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Día 13: Comiendo helado.

Marinette estaba cansada de siempre tener que realizar la misma rutina y que en ella no estuviera incluido ver a su pareja, por lo que había decidido, ahora que no tenía tarea ni trabajo que hacer, ir al departamento de él.

-¿Marinette?- parpadeo asombrado el rubio una vez abrió la puerta.

-La misma.- sonrio para después acercarse y darle un leve beso en los labios. -¿Estás ocupado?-

Él negó.

-Estaba durmiendo un poco.- se rasco la nuca apenado. -¿Pasó algo? ¿Un akuma?- pregunto lo último en un susurro.

-No, gatito, sólo venía para invitarte a tomar un helado.-

El de ojos verdes la miró detenidamente, ella no solía invitarlo a salir, era aún muy tímida para llegar tan lejos.

-No me mires así, sólo quiero pasar un poco de tiempo contigo.- se cruzó de brazos haciendo a la vez un puchero.

Adrien sonrió enternecido para después entrar a su departamento y poco después salir ya arreglado.

-Voy donde tu vayas My Lady. - le guiño el ojo a la vez que cerraba la puerta de su departamento y tomaba la mano de su novia.

[...]

Los dos enamorados iban de la mano por el parque, disfrutando de la compañía del otro.

-¡Pero si son Adrien y la pequeña Marinette!- exclamó una voz ya conocida para ellos.

-¡André! No pensamos encontrarte aquí.- sonrió la azabache al ya reconocido heladero del amor.

-Lo mismo digo preciosa, vengan, André les tiene un regalo.-

Los jovenes se acercaron a donde estaba el hombre.

-Para la bella dama, vainilla como sus cabellos, pistache como sus ojos y melocotón como aus labios.- sonrió el mayor para hacerle entrega del postre a la azabache.

-Gracias...- correspondió la sonrisa.

-Ahora para el joven... Mora como su cabello, arándano como sus ojos azul celeste y fresa como sus labios.- le guiño el ojo para después darle el helado.

-No podrías estar más atinado André.- sonrió a la vez que pasaba un brazo por los hombros de su pareja.

-No me digan que ustedes dos...- ambos se miraron para después asentir. -¡Pero que maravilla! ¡André nunca se equivoca! ¡Disfruten de su amor tanto como de esos helados!-

-En verdad te lo agradecemos, nos vemos después.-

El heladero asintió para después sonreir.

La pareja siguió abrazada hasta llegar a una banca y sentarse a comer el helado que les habia preparado a cada uno.

-Ahora entiemdo.- suspiró el joven.

-¿Qué?-

-Hace algunos años... André me hizo un helado similar hace algunos años... Por fin puedo entender que la persona que me describía... Eras y siempre fuiste tú, Marinette.-

La azabache parpadeo asombrada para después reír y mirar su postre.

-André también me hizo un helado parecido a este hace algunos años... Y como tu, hoy me doy cuanta de que a quién me describió en ese entonces es a ti.- levantó la mirada dando a notar su leve sonrojo.

Adrien sonrió para acercarse y besar levemente sus labios.

Estaban comenzando a creer que la leyenda del hilo rojo era totalmente cierta.

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