Como era costumbre, Adrien y Marinette algunas veces se quedaban en el departamento del otro, querían experimentar como sería el vivir juntos, por lo cual hacían de todo por conocerse más a profundidad.

-Buenos días bichito.- sonrió el rubio a su pareja, quien se encontraba aún medio dormida.

-Buenos días gatito.- bostezo haciendo notar su cansancio, ya que la noche anterior se durmio muy tarde con tal de terminar trabajo pendiente y ese día dedicarselo a su novio.

-Iré a hacer el desayuno.- suspiró el rubio para después levantarse.

-Tu, Adrien Agreste... ¿Cocinando?- sonrió burlona. -Eso tengo que verlo.- sin más se levanto para ir con él a la cocina.

-¿No me crees capaz de hacer algo decente?- alzó una ceja.

Ella fingió pensar para luego negar.

-Por eso estoy aquí, para que no termines incendiando tu departamento.- sonrió sarcástica par después ir a sacar algunos utensilios que ocuparían para hacer su desayuno.

-Eso me dolió My Lady.- se llevo la mano al pecho para dramatizar la situación.

-Hay, por favor, no te pongas dramático.- habló lo más seria que pudo, sin embargo poco despues término carcajeandose. -Ya, si confío en tus capacidades, pero quiero ayudarte ¿si?-

El joven asintió sonriente, comenzando así a preparar su desayuno.

Estaba comenzando a plantearse la idea de vivir juntos permanentemente.