se lanzó sobre él provocando que ambos cayeran en el suelo.

-Si...- lo miró nuevamente a los ojos. -Claro que quiero casarme contigo, Adrien...- sonrió.

El de ojos verdes rápidamente le colocó el anillo y sin pensarlo dos veces la besó, sellando así su compromiso.

El matrimonio sería una nueva misión para ambos, una que que sin pensarlo dos veces, aceptarían.